![]() ![]() Suiza en tren con Swiss pass ✏️ Blogs de Suiza
Un viaje a Suiza en tren con la Swiss passAutor: Ctello Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.8 (4 Votos) Índice del Diario: Suiza en tren con Swiss pass
01: Recorrido
02: DATOS PRÁCTICOS
03: GINEBRA
04: LAUSANNE, VEVEY Y MONTREUX
05: FÁBRICA DE QUESO, GRUYÈRES, CHOCOLATE CALLIER, CHILLON, ROCHERS DE NAYE
06: MONTREUX Y PASEO DE LAS FLORES AL CASTILLO DE CHILLON, TREN GOLDEN PASS A
07: LAUTERBRUNNEN, CATARATAS DE TRUMMELBACH, TELEFÉRICO A GIMMELWALD (subida
08: TREN A ZERMATT. VISITA AL PUEBLO. SUBIDA AL GORNERGRATBAHN (Cervino)
09: TREN GLACIER EXPRESS A CHUR. VISITA A CHUR. VISITA A AROSA.
10: VISITA A VADUZ ( Liechtenstein), MAIENFELD (Pueblo de Heidi), SAN GALLEN
11: BERNINA EXPRESS. TIRANO . AUTOBÚS BERNINA EXPRESS. LUGANO
12: BELLINZONA. TREN y BARCO WILHELM TELL. LUCERNA
13: MONTE PILATUS. STANSERHORN.ALTDORF. BÜRGLEN. SCHWYZ
14: BERNA Y ZURICH
15: BASILEA. REGRESO A BARCELONA DESDE ZURICH
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Etapas 4 a 6, total 15
Tren de Ginebra a Montreux. Acomodación en el hotel Helvetie. Tren a Lausanne y visita del casco antiguo (catedral, escaleras del mercado, plaza e iglesia de san Francisco, iglesia de san Lorenzo, Plaza de la Palud- fuente de la justicia- y ayuntamiento, torre de Bel-air, castillo de St. Maire y palacio de Rumine- museos de arqueología e historia, zoología, paleontología y geología).
La Catedral de Notre-Dame es el edificio gótico más hermoso de Suiza. La catedral se construyó en los siglos XII y XIII, con influencia del gótico francés y hoy es un templo protestante. Desde el siglo VI en ese lugar se fueron construyendo sucesivos templos. La catedral gótica fue consagrada a la Santísima Virgen María bajo el título de «Notre-Dame» el 20 de octubre de 1275 en presencia del papa Gregorio X, del obispo de Lausana Guillaume de Champvent y del emperador Rodolfo de Habsburgo. Fue un importantísimo centro de peregrinación. La cabecera data de finales del siglo XII hasta principios del siglo XIII. Se cree que es obra del Maestro de Lausana. La nave y el portal pintado se completaron alrededor de 1230. La parte occidental se terminó deprisa y con menos recursos para la consagración. Fue restaurada en el siglo XVI, poco antes de que la reforma entrara con fuerza en la ciudad. A la llegada de los berneses y con la adopción de la Reforma Protestante, el edificio fue dedicado en 1536 al culto de Zwinglio. Y fue entonces cuando se quitaron importantes y bellas obras como un bellísimo relicario del siglo XV de plata de 64 kilos que había en el altar y la maravillosa Virgen de plata dorada del siglo XII que había atraído a todos aquellos peregrinos. Hoy nos parecería una aberración pero esas dos magníficas piezas fueron fundidas y desaparecieron para siempre. No fue lo único que se quitó. El coro, todo el rico mobiliario de las capillas, etc. Algunas piezas aún se conservan. El altar mayor de piedra caliza negra pulida de Saint-Triphon se llevó 1561 a la Colegiata Protestante de San Vicente de Berna, donde todavía se encuentra hoy. Dos angelotes del siglo XV, que hoy están en un museo en Berna. También los tapices del coro. El edificio fue completamente restaurado en el siglo XIX por Viollet le Duc. La portada de los Apóstoles está ricamente adornada de esculturas pero, contrariamente a lo que podría parecer, no se encuentra en el exterior sino que se accede desde la nave principal. Es una de las partes más bonitas de la catedral. Tiene un conjunto de esculturas del siglo XIII y bajorrelieves que representan la muerte y resurrección de María. Los pilares de la arcada del portal