Y el día 26 de Septiembre llegó, y con toda la documentación en regla e impresa, es decir, VISADO gestionado y aprobado previamente, resultado PCR negativo en menos de 72h y formulario de salud cumplimentado, nos embarcamos en el avión de Qatar.
Volamos Madrid – Doha con una escala corta, Doha – Nairobi aterrizando a primera hora de la mañana (7:00 am) lo cual encontramos un horario fantástico para aprovechar la aventura al máximo nada más poner un pie en el país.
Son tantos los acontecimientos que nos sucedieron cada día que teníamos la sensación de que los días tenían 48 horas o que realmente en lugar de 5 noches fueron casi el doble!!
Al hilo de esto, cuando estuvimos pensando en las fechas y en cuantas noches, dudábamos si 5 noches de camp serían una paliza ya que no teníamos más días de vacaciones que una semana y teníamos entendido que lo típico ya que viajas a África es conocer otros lugares. Preferimos seguir adelante con los días que teníamos y sacar conclusiones al final de viaje. Realmente, como he comentado recientemente, mereció la pena y una semana es perfecto porque cada día se vive a tope y es una desconexión de todo brutal.
Una vez en el aeropuerto de Nairobi pasamos los controles de sanidad, donde te pedían el código QR que generaba la aplicación al rellenar tus datos. Y posteriormente, la cola de migración. Si bien es cierto que la cola de migración pese a tener tu VISADO ya gestionado y en regla, era para armarse de paciencia ya que son colas un poco lentas y tediosas y pudimos estar una media hora larga hasta poder recoger nuestras maleta. Tal es la cola que una vez que pasas a recoger las maletas, te las encuentras ya fuera de la cinta bien ordenadas en el suelo por parte del servicio aeroportuario.
Una cosa que descubrimos al aterrizar es que los plásticos están completamente prohibidos en Kenia, así que vigilar si lleváis alguna bolsa de plástico!
Maletas en mano y salimos al encuentro de Steve, un chofer encantador que nos había gestionado Jose el cual nos esperaba con un cartel y nuestro nombre y que nos llevaría del aeropuerto Internacional Jomo Kenyatta al aeropuerto doméstico de Wilson
desde donde salía nuestra avioneta rumbo a Masai Mara. El hombre muy atento no nos dejó de cualquier manera, sino que hasta que no vio que realmente nos atendían y nos quedábamos gestionadas por el servicio del aeropuerto doméstico, no marchó. La comunicación con él fue muy cómoda pues nos escribíamos por WhatsApp en inglés para coordinar los horarios tanto de llegada a Nairobi como de salida.
“La terminal” de Wilson (aeropuerto doméstico) por llamarla de una manera era bastante curiosa-pequeña, lo mismo estabas facturando/pesando tu maleta que pidiéndote un café con leche y bollería. Nosotras volamos con AirKenya aunque había más compañías.
Importante! Pesar las maletas!!! Sabíamos que había que llevar maleta que no fuese rígida pero tuvimos un pequeño exceso de peso el cual tuvimos que pagar. Depende de cada compañía, pero no está de mas tenerlo en cuenta y chequear el peso porque tampoco es que fuésemos con el baúl de la Piquer.

Una vez hecha la facturación, nos entregaron un tarjetón de color azul, y lo primero que me vino a la cabeza es el juego del parchís. Era nuestra tarjeta de embarque

Llegada la hora del vuelo, nos acompañaron a la avioneta en la que el comandante y segundo nos dieron la bienvenida junto con una botella de agua y unos caramelos mentolados.
Emprendimos el vuelo y sólo me faltó fusionarme con la ventanilla!!!


40 minutos más tarde aterrizamos en el “aeropuerto” de Keekorok, lo pongo entre comillas porque es una simple pista de tierra rojiza en medio de la Sabana en la que te encontrabas cebras alrededor pastando tranquilamente.

