Desayuno original, tortilla hecha de banana verde rallada, cebolla y cilantro a la plancha con café jugo y frutas. Espectacular.

Más tarde fuimos al mercado y compramos camarones para la cena. En esta época la pesca de camarones está vedada por lo tanto todos los que se venden son de criaderos de la zona (muchos).
Nos fuimos en bus a Ayangue, pueblo similar a San Pablo sobre la misma ruta a 20 minutos pero alejada de la ruta 2 km. Al llegar compartimos un taxi con otra gente ya que cobraba por viaje y no por persona. ($ 1,50). Caminamos un rato y nos instalamos en un gazebo frente al mar. el pueblo está en una gran bahía que atenúa el oleaje; hay muchos barcos de turismo y pesca y entre ellos una gran cantidad de pelícanos zambulléndose en busca de comida. El agua estaba muy agradable y nos metimos varias veces. No había visibilidad por lo tanto el snorkel quedó para otra vez.

Comimos y alrededor de las 15 hs. comenzamos el regreso; hasta la ruta en taxi ($1,50) y enseguida bus hasta San Pablo ($1,50). Nos duchamos y descansamos un rato.
A las 17,30 hs. nos fuimos al mar un rato, disfrutamos de los gaviotines y gaviotas recibiendo sobras de los pescadores y las fragatas intentando sacarles la comida; son tan precisos que en una oportunidad una gaviota perdió un trozo de pescado y la fragata lo agarró antes de que cayera al suelo en una maniobra espectacular en el medio de una bandada y teniendo en cuenta que miden 2,30 metros de punta de ala a punta de ala.
Volvimos a las 18 para cenar 18,30 hs.

Comimos camarones “apanados” (como milanesas) fritos con puré de zanahoria blanca, rabanitos y pepinos. Un manjar. Conversamos hasta las 22,30 hs.