están decorados con personajes bíblicos: profetas, apóstoles, evangelistas y precursores. Orientado al sur y protegido desde hace poco por una estructura de cristal que lo conserva y permite al visitante disfrutar de él en cualquier época del año, alberga un extraordinario grupo de esculturas policromadas que representan a los ancianos del Apocalipsis sobre pilastras adornadas con estatuas de profetas y precursores de la Iglesia, y de los evangelistas y los Apóstoles. En lo más alto, escenas de la Pasión de Cristo y la Coronación de la Virgen, todo ello con su recuperada policromía original. Desde 1235 los peregrinos entraban por esta puerta lateral, llamada Portal pintado porque tiene restos de policromía. Hay un Cristo en Majestad en una mandorla, escenas del entierro y la resurrección, esculturas de figuras bíblicas (Moisés, Juan el Bautista y Simeón a la izquierda; el Arcángel Miguel en el centro; Pedro, Pablo y Juan, a la derecha)... La Virgen está a la derecha de Cristo y espera su coronación. El portal principal también es magnífico. La obra es de 1515 (y se restauró en el siglo XVIII). Volvió a restaurarse entre finales del siglo XIX y principios del XX. Los restauradores pusieron sus caras en las figuras de los personajes del Antiguo Testamento. La base ubicada entre las dos puertas está vacía. A principios del siglo XX, y siendo profundamente protestantes, se consideraba inapropiado erigir una estatua de la Virgen en este lugar. También hay un rosetón del siglo XIII. Antes de entrar en la nave, tenemos que mirar hacia arriba. Hay frescos y tres estatuas. Vemos una escultura de la Virgen sentada entre el Rey Salomón (izquierda) y la Reina de Saba (derecha). Los dos personajes femeninos ya no tienen cabezas. Como muchas representaciones religiosas, estas estatuas fueron destrozadas en la Reforma. Desde lo alto de la torre suroeste se disfruta de una espectacular vista de la ciudad y el lago Lemán. Hay 272 escalones. ![]() Frente al edificio se encuentran las escaleras del mercado, de madera y que comunican la zona del ayuntamiento con la catedral, mucho más elevada. Sólo bajé algunos escalones para la foto de turno porque subimos por otro lado. Se trata de uno de los mejores ejemplos de las características calles con escaleras de la ciudad antigua, uno de los pocos ejemplos que quedan de estos pasadizos formados por casas de aspecto medieval y cubiertos por una original marquesina de madera que según dicen se remonta a 1700. El corto trayecto que cubre, lleva hasta la Place de la Palud, corazón comercial de la ciudad vieja y lo hace desde época tan antigua como el siglo XIII. A la mitad se corta por una calle que se construyó hace un par de siglos para cubrir un paso subterráneo de tren. El nombre le viene porque en la calle a la que conduce se instalaba el mercado de la ciudad hasta bien entrado el siglo XV; una reciente restauración ha devuelto todo el brillo y sabor de siglos a estos 177 escalones que salvan el desnivel que va desde el alma de la ciudad antigua hasta los espirituales pórticos de la catedral El Castillo de St-Maire es la antigua residencia de los obispos de Lausana, que se erigió entre 1397 a 1407. Hoy acoge, en la galería noble, la sede del gobierno cantonal. No tengo constancia de que pueda visitarse. Es un edificio muy robusto, de carácter defensivo. Hay un memorial frente al castillo dedicado a Jeann Davel, quien murió asesinado en 1723. Davel luchó por la independencia del cantón de Vaud. Tiene una parte superior de distinto material y con torrecillas circulares. Comimos en Manora (Rue St. Laurent,3). Como comenté en Ginebra, es una forma de comer relativamente bien de precio