Tras un selfie con la tripulación y bajar de la avioneta, vino a recogernos Jose, el dueño del Camp junto con su mano derecha, Purrenkey, un Masai.
Ahí nos esperaban con un súper 4x4 descapotable, mantas masai y una cantimplora de agua personalizada para cada una que nos acompañaría a lo largo de todo el viaje para mantenernos hidratadas.
Los martes es el día del mercado local, por lo que habiendo aterrizado tal día era algo que no nos podíamos perder, así que tras consultarnos nuestra preferencia decidimos ir directas a sumergirnos en la cultura y costumbres Masai.
Un mercado de lo más auténtico y autóctono, el cual diría que está segmentado por la zona de vacas y cabras, donde los hombres negocian su ganado y es alrededor de lo cual gira su riqueza, el ganado. Y la zona de las mujeres vendiendo cosas más cotidianas; alimentación y utensilios domésticos.
Es un espectáculo ver la fusión de colores de las vestimentas masai, dando mucha alegría y viveza. Al parecer el color de moda del momento era el fucsia, y podías ver una gran mayoría de Masais vestidos con mantas masai de esa tonalidad.
Nos paramos en un puesto de machetes con diferentes tamaños y grabados en la hoja del cuchillo que te aseguraban que eran 100% artesanales (ninguno era igual). Me entraron muchas ganas de comprar uno pero no estaba segura de si me pondrían problemas a la vuelta del viaje, pero me dijeron que sin problema siempre y cuando fuese facturado. Así que por tan sólo 10usd compré uno.
A parte de las zonas de ambulantes, era curioso ver los negocios/servicios físicos que tenían en la calle principal; el salón de belleza, la tienda de cosméticos, el barbero, diseñadora de moda…
Cuando regresamos al coche, donde se había quedado Purrenkey para cuidar del coche y las maletas, nos encontramos con un autentico asentamiento de mujeres masai que te ofrecían todo tipo artilugios; collares, pulseras, llaveros, cuencos, mantas... Me sentía en el centro de oportunidades!!


Acercándonos a la hora de comer, emprendimos ruta hacía el Camp, haciendo una pequeña parada previa en la puerta del parque nacional donde saludamos a los Rangers. Al estar el camp dentro de la reserva natural del Masai Mara, con la finalidad de preservar y conservar la zona de la mejor manera posible, los turistas hemos de pagar 70uds por día de estancia/visita. Pero eso lo gestionó Enkewa Camp directamente y en ese momento simplemente nos paramos a saludar.
De camino al Camp ya empezamos a ver bastantes animales; cebras, ñus, jirafas, elefantes, impalas… y ya para rematar la bienvenida, nos encontramos con una pareja de leones copulando en medio del camino!!!


Y de repente giramos una curva y zass!


Me sorprendió mucho porque me esperaba avistamiento de infraestructura o algo antes de llegar al camp, y no, estás en medio de la nada, sin ningún tipo de cercado y segundos antes has estado viendo leones, elefantes, y otros más animales que no suelen ser con los que convives en tu domicilio!!
Manos lavadas, jugo de zumo refrescante ingerido y pasamos una pasarela que cruza un pequeño río y que te introduce en el Camp.
Llamarme cursi, mística o no se… pero sentí una energía y una paz tan brutal al entrar ahí… de alguna manera me sentí super protegida con todos los Masai y con un sexto sentido de que nos esperaban por delante unas vivencias muy genuinas.
Como era la hora de comer, ya estaban las mesas preparadas para ello, pero primero uno de los Masai nos acompañó a nuestra tienda y nos enseñó cómo funcionaba todo y las diferentes dinámicas!
La tienda no la pudimos encontrar mejor, era una tienda doble; limpia, equipada, y con todo al mínimo detalle; anti mosquitos, insecticidas, agua potable, sets de jabones de cuerpo, pelo, ACONDICIONADOR (lo pongo en mayúsculas porque me pareció un subidón), crema de cuerpo. Set de diferentes toallas de cuerpo, pelo y cara. Auguraban unas buenas duchas!


