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Situación y accesos
Este pequeño pueblo vallisoletano se encuentra situado en la N601, a tan sólo 7 km. de Olmedo. Para llegar desde Madrid hay que coger la A6 hasta el desvío a Valladolid (N601) y seguir “to p’alante” hasta llegar al desvío de Almenara. No preocuparos que está muy bien señalizado con un letrero de “museo”. 140 km., aproximadamente hora y cuarto.
Esta es una excursión que podemos hacer perfectamente en un solo día y completarlo con una visita al cercano pueblo de Olmedo (7 km. por la N601) o Arévalo que está en la A6 y podemos comer un riquísimo cochinillo o cordero en el Mesón las Cubas.
Dirección: Calle de los Figones, 11, 05200 Arévalo, Ávila
Teléfono:920 30 01 25
Horarios y tarifas
www.museodelasvillasromanas.com
www.provinciadevalladolid.com
983626036
Horario de verano de 10,30 a 14,00 y 16,30 a 20,00 (abril a septiembre)
Horario de invierno de 10,30 a 14,00 y de 16,00 a 18,00
Cerrado lunes excepto festivos y cierra 24,25 y 31 de diciembre y todo el mes de enero.
Tarifa normal 3 euros.
Qué ver
Este museo ofrece tres espacios claramente delimitados: el museo, la reconstrucción de una casa ideal a escala real y los restos arqueológicos.
Hay que tener en cuenta que lo que vamos a visitar no es la vivienda típica romana, sino una casa de campo apropiada para dar cobijo a una extensa familia que cultivaba la tierra y tenía una gran cantidad de personas a su servicio: esclavos, esclavos de confianza, libertos, colonos, etc. Esta vivienda no está preparada para la relación social sino para el trabajo. Además la época en que se levantó fue la de la decadencia del imperio, años turbulentos en los que la seguridad dependía de uno mismo y de la fuerza que se tuviera.
Voy a exponer las visitas según el orden en que creo que es mejor realizarlas para una mejor comprensión de todo el conjunto.
Museo
Estamos ante un espacio con contenidos principalmente teóricos, con muy pocos restos arqueológicos originales, pero con algunas reproducciones. Mediante paneles informativos podemos comprender como se molía el trigo y se hacía el pan, la vendimia, la construcción, la vivienda, el templo, etc.
Con una estupenda maqueta a escala de cómo sería la casa de campo que allí veremos, realmente impresionante, muy buena.
Casa reconstruida
Es una recreación a tamaño real de una casa de campo de gente rica. Nos podemos hacer una idea de las alturas de los techos, los tamaños de las habitaciones, las pinturas que iluminaban las paredes, la distribución de la vivienda, los muebles y utensilios usados, cómo eran unas termas y qué se hacía en ellas. Un poco como era la vida diaria en una casa romana en la época de la decadencia del imperio.
Portería
Este era el reino del portero, normalmente un esclavo de la máxima confianza pues era el encargado de abrir las puertas a quien era bien recibió y negar la entrada a los desconocidos o no deseados. También era quien abría la puerta a los habitantes de la casa y, por tanto, era el vigilante de la hacienda.
En esta estancia hay una fuerte puerta de madera que da a la calle y un hueco cerrado con cortina que daba acceso a la vivienda.
Sala hipóstila
Se trata de un patio porticado y con columna (de aquí el nombre) que sirve como distribución a las diferentes estancias de la vivienda. Normalmente las casas de campo disponían de varios de estos patios pues se buscaba la intimidad y las habitaciones privadas nunca daban a un patio al que se accedía directamente desde la calle. A este primer patio darían las habitaciones de uso social: despacho, triclinium de uso social, sala de audiencias, etc. Y habría una puerta de acceso a la parte privada de la casa, que tendría tantos patios como fuesen necesarios teniendo en cuenta el tamaño de la vivienda.
Dormitorio femenino
Aunque en esta recreación lo primero que encontramos es un dormitorio esto nunca sucedía en las casas romanas, por intimidad y por seguridad y mucho menos un dormitorio femenino, pero sirve para dar una idea de cómo sería un dormitorio normal en una casa.
Los dormitorios no eran una habitación única, sino que disponían de al menos dos espacios, una sala de estar y un cubículum (alcoba). Este era un espacio absolutamente privado, el reino de cada uno en la casa y, por eso se necesitaban varias estancias, normalmente dos pero en algunos casos podía haber más estancias, tocador, sala para el esclavo de confianza, etc. El cubiculum era de pequeñas dimensiones, lo justo para albergar la cama y tal vez un arcón o mesilla.
