Esta es sin duda la mejor excursión que hice en Atacama.
Merece la pena contratar la excursión de todo el día, primero por la distancia que se recorre y segundo porque el mirador merece la pena, aunque ya no se pueda bajar hasta las Piedras Rojas.
Primera parada: Salar de Atacama
Este salar poco tiene que ver con el que había visitado en Uyuni (o al menos en el mes de agosto)

Esta es la laguna Chaxa, a estas horas un perfecto espejo donde los flamencos se pueden ver bastante cerca.
En Bolivia los vi a miles y desde mucho más cerca pero lo cierto es que esta laguna es también muy hermosa.
Hace frío. Tras el desayuno volvemos a la carretera.

Tuvimos la suerte de ser solo 6 personas en el mini bus y el ambiente fue muy agradable.
Las Piedras Rojas las veréis de lejos y aunque su color no sea tan intenso como pueda parecer en muchas fotos, el lugar es asombroso.
A 4000 metros de altura, las piedras volcánicas constrastan con el agua turquesa, el blanco de la sal y los dorados de la vegetación.

Nuestra siguiente parada fueron las lagunas Miscanti y Miñique.
¿Quien dijo desierto?
Un marco excepcional para esta bellísima laguna del altiplano.

Mientras disfrutamos en silencio del paisaje recorremos un sendero que nos llevará a la siguiente joya.

Me hubiera gustado quedarme más rato.
Con unos prismáticos se puede ver el detalle de los flamencos en la orilla y, si tenéis suerte, algunas vicuñas por las laderas.
Ha merecido muchísimo la pena esta excursión. Sabía que era hermoso pero no creía que tanto!

Tras un copioso almuerzo volvemos a la carretera con una breve parada al cruzar la línea del Trópico de Capricornio.
Como no, la típica foto haciendo el tonto

Ya de regreso a san Pedro visitamos el pueblo de Toconao.
En la plaza está la iglesia contruida en piedra volcánica y madera de cactus con su famoso campanario blanco.
El pueblo es pequeñito y lleno de tiendas de artesanía bastante más económicas que en San Pedro.