en un país bastante caro. Luego cogimos el metro, el único de Suiza, para ir al pintoresco barrio de Ouchy, en el puerto. La parada cercana al Palacio de Rumine es la de Riponne y tenemos que bajarnos en la última, la de Ouchy. Hicimos fotos al Hotel du Chateau d’Ouchy, que conserva una torre del siglo XII integrada en un castillo neogótico del siglo XIX (y que se ve a la salida del metro), al Beau-Rivage Palace y al Hotel Anglaterre, donde se alojó Lord Byron y donde escribió parte de su obra El prisionero de Chillon. Fuimos caminando por un paseo agradable al borde del lago (mucho más bonito, seguramente, en un día soleado) hasta el Museo olímpico e hicimos la visita. A pesar de lo que pudiera haber pensado en un principio, el museo es bastante interesante, sobre todo la parte histórica que narra los orígenes de los Juegos en la antigua Grecia para retomarlos después en su recuperación por Pierre de Coubertin. Este museo interactivo es de los más visitados de Suiza. ![]() Hace unos 100 años que el Comité Olímpico Internacional (COI) tiene sede en Ginebra. El museo se abrió en 1993 y se renovó en 2013. En el interior vemos desde equipaciones de distintos deportes (incluso antiguas) hasta antorchas olímpicas, como la de Barcelona '92. En el exterior hay esculturas relativas al deporte. Después volvimos a coger el metro para ir al Parc de Mon-Repos donde está la villa que perteneció al mencionado Coubertin y donde se instaló la oficina del COI. En el parque también está el Tribunal Supremo federal. Para llegar a Mon-Repos se puede ir en metro, bajarse en la parada de Ours y caminar un poco. El parque fue creado en el siglo XVIII, cuando se construyó una casita de reposo. Unos años más tarde, Philippe de Gentils, entonces marqués de Langallerie, compró la propiedad y construyó un teatro allí, en el que Voltaire presentó obras de teatro durante las estancias en Lausana. Pero el parque no adquirió su aspecto actual hasta el siglo XIX , cuando Vincent Perdonnet adquirió la propiedad. Llamó a un paisajista de París especializado en el jardín inglés que remodeló todos los espacios y construyó el invernadero, los aviarios, la granja, la torre neogótica así como los invernaderos. A principios del siglo XX la ciudad se expande y se planean nuevas avenidas, incluida la avenue du Tribunal-Fédéral que corta el parque en dos partes. El proyecto de construcción del Tribunal Federal fue aceptado en 1919 y se inauguró en 1927. Entre 1998 y 2002, la Ciudad llevó a cabo importantes trabajos de restauración para mejorar este notable patrimonio vegetal, arquitectónico y cultural. Como comentaba, en el parque hay una torre. También una roca, túneles subterráneos... Todo es "prefabricado" para que parezca gótico. La leyenda cuenta que la torre nació de una apuesta lanzada por William Haldimand, Vincent Perdonnet y Charles-Sigismond de Cerjat. Apostaron quién construía una ruina más hermosa y de este desafío habrían nacido la torre del Parque Mon-Repos, la torre Haldimand al borde del lago y la de Rovéréaz, hoy desaparecida. Pero la investigación histórica ha puesto fin recientemente al mito, demostrando que estas torres no vieron la luz del día al mismo tiempo. Regreso a la estación. Tren a Vevey. Vimos el casco antiguo (ayuntamiento, Torre y fuente de Saint Jean, la Grand Place con el edificio de la Grenette -antiguo granero de la ciudad del siglo XIX-), el exterior de la fábrica de Nestlé, la estatua de Charlot a orillas del lago Lemán y el exterior del museo de la Alimentación con la estatua del tenedor que está en el lago. ![]() Vevey es una ciudad balneario, al lado del lago Lemán, que se encuentra a 5 minutos en tren