En esta reproducción se han puesto algunos muebles y utensilios propios de la época. Normalmente las casas romanas no tenían muchos muebles, solo los necesarios y de calidad, mesa y silla, estantes, arca para la ropa y frascos, tarros, espejos en el caso femenino y libros, rollos, estilos y otros parecidos en el caso de los hombres.
Triclinium
Era el espacio apropiado para comer y las reuniones sociales. En una gran casa como esta debería haber varios “comedores”, el usado por la familia a diario y el usado para las reuniones sociales. En este lugar se reunía el “pater familis” con sus amigos y deudos para comer y conversar, todo a la vez.
La disposición de la sala siempre era la misma, tres triclinium colocados en forma de “U” y con una mesa con alimentos en el centro. El triclinium es un mueble tipo canapé para inclinarse sobre la comida el “tri” viene de tres, es decir podían colocarse hasta tres personas en cada uno de ellos, con el anfitrión en el centro y los invitados a cada lado, por estricto orden de importancia. La forma de reclinarse era atravesado, poniendo el cuerpo en el canapé y las piernas al aire y los brazos también al aire para poder coger la comida.
La razón para esta disposición es que en círculos cerrados se forman “corrillos” para conversar y de esta forma se promueve una conversación entre todos los participantes, siempre en número múltiple de tres. Cuando había un número superior se organizaban otros grupos bien en la misma sala, bien en otras, dependiendo del tamaño de la sala y el número de comensales.
Antes de comer, los esclavos procedían al lavatorio de las manos y los pies de los comensales.
Los alimentos se servían cortados en bocados de un tamaño suficiente para ser ingeridos sin necesidad de cortarse. El único cubierto que se necesitaba era la cuchara. Una comida normal podía constar de 2 a 7 platos diferentes de los cuales se comía un poco de cada uno. Cuando se trataba de un banquete podían llegar hasta a 30 platos diferentes por lo que era imprescindible provocarse el vómito para poder terminarlo. En los banquetes lo importante era la conversación y la comida solo una excusa, pero era imprescindible comer, lo contrarío sería considerado un insulto.
La decoración de este comedor social solía ser de las mejores de la casa.
El ajuar consistía en vajilla de “terra sigilata”, tierra cocida de gran calidad con el sello del artesano que la fabricó (“sigilata”=sellada). Pocos eran los artesanos que recibían el permiso para firmar su obra y esto indica la alta calidad de la mismas, vamos algo así como un Luis Buiton de hoy en día. Solo los más ricos podían permitirse este tipo de vajilla.
Sala de recibir
Bueno, aquí est
amos en la sala más importante en una casa romana de alta alcurnia. El pater familis era la cabeza de un numeroso grupo de clientes, formado por los libertos y aquellos que debían favores al pater o que esperaban recibirlos. Cuando más importante y poderoso era el “pater” mayor era su número. Así mismo, el cabeza de la familia también era deudo de otros, todo un entramado de deudas y favores, lo que aquí se conoce como “caciquismo” y que en su expresión más extrema conocemos como “mafia”.
En este salón el pater familis recibía a sus clientes a diario para otorgar favores o recoger la recompensa por los ya ejercidos, también a sus colonos y a los capataces de la hacienda para la organización diaria de los trabajos. En esta recreación se ha situado esta sala justo enfrente de la puerta de acceso de la casa para hacer notar que muchos de estos trabajadores de menor importancia ni tan siquiera tenían que entrar a la vivienda pues podían saludar desde la puerta y solo entraban si se les requería. Eran muchas las horas que el cabeza de familia empleaba en esta labor.
En esta sala había cierto mobiliario de alta calidad y la decoración más espectacular de la casa, incluso podía tener mayor altura que el resto y solía haber un escriba para tomar nota de los acuerdos y tratos a los que se llegase. El ciudadano romano sabía leer y escribir gracias a la educación infantil obligatoria pero solían tener a su servicio un escriba de confianza.
Normalmente se escribía en tablillas de madera cubiertas con cera y con el estilo se grababan las letras sobre estas tablillas. Así podían reutilizarse en caso necesario y por eso no se han conservado demasiadas, aparte de que la madera se descompone con facilidad.
