Día 25, 15 de septiembre: Lima-Retorno
Este era nuestro último día en Perú, ya que por la tarde teníamos que coger el avión de vuelta a Madrid.
Estábamos tan cansados que no madrugamos. Fuimos caminando un rato por la calle Arequipa hacia el centro de Lima, la plaza de armas y alrededores, que era la parte que nos había quedado pendiente de ver.
Cuando estábamos esperando para cruzar una calle, justo delante nuestro una furgoneta, llena de gente (trabajadores que iban a la obra), volcó. De hecho no nos atropelló de milagro. Lo sorprendente es que entre todos la pusieron de pie y siguieron su camino .
Seguimos un ratito más, pero está lejos, así que cogemos un autobús, por el “escandaloso” precio de 1,20 soles cada uno, hasta el cruce de la calle Arequipa con la calle Callao. Seguimos por Callao, ya que desemboca en la misma plaza de Armas.
Resulta que esta calle es donde se encuentran las imprentas, un local tras otro lleno de enormes máquinas antiquísimas y con un olor muy fuerte a tinta.
Nada más llegar a la plaza de Armas, vemos el cambio de Guardia en el palacio presidencial, situado en un lateral de la plaza. En el adyacente, la catedral.
Este era nuestro último día en Perú, ya que por la tarde teníamos que coger el avión de vuelta a Madrid.
Estábamos tan cansados que no madrugamos. Fuimos caminando un rato por la calle Arequipa hacia el centro de Lima, la plaza de armas y alrededores, que era la parte que nos había quedado pendiente de ver.
Cuando estábamos esperando para cruzar una calle, justo delante nuestro una furgoneta, llena de gente (trabajadores que iban a la obra), volcó. De hecho no nos atropelló de milagro. Lo sorprendente es que entre todos la pusieron de pie y siguieron su camino .
Seguimos un ratito más, pero está lejos, así que cogemos un autobús, por el “escandaloso” precio de 1,20 soles cada uno, hasta el cruce de la calle Arequipa con la calle Callao. Seguimos por Callao, ya que desemboca en la misma plaza de Armas.
Resulta que esta calle es donde se encuentran las imprentas, un local tras otro lleno de enormes máquinas antiquísimas y con un olor muy fuerte a tinta.
Nada más llegar a la plaza de Armas, vemos el cambio de Guardia en el palacio presidencial, situado en un lateral de la plaza. En el adyacente, la catedral.
Nos sorprende que la plaza no es muy grande, incluso más pequeña que las de otras ciudades que hemos visitado.
Después seguimos paseando por el entorno de la plaza, en la zona peatonal y comemos unas empanadas en un bar, aunque después descubrimos una especie de mercadillo de comida en el que podríamos haber comido muuucho mejor.
Pero quizá lo más curios del día es que llevábamos unas camisetas que habíamos comprado en Perú y de repente un chico se nos acercó y nos dijo que dónde habíamos conseguido la camiseta. Le explicamos y el nos contó que eran los que diseñaban los estampados de las camisetas (en nuestro caso eran de las líneas de Nazca), así que nos regalaron una a cada uno.
Ya se acercaba la hora de volver al hotel para ir hacia el aeropuerto, así que cogimos un bus, pero nos equivocamos y cogimos uno, que en lugar de ir directo a nuestro hotel daba una vuelta enorme por Lima. Como no teníamos prisa no nos bajamos y aprovechamos para hacer una visita más completa a la ciudad.
Teníamos contratado el transporte al aeropuerto y cuando llegamos ya nos estaba esperando el conductor. De aquí, al aeropuerto y de vuelta a casa. El avión salía a las 20:15.
Día 26, 16 de septiembre: Llegada a Madrid
Llegamos a Ámsterdam a las 15:40 y, con muchas prisas ya que la escala no era muy larga, cogemos el último avión para llegar a Madrid a las 19:20.
Este ha sido un viaje muy intenso, hemos visto cosas impresionantes, pero nos ha dejado agotados, ya que tal vez hemos flojeado algo en la organización, que fue precipitada: aviones muy tempraneros, viajes de autobús interminables… No obstante, hemos disfrutado mucho sacándole el mayor fruto a este viaje de 26 días .
Pero quizá lo más curios del día es que llevábamos unas camisetas que habíamos comprado en Perú y de repente un chico se nos acercó y nos dijo que dónde habíamos conseguido la camiseta. Le explicamos y el nos contó que eran los que diseñaban los estampados de las camisetas (en nuestro caso eran de las líneas de Nazca), así que nos regalaron una a cada uno.
Ya se acercaba la hora de volver al hotel para ir hacia el aeropuerto, así que cogimos un bus, pero nos equivocamos y cogimos uno, que en lugar de ir directo a nuestro hotel daba una vuelta enorme por Lima. Como no teníamos prisa no nos bajamos y aprovechamos para hacer una visita más completa a la ciudad.
Teníamos contratado el transporte al aeropuerto y cuando llegamos ya nos estaba esperando el conductor. De aquí, al aeropuerto y de vuelta a casa. El avión salía a las 20:15.
Día 26, 16 de septiembre: Llegada a Madrid
Llegamos a Ámsterdam a las 15:40 y, con muchas prisas ya que la escala no era muy larga, cogemos el último avión para llegar a Madrid a las 19:20.
Este ha sido un viaje muy intenso, hemos visto cosas impresionantes, pero nos ha dejado agotados, ya que tal vez hemos flojeado algo en la organización, que fue precipitada: aviones muy tempraneros, viajes de autobús interminables… No obstante, hemos disfrutado mucho sacándole el mayor fruto a este viaje de 26 días .