de Montreux. Es retiro de millonarios, escritores y famosos como Ernest Hemingway y Charles Chaplin, quien pasó aquí sus últimos años. Famosa por la calidad de sus viñedos, Vevey es un enclave de extraordinarios paisajes naturales. La multinacional Nestlé fabricó hasta hace poco aquí sus productos y aún hoy mantiene las oficinas de la sede central. La multinacional ha creado en esta población el Museo de la Alimentación, que pretende mostrar la historia de la alimentación, la nutrición y analiza el proceso de elaboración y conservación del chocolate y derivados de la leche. Dejo enlace del museo: www.alimentarium.org/en Frente a este museo encontramos una estatua de Charles Chaplin. El célebre actor y cineasta vivió 25 años en Vevey y murió allí en 1977. Desde 2016 su casa en Corsier-sur-Vevey es un museo a su memoria. Muy cerca, en lago Lemán, sorprende la escultura de un tenedor gigante y unas sillas que han sido instaladas sobre las rocas, junto al lago (casi dentro de él). Lamentablemente, y debido a la hora, no pudimos visitar ni el museo ni la tienda de Nestlé. El tenedor está hecho de acero y mide 40 metros de alto. Se encuentra en el encantador Quai Perdonnet, con unas vistas preciosas. La ciudad ha querido hacer de ese tenedor su emblema. Fue diseñado por Jean-Pierre Zaugg, un escultor suizo. Se colocó en el lago en febrero de 1995 para conmemorar el décimo aniversario de Alimentarium. Estuvo allí durante un año, frente al museo, para luego "mudarse" a Littau, como decoración de los jardines de la fábrica de cuchillos de Berndorf (una empresa con más de 170 años de historia). En el 2007 la escultura volvió a Vevey en ocasión de una exposición temporal sobre cuchillería histórica en el museo. Fue entonces cuando los habitantes de Vevey realizaron una petición popular para que el ayuntamiento autorizara su emplazamiento definitivo y permanente en la ciudad. Y ahí sigue. Vevey es una población encantadora. Gran parte de los principales monumentos y museos se concentran en el casco antiguo, llamado Vieille Ville. Vimos también La Grenette, del año 1808, un precioso edificio que antiguamente servía de granero de la ciudad. Es una especie de sala porticada, con 18 columnas. Encima tiera una torrecita con un reloj. Para entendernos, es como un mercado cubierto. Justo al lado, y construido en el mismo estilo clásico, se encuentra el "edificio de peso de heno" donde se pesaban los tanques de heno que llegaban a la ciudad. Actualmente alberga un quiosco de recuerdos. Está en la Plaza del Mercado. En la misma plaza está el Château de l'Aile, castillo construido entre 1840 y 1846 para reemplazar un castillo del siglo XVII. Tiene un estilo neogótico. Son varias torres juntas que se elevan sobre una estructura rectangular. Ahora creo que hay apartamentos de lujo. También en la misma plaza hay un museo de la fotografía. Volvimos en tren a Montreux. Fuimos caminando hasta el Hotel Fairmont y vimos los jardines que tiene enfrente (estatuas de Vladimir Navokov y varios cantantes y músicos relacionados con el jazz, no en vano en la ciudad se celebra un famoso festival de jazz). Cenamos en Harry’s bar, que pertenece al hotel, y volvimos caminando al hotel. ![]() Etapas 4 a 6, total 15
Tren por la mañana hacia Gruyères (con transbordo en Montvobon). Visita de la Maison de Gruyère con audioguía- una vaca llamada Cereza nos narra todo el proceso mientras vemos las grandes cubas con leche y suero- (nos regalan tres porciones de queso para degustar). Al final de la visita pudimos ver detrás de unos cristales una especie de bodega llena de quesos curándose. Esra visita, como gran amante del queso que soy, me gusta mucho.
