Me encantó.
Cómo me arrepiento de no haber pasado una noche en esta ciudad.
Valparaíso está cerca de Santiago pero es un mundo a parte.
He venido en un tour para conocer un poco de esta ciudad portuaria y nuestra primera parada es La Sebastiana, una de las casas en las que vivió el gran poeta Pablo Neruda

Este fue uno de los refugios del escritor.
Había comprado una casa abandonada a medio construir en la que imaginó futuros ventanales y la terraza con vistas al Pacífico y se la quedó.

Más de 40 cerros forman este anfiteatro hacia el Pacífico.
Dicen que de noche el reflejo de sus luces en el mar es una delicia.
Valparaíso, o simplemente Valpo, es uno de los puertos más importantes de Pacífico Sur.
Por su ubicación era una escala obligada de todos los barcos que cruzaban por el estrecho de Magallanes.
En el siglo XIX llegaron muchos emigrantes de toda Europa en busca de oportunidades.
La pequeña ciudad sufrió una drástica transformación urbana. En el área del puerto estaban los comerciantes y el puerto mientras que en las colinas se extendían los barrios más pobres de emigrantes.

Valparaíso era una Babel en América en la que hasta había prensa local escrita en varias lenguas.
Esta sociedad cosmopolita se refleja en la arquitectura y el desarrollo urbano.
Coloridas viviendas de 2 o 3 pisos se construían al estilo europeo. Hoy muchas son hotelitos de lujo en edificios rehabilitados.

Valparaíso es famoso por su vida nocturna, sus bares bohemios, la música y la poesía.
No hay horario oficial de cierre, Como en las antiguas ciudades porteñas, se sale hasta que las velas no ardan.
Pero no todo podía ser perfecto. Valparaíso es una ciudad que vive en riesgo permanente.
En toda su historia ha sufrido infinidad de incendios y terremotos que se han visto agravados por los deslizamientos causando miles de víctimas.
Muchísimas casas se encuentran literalmente colgando de cerros y quebradas y el riesgo de colapso es altísimo.

El arte urbano se manifiesta por doquier.
Debe haber gente a la que no le guste Valpo, es desordenada, vetusta, ruinosa... pero para mi ha sido la gran sorpresa de este viaje.
Callejeando, callejeando hemos llegado hasta la zona del puerto y es hora de despedirse de esta pintoresca ciudad.
Nuestra siguiente parada será Viña del Mar.
Por su proximodad, estas dos ciudades suelen incluirse en el mismo tour desde Santiago pero la verdad es que nada tiene que ver la una con la otra.
Aquí todo es orden y limpieza

Situado a los pies de Cerro Castillo, el reloj de flores es el icono de la ciudad.
De fabricación suiza, fue adquirido por el alcalde del municipio y traído en barco en el año 1962 para conmemorar el mundial de fútbol de ese año que se celebró en Chile.
Viña era una de las sedes y los aficionados hacían cola para poder fotografiarse con el reloj de flores.

En su historia ha sufrido vandalismo y accidentes naturales pero el compromiso municipal ha permitido siempre su reparación y adecuado mantenimiento.
He aprovechado el tiempo que nos ha dado el guía para comer para ir a dar una vuelta. Me he comprado un pastelito y un botellín de agua y he bajado a la playa a tocar el agua helada.
Me reúno de nuevo con ellos y vamos paseando hasta el puerto

Si no fuera por las tiendecitas de artesanía indígena, podría pensar que estoy en cualquier lugar del Mediterráneo español.
El tour ha estado bien pero hubiera preferido pasar todo el día en Valpo.
Es mi último día en Chile. Me gustaría volver y ver ese sur del que hablan maravillas pero eso ya será otra aventura.