Hace algo más de un año vino de vacaciones a NZ una amiga y me recomendó mucho visitar la zona de Golden Bay, que es la parte más septentrional de la isla sur y va desde Abel Tasman al Farewell Spit. Desde entonces lo había tenido metido en la cabeza, y cuando este año nos planteamos hacer el Heaphy Track y vimos que salía desde Golden Bay, nos pareció buen momento para pasar unos días allí antes de hacer la ruta.
El principal asentamiento de Golden Bay es Takaka. Es un pueblito muy hippie y peculiar, que creció en los 70 gracias a inmigrantes americanos y a día de hoy todavía tiene un claro aire “comunal”: hay varias comunas en la zona, algunas no muy bien recibidas por los vecinos. Golden Bay siempre ha sido una zona turística pero más de turismo extranjero que nacional, sobre todo alemán y francés, y generalmente backpackers. También es una de las zonas habituales de jubilación kiwi gracias a su clima: con una envidiable media de horas de sol al año (más de 2400), todos los años se disputa el puesto de “sunniest spot” con Northland, en el extremo norte de la isla norte. Este año, curiosamente, ha sido una de las áreas más visitadas en navidad por el turismo nacional. Sitios como este o Stewart Island, que los Kiwis normalmente no visitaban, están triunfando este año gracias a la falta de alternativas internacionales y a la certeza de que no estarán llenas de turistas extranjeros.
Nosotros teníamos 4 noches en la zona antes de adentrarnos en el Heaphy. Cuando reservamos, allá por agosto, ya había algunos campings que estaban llenos. Encontramos sitio en un pequeño camping/granja a las afueras de Takaka que se especializa en paseos a caballo, y que resultó ser un acierto.
El primer día, yendo desde Nelson Lakes, paramos en Motueka a comer y a comprar una manta. Había pasado tanto frío en la tienda de campaña la noche anterior que me empeñé en comprar una manta (que luego no necesité porque en Golden Bay hacía bastante más calor que en St Arnaud), y además queríamos probar los famosos donuts de The Smoking Barrel, un restaurante que se ha hecho hiper famoso gracias a sus creaciones rocambolescas y deliciosas a partes iguales. También nos acercamos a ver el Janie Seddon Shipwreck, los restos de un barco de la segunda guerra mundial que ahora descansa en la playa, no porque se hundiera allí, sino porque cuando lo vendieron a un desguace de barcos en Christchurch se dieron cuenta de que el acero del barco era demasiado grueso para poder cortarlo y usarlo, y decidieron dejarlo tirado en la playa para la posteridad.
Kiwi donuts: Key lime pie y peanut butter
Motueka: Janie Seddon Shipwreck
Otra de las cosas que aprovechamos para hacer en Motueka fue recoger boysenberries (una especie de mora) en una granja. Toda esta zona de Nelson/Tasman está llena de cultivos de fresa, cereza y frutos rojos, y en muchos de ellos puedes recoger tú mismo la fruta y pagar al peso, que sale más barato que en un supermercado. Y mientras recoges, vas probando! Es divertido y las boysenberries estaban buenísimas. Esa tarde no hicimos mucho más: llegamos al camping, montamos la tienda y nos acercamos a la playa a dar un paseo.
Boysenberries en Motueka
Día 1
El primer día hicimos un trocito del Abel Tasman track (otro de los Great Walks). Este track es el más concurrido del país, principalmente porque es sencillo (llano) y suele hacer bastante buen tiempo. Además tiene varios puntos de entrada y salida que hace que a la gente que está haciendo el track completo se sumen los que hacen day trips. En nuestro caso, cogeríamos un shuttle desde el final del track (Wainui carpark) hasta Totaranui, y volveríamos andando hasta el coche. En otras partes del track es posible hacer trayectos en water taxi, pero no llegan hasta la parte más arriba donde estábamos, así que teníamos que hacer el traslado por carretera. También podíamos haber hecho todo andando, en un loop desde el parking empalmando con el Gibbs Hill track, pero no queríamos cansarnos demasiado porque teníamos todavía muchos kilómetros por delante.
