Después de la caótica llegada a Barisal conseguimos dormir bastante bien. Estábamos despertándonos cuando nos llamaron de recepción preguntando si queríamos que trajeran el desayuno a la habitación, les dijimos que vale. El desayuno resulto no resultó estar muy bueno; un poco de verduras, una tortillita bastante picante y un par de borotas. D empezaba a estar mal del estómago y ni lo probó, yo me comí media tortilla y un pan. La verdad que no estabamos al 100%.
Nos duchamos y salimos a la calle con intención de buscar un hotel más barato, este era muy alto para nuestro presupuesto y las dos pedazo de cucarachas que habíamos visto eran demasiado para el precio que estábamos pagando.
El Hotel Athena esta vez sí estaba abierto. Nos dijeron que el precio de la habitación eran 1200 Takas por una noche. Era casi la mitad del anterior, y era poco más cutre, además no se veían cucarachas. Fuimos corriendo al otro hotel a coger las mochilas, corriendo por dos razones para que no se nos pasase la hora del check-out y porque estaba lloviendo.
Por suerte, en el trayecto de llevar las maletas dejó de llover y hacía resol. Así que decidimos salir a explorar Barisal. Aquí D se iba sintiendo cada vez peor, con sensación de fiebre y dolor de tripas, se tomó un paracetamol para a ver si mejoraba.
Salimos en dirección al río, por 2 razones; la primera era que en estas ciudades gran parte de la vida se junta en torno al río y la segunda porque queríamos comprar los billetes para el Rocket para el día siguiente con dirección a Hularhat.
Encontramos el puerto enseguida, preguntamos a la gente que había allí a ver dónde se compraban los billetes y un niño nos guió hasta unas oficinas. Allí nos dijeron que los billetes podríamos comprarlos en el momento de coger el barco
Contentos porque parecía que al fin íbamos a poder viajar en los antiguos barcos de paletas, pensamos en coger alguna barca para para dar un paseo por el río. Vimos que había una que hacía el trayecto entre el puerto y una isla fluvial que había enfrente. Nos montamos junto con un montón de lugareños y cruzamos a la isla, el trayecto costaba 2 takas por persona.
En la isla había como un poblado con casas de madera dispersas. Nos pusimos a andar tranquilamente, el lugar y sus gentes eran muy fotogénicos.




A nuestro paso iban apareciendo niños que querían hablar con nosotros, les dábamos globos y se ponían muy contentos, hubo un momento en el que iban andando con nosotros más de 15 niños.




Seguimos andando hasta el final de la isla, donde había una fábrica de ladrillos, allí dimos media vuelta y volvimos sobre nuestros pasos.

D de momento se encontraba algo mejor. Llegamos a la zona donde se cogía la barca y cruzamos de vuelta a Barisal.
Buscamos en la guía un restaurante para comer y vimos una que tenía buena pinta. Cuando llegamos el sitio se veía bien (para los estándares de Bangladesh), pero a nosotros nos llamaba la atención que dentro sólo había hombres. Nos acomodaron en un lateral del restaurante y nos sacaron la carta. Pedimos pollo con patatas fritas que estaba muy bueno y 2 cocacolas, todo nos costó 300 takas. En ese momento D se empezó a sentir bastante mal y tuvimos que ir un rato al hotel, volvía a tener fiebre por lo que se tomó otro paracetamol. Tras descansar un poco y reponer algo de fuerzas salimos de nuevo. Estuvimos callejeando, compramos pomada antimosquitos y vimos un sitio donde estaban cosiendo banderas de Bangladesh, les preguntamos si tenían en pequeñas y nos llevó a una tiendecita donde las vendían, así que aprovechamos para comprarlas, ya que seguramente no volveríamos a encontrar.

Pasamos por unas calles donde había puestos callejeros y vimos que en uno de los vendían la camiseta de la selección de cricket de Bangladesh, que D se quería comprar. Se empezó a probar y se montó un corro alrededor suyo que parecía que había algún famoso, pero entre que se empezó a agobiar porque no estaba del todo bien y que no había de su talla nos marchamos sin comprarla (una pena porque no volvimos a ver en todo el viaje).
Tuvimos que volver a pasar por el hotel antes de ir a cenar porque las tripas de D hacían de las suyas. Decidimos ir al mismo restaurante de la comida ya que habíamos comido muy bien y estaba cerca del hotel. Pedimos arroz con pollo para asegurar, pero D se encontraba tan mal que apenas probó 2 bocados. Al llegar al hotel se tomó otro paracetamol y se quedó dormido enseguida. Al día siguiente madrugábamos mucho para coger el Rocket, esperábamos que se encontrase mejor…