Itinerario del día:
A: Grand Canyon South Rim
B: Page (Antelope Canyon, Horseshoe Bend)
C: Monument Valley
D: Mexican Hat
Por segunda jornada consecutiva nos levantamos antes de la salida del sol. A eso de las 4 ya estábamos duchándonos y recogiendo todo el equipaje. Salimos antes de las 5 para ver amanecer desde el rim, a escasos metros de la puerta del hotel. Y del mismo modo que el día anterior, una estrecha franja sin nubes justo encima de la línea del horizonte permitió que durante unos minutos el espectáculo visual mereciese la pena.
Tema musical: "God if I saw her now" (ANTHONY PHILLIPS)
Cargamos el coche con las maletas y llenamos la nevera con todo lo necesario para el largo trayecto que teníamos por delante. A las 6 hicimos el check out y comenzamos nuestra ruta a través de la Desert View Drive.
Y, como era de prever, no podíamos abandonar el Village sin despedirnos de los madrugadores ciervos que tan bien se llevaban con la cámara de María.
Hicimos una primera parada, muy breve, en un mirador sin nombre -al menos que nosotros sepamos- situado al lado mismo de la carretera, a escasas millas al este de Yaki Point. Ahí ya nos dimos cuenta de que de nuevo el factor meteorológico iba a estar en nuestra contra, ya que la mañana se presentaba otra vez desapacible, con el cielo completamente cubierto y temperatura mucho más fresca que en los días precedentes. Al igual que la tarde anterior, el aspecto general del cañón era desangelado y triste.
La situación continuó invariable a lo largo de la Desert View Drive. Ni en Grandview Point ni en Moran Point, los dos siguientes miradores a los que nos acercamos, pudimos disfrutar del Grand Canyon como a nosotros nos hubiese gustado. Una verdadera lástima.
Tema musical: "Intelligence Quotient" (IQ)
Tema musical: "Flower in asphalt" (ROUSSEAU)
Lipan Point y Navajo Point nos los saltamos directamente. A esas alturas de la película nos sentíamos ya bastante desanimados con tanta oscuridad y en tales circunstancias las imágenes desde los sucesivos puntos panorámicos empezaban a resultarnos un tanto monótonas y repetitivas. Además, también tuvimos en cuenta el hecho de que ambos lugares se hallan muy próximos al último lugar destacable del parque, el Desert View, en el que sí estábamos interesados, ya que allí se encuentra la Watchtower de Mary Colter.
Las vistas desde el mirador nos parecieron francamente buenas, ya que la perspectiva del cañón es mucho más amplia y abierta que las anteriores y el río se observa con gran nitidez. La torre vigía permanecía cerrada a esas horas y sólo pudimos contemplarla desde fuera. Pero lo peor fue que se puso a llover y se levantó un viento desapacible que provocó que por primera vez sintiésemos frío de verdad. Yo calculo que estaríamos a unos 11 o 12 grados
Tema musical: "Lovers in the wind" (ROGER HODGSON)
En fin, que abandonamos el South Rim del Grand Canyon bastante decepcionados y con cierta frustración. Éste fue sin duda uno de los instantes de mayor bajón anímico en todo el viaje. Había leído en el foro muchísimos diarios con cientos y cientos de fotos en las que un Grand Canyon iluminado por el sol lucía espléndido bajo cielos absolutamente azules, y ahora, después de casi dos días enteros en este enclave mítico, nos tocaba marcharnos de él sin que, salvo algunos momentos puntuales, las nubes tormentosas nos hubiesen dado apenas respiro. Toda la buena suerte que habíamos tenido en Yosemite nos había faltado aquí. Por fortuna, en nuestro itinerario contemplábamos una segunda visita al Grand Canyon, -North Rim- un par de días antes de regresar a Las Vegas. Y teníamos la esperanza de que para entonces el tiempo hubiese mejorado algo.
Conforme nos acercábamos a Cameron, la orografía se iba suavizando de forma paulatina y poco a poco el paisaje boscoso del borde sur del cañón se fue transformando en otro bien distinto, mucho más árido y desértico. Las nubes y la llovizna no dejaron de acompañarnos durante todo este trayecto de entrada al territorio navajo.
