Etapa 9. Parte A. Daegu - Busan
En el hotel Toyoko Inn tenemos el desayuno incluido. Y aunque es sencillo y hay muchas sopas, tofus i noodles (como buena cadena japonesa que es), optamos por fruta y tostadas.
A las 9’15 sale el tren a Busan. Es una distancia corta, apenas 130 km, y aunque esta vez los trenes son menos modernos, la puntualidad es coreana. O sea, perfecta. Pagamos menos de 6 euros por el billete. Nos llama mucho la atención que el paisaje desde el tren es el que se repite en todo el pais. Mucho verde, verde y mas verde intercalado con grandes rascacielos, enormes moles en mitad de esos bosques. Promociones inmobiliarias todas iguales, en las que en cada bloque igual tiene 500 apartamentos, y cada urbanización tiene un nombre en inglés y unos grandes números que imagino son para identificarlos. Pero todos se construyen rodeando las montañas, nunca en las pendientes o en la cima. Esos avisperos casi infinitos constituyen una de las imágenes que se te quedan grabadas de Corea.

Llegamos a la estación central de Busan y se nota que es la segunda ciudad del pais con mas de 3 millones de habitantes. Un aeropuerto internacional, un festival de cine internacional y una terminal de ferris internacional. De hecho, desde aquí salen los ferrys a Fukuoka, en Japón.
La estación de tren es un hervidero de gente que va y viene. Enfrente, las paradas de autobuses con largas colas pero un poco sin orden (aquí hay que decir que echaba de menos esa organización tan modélica de sus no- amigos japoneses) . Para 3 noches tenemos el Solaria Nishitestu de 4 estrellas ( pagamos por 3 noches, 205 euros en total ) ubicado en una zona con muchos restaurantes, oficinas y por lo tanto, muchas lineas de autobuses.
Dejamos las maletas y nos vamos a las playas de Songdo donde está el teléferico y el faro. Te sorprende en pleno agosto las playas vacías de bañistas, luego piensas que a 38 grados a la 1 del mediodía, igual no es el mejor momento. Es una pena pero la pasarela colgante que bordea la costa y que veníamos a visitar, está cerrada. Y un cartel en el acceso: “hoy está cerrada”. Pues nada, media vuelta.

Como las distancias en bus son lejanas, cuando regresamos al centro y nos paramos en el Lotte World donde hay un enorme Food Court en la planta baja que recomiendan en todas las guías e Instagram. Comemos allí, amparados por un buen aire. El food court es enorme, igual hay más de 30 estaciones de comida y pequeños restaurantes con mucha variedad. Y debe ser muy popular comer allí, porque está a rebosar de gent, desde oficinistas a famílias enteras, y nos da buen rollo. Creo recordar que comimos por 6-7 euros cada uno. Y el agua, aunque sea un food court, también está a disposición de todos.

Desde allí, paseamos por Chinatown y la calle Ibagu-gil de Choryang , una calle y un barrio con mucha pendiente construidos en el siglo XX cuando las clases más populares, ocuparon las laderas cercanas al puerto y la estación de tren. Y que desde la parte baja se fue ocupando llegando bien arriba de la colina.

Con calma, y sin rumbo, vamos subiendo. Imagino que hay buses pero son calles bien muy interesantes para fotografiar y con algunas plataformas que funcionan como miradores.

Aquí te haces una idea de lo extenso que es Busan.
