Una de las etapas que no quería perderme bajo ningún concepto era disfrutar de la Cordillera Real. Al igual que había hecho en Perú cuando fui al nevado Pastoruri (en aquella ocasión sin ascensión), en mi estancia en Bolivia quería disfrutar de la magnificencia de las cumbres andinas, especialmente tras haber tenido que renunciar al Camino Inca en los alrededores de Cuzco por temor a que mi forma física no me acompañase en semejante aventura.
Una vez más, tenía claro que mi condición física no me permitía hacer un trekking de varios días. Tampoco me apetecía la típica excursión para turistas del Valle de la Luna, que, aunque supongo que no esté mal, no era lo que buscaba, pues se trataba más bien de un paisaje desértico con extrañas formas. La alternativa era ascender a Chacaltaya, un antiguo glaciar que había sido la pista esquiable más alta del mundo, a 5.300 m, y que hoy en día se ha convertido en la forma más cómoda de aproximarse a la Cordillera Real, pues a él se puede acceder fácilmente en vehículo. Con responder mejor a mis deseos, tampoco era exactamente lo que buscaba, pues aquí no había ningún tipo de caminata. La excursión al antiguo glaciar se limitaba a llegar allí con un transporte y disfrutar del entorno.
Afortunadamente, cuando contacté con varias empresas bolivianas que organizaban excursiones y trekkings con la idea de acercarme a la cordillera, pero sin pretender una escalada o un trekking, Inca Land tours ( www.incalandtours.com/) me propuso la alternativa de subir al Pico Austria. Por lo que me explicaron, se trataba del único pico del Condoriri (un macizo montañoso perteneciente a la Cordillera Real formado por más de doce picos de más de 5.000 m) al que se podía acceder sin equipo especial (piolets, crampones, etc.), simplemente caminando. Eso sí, me advirtieron de dos requisitos: buena forma física y estar aclimatado a la altura.

Por eso, cuando decidí ascender al Pico Austria, tenía mis reservas acerca de si sería capaz de lograrlo. Conforme al calendario que había elaborado, había reservado el Pico Austria para mi tercer día en Bolivia, lo cual no sabía si sería aclimatación suficiente. Además, mi forma física no es excepcional. Es cierto que estoy acostumbrado a caminar, pero una cosa es caminar y otra ascender por encima de los 5.000 m.
A mis dudas se sumaba el problema de encontrar una excursión para ese día. El mes de junio, como ya he dicho, no es temporada alta en Bolivia, por lo cual las excursiones que organizan las agencias no salen todos los días, ni siquiera las más demandadas. Durante el mes de mayo había contactado con distintas agencias para ver si contemplaban subidas al Pico Austria y las pocas que me respondieron afirmativamente me indicaron que, como mucho, para mis fechas podría haber dos salidas semanales en grupo. Evidentemente, siempre podía hacer una salida individual, pero su precio partía de 150 USD.
Los primeros días de mi estancia en Bolivia había vuelto a tantear a las agencias de excursiones para ver si el 6 de junio, día que tenía pensado ascender al Pico Austria, tenían alguna salida en grupo programada. No hubo suerte. O quizás sí. El hecho es que, aunque no había ninguna salida en grupo programada, como era una de las excursiones que quería hacer sí o sí, al final opté por contratarla con un guía particular, que me ofrecía el transporte hasta el Condoriri, la ascensión, la comida y la entrada al parque. Eso sí, previo pago de 150 USD más 3 USD por el derecho de acceso al parque. Pero, pese a todo, digo que quizás tuve suerte porque al ser yo la única persona que conformaba el grupo, tenía el guía a mi entera disposición, con lo que podía ir a mi ritmo, hacer mis paradas e incluso no sentirme obligado a alcanzar la cima si no podía.

