Día 6: 5 julio. Cancún: recapitulación y llegada a Riviera Maya.
Éste era nuestro último día en Cancún, venían por nosotros a las 2 del mediodía y a las 12, como es normal, debíamos dejar la habitación.
Antes de desayunar a las 7, nos bajamos a la playa para darle un "último adiós". Aunque apenas la habíamos disfrutado sí habíamos pasado ratos muy divertidos observando todo el mogollón de gente durante las tardes. A esas horas, recomiendo ponerse en una de las hamacas que se situán en la pendiente de arena y justo a la sombra del edificio. Ahí estás fresquito, bajas a refrescarte a la "poza" cuando quieres y ves todo lo que pasa.
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Despedida de nuestra playa
Paseamos hasta la playa del Gran Meliá, que es igual de mala y escasa que la nuestra (la inmensa mayoría de las de esa franja de Cancún son así) y hacemos unas fotos del que es uno de mis hoteles favoritos (a priori) y en el que espero estar algún día. Tiene una piscina de dimensiones similares a la del Gran Oasis, pero imagino que un poco menos abarrotada y con otro tipo de huéspedes (no en vano, cuesta el doble o más, que el Oasis).
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Playa y hotel Gran Meliá Cancún.
Regresamos, pasando al lado del Fiesta Americana Condesa, por algunas zonas en las que el mar directamente te llega a mojar, porque las olas rompen directamente en los muros del hotel.
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Playa del hotel Fiesta Americana Condesa, en el camino de vuelta.
Después del desayuno subí por la escalera exterior de la pirámide, para hacer las panorámicas del hotel y de la playa. Justo en ese momento caí en la cuenta de que la cámara de fotos tiene opción de grabar video, así que me atreví a intentarlo (y al final, me ha salido bien).
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Piscina a primera hora de la mañana.
Para las 12, ya estábamos haciendo el check out. Nos dejaron la pulserita puesta, hasta poco antes de que nos fuéramos, para que pudiéramos almorzar, etc., pero como no queríamos dejar las maletas descuidadas, nos dirijimos directamente al VIP lounge (sólo para los clientes del Grand Oasis) y allí nos sentamos, en uno de los sitios más frescos del hotel.
Al rato, me acerqué a la zona de piscinas, para al menos, coger un par de hamburguesas con patatas que me llevé para dentro y tomárnoslas con una cerveza.
La mayoría de los piscineros se limitan a comer en el snack bar, pero para nosotros fue la primera vez: me gusta más el buffet, aunque sea para una ensalada.
Por fin, soltamos las "pulseritas" y llegó el encargado de Travelplán, para llevarnos a nuestro nuevo destino: El Sirenis, en la Riviera Maya.
Pero ahora llega el momento de hacer un alto y recapitular algo de lo que me ha parecido Cancún y el hotel.
Mucho había leido en las guías (sobre todo la del Trotamundos), en las que se despreciaba Cancún, llamándolo el Torremolinos o el Benidorm mexicano. Bueno, pues a mí me ha gustado, es más, me ha encantado. Ya quisiéramos los malagueños, tener "éste" Torremolinos (sin quitarle gracia al nuestro, que la tiene, por supuesto). La franja de playa y los colores del mar son espectaculares. La arquitectura de los hoteles y centros comerciales, impresionante. La variedad de ofertas para divertirte, comprar, comer, hacer excursiones es casi ilimitada...
Para mí era una gozada subir al autobús, tras esperar 2 minutos o menos, y empezar a ver los hoteles alineados: distintos, originales, con enormes zonas ajardinadas delante... y empezar a situar cada uno en su sitio, después de haberlos visto decenas de veces en los catálogos... En definitiva, que si se está en un hotel con mejor playa, y ya has visto la zona de la Riviera, yo me quedaría con Cancún, entre otras cosas, porque me aburre estar todo el día en la tumbona y me gusta mezclar el descanso con las compritas (o al menos, con la posibilidad de hacerlas). Cancún tiene además un punto a su favor, y es su cercanía con Isla Mujeres, donde tienes playas tan bonitas y tranquilas como las de la zona de la Riviera. En definitiva, me han quedado cosas que hacer y ganas de volver una próxima vez.
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Tarifa taxis
Al respecto del hotel, lo elegí sabiendo los riesgos que corría, porque después de ojear las críticas en Tripadvisor te pones sobre aviso. Me imaginaba que la habitación podía estar mal, que el aire no funcionara, que algo pasara en el baño...; en definitiva, iba pensando que probablemente habría que cambiar de habitación o tendríamos problemas: no ha sido así (si hubiera estado más días, sí habría pedido un cambio). Es lo que yo llamo un hotel "de supervivencia". Lo elegí por el precio y ya sabía lo que me iba a encontrar, ya que de ninguna manera hubiera podido pasar los mismos días en otro hotel más caro. Se me salía del presupuesto.
Ciertamente, el hotel necesita una reforma en los baños urgente..., también tener más toallas, geles, etc. (que están un poco racionados). Igualmente, le perjudica todo el mogollón de la zona Oasis (y hasta lo marchosos que son algunos, que volvían a las tantas, formando escándalo). Si las habitaciones estuvieran bien conservadas, diría que sería un muy buen hotel de 4* por menos de 60 euros/persona. Los restaurantes a la carta son muy buenos, incluso superiores en presentación y platos a los del Grand Sirenis; la piscina es enorme y preciosa, las zonas comunes están bien. Sólo tiene ese fallo en las habitaciones (supongo que las habrá mejores, y también peores).
