DÍA 25/07/2023
Nuevo día. Mi sobrino no se queja mucho y dice que está bien, pero la excursión de hoy es dura y con bastante pedregal. Es subir a 3000 metros de altura, al pico The Fortress, dando una vuelta yendo en primer lugar a Headwall Lakes y bajando por Chester Lake. Como estamos a principios de viaje prefiero hacer algo más light para que se mejore y no machacarle mucho para que luego vaya la cosa peor, así que le propongo ir solo a Chester Lake y si allí se encuentra bien seguir hacia el valle de los tres lagos.
Nuestra parcela en Elkwood
Una vez en marcha nos pasamos primero por el centro de visitantes para pillar internet. Veo en la web de albertaparks que Rawson Lake ya no está cerrada por osos y le pregunto a la empleada si ya está abierto el sendero y me lo confirma. Así que decidimos ir para allá. Posiblemente sea la ruta más conocida de la zona, pero se tira la mitad del verano cerrada porque a los osos les gusta bastante (Chester Lake también tenía aviso por avistamiento de osos, pero no estaba cerrada)
Así que nos dirigimos al inicio del sendero, que es uno de los aparcamientos del Upper Kananaskis Lake. Bajamos del coche y hace bastante viento. Y fresquito. Ya desde ahí vemos que el día no nos va a ofrecer buenas vistas debido al humo de los incendios.
El sendero, muy popular, es lo suficientemente empinado como para hacernos sudar, pero está muy bien marcado y nos va a llevar hasta el verdoso lago Rawson que se encuentra al pie de la montaña Sarrail, que se eleva 1000 metros más allá del lago y eso que el mismo está a 2000 metros.
El sendero comienza siendo el mismo que el que bordea todo el Upper Kananaskis Lake, un lago lo suficientemente grande como para tener oleaje, y que es utilizado por muchos para darse un chapuzón o con una barquita pescar.
En el inicio del sendero, con Upper Kananaskis Lake de fondo y poco más ya que las montañas están difuminadas por el humo
Al kilómetro nos encontramos con una cascada que desemboca en el lago, bien sorteada por un puente.
Un poco después hay una intersección que hace que el sendero se bifurque. Cogemos el tramo de la izquierda, que es el que nos llevará a nuestro destino.
Aquí viene el tramo que pica bien para arriba, algo más de un kilómetro por un mohoso y antiguo bosque de abetos. Tras algún sorteo de árbol caído, llegamos a una zona donde el sendero tiene pasarelas de troncos que tratan de evitar que te mojes los pies al ser esta una zona predispuesta a estar embarrada. Con el año que tenemos no es el caso.
Y llegamos al lago. Sin duda bonito e impresiona la mole que tiene enfrente.
Continuamos por la orilla sureste por debajo de unos riscos. Oficialmente el sendero finaliza a mitad del lago, pero nosotros continuamos para verlo justo debajo de la montaña.
Y llegamos al paraíso marmotero. No sé, pero vimos casi una decena en un tramo corto. Nos situamos justo en la otra punta de donde lo divisamos la primera vez. Lástima de mala luz, que no nos deja ver al lago con sus mejores colores.
Damos media vuelta, mirando las laderas de las montañas por si vemos algún oso. Nada. Decidimos parar en un punto a descansar al pie del lago y tomarnos unas chocolatinas. Desde allí disfrutamos de las vistas y observamos la ladera que hubiéramos subido si el día no se hubiera levantado humeante. El esfuerzo es considerable, pero el que ha visto fotos del paisaje que se ve desde lo alto, reconocerá que el sacrificio de la subida habría merecido la pena. Poned en Google Sarrail Ridge y lo comprobaréis.
A esa loma, en la parte izquierda de la foto, habría que subir para las vistas
Volvemos a ponernos en movimiento, y ya no es otra cosa que deshacer el camino realizado, eso sí, ahora cuesta abajo que mola más.
Al final unos 10 kms. Son las 1 de la tarde y nada más salir del aparcamiento vemos un grizzly al lado de la carretera. Y una guarda forestal vigilando, que nos dice que no paremos, así que ni foto puedo echarle, aunque mi sobrino le echa un cutre video con el móvil mientras vamos despacio pasándolo.
