DÍA 25/05/2022
Creo recordar que eran las 8 de la mañana cuando nos recogieron en una esquina de la calle principal de Huaraz. En un minibús comenzamos a ascender por el Valle del Rio Santa, el guía muy bueno no paraba de explicarnos toda la historia del valle y las características de las comunidades que íbamos encontrando. Paramos en un restaurante a tomar un te de coca y dejar la comida reservada para la vuelta, una idea buenísima porque se ahorra mucho tiempo.
A medida que vamos cogiendo altura el paisaje tiene una clara formación de origen glaciar y vamos viendo los impresionante paisajes y nevados de la cordillera blanca.
Hicimos varias paradas para ir aclimatandonos a la altura, el guía nos recomendaba andar un poco.
Una laguna, en una urgencia de agua gasificada, que en un principio era potable, pero debido a la rotura de beta de minerales tóxicos ya no lo es.





En su lugar visitamos Wilcahuain
Son restos de un complejo funerario de la cultura Wari, pensamos en ir andando y suerte que no lo hicimos el camino es complicado y para nada atractivo. Cogimos un colectivo (3 soles). Está bastante lejos subiendo unas interminables cuestas, calles estrechas, barrios súper humildes, camino impracticable. Cuando nos impacientamos le preguntamos a un chico que va delante, amablemente nos dice que todavía faltan 15 minutos. A los 15 minutos ya el chico se ha bajado le preguntamos a unas cholitas que hablan entre ellas en quechua, sonrisa encantadora y en español nos dice que a la próxima.
El complejo está cerrado, abren en días alternativos, ese tocaba que no. Sólo pudimos verlo desde fuera y no parecía gran cosa, después del Valle Sagrada el listón está muy alto.
Nos dimos una vuelta por los alrededores hasta un alto desde donde se ve Huaraz, ya de vuelta llegamos bastante tarde a comer en Huaraz.