Además de Inca Land tours a la que ya me he referido, de cuya profesionaliad no tengo ninguna duda, quería mencionar aquí a mi fantástico guía Pacífico Manchaca (contactable por whatsapp en el +591 72581568), el cual forma parte de la asociación boliviana de guías de montaña. El no realiza ascensiones con equipo, únicamente ascensiones a pie. Pero tengo que darle las gracias por su paciencia y por saber adaptarse a mi ritmo de ascensión, así como por la exquisita comida que me preparó su mujer. Y no solo eso, sino por haberme llevado la mochila en el tramo final de mi ascensión, cuando ya no podía más y él me animó a subir unos cuantos metros más, con el objetivo de poder disfrutar de la vista de un precioso valle que complementaba perfectamente los maravillosos paisajes que habían estado ante mí durante mi ascensión.
La ascensión al pico Austria es dura. Son casi 5.300 m, con una subida de unos 900 m desde el lugar al que llega el transporte. Algunos grupos lo ascienden en dos días, el primero dedicado a alcanzar el campo base, y el segundo a la verdadera subida al pico. Sin embargo, yo no tenía dos días para dedicarle y tampoco me había propuesto llegar forzosamente a la cima. Mi objetivo era más bien disfrutar del paisaje y de las maravillosas vistas del Condoriri. Y si podía alcanzar la cima, mejor que mejor.

Pacífico, supongo que para levantarme la moral, me dijo que yo estaba por encima de la edad media de sus clientes, que oscilaba entre los 30 y los 50 años, y que se veía que tenía una buena condición física, puesto que en las breves paradas, tras tomar resuello, era capaz de seguir, lo que indicaba que más que falta de forma física, lo que necesitaba era aclimatación, ya que tres días en Bolivia no eran suficientes para aclimatarse a la altura (se precisan, al parecer, al menos cinco). También me informó de que los alpinistas que hacen trekking en Bolivia, empiezan ascendiendo al Pico Austria, porque la ascensión les permite ir aclimatándose a las alturas de estas montañas andinas.

Lo peor de la ascensión está indudablemente en la parte final, que es definitivamente la puntilla para cualquiera. Y cómo no, para mí. No fui capaz de ascender a la cima. Me faltaron unos 200 m, o lo que es lo mismo, una hora de ascensión. Pero aún así, considero que la ascensión fue uno de los grandes días de mi estancia en Bolivia. Las vistas del Condoriri son majestuosas y realmente merecen la pena. A pesar del esfuerzo, del coste y de no haber alcanzado la cima. En modo alguno me sentí defraudado porque, como he dicho, mi aspiración no era llegar arriba, sino disfrutar del entorno.

Probablemente el disfrute hubiese sido mayor desde lo alto, pero hallarme donde me hallaba era sencillamente fantástico. En la ascensión pude incluso admirar a lo lejos el volcán Sajama, ubicado a varios cientos de kilómetros de distancia, que es la cumbre más alta de Bolivia, en la frontera con Chile. Tuve igualmente ocasión de ver varios cóndores, aunque desgraciadamente estaban demasiado lejos como para poder apreciarlos debidamente.
Si alguien está interesado en ascender al pico Austria, le aconsejo que lo haga con un guía cualificado, bien contactando directamente con él o a través de una agencia de prestigio. Parece ser que hay muchas agencias que funcionan en negro, sin autorización. El precio obviamente variará en función del tamaño del grupo. El precio de una ascensión para una única persona es, como mínimo, de unos 150 USD, de unos 100 USD para dos y de unos 80 para tres. El día siguiente, en una agencia de la calle Sagárnaga en La Paz vi que ofrecían una salida para el día siguiente para el pico al precio de 120 bolivianos (unos 18 euros), que incluía la comida y los bastones (palitos que dicen los bolivianos). Evidentemente la diferencia con lo que yo había pagado era considerable, pero lo cierto es que yo no tuve elección y considero el dinero que pagué bien invertido.

Por último, haría una recomendación. Por una parte, los bastones son realmente útiles en la ascensión, pero también en el descenso. Por otra, es preciso abrigarse bien porque en las alturas hace frío, mucho frío. Y por otra, llevar en la mochila lo realmente imprescindible. Llegado a un cierto punto, cuando el cansacio ya empieza a manifestarse, cualquier gramo da la sensación de pesar kilos. |