Chidambaram ✏️ Diarios de Viajes de India

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Chidambaran
Tomé un autobús de línea muy barato para recorrer los 60 km que separan Pondicherry de Chidambaram. Anoche y esta mañana ha llovido mucho y había muchas zonas inundadas. El autobús, a veces, parecía navegar. Cogí un hotel muy cercano a la estación de autobús, así no tendré que cargar mucho con las mochilas ni necesitaré tomar un ricksaw mañana para continuar mi viaje hacia Thanjavur. Poco a poco hacia el sur, hasta que llegue a Kunyakumari que es la ciudad situada en el cabo Comorín, en el extremo sur de la India.
He visitado el templo que, aunque está muy recomendado, es de esos muy recargados con estatuas policromadas en toda la superficie exterior. Al entrar al recinto con plazas descubiertas, me indicaron que me quitase los zapatos. El suelo estaba encharcado pero hubo que hacerlo y los lleve en la mano para no dejarlos expuestos en la calle. Cuando iba a entrar a lo que es ya el edificio del templo, algunos sacerdotes me gritaban. No se puede entrar con los zapatos en la mano, así que los deje en la puerta. El templo dedicado a la diosa Nataraja, es del siglo XII y XIII de la que llaman arquitectura Dravidiam. Nataraja es esa diosa de 4 brazos danzando dentro de un ovalo. Siempre que veo una representación de esta diosa, me entra la duda de si Leonardo la conocería y le sirvió de base para idear su canon humano. El espacio interior en este caso es muy amplio y con muchas columnas y detalles arquitectónicos sencillos y muy bonitos. Abundan sacerdotes (hay muchas variantes: pandit, shadow, santón, monje... y no se cuál será la palabra adecuada) con el torso desnudo y un dhoti blanco. Es curioso observar que, además de practicar los rituales, vocean, juegan, hasta les he visto correr por el interior del templo y a uno de ellos usar un móvil.
Un hombre vestido entero de blanco se dirigió a mí en la calle, tras sus preguntas le dije que iba a visitar el templo y, se puso a explicarme los fundamentos de la mitología hindú. Me contó la triada: Brahma el creador, Shiva el destructor y Vishnu el preservador. Al despedirse no me pidió nada. Le pregunté si era brahmín y me dijo que sí, que esa es la casta sacerdotal en la que nació. Se levantó la camisa para que viera en su pecho algo indicativo, quizás un colgante. Me dijo que en el templo y las inmediaciones viven unos 400 brahmanes, pero que su conducta se ha deteriorado con el paso de los años. Me explicó que Nataraja es el nombre de Shiva cuando está realizando una danza frenética para destruir el universo y prepararlo para que Brahma inicie el proceso de recreación. La figura se representa con cuatro brazos dentro de un círculo en llamas y bailando sobre un enano (símbolo de la ignorancia humana). Todo en esta imagen es simbólico, cada mano y cada pie en sus posiciones representan distintos poderes: el de creación, el de preservación, el de destrucción, el de ocultar (la verdad permitiendo así, a veces, el cumplimiento del destino) y el de revelar.
El recinto del templo tiene 4 entradas orientadas según los puntos cardinales. Cada una de las cuatro es un monumento del mismo tipo que el propio templo pero más pequeño. Dentro del recinto, hay grandes patios enlosados y un estanque. Pasó un grupo de monjes vestidos con falda larga negra y torso descubierto. Recuerdo haber visto un grupo similar en Gokarna. Los brahmanes del templo llevan la falda blanca y un moño a un lado de la cabeza. Por la tarde, había mucha más actividad. Gente india se agolpaba en algunas capillas participando de los rituales. El único extranjero en el pueblo, me parece que soy yo.

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