
Día 19 (25-08-24): Excursión a Suwon y tarde en el parque Namsan y la torre de Seúl
Casi sin darnos cuenta había llegado ya la última jornada aprovechable del viaje, porque el día siguiente únicamente consistiría en recoger todo, ir hacia el aeropuerto y volar de regreso a casa.
Nuestro planning del día fue el siguiente:
- Visita a Suwon (comiendo allí).
- Tarde en Namsan park y torre de Seúl.
Así que nos despertamos a las 7 para estar en marcha poco antes de las 8 y aprovechar bien el día.
Situada unos 30 km al sur de Seúl, Suwon es la mayor ciudad de la provincia de Gyeonggido y es una excursión muy popular y sencilla desde la capital. Otra opción es hacer noche allí antes de proseguir el viaje hacia otro sitio, pero nosotros elegimos visitarla ida y vuelta desde Seúl.
Cómo llegar a Suwon desde Seúl (zona Myeongdong): tomamos metro línea 4 hasta Seoul Station (10 minutos) y allí hicimos trasbordo a la línea 1 hasta Suwon (este tramo tarda aproximadamente una hora). Pese a que ya está fuera de Seúl, este desplazamiento se incluye en la T-money.
Hay que vigilar porque no todos los trenes de la línea 1 van a Suwon, ya que la línea se ramifica antes de llegar allí. Estar al caso de tomar uno de los que pase por Suwon.
Nuestro principal interés en Suwon era visitar la fortaleza Hwaseong, una muralla defensiva que rodea el centro histórico de Suwon y data de finales del siglo XVIII (dinastía Joseon). Durante esta época y bajo el mandato del rey Jeongjo, Suwon casi se convirtió en la capital del país, aunque finalmente a la muerte del monarca el poder se quedó en Seúl y Suwon se ha convertido en una importante atracción turística.

Para llegar hasta la fortaleza Hwaseong desde la estación lo más habitual es ir hasta la puerta Paldalmun y empezar el recorrido siguiendo las murallas; se puede ir caminando en unos 30 minutos o tomar uno de los buses 11 o 13 que te dejan frente a la puerta. Paldalmun, también conocida como Nammun o puerta sur, es la más destacada de las cuatro puertas que hay en el complejo amurallado.

Nosotros quisimos ir andando, pero nos liamos y en lugar de acceder por la puerta Paldalmun, nos metimos en la muralla por otro sitio (después de subir una especie de parque en una montaña, que no era lo que pensábamos). Nos encontramos enseguida con esta estatua:

Dimos la vuelta a la muralla, parando en los diferentes puntos de interés que te vas encontrando por el camino. La distancia si se recorre la muralla completa es de unos 5.7 km y el recorrido puede hacerse en un par de horas, disfrutando de vistas que combinan fortaleza y ciudad moderna.



La fortaleza es Patrimonio Mundial y además de las puertas incluye pabellones, torres de vigilancia, puestos de mando y otras edificaciones defensivas hechas de tierra con grandes bloques de piedra y ladrillos (mayormente se trata de restauraciones). Tiene una gran variedad de instalaciones militares que no se pueden ver en otras fortalezas.



Sobre las 12 finalizamos nuestro recorrido en la zona de Paldalmun Market, como su nombre indica había un mercado local con todo tipo de artículos. No es turístico ni tiene nada destacable, pero nos dimos una vuelta por allí.
Buscamos un sitio donde comer y finalmente entramos a un restaurante de barbacoa donde tan solo había gente de allí, éramos los únicos turistas y la carta no estaba en inglés, pero nos entendimos como pudimos con el dueño y aunque la especialidad fuese la carne yo pude pedirme unos fideos de trigo sarraceno que estaban muy buenos. Como siempre, muy buen de precio, y más económico que en Seúl.