Decidimos dirigirnos a la Smith-Dorrien y hacer el corto sendero del puente colgante. Es un kilómetro nada más. Primero subes por un lado, cruzas el puente y bajas por otro. Muy sencillito y con mucha gente con niños, aunque en el puente tuvimos suerte y no había mucha.
Tras ello nos fuimos para el campamento. Comimos, nos duchamos y por la tarde decidimos dar unas vueltas con el coche para ver si vemos bichos. Además, está lloviendo intermitentemente.
Acordamos explorar la carretera 40, por lo menos hasta Highwood Pass y sus más de 2200 metros y fue todo un acierto. Justo en el cruce de nuestra carretera con la 40 había un joven carnero de las rocosas.
Tras echarle unas fotos, seguimos el trayecto y no habían pasado ni 10 minutos cuando vemos un grizzly al lado de la carretera. Freno, damos la vuelta y nos ponemos a su lado. Casi ni coger la cámara me dio tiempo. Vino un guarda enseguida que nos largó.
Hicimos un par de kilómetros y de nuevo dimos la vuelta a ver si se ha ido el forestal. El oso ya no está donde antes, pero sí que lo vemos caminando un poco más allá y no está el forestal. Le hacemos unas fotos y seguimos nuestro camino.
Cada vez llueve más y el paisaje es precioso, todo verde, con muchísimas montañas. Una maravilla. De repente me dice mi sobrino que pare, que cree a ver visto un lobo o yo que sé. Damos la vuelta y me coloco donde cree haber visto el animal. Me cuesta localizarlo al principio porque el animal no se mueve y se mimetiza, pero al fin lo veo y es un coyote haciendo la estatua y mirándonos fijamente. Al final se aburre de nosotros y se pierde en la maleza.
Pasamos Highwood Pass y continuamos algo más, hasta que decidimos dar la vuelta. En el regreso volvemos a ver al grizzly. Esta vez también llegan más coches. El oso nos deleita cruzando la carretera. Un pasote de animal.
Finalizamos yendo por nuestra carretera, la de Kananaskis Lakes, hasta el final, en la zona de Interlakes, pero ya no hubo más suerte faunística. ¡¡Pero no nos quejamos!! A las 8 de la tarde ya estábamos en el campamento y decidimos hacer un fuego y comernos unas tortillas de maíz con bacon al fuego y queso. De rechupete estaban. Y tras el gozo culinario, a sobar, que mañana empiezan las rutas de mochileo.
Ruta
Nuestra parcela en Elkwood
Una vez en marcha nos pasamos primero por el centro de visitantes para pillar internet. Veo en la web de albertaparks que Rawson Lake ya no está cerrada por osos y le pregunto a la empleada si ya está abierto el sendero y me lo confirma. Así que decidimos ir para allá. Posiblemente sea la ruta más conocida de la zona, pero se tira la mitad del verano cerrada porque a los osos les gusta bastante (Chester Lake también tenía aviso por avistamiento de osos, pero no estaba cerrada)
Así que nos dirigimos al inicio del sendero, que es uno de los aparcamientos del Upper Kananaskis Lake. Bajamos del coche y hace bastante viento. Y fresquito. Ya desde ahí vemos que el día no nos va a ofrecer buenas vistas debido al humo de los incendios.
El sendero, muy popular, es lo suficientemente empinado como para hacernos sudar, pero está muy bien marcado y nos va a llevar hasta el verdoso lago Rawson que se encuentra al pie de la montaña Sarrail, que se eleva 1000 metros más allá del lago y eso que el mismo está a 2000 metros.
El sendero comienza siendo el mismo que el que bordea todo el Upper Kananaskis Lake, un lago lo suficientemente grande como para tener oleaje, y que es utilizado por muchos para darse un chapuzón o con una barquita pescar.
En el inicio del sendero, con Upper Kananaskis Lake de fondo y poco más ya que las montañas están difuminadas por el humo
Al kilómetro nos encontramos con una cascada que desemboca en el lago, bien sorteada por un puente.
Un poco después hay una intersección que hace que el sendero se bifurque. Cogemos el tramo de la izquierda, que es el que nos llevará a nuestro destino.
