Es una atracción turística de Siem Reap cuando cae la noche y no puedes estar en los templos ir a una cena con espectáculo. A nosotros nos la incluía el itinerario.
Nos recogen a las 19 horas el guía y el conductor para llevarnos al restaurante. Apenas damos la vuelta a la esquina.
El local se llama Crystal Palace. El guía y una camarera nos acompañan a la sala, donde ya hay gente cenando. Algunas mesas están preparadas pero la gente aún no ha llegado.
De camino hacia alli veo salas privadas donde hay grupos cenando, sin opción de espectáculo.
La mesa está dispuesta para dos. Como siempre la cena se incluye pero no la bebida. Y como siempre me atraen los zumos de fruta fresca y los cocktails sin alcohol pero me aseguran que todo lleva hielo. No quiero arriesgarme de nuevo.
El menú está disponible en la mesa. Incluye una ensalada con pollo, crema de calabaza y zanahoria, brochetas de pollo y una especie de tulipa con cerdo y verduras y pastel jemer con frutas. Tampoco quiero arriesgar con la ensalada (otra vez no) así que me lo cambian por rollitos de primavera. No ha sido la primera vez que nos han dado rollitos aunque esta vez también llevan carne, no solo verduras. No puedo quejarme de la comida. Está bastante bien. Pedimos una botella grande de agua (3 dólares).


El escenario tiene una tela detrás con una imagen de Bayon, aunque dando el aspecto de su época.
Primero sale un chico tocando un roneat. Es un xilófono utilizado en la música clásica jemer de Camboya . Tiene la forma de una embarcación curva y rectangular. Cuenta con veintiún barras gruesas de bambú o madera dura suspendidas de cuerdas sujetas a las dos paredes. Están cortadas en piezas del mismo ancho, pero de diferente longitud y grosor.
Después de tocar un poco se hace a un lado y empieza el baile.
El espectáculo tiene cinco piezas, aunque bastante largas.
La primera pieza muestra una especie de coqueteo entre dioses y diosas. La ropa es vistosa y llevan bonitas coronas. Solo me despista que los personajes de los dioses los hagan mujeres.

El segundo baile mezcla chicas y chicos, igual que el cuarto. También juega con el coqueteo entre hombres y mujeres. Las danzas parecen de festival de fin de curso del colegio pero ellos tienen más expresividad y chispa que ellas, más sosas que un huevo sin sal. Representan danzas de los pescadores y del coco, de carácter rural, más dinámicas, divertidas y menos sofisticadas.
En la tercera danza una diosa lucha con un demonio (la aparición del demonio es lo mejor de la noche) y al final vence. El demonio también lo interpreta una mujer.

El ultimo baile es el de las apsaras. Ya he hablado mucho de ellas, tanto en consideraciones generales como en los templos. Las apsaras eran ninfas, seres sobrenaturales que aparecían en forma de hermosas doncellas de gran belleza y elegancia que danzaban con movimientos estilizados y delicados, con el rostro sereno e inexpresivo mientras movían sus manos en formas complejas. Eran también las esposas de los gandharvas, los siervos de la corte de Indra, el rey de los dioses devas y señor del Cielo.
Las apsaras danzaban al son de la música realizada por sus maridos en los palacios de los dioses para entretenerlos. También danzaban en honor de los héroes caídos en las guerras.
Podían cambiar de forma a voluntad y traían buena suerte a los jugadores y buscadores de fortuna. Las más famosas apsaras eran Urvasi, Menaka, Rambha y Tilottama.
En la corte de Indra hacía referencia a 26 apsaras y cada una de ellas correspondía una forma distinta de arte, de manera similar a las musas en la mitología griega.
Por lo general se asociaban a las nubes, al agua y a los ritos de fertilidad. En el hinduismo, las apsaras inferiores son espíritus que atraen a los hombres con su belleza para ocasionarles la muerte, un poco como las sirenas griegas.
No se sabe con exactitud cuándo surgió la danza de corte real del Imperio Jemer, conocida actualmente como Danza Clásica Jemer, o Ballet Real de Camboya, pero se cree que su desarrollo fue paralelo al desarrollo social de Angkor, cuyo templo principal, el antes mencionado Angkor Wat -dedicado a Visnú- tiene alrededor de 1737 apsaras o ninfas celestiales esculpidas en sus muros.
Las bailarinas eran consideradas mensajeras entre la tierra y el paraíso, y se creía que eran mitad humanas y mitad diosas. Debían poseer características similares a las que se le atribuían a las ninfas: ojos tan hermosos como las flores de loto, labios extremadamente atractivos, cuerpos delgados, voz dulce, una actitud encantadora, y gestos llenos de gracia; pero, sobre todo, debían poseer una mente pura, pues solo así podían elevarse al grado de servidoras de los dioses y tener una comunicación directa con ellos.
El lenguaje de la Danza Clásica Jemer comprende 4500 gestos, de los cuales, se creía que los fundamentales habían surgido de la purificación de la mente de los dioses.