Los documentos importantes se escribían sobre papel y las escrituras y testamentos se guardaban en el Templo de Vesta.
Las Termas
Esta habitación era imprescindible para los romanos, eran escrupulosamente limpios y solían acudir a diario a ellas si se lo podían permitir. Las usaban todos los miembros de la familia, incluidas las mujeres y los niños.
Las termas se componían de diversas habitaciones: una sala para desnudarse y guardar la ropa con estantes y toallas, las tres famosas piscinas, frigudarium, templarium y caldarium que tenían la finalidad de abrir los poros poco a poco y ablandar las células muertas, sala de masajes, gimnasio y letrinas.
Aunque pueda parecer exageración era muy importante el masaje pues en este acto se extendía aceite sobre el cuerpo que era luego retirado con el rascador que se usaba para retirar el aceite y con él la suciedad y las células muertas. Se usaban jabones obtenidos de plantas así como aceites aromáticos y se conocían las propiedades de las plantas.
En esta recreación se han colocado las letrinas en las termas ya que el agua caliente relaja el cuerpo y con él todas las funciones naturales por lo que esta sala era necesaria.
Zona de esclavos
Por último en esta recreación se ha reservado un espacio para uso de los esclavos. Estos solían tener diversas categorías dentro de la vivienda, estando reservada la entrada a la zona de la familia exclusivamente a los esclavos de confianza pero, aun así y todo, estos procuraban acceder cuando era indispensable para preservar la intimidad. En la zona de los esclavos estaba la despensa en donde se guardaban los alimentos que podían consumirse en una quincena, una sala para acondicionar los alimentos antes de llevarlos a la mesa, otra para comer y estar los esclavos y los cubículos para dormir estos últimos, normalmente solían compartir cama y éstas eran muy estrechas.
Normalmente las cocinas se ubicaban en un edificio separado para evitar que si originaba un fuego éste pudiera afectar a la vivienda. Además en una casa de estas características tenía que haber otras dependencias anexas, como cubículos para los esclavos del campo, almacenes, bodegas, establos, etc.
Por último señalar que la vivienda solía tener dos plantas, estando la planta superior reservada para los hijos y sus familias y con una decoración muy inferior a las salas de la planta baja.
Los restos arqueológicos
Los restos encontrados corresponden a una gran mansión con muchas habitaciones vertebradas alrededor de varios patios interiores con termas muy amplias, zona de almacenamiento y habitaciones para los siervos. Apenas se conservan 20 cm. de altura de los muros, aunque hay algunas zonas que conservan algo más de altura en las que se puede apreciar restos de la pintura original y los suelos de mosaico, la mayor parte con figuras geométricas pero también algún otro más elaborado.
En el plano vemos la distribución de la casa, mucho más apropiada para la función a realizar, con la entrada general de la casa en el punto 10 que da acceso a un primer patio sobre el que se encuentra el gran salón de recibir y un enorme comedor social (ábside redondo) y también da acceso por una pequeña puerta a la zona de los esclavos y frente al gran salón (ábside pentagonal)una sala intermedia que da acceso a un segundo patio de mayor tamaño y que sirve de distribución a la parte privada de la vivienda.
La visita se organiza sobre unos pasillos de tramex elevados sobre los restos que nos permiten ver todo el conjunto y cuenta con carteles explicativos en diferentes puntos.
Muy curiosa es la sala triabsidial que se encuentra situada junto a las termas y que bien pudiera haber servido como templo. Las termas son enormes, habiendo restos de otras termas de menor tamaño que debieron quedarse pequeñas para el uso de la casa.
A lo largo del recorrido podemos ver como se realizaba la calefacción general de la casa, por medio de conductos de ladrillo que recorrían las habitaciones a calentar y por la que circulaba el aire caliente producido por la quema de madera en los hornos, así como de las conducciones de agua.
Afortunadamente se han conservado muchos de los mosaicos de la vivienda, casi todos con figuras geométricas, pero de gran belleza
Y una vez terminada la visita podemos acabar el día en Olmedo, visitar la villa que es muy bonita y tiene mucho que ofrecer y aprovechar para comer en ella. También podemos regresar hacia Madrid pero tomando la A6 y parar en Arévalo y comer un buen asado en el Mesón las Cubas, en este caso mejor reservar por si acaso.
Dirección: Calle de los Figones, 11, 05200 Arévalo, Ávila
Teléfono:920 30 01 25
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