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Hoy toca despedirnos de Puerto Varas y de este alojamiento que hemos disfrutado tres noches. Por la tarde nos trasladamos a Santiago.
Queremos aprovechar la mañana visitando el Parque Nacional del Alerce Andino. El GPS no reconoce el parque ni ninguna de las poblaciones cercanas, sólo Puerto Montt, al que llegamos por la carretera antigua que comunica estas dos localidades. Cuando llegamos a Puerto Montt, para acceder a la carretera Austral (R-7), hay tremendo lío de calles levantadas por obras, otras cortadas. Unas pocas notas manuales de calles para acceder a la R-7 que llevaba no me sirven de nada. Preguntamos, preguntamos, y volvimos a preguntar. Transitamos largo rato por calles totalmente cubiertas de tierra y socavones y nos parecía que no llevaban a ninguna parte. Al pasar por una zona de colegios un chico adolescente fue el que nos dijo que continuáramos, cuando ya pensábamos en volvernos. Y por fin desembocamos en la ruta Austral.
Pero no estamos mucho rato circulando por esta carretera ya que al llegar a la localidad de Chamiza, justo antes de cruzar el puente, nos tenemos que desviar a la V-65, la cual nos lleva por carretera de asfalto hasta el pueblecito de Correntoso. Desde aquí es pista ripiada y después de unos dos kilómetros se llega a la Guardería Correntoso, entrada al Parque Nacional del Alerce Andino. La carretera Austral sigue su andadura bordeando el Seno de Reloncaví.
Desde la guardería Correntoso nos quedan otros 9 km. de pista de ripio hasta llegar a la guardería Sargazos. Zona de aparcamiento, oficina de guarda parques, baños muy básicos. Estamos nosotros solos y un autobús escolar con casi 50 adolescentes que pretenden visitar la Laguna Sargazos como clase práctica. El profesor les comienza a explicar las características de este parque, el cual, según comenta echándonos una miradita, es más conocido por los extranjeros que por los nativos.
El Parque Nacional Alerce Andino se encuentra entre el seno y estuario de Reloncaví. De sus 39.255 hectáreas, 20.000 están cubiertas por bosques de Alerce que se suelen desarrollar sobre los 400 m. Aunque el alerce sea la especie dominante se encuentra asociada con el coigüe de Chiloé, el tinero, el mañío, el canelo y también las especies del bosque siempre verde, la tepa, el coigüe y el ulmo. Amén de helechos, matorrales de quila, lianas, musgos, líquenes…….
El alerce andino es un árbol milenario, puede llegar a vivir hasta 4.500 años. Durante muchos años fue talado en grandes cantidades para aprovechar su madera, de excelente calidad, liviana, duradera y a la que no afecta la putrefacción, lo que la hace idónea para embarcaciones, tejados, tejuelas. Esta sobreexplotación lo llevó a estar en peligro de extinción, estando actualmente protegido y su tala controlada. El nombre del alerce en mapuche es lawall o lahuán, que significa poder sobre la muerte. Para el pueblo mapuche tener amistad con este árbol, saludarlo y conversar con él, es adquirir poder ante la muerte.
El escoger esta entrada por Correntoso al parque era con la idea de hacer la ruta “Guardería Sargazos a Laguna Fría”. En la oficina de los guarda parques nos cobran los 1.500 pesos de entrada al parque y les informamos de nuestra intención de recorrer este sendero, al menos en parte. Un guarda parque, ya con algunos años, le faltó poco para echarse a reír a carcajada limpia. Nos dice que esta ruta es larguísima y requiere hacer noche en el bosque. Le digo que he leído que es de 10 km. (y otros tantos de vuelta) y me dice que no le haga caso a los papeles. (En un panel, más adelante, se podía leer que a Laguna Frías eran 5 horas de caminata, solo ida).
Bueno, pues al menos llegar al Rodal de Alerces que llaman Catedral. Comenta que es imposible hacerla. Como esta zona es tan lluviosa los senderos sufren mucho con tanta pluviosidad y hay que revisarlos constantemente y que por aquella zona aún no han llegado trabajando. Que podemos llegar hasta el primer rodal de alerces y a la laguna Sargazos, unas tres horas de marcha. Mi marido no puede disimular su cara de contento. Yo no entendía muy bien el tema y no terminaba de creerme lo que acababan de contar. Al poco rato lo comprendí.
Para iniciar este sendero hay que desplazarse casi un kilómetro por la pista de ripio, ( a partir de la guardería no circulan vehículos de visitantes), y luego desviarse a la izquierda, se encuentra señalizado. Siguiendo la pista de ripio se llega a la Laguna Sargazos, a una playa dónde se abre la laguna, para allá tiraron los componentes de la excursión escolar.
El sendero si no estuviera preparado por los guarda parques sería intransitable, pese a ello no es un sendero normal al uso. Apenas si tiene algún tramo en el que no haya intervenido la mano humana. Para evitar el barro, el agua que chorrea, las zonas inundadas, nos vamos encontrando pasarelas de tablas y otras de troncos de madera, escaleras, troncos de árbol apoyando algún desnivel….. Todo ello hecho a mano y utilizando los árboles muertos caídos, hay varias evidencias a lo largo del camino. En otros tramos aprovechan las mismas raíces de los árboles reforzándolas con algún tablón. Es tanta la humedad y vegetación que enseguida cubre y debilita esta intervención humana. Son muchas las pasarelas que se encuentran cubiertas de musgos y líquenes haciéndolas resbaladizas. No es un sendero cómodo, andas el camino salvando obstáculos.