Los gestos de las manos tienen un simbolismo. Vamos a verlo.
Significados comunes de los gestos de manos en la danza jemer:
Flor que florece: La mano se abre lentamente desde un puño cerrado.
Significado: Representa una flor que se abre, símbolo de belleza, crecimiento o el inicio de algo nuevo.
Olas del agua: Las manos se mueven suavemente en forma ondulada.
Significado: Representa el agua, el río o el mar, elementos esenciales en la vida camboyana.
Pico de pájaro o ave volando: Dedos extendidos y curvados, moviéndose con gracia.
Significado: Libertad, ligereza o mensajes espirituales.
Fruto maduro: La mano se curva como si sostuviera una fruta.
Significado: Abundancia, fertilidad o gratitud.
Loto: Los dedos se colocan en forma de flor de loto.
Significado: Pureza, espiritualidad y conexión con lo divino (el loto es sagrado en el budismo).
El término "katakaamukha" se deriva del sánscrito, donde "kataka" significa "brazalete" y "mukha" significa "cara" o "boca". Combinado, Katakaamukha se traduce como "abrirse en una pulsera" o "enlace en un brazalete", refiriéndose a la forma en que se colocan los dedos para formar una forma circular o similar a la pulsera. El Apsara Katakaamukha Mudra puede interpretarse como un gesto que encarna la elegancia y el encanto de estas bailarinas divinas.
El Apsara Katakaamukha Mudra se realiza uniendo el pulgar, el índice y los dedos medios mientras se extienden el anillo y los dedos pequeños. Las yemas de los dedos del pulgar y el dedo medio se tocan ligeramente, formando una forma delicada y circular similar a una abertura en un brazalete. Este gesto se puede realizar con una mano (Asamyuta Hasta) o con ambas manos (Samyuta Hasta).

Algunas representaciones comunes incluyen:
Sosteniendo objetos: El gesto puede significar sostener una guirnalda, un collar o cualquier objeto delicado, reflejando la gracia y la precisión del bailarín.
Arrancando flores: A menudo se usa para representar el acto de arrancar flores, simbolizar la belleza y el cuidado.
Llamando: El Mudra también puede indicar hacer señas o llamar a alguien, que representa el encanto e invitación.
Incorporación de apsaras: Cuando se usa en el contexto de la representación de Apsaras, los bailarines celestes, el Mudra mejora la representación de su belleza etérea y movimientos encantadores.
Adornos faciales: En algunos bailes, el Apsara Katakaamukha mudra se usa para ilustrar la aplicación de cosméticos o ajustar adornos en la cara.
Veamos cómo aparecen representadas las apsaras en el arte. Llevan corona o tocado (Mokot), muy elaborado y alto, con múltiples puntas o torres, a menudo decorado con motivos florales o llamas. Simboliza la divinidad y el estatus celestial de la Apsara. Llevan muchas joyas: collares múltiples, brazaletes, tobilleras y cinturones anchos. Estaban hechos originalmente de oro o materiales preciosos. Representan riqueza espiritual y belleza divina.
Visten la falda tradicional (Sampot). Es una tela larga y plisada que se envuelve alrededor de la cintura y cae hasta los tobillos. A menudo estaba decorada con patrones intrincados y sostenida por un cinturón ornamentado. Podía incluir una cola o faldón trasero que se extiende elegantemente.

Llevan un cinturón decorativo (Sangvar), un cinturón ancho con una gran hebilla central, a veces con colgantes. Ayuda a sujetar el sampot y añade un toque ceremonial.
Llevaban el pecho descubierto. Evidentemente ahora ya no es así. Ahora llevan una blusa ajustada. Suele estar hecha de seda o satén, decorada con bordados dorados o plateados.
A menudo se combina con una banda cruzada decorativa que simula las joyas del pecho de las esculturas antiguas.
Al final del espectáculo permiten subir (descalzos) para hacerse una foto.