Con el estómago lleno y bien rehidratados fuimos a ver un palacio que había allí cerca, el Hwaseong Haenggung Palace. La entrada cuesta 2.000 wones por persona (adultos) y el horario en verano es de 9 a 18h (de 9 a 17h en invierno). Cerrado los lunes.

Un haenggung es un palacio temporal donde el rey y la familia real se recluían durante las guerras. El Hwaseong Haenggung Palace es el más grande de este tipo y fue utilizado por los reyes Joseon desde la época del rey Jeongjo.


Además de ser utilizado como refugio durante la guerra, el rey Jeongjo tambén se alojó aquí durante sus viajes para rendir homenaje a la tumba de su padre. En este palacio también tuvo lugar una fiesta espléndida para celebrar el 60 aniversario de su madre, Hyegyeonggung Hong, y muchos otros eventos.

Actualmente el palacio se utiliza como emplazamiento para diversas actividades y exhibiciones de cultura tradicional. La verdad es que lo encontré muy bonito y merece la pena la visita, combinarlo junto con el recorrido de las murallas es ideal.

Tras visitar el palacio empezó a llover, serían ya las 14:30 o 15h y decidimos volver a Seúl. Esta vez sí que tomamos el autobús hasta la estación de Suwon, no apetecía andar media hora con calor y lluvia. Después tomamos metro línea 1 hasta Seoul Station y luego línea 4 hasta nuestra parada Myeongdong. Eran ya casi las 16h cuando llegamos.
Enfrente mismo de la parada de metro hay un Olive Young, como no, ya que en Corea hay Olive Youngs hasta en la sopa. Por supuesto no me quedó otra que entrar y acabar de comprar cuatro cosillas que llevarme para casa

Dejamos las cosas en el hotel (nos venía de paso) y nos dirigimos hacia la última visita del día y del viaje: el parque Namsan y la torre de Seúl. Se puede llegar de tres maneras: en autobús, en funicular o caminando. En verano os recomiendo subir en autobús o funicular y bajar dando un buen paseo, vale la pena por las vistas que se disfrutan a lo largo de distintos puntos del camino por la colina.
No os recomiendo en pleno agosto hacerlo todo a pie, que es lo que inicialmente queríamos hacer nosotros como buenos masoquistas que somos. Por suerte en un arrebato de lucidez decidimos tomar el autobús para subir, la parada estaba muy cerca de nuestro alojamiento y estaba incluido en la T-money. Eso sí, luego bajamos andando. El autobús era bastante psicodélico y estaba prácticamente vacío porque todo el mundo quiere subir en funicular (había que hacer cola, así que no nos lo planteamos y optamos por el bus chachi


Subimos y dimos una vuelta por la cima del parque, viendo las panorámicas desde los distintos miradores cercanos a la torre de Seúl. Junto a la torre hay un oso gigante y una tienda de cosas cuquis:



Las barandas y rejas cercanas están abarrotadas de candados, como pasa en otros sitios del mundo:

El día no acompañaba, había como una neblina que lo deslucía todo. Nuestra intención también era ver la puesta de sol, pero como no se veía nada decente, abortamos misión.


La bajada ya a última hora de la tarde se hace fácilmente a pie y hay vistas a la ciudad y a la torre que son bastante bonitas, con tramos de escaleras y caminitos que bajan por la colina directamente hasta nuestra zona en Myeongdong.


Entre subir, ver lo de arriba y volver a bajar nos llevaría un par de horas, por si os queréis hacer a la idea. También es cierto que lo hicimos con bastante calma.
No era excesivamente tarde, pero como todavía teníamos que hacer la maleta nos fuimos ya a cenar a un restaurante de la zona. Todo muy rico, como siempre, la gastronomía coreana a mí me encantó.
Después pasamos por el combini a comprar el que sería nuestro último desayuno y nos retiramos ya a darnos unas buenas duchas y prepararlo todo para nuestro regreso a casa al día siguiente. Finalizaba así nuestra aventura por tierras surcoreanas, que tan bien nos había ido.