Os dejo un par de imágenes de nuestra casa por unos días;


Una vez aclimatadas y maletas semi instaladas, nos disponemos a ir a comer.
Ahí nos esperaba nuestra mesa románticamente ubicada en el jardín del Camp bajo la sombra de un árbol que nos protegía del sol abrasador.
Perdonad porque lamentablemente sólo hice una foto en el momento de la comida


Para aquellos que seáis cerveceros, se os presenta un buen problema… y es que no sabéis cómo está la cerveza!!! Y ya no solo su sabor, sino el punto de temperatura que hace que te la bebas como si fuese agua bendita! Pedí una cerveza pensando que me traerían el típico botellín, y de repente me aparecen con una jarra de unas dimensiones la cual pensé que no sería capaz de terminarme y tanto que bajó esa, y unas cuantas más!! La cerveza en cuestión se llama Tusker. Pero ya os digo, también clave su temperatura.

El segundo asalto fue el pan y la mantequilla… yo no soy muy panera, pero encontré tan bueno ese pan casero que no hubo día que fuese capaz de no comérmelo!
Con asentamiento de cebada en el estomago, nos comunican el menú el cual estaba compuesto de primer, segundo plato y postre. Las raciones super contundentes. Estaba todo tan rico que fui incapaz de dejarme nada en el plato. Acabé con sensación de pavo relleno listo para meter en el horno...
Comimos de todo durante la estancia; carne, pescado, pasta, ensaladas, algún plato típico mallorquín como el tumbet… me he olvidado comentar que Jose es mallorquín, y de ahí vienen muchas de las influencias gastronómicas de la cocina. Ah! Y también se preocupaban por adaptarte el menú si tienes algún tipo de intolerancia.

Con el estómago ya lleno y bajando las revoluciones, nos comunican que a las 16h saldremos al primer safari de tarde. Meeting point, la hoguera que recoge las zonas comunes del camp.
Teníamos una hora y media larga por delante así que aprovechamos para terminar de deshacer maletas, estirarnos un poco en la cama y disfrutar de las vistas que teníamos desde la cama.

La ubicación del camp es bastante enclave y remota colindando con Tanzania y es que por lo que nos comentaron, las vistas que teníamos desde la tienda daban al Serengeti.

10 minutos antes del toque de queda nos ponemos en marcha, y empezamos a hacer un cross check de las cosas que sí o sí teníamos que llevarnos al safari; cámara, prismáticos, gorra, gafas de sol y algo de abrigo para la vuelta ya que podía refrescar.
Y ya que hablamos de vestimentas, os recomendaría como un must pantalones desmontables!! El tiempo es tan cambiante que en unas horas del día te encuentras en pantalón corto, manga corta, y un Lorenzo abrasador y en media hora puedes estar con 2 capas de abrigo y un chubasquero.

A las 16h como un reloj nos presentamos en la hoguera y ahí nos encontramos con quienes serian nuestro conductor y ojeador. Nunca me olvidaré de sus nombres; Tipira y Lesaloi.
Y tras salir con ellos durante casi todos nuestros días de safari, a Tipira le daría el premio a la mejor conducción 4x4 ), quedándole pequeño el Dackar y a Lesaloi lo denominaría como el ser humano con prismáticos incorporados. No había ser vivo que se le resistiese a kilómetros de distancia!!!

La comunicación con ellos era bastante fácil, ya que Lesaloi hablaba bastante bien inglés y te sorprendía con algunas palabras en castellano!! Nosotras aprovechamos para aprender también algunos básicos en Swahili como Asante Sana; Gracias / Karibu Sana, Jambo, Hakuna Matata, Kuaheri…! Tipira era más parco en palabras pero no le podríamos reprochar nunca nada porque con su conducción y mirada tenía ya el sobresaliente!!!

