Nos levantamos temprano y salimos a buscar un taxi a las 6,40 hs. lo conseguimos inmediatamente y nos llevó a la terminal terrestre por $ 1,25.-
Tomamos un bus “Ejecutivo San Luis” hasta Guayaquil por $ 8 cada uno. Por supuesto sin aire acondicionado pero estaba fresco y en poco tiempo llegamos a 3000 msnm y como llevaban las ventanillas de emergencia abiertas entraba aire y no se hizo tan incómodo.
Era la misma ruta que al P.N. Cajas y un rato después de pasar por la entrada, comenzamos el descenso y nos encontramos casi inmediatamente con niebla y lluvia; eso generó que cerraran las ventanillas y encendieran el aire. Comenzaron a aparecer sectores de bosque lluvioso y chacras con sectores bajos e inundables y otros con producción de plátanos, arroz, cacao, etc.
Llegamos a Guayaquil en horario, tomamos conciencia de lo grande que es la ciudad ya que la recorrimos durante casi 40 minutos para llegar a la terminal. Apenas bajamos fuimos a la boletería de “Liberpesa” empresa que viaja a Santa Elena ($ 4), segunda etapa hasta la costa. No hubo tiempo de nada ya que conseguimos pasajes para 15 minutos más tarde, por lo tanto sólo alcanzamos a visitar el baño y comprar unas galletas.
Por suerte viajamos 2 horas con aire acondicionado y dormí un buen rato cómodo.
Llegar a Santa Elena fue un impacto ya que el ambiente era llano, seco y con muy poca vegetación.
Conseguimos otra combinación favorable ya que el bus a San Pablo salía en 10 minutos pagando $ 0,75 cada uno por 20 minutos de viaje. El pueblo es muy chico y solo teníamos una foto de una parada de colectivos para bajarnos y el acompañante del chofer me había dicho que sabía dónde estaba… cuando salimos del pueblo le reclamé y me dijo que seguramente nos habíamos pasado ???? . Nos bajamos y esperamos (por suerte breves minutos) otro bus en sentido contrario y nos bajamos en el “centro”. Allí preguntamos y después de varias consultas llegamos al “Oasis”.

El hostal no tiene cartelería y la entrada no era lo atractivo que uno podría pensar para entrar caminando sin estar muy seguros. Por suerte el nombre es el apropiado, conocimos gente de muy buena calidad, simples, honestos, trabajadores y simpáticos. Hay 3 cabañas construidas en cañas “Guadúa” y en los últimos 15 cm. de arriba con mosquiteros para circulación de aire, los dueños viven en una y las otras se alquilan; habíamos reservado una sin aire acondicionado pero conseguimos cambiarla porque estaba libre para estar más cómodos ya que el clima era cálido y pesado. La habitación era chica, con tv, aire y una cama simple arriba de la nuestra que sirvió de estante; el baño era justo con agua caliente las 24 hs. y lo especial estaba afuera. Había palmeras, hamacas paraguayas y piso de arena.

La cocina era abierta con mesitas en el patio; todo el lugar ocupa el corazón de manzana, por eso la entrada tan extraña. Lo espectacular era que al salir del pasillo teníamos al frente la ruta y la playa.
En definitiva salimos a las 8 hs. de Cuenca y después de 3 combinaciones llegamos a San Pablo 14,30 hs. Comimos algo que nos quedaba, dormimos un rato y salimos al mar y a cenar frente al mar. La idea de venir a San Pablo era la de descansar y relajarnos; no hacer mucho y disfrutar el día.
