Nuestro último día en el paraíso nos despierta con mucha niebla, llovizna suave y 12 graditos, ¡no está mal!
Nos vamos temprano hacia Gosau, otro sitio al que necesitábamos volver, dadas las prisas con que lo visitamos la vez anterior. El pueblo sigue igual de hermoso, aunque esté sin el azul del cielo despejado con el que lo conocimos.

Aparcamos en la zona más cercana al lago, donde está el acceso al remonte Gosaukammbahn para subir al Zwieselalm. A estas horas hay muy poca gente, nada que ver con cómo estarán los aparcamientos en unas horas.

Mientras subimos en las pequeñas cabinas nos alejamos del lago Gosausee y tenemos más cerca las grandes moles del Dachstein.

Nos llama la atención que al llegar a la estación superior hay carritos de bebé para uso gratis. No dejamos de salir de nuestro asombro en este país. Hacemos algunas fotos más del Gosausee y del Stausee y empezamos la ruta circular hasta Zwieselalm. Por el camino pasamos por varios refugios, como el Gablonzerhütte y el Sonnenalm, hoy con el sol escondido, pero con vacas y caballos.
Pasamos también por la estación del telesilla, fuera de servicio en esta temporada, que se pierden en la nada de la niebla.

Una vez llegamos al Zwieselamhöhe, señalizado en un árbol, damos la vuelta y tomamos un café en el Gablonzerhütte, donde hay un tobogán y columpios en la parte trasera. Apenas nos hemos cruzado con varias personas en el camino.

Una vez abajo, hacemos la ruta circular por el Gosausee, que nos lleva una hora y cuarto, más o menos. Empezamos desde el Gasthof Gosausee, por la margen derecha del lago. El camino es sencillo, llano, de piedrilla que no molesta al caminar, apto para carritos de niños (solo nos encontramos algunos charcos tras la lluvia).

El paisaje en los bordes es cambiante y esto nos gusta. Primero son las vistas impactantes del agua y los macizos rocosos que la encierran.

Los bosques que pueblan la orilla hacia arriba, algún gasthof, vacas… y mucha tranquilidad.

Hoy el día no invitaba a venir hasta aquí, apenas hay gente, por lo que disfrutamos mucho más el paseo.

A continuación entramos en una zona más boscosa y húmeda, con vegetación baja que escurre el agua del deshielo. Incluso alguna minicaída de agua.


A la hora de comer nos vamos a Obertraun, al Gasthof Höllwirt, a despedirnos como es debido, con un grill de carne y una ensalada con crujiente de pollo. ¡Y seguimos son probar la tarta Sacher! Tiene jardines amplios y zona infantil en el exterior.



El resto de la tarde lo pasamos en Hallstatt, con un nudo en la garganta, apurando las últimas horas aquí. Cerca de la fuente donde bebieron agua Sissí y F. José hay una pequeña celebración tradicional, con comida, bebida y baile. Nosotros nos hartamos a beber agua de la fuente, dicen que es para volver…

Seguimos por la calle principal hasta la iglesia, donde hay cerca de la orilla un arenero y algo para que jueguen los niños.

Al día siguiente recorremos el camino Gosau, Abtenau, Hallein y ya hasta el aeropuerto de Salzburgo, mientras nos sentimos expulsados del paraíso.


Gracias por acompañarnos en nuestra aventura austriaca


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