Desayunamos en el hostal unos bollos y panes que compramos ayer, y nos vienen a recoger para ir a la Isla Santa Fé y Playa Escondida. En el muelle de Puerto Ayora, una lancha nos acerca a la barca de pesca vivencial Patricia. Donde Wilson será nuestro guía, y el capitán será Yuri.
Primero nos dirigimos a Playa Escondida, que se encuentra en la parte sureste de Santa Cruz, donde desembarcamos para ver iguanas marinas,
y atravesar la zona de los manglares hasta llegar a la playa. Disfrutamos de un rato libre para bañarnos y pasear.
Volvemos al barco para dirigirnos a la Isla Santa Fe, donde realizaremos snorkel en dos partes de la isla. En esta excursión no desembarcamos en Santa Fe, pero desde el barco vemos a piqueros patas azules y leones marinos en las rocas.
En el primer snorkel nadamos con iguanas marinas con la piel rojiza, peces corneta y un grupo de leones marinos que juguetean a nuestro alrededor.
En nuestra segunda parada, nos tiramos al agua cerca de un león marino macho, es enorme y empieza a emitir ese rugido tan característico cuando nos acercamos. En esta zona no tenemos tanta suerte como en la anterior, y los leones marinos no bajan al agua a nadar entre nosotros. Vemos algunas rayas redondas y bajamos hasta el fondo arenoso para seguirlas. Un par de tintoreras se esconden entre las rocas, dejando ver sus colas y cuando intentamos acercarnos se nos acaba la batería de la cámara, que pena.
En el barco están preparando la comida y todos suben menos nosotros. El guía nos da 10 minutillos más. Sin tanta gente en el agua todo está más calmado, y al no tener al guía al lado no me encuentro tan seguro. Mi pareja, en cambio, como pez en el agua, a ella todo lo que sea más tiempo para ver peces... estupendo! Tras un rato le digo que vayamos volviendo y me dice que ya nos llamarán. Cada vez estoy más nervioso y no paro de vigilar alrededor nuestro, mientras mi pareja ahí que sigue disfrutando.
En una de estas me giro, y pun! No me lo podía creer, agarré a mi pareja del brazo, pero me decía que le dejase en paz, que ya nos llamarían para subir, le agarro más fuerte hasta que le tuve que girar, para que viese el pedazo tiburón de Galápagos que venía por detrás! Pufff, se acerca bastante y gira a nuestro alrededor... es grande, medirá 2 metros o más! Nos juntamos los dos, pero cuando parece que se aleja, vuelve de nuevo...el corazón se me acelera más que a 5000 mt de altura en el Cotopaxi! Vemos que ha tomado rumbo hacia el barco, y eso no tranquiliza porque nosotros vamos detrás para subir a toda leche! Cuando subimos todos nos miran atónitos mientras contamos lo ocurrido, Wilson nos pregunta si era una tintorera, y le decimos que no, que era un tiburón de Galápagos. El agua está tan clara, que vemos pasar de nuevo al tiburón cerca del barco y el capitán dice que eso era muy grande! Uno de los momentos del viaje, sin duda, para nosotros fue éste. Veníamos preparados para ver tiburones, pero hay sitios más propicios para verlos como León Dormido, y además estar en grupo te tranquiliza, pero estando solos y de repente que aparezca por detrás...
Comemos en el barco y a la vuelta lanzan una par de peces artificiales con las cañas, para intentar pescar algo, pero no hay suerte.
El barco echa el ancla en la bahía de Puerto Ayora, y cuando viene la lancha que nos va a acercar al muelle, sin bajarnos, nos acerca al sendero de las Las Grietas (0,80$). Pasamos por la Playa de los Alemanes, Las Salinas, y llegamos a Las Grietas en unos 20 minutos. Pasamos el registro, pero cierran a las 17:00 y apenas podemos atravesar la primera poza. Las Grietas son un estrecho cañón con pozas de agua que desembocan en el mar. La verdad que no nos gustaron demasiado, pero el camino hasta llegar era bonito.
Pasamos por el hostal y Sílvia tiene buenas noticias, ha cerrado la excursión de mañana para Plaza Sur por 110$.
