Etapa 6. Parte B. Una tarde de domingo en Seoul
Las vistas desde los miradores de la Torre de NamSan son increíbles ( que no quiere decir bonitas ) porque al fin y al cabo, es una megalopolis de ciudad con casi 10 millones de habitantes y muchos rascacielos por todos lados. Puedes acceder a las plataformas de forma gratuita y ver los miradores, pero si quieres una vista a 360 grados hay que pasar por caja ( creo recordar unos 20.000 W ). Como hay cientos de metros de vallas y balcones, que hay en la mayoría ? Candados del amor, y como esta gente lo tiene todo preparado y pensado, si quieres dejar constancia de tu amor infinito, hay un montón de máquinas expendedoras de candados, bolis y rotuladores en préstamo y el buzón para tirar la llave, como manda la tradición. Hay miles de candados, y no paran de añadir nuevas barandillas a juzgar por el color oxidado de algunos de ellos…

Ahora sí, bajamos por las escaleras. Y ves a los pobres que suben muertos de sed, calor y cansancio…
De regreso al hotel paramos en el mercado de Namdaemun, que nos queda relativamente cerca y buscamos el puestecito de comida donde haya más gente. Una familia perfectamente coordinada amasa, frie, envuelve y cobra el hotteok, el pancake coreano de verdura, queso o mixto e incluso los hay dulces, sin relleno y con azúcar por encima. Excelente y por 2000 W cada uno, creo recordar. El mercado está tranquilo, quizás porque es la hora de comer, pero hay mucha ropa, souvenirs y muuuuchas tiendas de sombreros y cosmética.
Después de una corta pero intensa tormenta ( menos mal que nos ha pillado en el hotel ), y aprovechando que el autobús pasa muy cerca del hotel, nos acercamos a la Hongjecheon Artificial Falls que Instagram se ha encargado de “ofrecernos” la información de forma repetida en la semana que llevamos aquí Qué curioso. Desde que hemos llegado a Seul, no paran de aparecernos publicidad de restaurantes, recomendaciones de visitas y lugares “ imperdibles” de Seul. ¿Será que google nos espía y sabe que estamos aquí? Debe ser casualidad. Total, que allí nos vamos. Tardamos unos 40 minutos hasta porque céntrica no está.
Pero aunque el lugar sea artificial y la cascada la montaron en 2011, sí que se ha vuelto un lugar muy popular y los 40 metros de cascada que caen de la montaña ( no sé si artificial también ) el Yeonhui Forest es un buen pulmón verde en medio de tanta casa, viaducto y rascacielos cercanos.

Hay muchas familias paseando y varios cafés, te puedes sentar sin consumir y nadie te dice nada. O al menos hoy, que no está masificado. Personalmente, lo más bonito es la biblioteca Hongjecheon con vistas preciosas de la cascada, que queda a la izquierda y en armonía con el entorno. Es pequeña pero preciosa. Si llegas hasta aquí, no te olvides de visitarla.

Y ya para despedirnos, hoy es la última noche en Seul, nos vamos a HongDae, el barrio más artístico y alternativo.

Hacemos algunas compras y nos entretenemos en los diversos conciertos callejeros de K-Pop y al que llegamos gracias a los gritos de los fans, que los tratan como ídolos. Y lo hacen realmente bien.

Cenamos en un restaurante chiquitito con los platos fotografiados en la puerta que tienen muy buena pinta. Y no nos equivocamos. Super recomendable el Yeokjeon Udon 0410 y con unos precios excelentes.

Regresamos al hotel que tenemos que cerrar maletas. Como regresaremos a Seul al final del viaje, visitaremos lo que nos ha quedado pendiente en unos días.