Para llegar al parking donde dejaríamos el coche tuvimos que cruzar Takaka y pasar todas las playitas y calas (Pohara, Ligar Bay, Tata Bay) hasta llegar a Wainui Bay. En Pohara pasamos por el Top10, uno de los campings que cuando nosotros reservamos en agosto ya estaban completos en navidad, y nos alegramos muchísimo de no haber podido reservar: nunca he visto un camping con tanta tienda, tanta caravana, tanta gente, y tan poco espacio. Me agobié solo de verlo desde fuera. Wainui Bay es una preciosidad de playa, con agua de color turquesa, y muy cerquita de allí está Wainui Falls, una cascada muy bonita que nos desviamos para ver porque el shuttle no salía hasta las 11:30. Es un paseo corto y sencillo desde el parking hasta la cascada (45 minutos ida y vuelta).
Wainui Bay
Wainui Falls
Salida (o entrada) del Abel Tasman Track
Desde allí nos fuimos al Wainui carpark para esperar al shuttle, que habíamos reservado online con Golden Bay Coachlines ($18 pp). En una media hora nos dejó en Totaranui y allí empezamos a andar. Totaranui es un pueblo más o menos grande donde muchos dan por terminado el Abel Tasman track. El trozo de la ruta que hicimos nosotros ese día es la menos concurrida, supongo que en parte porque es la que queda más a desmano y la vuelta desde Wainui es más cara y un pelín más complicada de organizar, y en parte porque cuando llevas ya 3 ó 4 días viendo playas preciosas estás un poco harto y te da menos pena perderte el último día. A nosotros esto nos venía muy bien, porque siendo Navidad sabíamos que el resto del track estaría petado, y haciendo esta parte norte nos encontraríamos con menos gente por el camino.
Abel Tasman Track Map
La ruta discurre principalmente entre árboles (lo cual agradecimos porque hacía mucho calor), y atraviesa tres playas: Anapai Bay, Mutton Cove y Whariwharangi Bay. Tardamos unos 45 minutos en llegar a Anapai Bay, la primera de las playas, donde paramos a comer. Es una playa grande con arena dorada y un pequeño camping (como en todos los campings y cabañas del track, indispensable reservar).
Anapai Bay
El camino sigue, subiendo primero el promontorio (desde donde hay unas vistas fantásticas de Anapai Bay) para luego bajar hasta Mutton Cove, a donde llegamos después de unos 40 minutos. Seguí haciendo mucho calor pero se había nublado un poco el día, y esta playa no nos pareció tan espectacular, aunque seguro que en un día con sol radiante y cielo azul gana mucho. Es bastante larga y en realidad son dos playas separadas por unas rocas que se pueden atravesar andando sin mucho problema si se quiere llegar a Separation Point, el cabo que marca la separación entre Golden Bay y Tasman Bay. La gracia de este cabo es que tiene una colonia de focas y un faro donde han colocado una colonia ficticia de alcatraces (hechos de fibra de vidrio) con un megáfono que emite la llamada de estos pájaros para intentar animarlos a que aniden allí. En la punta del Farewell Spit, a unos 30 km en línea recta hacia el norte, se encuentra la mayor colonia de alcatraces de la isla sur, con más de 5000 parejas anidando allí prácticamente a nivel del mar. El problema es que es una zona muy sensible a la erosión, y las crías son muy vulnerables a las mareas al estar a nivel del mar, y por eso llevan varios años intentando establecer otra colonia en Separation Point. Nosotros no vimos alcatraces de verdad, pero aun así es un lugar bonito, y vimos alguna foca. Se puede bajar hasta abajo pero yo tenía tantas agujetas todavía de nuestro hike en Nelson Lakes que no me vi con fuerzas.
Mutton Cove
Separation Point
La última playa del día, Whariwharangi Bay, se divisa primero desde lo alto del camino, desde donde se aprecia muy bien lo densa que es la vegetación. Junto a la playa se encuentra la última cabaña del track, construida en 1896 cuando la zona era una granja y restaurada en 1980.