Dejo un enlace: gruyere.com/ ...u-gruyere/ Fuera de Suiza, durante mucho tiempo el término «Gruyère» era genérico y designaba tanto al queso suizo como a cualquier queso producido en Francia bajo el nombre de Gruyère. Esto incluía al emmental (de ahí la expresión tener más agujeros que un queso de Gruyère, que en realidad se refiere al segundo). El gruyère no tiene agujeros. Subimos al pueblo en autobús (para frente a la estación y arriba en el parking- es mejor no esperar que suba más arriba porque puede ocurrir, como nos pasó a nosotros por incautos, que dé marcha atrás y se vaya a otra parte). Visita al pueblo de Gruyères y a su castillo y volvimos a coger el bus para bajar. Gruyères, llamado como el famoso queso pero con una s final, es uno de los pueblos más bonitos de Suiza. Está situado en medio de un paisaje idílico, al sur de un valle prealpino. Esta población se caracteriza por sus calles empedradas, casitas bajas y un entorno muy verde. Es un pueblo precioso, la verdad. Pequeñito. Y no pueden entrar coches. En las entradas hay aparcamientos gratis. ![]() Es un pueblo muy turístico y por ello animado. Una gran plaza y un par de calles. Casas preciosas y varios restaurantes donde comer fondue, raclette, quiche o lo que sea pero con queso. No en vano es el pueblo de uno de los quesos más famosos. En lo alto del mismo se alza el Castillo, del siglo XV. Desde sus almenas se divisa el lago de Gruyères, la montaña de Le Moléson y el valle de la Sarine. Sabiendo que somos españoles nos facilitan un papelito que sirve de guía en nuestro idioma. Tiene el honor de ser uno de los más bonitos de Suiza (con permiso del Castillo de Chillon). ![]() Sus orígenes no están del todo claros. Seguramente se construyó entorno al siglo XI. Durante los siglos venideros fue propiedad de los condes de Gruyères hasta que en el s.XVI se arruinaron y el edificio pasó a manos de los Corregidores de Friburgo durante dos siglos y medio hasta finales del s.XVIII. Más tarde fue propiedad de otras familias hasta que en el año 1993 una fundación se encargó de su conservación y gerencia. En 1476 el conde Luis participó en la famosa batalla de Morat, que significó la derrota de Carlos el Temerario a manos de los confederados suizos. De esta época data la modernización y reforma del castillo, entre cuyas principales novedades, se encuentra la construcción de la explanada y la capilla o la instalación de la escalera de caracol. Se convirtió entonces en una bonita residencia palaciega. La subida al castillo no tiene pérdida pero está un poco empinada. A medida que se sube se puede ir disfrutando del paisaje. En la planta baja encontramos la sala de la Guardia, el antiguo arsenal o la cocina, donde destaca la chimenea, el horno para hacer pan, la colección de ollas o los ganchos para colgar las marmitas. Las cocinas de los castillos, si están equipadas, me parecen una pasada. Como si de un momento a otro fueran a llegar los cocineros a seguir preparando la comida. La primera planta es la noble, donde encontramos las estancias principales. La Sala de los Corregidores, la de Borgoña o el salón de los Condes de Gruyères, todas ellas ricamente decoradas y amuebladas. En la segunda planta hay más salones como la sala de los caballeros, la de caza o el propio salón con muebles de la época de Luis XV. Pero el plato fuerte son los preciosos jardines. Como curiosidad sobre Gruyères cabe decir que, subiendo hacia el castillo, uno encuentra de repente unos seres muy curiosos que parecen no casar demasiado con el entorno. No nos extrañemos. Estamos ante el museo dedicado a H.R.Giger, artista gráfico y escultor suizo que diseñó a Alien (sí, el de la peli) entre otras lindezas cinematográficas. En el pueblo hay también un Museo del Tibet. La antigua escuela regional fue construida en el año 1650 aunque el edificio que hoy en día podemos ver es una reconstrucción ya que en 