Tema musical: "Further away" (IQ)
La ruta lógica entre el Grand Canyon y Page, la 89, llevaba meses cortada a causa de un desprendimiento, y la alternativa 89T aún no se había abierto al tráfico, por lo tanto no quedaba más remedio que dar un importante rodeo por la 160 y luego por la 98 hasta Page. Pero algunos compañeros del foro habían comentado que existía la posibilidad de utilizar un pequeño atajo entre Tonalea y Kaibeto, la Indian Route 21, que permitía ahorrarse unos cuantos kilómetros y sólo ofrecía el inconveniente de un pequeño tramo de apenas media milla sin asfaltar. Así que hacia allá nos fuimos.
En Tonalea nos detuvimos en una gasolinera regentada por navajos, donde nos tomamos un café -inusualmente bueno- y unos bollos. El atajo hasta Kaibeto no nos supuso ningún contratiempo, porque los 800 metros de firme en mal estado se hacían sin mayores problemas yendo despacio.
La mañana comenzó a clarear y, a medida que nos aproximábamos a Page, las nubes fueron dando paso a un cielo cada vez más azul que nos supo a gloria, considerando todas las inclemencias que habíamos dejado atrás. Durante los días en los que nos movimos por esta zona, siempre tuvimos la impresión de que en las proximidades del Lake Powell la nubosidad disminuía de modo significativo con respecto a los alrededores.
Como íbamos con tiempo suficiente, al llegar a Page no nos detuvimos en el pueblo y continuamos hasta el lago. Teníamos reservada para el día posterior una excursión en barco hasta el Rainbow Bridge, un inmenso puente natural de piedra que durante muchos años estuvo considerado -erróneamente, por lo visto- como el más grande del mundo. Y fuimos, pues, a la Wahweap Marina con la intención de ver la ubicación exacta del muelle de embarque. Lo encontramos a la primera, y sin bajarnos siquiera del coche nos dirigimos a contemplar Lake Powell desde el mirador del monte aledaño, ubicado en el punto B del siguiente mapa (el punto A sería Page):
Tema musical: "Script for a jester's tear" (MARILLION)
Y ya casi a las 11 nos acercamos a las oficinas de Antelope Canyon Tours, situadas en el mismo centro de Page. Habíamos reservado la excursión al Upper Antelope Canyon para las 11:30, por lo que no se hizo necesario esperar demasiado tiempo: tras unos minutillos aguardando en la entrada y soportando el calor del mejor modo posible, nos fueron llamando por grupos y nos acomodaron a unos y otros en las aparatosas pick-ups para trasladarnos al cañón.
Había leído en el foro que el trayecto hasta allí suele convertirse en todo un deporte de riesgo, puesto que diferentes factores como la velocidad excesiva, las particulares suspensiones de las camionetas y el accidentado terreno arenoso se combinan para que los sufridos turistas vayan dando disparatados botes en la parte de atrás de los vehículos. Sin embargo, a nosotros nos debió de tocar la conductora más prudente de todo el territorio navajo porque, hombre, algún saltito sí que dimos, no lo voy a negar, pero en ningún momento la cosa se descontroló más de la cuenta.
Y qué decir del Antelope Canyon. A priori, las expectativas eran altísimas, y de hecho pensábamos que éste iba a ser sin duda uno de los puntos culminantes de todo el viaje. Pues bien, ahora podemos decir que no nos defraudó lo más mínimo. Además, tuvimos la gran suerte de que las escasas nubes que todavía quedaban en el cielo desapareciesen y el sol comenzase a brillar con fuerza justo en el instante en el que nuestro grupo se introducía en la grieta. Es decir, las condiciones ideales para poder disfrutar al máximo del lugar: a mediodía y sin nubosidad. La luz solar prácticamente vertical se colaba por los huecos del cañón proporcionándole ese colorido especial que habíamos conocido a través de tantas y tantas fotos publicadas en Internet. Una maravilla absoluta.