Sentadas en el coche, y listas para zarpar nos preguntan si tenemos alguna preferencia de avistamiento; petición a la carta!!!

La verdad que la tarde no pudo ser de lo mas fructífera!!

La verdad que fue una verdadera pasada ver cómo los leones se comían el búfalo.


Y cuando ya dábamos por más que satisfecha nuestra tarde, recibimos la llamada por radio de otro coche del camp con el avistamiento de un leopardo.




Ya caída la tarde, empezamos a emprender el viaje de vuelta al Camp. Al estar dentro de la reserva natural, la premisa que se tiene con los rangers es que antes de que se haga de noche has de estar de vuelta al campamento. Apurando el encender las luces del coche hasta la llegada al campamento.
Tengo que decir que las primeras sensaciones no pudieron ser mejores, alejadas de todo, disfrutando de la naturaleza y sus animales en su propio ecosistema y sin ningún coche alrededor salvo otro del Camp.
Llegadas al camp y ya con la noche como protagonista, nos presentan a Nakone, quien seria nuestro vigilante/guarda espaldas de las noches.
Una vez caído el sol, te acompañaban de las zonas comunes a la habitación y viceversa. Van equipados con machete y linterna asegurándose que no hay ningún transeúnte no esperado por la zona; león hambriento, hipopótamo curioso, búfalo interesado en nuestro césped..
Nos dimos una buena ducha de agua caliente, nos pusimos nuestras “galas nocturnas” que realmente eran la ropa de safari del día siguiente y nos fuimos a la zona común.
Mencionar que la ducha fue super placentera, a tope de agua caliente y con una presión muy digna para estar en medio de la sabana en una tienda de campaña.
Nakone nos esperaba con su linterna y artillería cerca de nuestra tienda y tan pronto escuchó el sonido de la cremallera de la mosquitera vino a nuestro encuentro. Nos iluminaba el paso y muy amablemente nos preguntaba cómo había ido nuestro safari.
Llegadas a la zona común, nos encontramos con sillas alrededor del fuego con varios clientes del camp charlando sobre sus lugares de origen, experiencias en safari etc, a lo cual decidimos sumarnos y sentarnos con ellos mientras nos tomábamos unas copitas de vino previamente a la cena, a la par que observábamos el cielo repleto de estrellas. Creo que nunca he visto un cielo tan estrellado!!!
A las 20h Salomon, uno de los Master and Comander que siempre se encargaba de que no te faltase nada de bebida, nos comunica que “dinner is ready” así que nos trasladamos a la mesa que tan románticamente nos tenían preparada con su candelabro.
No recuerdo bien que es lo que cenamos, pero solo sé que una vez más fui incapaz de dejarme nada en el plato…!!
A eso de las 21;15 ya estábamos listas para ir a recibir al señor, así que con Nakone cortejándonos hasta la habitación, nos despedimos hasta el día siguiente.
Para nuestra sorpresa, cuando entramos en la tienda, nos habían abierto la cama y una bolsita de agua caliente nos esperaba a los pies de ésta!

Pijama enfundado, dientes lavados, y primer contacto con el somier (que fue como una autentica fusión), tocaba la hora de apagar la luz ya que a las 5:45 am de la mañana nos aguardaba la “Morning Call” que consistía en que Nakone nos despertaba diciendo desde fuera… “Good Moooorning!!!”
Pero era tal la curiosidad, emoción y excitación de encontrarnos ahí y de ver lo que nos podría deparar la noche en cuanto a sonidos y visitas, que yo pese a tener un sueño ligero y dormir 365 del año con tapones, decidí prescindir de ellos para no perder ni un ápice de movimientos!!! Y así me fue, que quizás pude dormir 3 horas…

Escuché bastantes animales comunicándose; hienas, cebras, impalas y quizás bajo los efectos de una ilusión preciosa llegué a escuchar un león.