1925 se quemó totalmente. Solo algunas de las ventanas fueron rescatadas y reutilizadas. En la plaza del pueblo llama la atención una bonita fuente que no puede ser más fotografiada. Más bonita por las flores que por la estructura. Es del año 1755 y el símbolo de la llegada por primera vez del agua al pueblo. Al principio los caños eran de madera pero reventaron y tuvieron que cambiarse por otros de hierro. Gruyères conserva el Belluard, una de las antiguas puertas de la ciudad. En la parte alta por fuera, debajo del matacán, hay una pintura de los héroes Claremboz y Bras de Fer que según cuenta la leyenda repelieron el ataque de los berneses durante la Guerra de Everdes en el año 1349. En la plaza también vemos una especie de tinajas de piedra. Son las antiguas medidas de grano. Enfrente estaba la casa del corregidor encargado de verificar las ventas y las transacciones. Hoy es hostal, l'Auberge de le Halle. Al fondo de la plaza hay un pequeño edificio que parece una ermita, por su forma y por las tallas religiosas. Es el Calvario, un edificio del siglo XVI que era utilizado para el almacenamiento del grano y la sal. Actualmente sirve como exposición de arte. Muy cerca de allí y frente a la tienda "Filet de Gruyères", en el suelo, se ve la antigua Piedra de la Picota. La piedra tiene un agujero en el centro. Allí se ponía un palo de roble y los maleantes que habían sido pillados in fraganti se ataban a dicho palo como castigo durante todo un día. Ni que decir tiene que seguro que la gente les insultaba o les tiraba algo. Tren para ir a Broc-Fabrique para visitar la fábrica del chocolate Callier (una parte de visita audioguiada y degustación). En este viaje no teníamos pensado pasar por allí pero, estando a cinco minutos, ¿alguien puede resistirse a esa delicia?. Sí, apenas si se tardan unos minutos en llegar a la fábrica, ahora filial de Nestlé, que realiza sus productos con leche fresca. Tuvimos la suerte de que la visita guiada en español empezara justo entonces. Después de un recibimiento por una señorita que leyó algunas frases en nuestro idioma subimos a una especie de ascensor que nos transportó en el tiempo y el espacio… hasta el México de los mayas. Y allí empieza la historia del chocolate que nos llevará en barco hacia el Viejo mundo, nos paseará por la corte de Carlos V, por la Francia pre-Revolución y por la Suiza creadora del siglo XIX para meternos luego de lleno en la vida de la fábrica Callier. Después de un breve paseo a solas… llegó el momento que todos esperamos. Pasear junto a bandejas llenas de chocolates y bombones de todo tipo, comiendo a placer (pero sin llevarse nada, que por algo nos vigilan). Fuera encontramos la tienda donde podemos comprar lo que hemos probado y más a un precio bastante bueno. Sí, sí, compré y comí. ![]() Tren de regreso a Montreux y visita al castillo de Chillon, a 3 km. ![]() ![]() Tenemos la suerte de que el autobús 201 pare prácticamente delante de la puerta. Es uno de los castillos más bellos de Europa, situado sobre un peñasco que se adentra en el lago Lemán y que se remonta a mediados del siglo XII. Es uno de los monumentos más bonitos de Suiza. Su aspecto original ha sido poco retocado por el transcurso de los siglos. Hay que recorrer sus diferentes salas, pasadizos subterráneos, galerías porticadas, alcobas, mazmorras, torre, etc (para ello ayuda mucho llevar audioguía o un papelito que te proporcionan en tu idioma). Cuenta con una vasta colección de mobiliario, tapices, frescos, platería y armas. Aquí estuvo prisionero Francisco Bonivard, escritor y político ginebrino que alcanzó una triste popularidad en el siglo XVI cuando intentó emancipar a Ginebra del dominio de la Casa de los Saboya. Él fue “El prisionero de Chillón” del conocido poema que Lord Byron escribió aquí, a donde huyó perseguido por sus debilidades libidinosas y por una esposa despechada. Es posible ver el lugar