Whariwharangi Bay
Whariwharangi Bay hut
Desde la cabaña hasta el parking tardamos aproximadamente una hora. En total fueron 5 horas y media y un día muy bien aprovechado. Nos gustó mucho este trocito del Abel Tasman track, pero creo que hacer el Great Walk completo me llegaría a aburrir un poco. Es cierto que es bonito, pero lo veo todo un poco repetitivo, y habiendo otros Great Walks mucho más variados me decantaría por ellos y en Abel Tasman haría algún day trip.
Día 2
El plan del segundo día era pasar el día en el Farewell Spit pero teníamos que matar un poco de tiempo a primera hora mientras terminaba la lavadora que pusimos en el camping y nos acercamos a ver las Te Waikiropupu Springs (o simplemente Pupu Springs), el mayor manantial de agua dulce en Nueva Zelanda, el mayor manantial de agua fría del hemisferio sur, y una de las aguas más claras del mundo. Se ven desde una pasarela de madera y está prohibido tocar el agua por ser lugar sagrado para los maoríes. La verdad es que son muy bonitas y dan ganas de tirarse de cabeza…
Te Waikiropupu Springs
Cuando terminamos las labores domésticas y teníamos la ropa tendida, y después de parar a comer en el Mussel Inn, un famoso restaurante local, pusimos rumbo al Farewell Spit, una lengua de arena que se extiende más de 30 km, de los cuales solo los primeros 4 están abiertos al público y el resto solo se puede visitar en un tour. Dada la fragilidad del ecosistema y la cantidad de pájaros que anidan allí, es la zona más protegida del país, por encima de todos los parques nacionales. A mí me hubiera encantado coger el tour que te lleva a ver los alcatraces (que están justo al final del Spit, pasado el faro), pero no había ninguno los días que estábamos nosotros allí, porque dependen mucho de las mareas. Podíamos haber hecho el tour normal pero no nos llamaba tanto la atención así que nos conformamos con recorrer lo que está abierto al público por libre.
Farewell Spit tracks
Desde Triangle Flat Park recorrimos los 4 km de la playa interior, que estaba casi en marea baja y con el agua muy tranquila. Llegamos al final y cruzamos el Spit atravesando las dunas (punto 7 en el mapa) para salir a Ocean Beach, que como su nombre indica está abierta al oceáno y es muy diferente. El contraste de las dunas y el mar es precioso. Y la playa es inmensa, estábamos solos y fue un paseo muy chulo, aunque hacía calor y se nos hizo un poco largo. Esta playa es tristemente famosa por la cantidad de ballenas varadas que suelen aparecer en ella, sin que nadie sepa muy bien por qué. El mayor varamiento se produjo en 2017, con unas 700 ballenas, y el último hace apenas un par de semanas.
Farewell Spit: Inner Beach
Farewell Spit: atravesando las dunas
Recorrimos toda la playa y llegamos hasta Fossil Point, en el otro extremo. Por el camino vimos los buses del tour, que hacen parte del recorrido por la playa. Volvimos al parking atravesando las granjas de Triangle Flat (punto 5 del mapa), donde pasas andando entre las ovejas. Al final anduvimos más de lo que habíamos pensado, fueron 13 km en 3 horas y cuarto.
Farewell Spit: Ocean Beach
Farewell Spit: Triangle Flat
El siguiente punto era el Cape Farewell (punto 9 del mapa), el punto más septentrional de la isla Sur. Es simplemente un pequeño cabo con vistas a la calita que hay abajo, con un bonito arco de piedra. Son 5 minutos desde el parking, pero desde aquí hay rutas que permiten empalmar con el Spit hacia el Este y con Wharariki Beach hacia el oeste.
Cape Farewell
El último punto del día era precisamente Wharariki Beach, una bonita playa en la que se suelen ver crías de foca jugando en las rocas en marea baja y donde están las Archway islands, unos pedruscos muy fotogénicos a poca distancia de la orilla. Para llegar a la playa hay que recorrer un kilómetro entre bosque y dunas. La playa es espectacular.
Wharariki Beach
Con esto terminamos las visitas del día. Volviendo al camping volvimos a parar en el Mussel Inn para probar una de sus cervezas artesanas y por supuesto una buena ración de mejillones verdes.