Vamos a cenar langosta al primer puesto (2x25$). La pedimos encocada y al ajillo, y es el día que menos nos ha gustado.
Paseamos por el muelle y vemos como una leona marina amamanta a su pequeño.
Primero nos dirigimos a Playa Escondida, que se encuentra en la parte sureste de Santa Cruz, donde desembarcamos para ver iguanas marinas,
y atravesar la zona de los manglares hasta llegar a la playa. Disfrutamos de un rato libre para bañarnos y pasear.
Volvemos al barco para dirigirnos a la Isla Santa Fe, donde realizaremos snorkel en dos partes de la isla. En esta excursión no desembarcamos en Santa Fe, pero desde el barco vemos a piqueros patas azules y leones marinos en las rocas.
En el primer snorkel nadamos con iguanas marinas con la piel rojiza, peces corneta y un grupo de leones marinos que juguetean a nuestro alrededor.
En nuestra segunda parada, nos tiramos al agua cerca de un león marino macho, es enorme y empieza a emitir ese rugido tan característico cuando nos acercamos. En esta zona no tenemos tanta suerte como en la anterior, y los leones marinos no bajan al agua a nadar entre nosotros. Vemos algunas rayas redondas y bajamos hasta el fondo arenoso para seguirlas. Un par de tintoreras se esconden entre las rocas, dejando ver sus colas y cuando intentamos acercarnos se nos acaba la batería de la cámara, que pena.
En el barco están preparando la comida y todos suben menos nosotros. El guía nos da 10 minutillos más. Sin tanta gente en el agua todo está más calmado, y al no tener al guía al lado no me encuentro tan seguro. Mi pareja, en cambio, como pez en el agua, a ella todo lo que sea más tiempo para ver peces... estupendo! Tras un rato le digo que vayamos volviendo y me dice que ya nos llamarán. Cada vez estoy más nervioso y no paro de vigilar alrededor nuestro, mientras mi pareja ahí que sigue disfrutando.
En una de estas me giro, y pun! No me lo podía creer, agarré a mi pareja del brazo, pero me decía que le dejase en paz, que ya nos llamarían para subir, le agarro más fuerte hasta que le tuve que girar, para que viese el pedazo tiburón de Galápagos que venía por detrás! Pufff, se acerca bastante y gira a nuestro alrededor... es grande, medirá 2 metros o más! Nos juntamos los dos, pero cuando parece que se aleja, vuelve de nuevo...el corazón se me acelera más que a 5000 mt de altura en el Cotopaxi! Vemos que ha tomado rumbo hacia el barco, y eso no tranquiliza porque nosotros vamos detrás para subir a toda leche! Cuando subimos todos nos miran atónitos mientras contamos lo ocurrido, Wilson nos pregunta si era una tintorera, y le decimos que no, que era un tiburón de Galápagos. El agua está tan clara, que vemos pasar de nuevo al tiburón cerca del barco y el capitán dice que eso era muy grande! Uno de los momentos del viaje, sin duda, para nosotros fue éste. Veníamos preparados para ver tiburones, pero hay sitios más propicios para verlos como León Dormido, y además estar en grupo te tranquiliza, pero estando solos y de repente que aparezca por detrás...
Comemos en el barco y a la vuelta lanzan una par de peces artificiales con las cañas, para intentar pescar algo, pero no hay suerte.
El barco echa el ancla en la bahía de Puerto Ayora, y cuando viene la lancha que nos va a acercar al muelle, sin bajarnos, nos acerca al sendero de las Las Grietas (0,80$). Pasamos por la Playa de los Alemanes, Las Salinas, y llegamos a Las Grietas en unos 20 minutos. Pasamos el registro, pero cierran a las 17:00 y apenas podemos atravesar la primera poza. Las Grietas son un estrecho cañón con pozas de agua que desembocan en el mar. La verdad que no nos gustaron demasiado, pero el camino hasta llegar era bonito.
Pasamos por el hostal y Sílvia tiene buenas noticias, ha cerrado la excursión de mañana para Plaza Sur por 110$.
Vamos a cenar langosta al primer puesto (2x25$). La pedimos encocada y al ajillo, y es el día que menos nos ha gustado.
Paseamos por el muelle y vemos como una leona marina amamanta a su pequeño.