Respecto a la playa..., es una lástima que casi no te puedas meter y que haya poca franja de arena. Pero les pasa lo mismo a todos los hoteles alineados en esa zona. Es decir, te vas al Gran Meliá, y tampoco te puedes meter ni tienes playa. Respecto a eso no pueden hacer nada.
El trato recibido por el personal ha sido muy bueno. Cuando precisaba algo para la habitación, dejaba una nota bien visible y punto. También tienen servicio de habitaciones, que usamos alguna vez, y sin problemas ni demoras. En definitiva. ¿volvería a este hotel? Pues si el precio me compensara, sí. Aunque actualmente elegiría otro de la misma cadena, pero en otra zona de playa deCancún.
Pero volvemos a nuestro traslado al Sirenis: un poco más de una hora de camino, que se me hizo algo largo. El conductor hablando y hablando por todo el trayecto, el descarado cartelito diciéndote que te agradecerá una propina y además, él mismo diciéndote que cobran sólo no sé cuánto al día. Total, que al final, nos da "cosa" y le damos 5 euros. ¡Ole! Pero bueno, me digo, como no hemos hecho ni haremos ninguna excursión con ellos, es lo único que van a ver.
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Carretera
Llegamos al Sirenis, con una entrada más modesta que los Barceló o los Bahía Príncipe y entramos en la urbanización (10 minutos a pie, si quieres salir a la carretera por tu cuenta).
Digo que tengo la tarjeta VIP (porque habíamos estado ya en otro Sirenis antes) y me dan la pulserita color bronce dorado. ¿La habitación? La había pedido en 3.ª planta de los bloques 19, 18 ó 10..., por orden de preferencia. Pues nos ha tocado en el 10, mi última opción ¡vaya!
Pero vamos en el trenecito super contentos, el hotel está al 30% y por eso, toda el ala "Sirenis Mayan Beach" está cerrada, incluyendo la heladería (¡fiasco total!!, pensaba haberme pasado horas allí todos los días...). Por lo demás, ¡qué bien que vamos a tener hamacas y palapas y playa, sin bullas!!
Entramos finalmente a la room 1024 y... ¡qué diferencia! ¡Qué grande! ¡Qué camas! ¡Qué espacio para poner las maletas! Vamos al baño (que me lo conocía de memoria por otras fotos): ¡Qué maravilla! ¡Qué montón de cositas! ¡El albornoz y las zapatillas! ¡Ah, qué bien vamos a estar aquí!!
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Vista exterior
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Habitación
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Albornoz
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Amenities
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Minibar
Y sí, lo cierto es que la habitación es una pasada.
Bueno, comenzamos a colocar todo por fin en los armarios (en Cancún casi no había sacado nada de las maletas) y al rato, decidimos bajar e ir a preguntar algunas cosas al lobby.
En este hotel, como en otros, cada edificio tiene sus propios "Concierge", de manera que cualquier reserva para restaurantes, preguntas generales, etc. se las tienes que hacer a ellos. Es muy práctico, pero a la vez, termina siendo pesado, porque tus salidas y entradas están totalmente "controladas" y cada vez que tropiezas con uno distinto, te caen las mismas preguntas: "¿y qué les está pareciendo México?" "¿Y es la primera vez que vienen?" "¿Cómo, que son hermanos?, pues es la primera vez que conozco este caso."
Te hacen tal "marcaje" que cuando bajábamos a cenar y volvíamos, teníamos las camas rehechas y unos bomboncitos colocados, justo aprovechando el momento en el que sabían que el terreno estaba libre. O a veces decíamos: "Aquí ha estado alguien". ¿Porqué? Porque nos lo dejaban todo oscurito, las cortinas cerradas y nosotros siempre lo teníamos al contrario.
Pero bueno, los empleados de las habitaciones, en nuestro caso, Daisy, un encanto y sin un fallo: siempre teníamos la habitación lista super temprano (porque, no lo dudo, éramos los primeros en salir de la planta) y atendía lo que le pedíamos.
Como decía, bajamos y nos explicaron cómo ir al lobby, pero la explicación fue tan inexacta, que fuimos justo al lado contrario, a la zona del restaurante "El Rancho" que es al lado de la piscina. Preguntamos allí a uno de los camareros y no sólo nos llevó al lobby, sino que nos dijo que esa noche podíamos cenar, si queríamos, en el restaurante a la carta donde estaba él, que era el de cocina Cajun-Creole (vamos, de la zona del Mississippi). Pues le hicimos caso y fue una de las mejores cena del Sirenis.
Puedes elegir un plato de cada sección: entradas, sopas, plato fuerte y postre. Lo único que recuerdo fue que en el buffet de entradas había unos camarones empanados en coco (similares a los que me comí en el hotel de Cancún) y otras rarezas exquisitas. Y que después nos pusieron un filetón sabrosísimo.
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Foto platillo restaurante Cajún
En esta estancia de 14 noches hemos probado el máximo de restaurantes, para sacar en claro a mi entender, los que no merecen la pena: el mexicano (malo, definitivamente) y el japonés, curioso, pero nada más (pasas un calor horrible y además la cena se hizo eterna). Muy buenos: cajún, francés (con coste adicional, pero que nos entraba al tener la tarjeta Sirenis Vip), mediterráneo e italiano. Regular: el brasileño.
Después de la cena, a dormir; para no dar oportunidades a los mosquitos (en Cancún sólo tuve 2 "piquetes" el último día).