Día 3
Nuestro ultimo día en Golden Bay lo dedicamos a visitar varios puntos de interés en los alrededores de Takaka. La primera visita del día fue a Te Waikoropupū Valley, también conocido como Pupu Valley, donde un sencillo loop de 6 km sigue el recorrido de un antiguo canal artificial por donde se desviaba agua de un río cercano para después dejarla caer en un salto de 123 metros que generaba suficiente presión para poder romper la gravilla en el fondo del valle y así buscar oro. Fue construido en 1902, y la mina de oro estuvo operativa hasta 1910. Por cierto, el nombre de Golden Bay se debe precisamente a la presencia de oro en la zona. Con el canal abandonado, en 1929 la compañía eléctrica de Golden Bay decidió reutilizarla como salto hidroeléctrico, y la pequeña central sigue operativa a día de hoy. El paseo es muy agradable, con una primera parte de subida en zigzag por el bosque hasta llegar al final del canal (water race) y el salto de agua (hoy en día solo se ve una tubería que baja hasta el fondo del valle), y a partir de aquí una mezcla de pasarela y camino discurre paralelo al canal, con vistas de vez en cuando del valle al otro lado. En el agua del canal dicen que se suelen ver cangrejos de río, aunque nosotros no vimos ninguno. La última parte del camino va desde el comienzo del canal (se ve cómo se desvía el agua del río) de vuelta hasta el parking, donde se puede uno asomar por una ventana a ver la pequeña central hidroeléctrica en funcionamiento. En total, 6 kilómetros en menos de 2 horas y un recorrido muy curioso, con paneles explicativos e historia e ingeniería a partes iguales.
Te Waikoropupū Valley
Paramos en Takaka a hacer unas compras y comer algo, y después nos fuimos a ver las Labyrinth Rocks, un paseo muy entretenido por una especie de laberinto de piedras calizas erosionadas por el agua y con formas curiosas. Vas siguiendo el recorrido por el mapa y buscando los distintos puntos, todos con nombre tan sugerentes como “el caldero de las brujas”, “los cerdos besándose” o “el pasadizo del pulpo”. La verdad es que si le echas imaginación algunas se visualizan muy bien, y es un recorrido ideal para hacer con niños, aunque a nosotros nos gustó también mucho. El algunos puntos nos recordaron a las Pancake Rocks de Punakaiki.
Labyrinth Rocks
La siguiente parade, The Grove, era una especie de versión gigante de la anterior. Es un recorrido de 20 minutos hasta un mirador con vistas a todo el valle, y vas atravesando bloques calizos erosionados, algunos con raíces de northern rātā cayendo como tentáculos. El rātā es un árbol endémico de NZ del género Metrosideros que suele surgir en las ramas de otros árboles, donde empieza a crecer hasta que envía raíces hacia el suelo a lo largo del tronco del huésped. Son árboles especialmente llamativos en verano, porque tienen una flor roja muy peculiar. La particularidad de The Grove es que hay tanto material vegetal (hojas etc) en las rocas que los rātā empiezan a crecer ahí, y las raíces terminan abrazando a las rocas.
The Grove
La última parade del día fue Rawhiti Cave, una peculiar cueva a la que se llega después de una subida corta pero bastante pronunciada. El esfuerzo merece la pena: esta cueva caliza es uno de los mejores ejemplos de phytokarst, una especie de simbiosis entre las estalactitas calizas y las plantas (musgo y algas) que viven en ellas, que hace que las primeras crezcan hacia la luz. Es muy curioso ver cómo las estalactitas crecen torcidas! Se cree que la cueva tiene alrededor de un millón de años, y es bastante grande. Se puede acceder hasta un pequeño mirador en la entrada a través de una pasarela, aunque suele estar muy embarrada y hay que tener cuidado.
Rawhiti Cave
Con esto terminamos nuestro tercer y último día en Golden Bay. Esta zona nos había sorprendido muy gratamente, y aunque no disfrutamos mucho de la playa por falta de tiempo, es muy buen sitio para desconectar y disfrutar del sol y el mar. Tendremos que volver!