Comienza nuestro safari, previo paso por las oficinas para zanjar los pagos y por el super para comprar algo de comida hipervitaminada (llámale risquetos, kitkat, magdalenas, chocolate y patatas fritas) para el resto de días.
La furgoneta la conduce Opain. Le acompaña Jakob (el cocinero y RRPP) y detrás vamos, además de nosotros, un par de checos con pinta de militares o mercenarios (incluyendo ropa de camuflaje, machetes y cervezas) y la pareja de uno de ellos (que es de origen keniata aunque vaya vestida de princesita con tacones).
En una de las paradas cada ocupante de la furgo va bajando en dirección al lavabo. Oh, oh... yo no puedo salir. Ayuda, estoy atascado! Vale, descojono general. He tenido a bien ser el único en abrocharme un cinturón de seguridad que amarra de narices pero que no desamarra ni patrás.
Tras unas 4h de viaje adentrándonos en el valle del Rift llegamos al “hotel” (Manyatta camp), donde nos reciben unos masais que nos acompañan a las tiendas/habitaciones. El rinconcito es muy chulo: el interior es de casa normal (con sus camicas y tó) pero las paredes son de lona (excepto el tabique del baño, incluido dentro de la “tienda”). De lujo y… bendita temporada baja! Solos otra vez. Enseguida nos lanzamos a por la comida (tipo buffet, bien) con ganas de salir pitando hacia el safari.
Nuestro primer safari es de tarde y lloviznando. Aun así, subimos la capota y empezamos a ver pequeños grupos de comehierbas.
- Nosotros: Una cebra, una cebra!!! Qué bonita! Mira qué rayitas! Es como un pony, ohhh… Una gacela! Qué mona! Un búfalo!!! Guau, vaya cuernacos!
- Opain: Es uno de “los cinco grandes*”. Es uno de los animales más peligrosos; nos atacaría si nos acercáramos.
- Nosotros: Ohhh.
- Opain: One topi!.
- Nosotros: One qué? Ahhh, un topi, un topi!!! Qué chulo, qué manchas, ohhh...
Y así sucesivamente.
Vamos avanzando un poco por el parque hasta que en un momentito nos ponemos delante de una leona con sus peques y la comida en la mesa (un ñu). Este espectáculo tiene un share de 10 furgonetas. Aun así, es un deleite*! La tropa danza a su rollo, se acercan a la presa, se alejan, se sientan, se mueven… Lo más gracioso es vernos al público cómo nos movemos con ellos.
Después nos acercamos a un árbol donde hay muchas furgonetas. Qué estarán mirando; nosotros no vemos nada… Hasta que nos indican que en lo alto del árbol hay una gacela abierta en canal… Coño! En los arbustos está el dueño escondidito... Cabe explicar que los leopardos son excelentes trepadores y que en ocasiones suben sus presas a los árboles para que otros depredadores no se las quiten. Para muestra un botón.
Seguimos dando vueltas y vemos a la mayoría de comehierbas que son muy tranquilotes y no se esconden: Gacelas, topis, impalas, cebras, ñus, búfalos, jirafas, elefantes… Muuuy chulo. Contentos!
De nuevo en el campamento, uno de los checos militar/mercenario hace trueque con un masai: mira qué machete más chulo te doy si me pasas tú esa lanza...
Ducha y cena. A destacar que por la noche hace “fresquito” (con polar y cortavientos nada menos). Los masais hacen una hoguera que le da un aire al sitio que no hace más que recordarnos la suerte que tenemos por estar ahí en ese momento. A la cama con una sonrisa.
*“Los cinco grandes” es como llaman en Kenia al grupo compuesto por: búfalos, elefantes, rinocerontes, leones y leopardos.
*Deleite (ummm, qué deleite): lo que dice una gallega en un bukake. (CHISTE).









