A la mañana por fin pudimos ver el Mediterráneo a esa altura del mundo, precioso, el hotel no estaba en la mejor playa de Tel Aviv, pero esa mañana se veía increíble.


Para darnos un baño en esas playas tuvimos que esperar unos cuantos días, porque Tel Aviv fue nuestro primer destino al llegar y el último para volver a casa. O sea, bajamos hasta Eilat y de ahí subimos hasta Jerusalem por el costado derecho del país y bajamos por el costado izquierdo hasta Tel Aviv para tomar el avión.
Después del desayuno nos subimos al micro que nos correspondía junto con “la parejita” camino a la casa y tumba de Ben Gurion en el desierto del Neguev, ahí nos reunimos con los 5e para escuchar la guiada conjunta del dueño de la agencia de viajes en torno a la tumba de Ben Gurion y su esposa y una ceremonia religiosa en su honor (tipo misa de difuntos para los católicos)


Me enamoré del desierto del Neguev, las vistas que vimos del desierto desde el emplazamiento de la Tumba de Ben Gurion y su esposa eran increíbles, es un desierto distinto, no el que uno imagina de arena, parece un rio seco, de piedra de distintos colores y tonos, como dije un paisaje espectacular que parece de otro planeta.