Eso sí, yendo en julio, hay que asumir que los embotellamientos indiscriminados y el mogollón puro y duro están casi garantizados, ¿eh? Por momentos, aquello se asemeja a una especie de romería, unos yendo, otros viniendo, algunos chocando… y sin apenas espacio para que los diferentes grupos consigan cruzarse con cierta holgura. Puede llegar a agobiar un poco, aunque la belleza del entorno es tan extrema que su contemplación compensa sobradamente todas esas estrecheces.
Una pena que nuestras cámaras -de discreta calidad- no se adaptasen demasiado bien a la penumbra del ambiente y que las imágenes obtenidas en las zonas más sombrías del lugar no salieran todo lo nítidas que a nosotros nos hubiese gustado.
Tema musical: "Tregenna afternoons" (ANTHONY PHILLIPS)
El tour por el Upper Antelope finalizó a eso de la una del mediodía, hora en la que nuestra guía-piloto particular nos dejó de nuevo en Page. Sin mucha dilación nos dirigimos al cercano Horseshoe Bend, uno de los más espectaculares meandros del Río Colorado.
Desde el aparcamiento en el que se deja el coche hasta el acantilado del final hay un sendero arenoso de algo más de media milla de longitud, con un primer tramo ascendente y otro posterior que desciende hasta el mismo “mirador”. El calor apretaba lo suyo, pero llevábamos bastante bebida y además, a mitad de camino nos encontramos con una diminuta construcción circular que nos vino de perlas para hacer un pequeño alto a la sombra, tanto a la ida como a la vuelta.
En cuanto al meandro en sí mismo, poco que añadir a lo que ya se ha comentado en tantos y tantos diarios: es un lugar hermoso e imprescindible... salvo que se padezca de vértigo, claro, en cuyo caso el lugar pasa a ser prescindible del todo.
Tema musical: "Petropolis" (STEVE HACKETT)
Una vez de regreso en nuestro vehículo, nos detuvimos en la primera gasolinera que vimos, con la intención de repostar y comernos unos deliciosos wraps picantes - cuánto los echamos de menos al volver a casa…-, tras lo cual pusimos rumbo a Monument Valley.
Nos cayó una pequeña tormenta en la zona próxima al desvío que lleva al Navajo National Monument, pero el resto de la tarde estuvo espléndida. Desde los alrededores de Kayenta el paisaje es sorprendente, y nos llamó mucho la atención el asombroso Agathla Peak (Pico el Capitán… ¡otro capitán!), una curiosa mole volcánica de casi 500 metros de altura.
Tema musical: "Ace of wands" (STEVE HACKETT)
La inconfundible silueta de Monument Valley fue apareciendo a lo lejos, y no tardamos en alcanzar la entrada del Tribal Park. Abonamos los preceptivos 5 $ por persona y llevamos el coche al parking del Visitor Center. En los privilegiados miradores próximos nos entretuvimos un buen rato paseando y gozando de las inolvidables vistas: Sentinel Mesa, West Mitten Butte, East Mitten Butte, Merrick Butte, Elephant Butte… allí estaban todas aquellas formaciones rocosas que John Ford elevó en su día a la categoría de legendarias. Qué lugar tan fantástico. Fue sin duda uno de los momentos más hipnóticos de todo el viaje.
Tema musical: "At the edge of this thought" (HAPPY THE MAN)
Queríamos hacer el recorrido por las pistas de tierra de Monument Valley, pero entre que se nos había hecho algo más tarde de lo previsto, que habíamos tenido que adelantar el reloj una hora al sobrepasar Kayenta y que nos apetecía muchísimo llegar a Muley Point para ver atardecer desde allí, decidimos finalmente renunciar al loop circular de dos o tres horas entre buttes y mesas. Lo teníamos prácticamente imposible para que no se nos hiciese de noche en el intento, y por lo tanto preferimos salir sin más demora hacia nuestro siguiente destino.