Aquí viene el tramo que pica bien para arriba, algo más de un kilómetro por un mohoso y antiguo bosque de abetos. Tras algún sorteo de árbol caído, llegamos a una zona donde el sendero tiene pasarelas de troncos que tratan de evitar que te mojes los pies al ser esta una zona predispuesta a estar embarrada. Con el año que tenemos no es el caso.
Y llegamos al lago. Sin duda bonito e impresiona la mole que tiene enfrente.
Continuamos por la orilla sureste por debajo de unos riscos. Oficialmente el sendero finaliza a mitad del lago, pero nosotros continuamos para verlo justo debajo de la montaña.
Y llegamos al paraíso marmotero. No sé, pero vimos casi una decena en un tramo corto. Nos situamos justo en la otra punta de donde lo divisamos la primera vez. Lástima de mala luz, que no nos deja ver al lago con sus mejores colores.
Damos media vuelta, mirando las laderas de las montañas por si vemos algún oso. Nada. Decidimos parar en un punto a descansar al pie del lago y tomarnos unas chocolatinas. Desde allí disfrutamos de las vistas y observamos la ladera que hubiéramos subido si el día no se hubiera levantado humeante. El esfuerzo es considerable, pero el que ha visto fotos del paisaje que se ve desde lo alto, reconocerá que el sacrificio de la subida habría merecido la pena. Poned en Google Sarrail Ridge y lo comprobaréis.
A esa loma, en la parte izquierda de la foto, habría que subir para las vistas
Volvemos a ponernos en movimiento, y ya no es otra cosa que deshacer el camino realizado, eso sí, ahora cuesta abajo que mola más.
Al final unos 10 kms. Son las 1 de la tarde y nada más salir del aparcamiento vemos un grizzly al lado de la carretera. Y una guarda forestal vigilando, que nos dice que no paremos, así que ni foto puedo echarle, aunque mi sobrino le echa un cutre video con el móvil mientras vamos despacio pasándolo.
Decidimos dirigirnos a la Smith-Dorrien y hacer el corto sendero del puente colgante. Es un kilómetro nada más. Primero subes por un lado, cruzas el puente y bajas por otro. Muy sencillito y con mucha gente con niños, aunque en el puente tuvimos suerte y no había mucha.
Tras ello nos fuimos para el campamento. Comimos, nos duchamos y por la tarde decidimos dar unas vueltas con el coche para ver si vemos bichos. Además, está lloviendo intermitentemente.
Acordamos explorar la carretera 40, por lo menos hasta Highwood Pass y sus más de 2200 metros y fue todo un acierto. Justo en el cruce de nuestra carretera con la 40 había un joven carnero de las rocosas.
Tras echarle unas fotos, seguimos el trayecto y no habían pasado ni 10 minutos cuando vemos un grizzly al lado de la carretera. Freno, damos la vuelta y nos ponemos a su lado. Casi ni coger la cámara me dio tiempo. Vino un guarda enseguida que nos largó.
Hicimos un par de kilómetros y de nuevo dimos la vuelta a ver si se ha ido el forestal. El oso ya no está donde antes, pero sí que lo vemos caminando un poco más allá y no está el forestal. Le hacemos unas fotos y seguimos nuestro camino.
Cada vez llueve más y el paisaje es precioso, todo verde, con muchísimas montañas. Una maravilla. De repente me dice mi sobrino que pare, que cree a ver visto un lobo o yo que sé. Damos la vuelta y me coloco donde cree haber visto el animal. Me cuesta localizarlo al principio porque el animal no se mueve y se mimetiza, pero al fin lo veo y es un coyote haciendo la estatua y mirándonos fijamente. Al final se aburre de nosotros y se pierde en la maleza.
Pasamos Highwood Pass y continuamos algo más, hasta que decidimos dar la vuelta. En el regreso volvemos a ver al grizzly. Esta vez también llegan más coches. El oso nos deleita cruzando la carretera. Un pasote de animal.
Finalizamos yendo por nuestra carretera, la de Kananaskis Lakes, hasta el final, en la zona de Interlakes, pero ya no hubo más suerte faunística. ¡¡Pero no nos quejamos!! A las 8 de la tarde ya estábamos en el campamento y decidimos hacer un fuego y comernos unas tortillas de maíz con bacon al fuego y queso. De rechupete estaban. Y tras el gozo culinario, a sobar, que mañana empiezan las rutas de mochileo.
Ruta