Nos topamos con las murallas de la ciudad. Aún se conservan casi un kilómetro de las edificaciones originales y hay varios puntos para subir y bajar de las mismas. Ofrecen una magnífica vista.



Nos acercamos al Bargate, la gran puerta histórica medieval que deba acceso a la antigua ciudad amurallada. De aquí ya comienza la parte nueva por lo que dimos media vuelta para regresar al hotel.

Por el camino pasamos por el centro comercial Westquay, que fuera unos de los centros comerciales más grandes de Inglaterra durante una época.

Ha sido un vistazo rápido a lo más histórico y medieval de la ciudad de Southampton que nos llevó una hora más o menos. Ya lejos del centro hay un museo de aviación con unos Spitfire originales de la segunda guerra mundial que me hubiera gustado visitar pero eso se quedará para una futura visita, incluyendo todo lo relacionado con el Titanic (museo, memoriales, casas alusivas al embarque, etc).

Como hace bueno y el sol ya calienta de lo lindo decidimos no remolonear más, coger las maletas y hacer el paseo al muelle para hacer la cola y embarcar en el crucero. El paseo es cómodo, lleva unos diez minutos aun cargados con las maletas y nos disponemos a dejarlas en el espacio destinado a ello para que luego las suban al camarote y hacer la cola para el embarque. Nuestra sorpresa es que no hay cola alguna y que pese a faltar 45 minutos para nuestra hora reservada de llegada ya hay gente subiendo por lo que no nos lo pensamos, entramos a la terminal, nos chequean la documentación y en diez minutos estamos ya en la entrada al barco.
¡¡¡¡El crucero propiamente dicho comienza!!!!