Laguna colorada ✏️ Diarios de Viajes de Bolivia

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Nos levantamos temprano y nos aguarda una sorpresa, una nevada como no se recuerda en mucho tiempo ha caído en el área de las lagunas altiplánicas y los campos de geiseres.

Con bastante cuidado, tomamos la ruta en dirección a la Laguna Colorada, situada en el extremo sur de Bolivia, a tocar de la frontera con Chile y desde donde, una vez visitadas las diferentes lagunas altiplánicas de la zona ( colorada, verde, etc. ) y de acercarnos al campo de geiseres y aguas termales, entraremos en Chile siguiendo camino hasta Atacama.


Pero la cosa no está tan clara, en medio de una fuerte nevada, nos vamos dirigiendo hacia la laguna Colorada, el paisaje es espléndido con toda esta nieva acumulada y pequeñas lagunas que van apareciendo entre el blanco de la nieve, pero no todo es tan bonito, es posible que los pasos fronterizos entre Bolivia y Chile estén bloqueados y cerrados al tránsito.

Cruzamos por pequeños pueblos, en los que no se ve ni un alma, todo el mundo está encerrado en casa, refugiándose de la nevada.

Finalmente llegamos hasta la Laguna Colorada, donde las nubes se levantan un poco, ya ha dejado de nevar y podemos vislumbrar, aunque sea de forma limitada la laguna y la multitud de flamencos que aquí viven y se alimentan de los pequeños crustáceos que pueblan esta laguna.


Llegamos finalmente al albergue en el que nos alojaremos esta noche y en el que pasaremos un frio de narices, a la hora de dormir nos sepultamos debajo de tres mantas y procuramos asomar la menor parte posible del cuerpo para intentar conservar el calor.

A la mañana siguiente, nos levantamos y se confirman las peores previsiones, todos los pasos de la zona están cerrados, imposible acercarse al resto de lagunas y al campo de geiseres, nuestra única opción es volver atrás, subir un poco más al norte y cruzar la frontera en una zona menos montañosa, donde la nieve no haya caído.
Así que bueno, el día en que en teoría tocaba disfrutar de la belleza de las lagunas altiplánicas y de los geiseres y fuentes termales, se convierte en un largo día de ruta, no sin incidentes, en más de una ocasión, toca empujar el 4x4 cuando se queda clavado en la profunda nieve que cubre todo el camino, hasta llegar a la frontera con Chile. Por lo menos, a media mañana, desaparecen las nubes y aparece un sol radiante, que nos permite alegrar un poco la vista y levantar el ánimo ante un precioso paisaje de picos nevados y lagunas azules.


Llegamos finalmente a Ollague. Punto fronterizo entre Chile y Bolivia, donde, una vez más, toca la pesadez de los trámites burocráticos, bastante cansinos, sobre todo en el lado chileno. Imagino que debido a la disputa territorial ya comentada entre Bolivia y Chile, las relaciones no son demasiado relajadas y el paso de la frontera se convierte en un largo periodo de espera y en un cada vez más acusado, cabreo por nuestra parte. Cabreo que llegara a su máxima expresión cuando nos dicen que ningún producto que contenga semillas puede pasar la frontera, dado que no sé qué historias acerca de plagas y tonterías. Cuando le pregunto amablemente, como impiden que el viento que sopla con bastante fuerza en la calle, arrastre semillas bolivianas y las introduzca de contrabando en Chile, me miran con bastante mala cara y prefiero dejar correr el tema, no vaya a buscarme más problemas y no me dejen pasar o me retengan aquí impidiéndome llegar a Atacama hoy.
Así que aquí se quedan varias cosas, entre ellas, una bolsa de diferentes tipos de Ají peruano (pequeños pimientos picantes). Cosas de la “buRRocracia”
Finalmente, conseguimos pasar la frontera y nos dirigimos hacia Calama a través de la ruta 21, que bordea la reserva del Alto Loa y serpentea por un bonito paisaje entre altos volcanes, cuya contemplación, nos hace más llevadero el viaje después del montón de horas que llevamos hoy ya.

Tras una pequeña parada para estirar las piernas y tomar algo en Calama, continuamos la ruta en dirección a San Pedro de Atacama, a 100 kms de distancia y punto final de nuestro viaje.

Al acercarnos a San Pedro, tenemos una agradable sorpresa. La misma intensa nevada que nos impidió ver las lagunas y geiseres, nos obsequia con una imagen insólita. El desierto de Atacama, el considerado desierto más seco del mundo, nevado !!!.


Por lo que nos dicen, la última vez que sucedió algo parecido, fue hace ahora 40 años, teniendo en cuenta el lugar donde estamos, se trata de mañana, levantarse temprano y aprovechar las vistas, dado que difícilmente dure mucho la nieve ahí.
Vamos a dar un pequeño paseo por San Pedro, antes de cenar y ya de entrada y a pesar de la oscuridad, empezamos a vislumbrar la belleza de este pequeño pueblo, que esperamos, mañana poder disfrutar de lleno.

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