Realizamos nuestra primera incursión en el estado de Utah a través de la carretera entre Monument Valley y Mexican Hat. Una ruta muy escénica, como bien puede comprobarse en las siguientes imágenes:
Y además, este tramo de la 163 tiene el aliciente añadido de que Forrest Gump dejó de correr allí mismo Hicimos una pequeña parada en el arcén contrario, a escasos metros del "Forrest Point".
Pocas millas después llegamos a Mexican Hat, donde teníamos reservado el hotel para la noche inmediata (Mexican Hat Lodge). Pasamos la localidad de largo sin detenernos y vimos la simpática piedra que le da nombre al lugar.
Tema musical: "Riding the scree" (GENESIS)
Recién incorporados a la 261, nos dispusimos a subir la Moki Dugway, un tramo de carretera sin asfaltar que a lo largo de 3 millas asciende hasta la parte alta de la Cedar Mesa, una de las mesetas más extensas del sureste de Utah. La subida de gravilla no ofrece mayor dificultad, siempre y cuando se conduzca a una velocidad lo suficientemente reducida, por supuesto. Desde el mirador de arriba pudimos disfrutar con unas vistas estupendas del Valley of Gods, a la izquierda, y la llanura que se extiende hasta los meandros del río San Juan, en el parque estatal de Goosenecks, a la derecha.
Tema musical: "Entangled" (GENESIS)
Al terminar la Moki Dugway, justo en el mismo punto donde la vía vuelve a estar asfaltada, nos desviamos a la izquierda siguiendo las señalizaciones hacia el Muley Point.
La pista de acceso -por llamarla de alguna manera- resultó ser una especie de camino diabólico, de más de cinco millas, que presentaba unas condiciones poco menos que lamentables, al menos para un vehículo tipo compacto como el Hyundai Accent que habíamos alquilado. Los baches, socavones, piedras afiladas y demás obstáculos de diverso pelaje y condición parecían situados de forma estratégica para poner a prueba nuestro sistema nervioso. A mala idea, vaya. Sin embargo, varios todoterrenos nos adelantaron y no aparentaban tener mayores dificultades a la hora de superar algunos tramos que a nosotros se nos atragantaban hasta límites exasperantes. Incluso la siempre positiva María me llegó a pedir encarecidamente que durante el resto del viaje no nos volviésemos a meter en otro berenjenal de este calibre.
Tardamos muchísimo en completar las cinco millas. Yo diría que casi media hora. Pero al final todos los sinsabores del trayecto merecieron la pena, porque las vistas desde Muley Point son impresionantes. Los meandros del Río San Juan parecían estar a nuestros pies, y algo más a lo lejos se distinguían las formaciones de Monument Valley como si las estuviésemos contemplando desde un avión.
Una vez más nos quedó un cierto regusto amargo cuando comprobamos que la baja intensidad de la luz en la puesta de sol había vuelto a lastrar la calidad de nuestras fotos y tomas de vídeo. No consiguen reflejar ni de lejos todo lo que realmente se apreciaba desde allí.
Tema musical: "Take a pebble" (EMERSON, LAKE & PALMER)
El atardecer en Muley Point fue sin duda otro de los momentos inolvidables del viaje. Después de dedicarle un buen rato a aquel paisaje maravilloso, decidimos regresar a Mexican Hat. Afrontamos con resignación la tortura psicológica de las demenciales cinco millas y luego descendimos con cuidado la Moki Dugway. Como era de esperar, llegamos a nuestro hotel ya de anochecida. Hicimos un rápido check-in y ocupamos la habitación.
El alojamiento nos pareció encantador. Tranquilo y bonito. Y nuestra habitación, amplia, cómoda y decorada con sumo gusto. A un lado del recinto tenían unas hamacas-columpio geniales en las que apetecía relajarse y paladear la calurosa noche y, dentro de la terraza del lado opuesto, el pintoresco dueño asaba las chuletas sobre las brasas utilizando otro original balancín-parrilla. El oeste americano más genuino. El único aspecto negativo del hotel era la ubicación de las habitaciones en la planta superior y la imposibilidad de subir el equipaje de otro modo que no fuese por las incómodas escaleras exteriores. Por lo demás, un acierto total y absoluto.
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