Después del desayuno nos dirigimos hacia Ksar Ghilane para hacer una pequeña excursión por el desierto en quads. Como mis huesos ya no están para “actos heróicos”, me quedé sentadita al lado de la piscina termal viendo, con algo de envidia, como disfrutan unos niños en el agua.
Ksar Ghilane está en el límite del Gran Erg Oriental y es una de las puertas al Sahara. Una de sus atracciones es una pequeña fuente termal que forma la piscina natural en la que jugaban los niños.

Otro alto en el camino lo hicimos en un extenso ksour que lo forman un grupo de ksars, formado a su vez por un grupo de ghorfas, que son graneros.


Continuamos viaje hasta Djerba, y por la tarde cogimos un vuelo que nos llevó nuevamente a Túnez.
El alojamiento fue en el Hotel Ramada Plaza Tunis