Al poco de iniciar el sendero hay una pasarela que te desvía para la observación de un imponente ejemplar de ulmo, es asombrosa su altura y el ancho de su tronco.
Nos vamos cruzando con muchos alerces, pero no es hasta la vuelta que nos percatamos de ello. Están tan cubiertos de musgos, líquenes, rodeados de otra vegetación, que no se aprecia su color rojizo para distinguirlos. El rodal de alerces lo conocimos porque está indicado. Hay una concentración importante de alerces, de gran altura y de distintos espesores. Alerces centenarios y algún que otro milenario. Fijándonos atentamente ya si distinguíamos su color rojizo, por ahí comenzamos a diferenciarlos del resto de árboles.
Aunque el día está soleado, con alguna que otra nube esporádica, el camino es todo en umbría. Es tan espesa la vegetación y los árboles de tanta altura que apenas dejan entrar el sol. El sendero va bordeando el lado norte de la laguna Sargazo pero la tupida vegetación no permite distinguirla.
A la vuelta nos desviamos por un caminito corto que llega a una pequeña playa de esta laguna. El color de sus aguas es oscuro, se aprecia vegetación en su interior que quizá le dé este color. Se encuentra totalmente rodeada de montañas cubiertas del tipo de bosque que hemos recorrido y que cae hasta el mismo borde de la laguna. Se oyen las voces del grupo de escolares desde la otra playa.
Es un sendero de poco más de 6 km. (sin desvío a la playa) con un desnivel de 400 m. que podría considerarse de dificultad media baja, si no fuera por lo que he comentado. El guarda parque luego nos reconoció que por esta zona no habían trabajado tampoco en esta temporada porque es tanto el trabajo que tienen que realizar y la primavera recién había comenzado. Quizá en plena temporada, en verano, esté mejor acondicionado.
A las dos horas y media estábamos de vuelta en la guardería. Perdimos un buen rato quitándonos el barro de las botas.
Desde Correntoso se puede llegar hasta el Lago Chapo. Pensamos llegar hasta allí y comernos el bocadillo contemplando el lago.
El pueblo de Correntoso es pequeño y no tiene muchos servicios turísticos. En una casa del pueblo un cartel indicaba que tenían comida para llevar. Mi marido piensa que es mejor idea que comerse un bocadillo. Solo tienen dos o tres platos para escoger y recalentados en un microondas. Aún así él prefiere comerse pollo asado (que detesta) con patatas fritas. Como es recalentado, al final nos lo comimos allí, en un pequeño zaguán de la casa de comidas, con su mesa cubierta de hule.
Estábamos preguntando al señor que nos había atendido, cuanto se tardaba en llegar al lago Chapo, y nos indica que no lo sabe, pero que es todo de ripio y no en buen estado. En esas, sale del comedor un chico que es el maestro del pueblo y nos recomienda La Reserva Natural LLanquihué, que se encuentra a “cinco minutos” por la misma carretera del lago Chapo, con visita a una cascada incluida. La comida, lógicamente, no nos encantó mucho, pero disfrutamos de un rato agradable de charla con el lugareño que prepara la comida y el maestro del pueblo.
Los cinco minutos de recorrido por la carretera de ripio en realidad son más de veinte, pero no vamos a ponernos tan puntillosos. Hay que llegar hasta un desvío para una piscifactoría. Además hay un pequeño cartelito, algo deslucido, que indica “volcán, cascada”. Es que para subir al volcán Calbuco hay que utilizar esta senda.
El volcán Calbuco es visible en el camino a Petrohué y desde los pueblos lacustres del lago LLanquihué, desde Puerto Octay hasta LLanquihué. Tiene poco más de 2000 m. y un cono truncado e irregular a causa de las erupciones con algunos pequeños glaciares en su cumbre.
Delante de las oficinas de la Piscifactoría hay amplios aparcamientos y desde aquí comienza el “Sendero de los Alerces del río Blanco”. Tiene un recorrido de 900 m. y es muy ameno porque se va viendo gran variedad de vegetación, si bien son ejemplares jóvenes que se están desarrollando. Tiene algo de sendero interpretativo y pretende la regeneración del alerce y el ciprés aunque también se pasa por bosques de tepu y coihue. Es un sendero fácil, solamente hay que pasar por encima de un estero que se encuentra bien aislado por pasarela de madera, un poco antes de la ramificación de caminos, uno prosigue hasta el volcán Calbuco y el otro llega hasta la cascada del río Blanco. La cascada es un gran salto que finaliza en una poza de agua. No es que sea espectacular este salto, pero resulta atractivo.
Nuestro vuelo para Santiago sale a las 19:00 horas. Tranquilamente vamos volviendo hasta Puerto Montt al que entramos por su costanera. Hay mucha circulación y el GPS ahora tampoco reconoce el aeropuerto. De poco nos ha servido tenerlo. Para no complicarnos la vida paramos en una oficina de información turística dónde nos dieron un plano de la ciudad y con él salimos fácilmente de ella dirección aeropuerto.
El coche nos lo entregaron con medio tanque de gasolina. Antes de entregarlo pasamos por una gasolinera y lo recargamos un poco pero aún así nos pasamos algo del medio tanque. En Econorent, viendo esto, deciden hacernos una rebaja del precio final del alquiler del coche. Rebaja que fue superior a los 10.000 pesos que habíamos rellenado de gasolina. De vez en cuando se lleva uno sorpresas agradables en los viajes.
En Santiago volvemos a alojarnos en el Meridiano Sur Petit Hotel.
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