donde estuvo retenido. En una columna de los subterráneos se conserva la firma del poeta del Romanticismo. El conjunto monumental es fascinante, tanto en su interior como en el exterior, y se ha convertido en el más visitado de toda Suiza. Después cogimos el autobús (cuidado porque el que va en dirección a Montreux para al otro lado de la carretera, no hay semáforos y pasan muchos coches) y nos bajamos en la parada de Territet para coger un funicular a Glion. La verdad es que fue un error nuestro que salió bien porque el verdadero cremallera se coge en la estación de trenes. Pero afortunadamente no tuvo consecuencias negativas y conseguimos llegar a tiempo (de haber tenido que ir a la estación hubiéramos perdido el funicular que nos interesaba coger). Allí compramos los billetes de ida y vuelta del cremallera que sube a Rochers de Naye. Asciende con pronunciada pendiente a lo largo de la arista misma de la montaña hasta los 2.042 metros durante un trayecto de 55 minutos. Permite pasar de un paisaje de enormes extensiones de viñedos (que abundan en la zona) y palmeras a otro dominado por la flor de la nieve o “edelweiss” (que, por cierto, no vimos). El tren cremallera pasa por los pueblos de Glion (sí, allí donde llegamos por error) y Caux. En el final del trayecto se encuentra el mirador de la montaña Rochers-de-Naye, que ofrece una vista imponente del lago Lemán y los Alpes (en días claros, por supuesto; coge niebla y te darás con un canto en los dientes). ![]() En la cumbre existe la posibilidad de visitar el parque de animales “Marmottes Paradis”, que acoge varias razas de marmotas provenientes de todo el mundo, y permite observarlas en su madriguera; el jardín alpino, con 1.000 plantas alpinas; y diversas yurtas mongolas (tiendas de campaña utilizada por los mongoles). Vimos las vistas de los riscos, del paisaje circundante (mejor de lo esperado) y las marmotas (sólo de la raza alpina; las de otras razas se mantenían bastante ocultas). Son monísimas. Al cabo de aproximadamente una hora volvimos a coger el funicular de bajada, volvimos a Montreux y paseamos por el casco antiguo antes de volver al hotel. El casco antiguo es bonito pero está en lo alto del todo, con cuestas muy pronunciadas, pero la vista es preciosa. Vale la pena llegar junto a la iglesia de Saint Vincent. Etapas 4 a 6, total 15
Por la mañana dimos un paseo para terminar de ver Montreux (Casino, mercado, estatua de Freddie Mercury,…) y fuimos por el paseo de las flores, al borde del lago, hasta el Castillo de Chillon (regresamos al hotel en bus).
![]() El Mercado se encuentra en la plaza homónima, al pie del Lago, aunque parece haberse convertido en mezquita en vista de la multitud de gente que había rezando dentro. Se trata de una estructura metálica que se construyó en 1890 con fondos que donó Henri Nestlé (el del chocolate). Enfrente encontramos la famosa estatua de bronce dedicada a Freddie Mercury (muy lograda). El artista asistió al Festival de Jazz en 1978 para grabar con su grupo, Queen, el álbum “Jazz”. La ciudad y el lago Lemán le sedujeron tanto que decidió afincarse en Montreux. Residió en un apartamento con vistas al lago y adquirió un estudio de grabación. Compuso y grabó en él su último álbum con Queen, titulado “Made in Heaven” (“Hecho en el cielo”), en cuya portada destaca la imagen del lago Lemán. En una ocasión afirmó: “El que busque sosiego para su alma, que venga a Montreux”. ![]() El paseo hasta el Castillo de Chillon, pasando al borde del lago, es precioso. Es tranquilo, está lleno de flores... Un buen modo de despedirse de la ciudad. Y pasamos frente al Casino Barriere Montreux, que fue construido en 1881 y tuvo modificaciones realizadas en 1903. Allí han tocado importantes orquestas y artistas de jazz. Cogimos entonces el Tren Golden Pass de Montreux a Interlaken. El tren panorámico Golden Pass recorre el corazón de Suiza, desde Montreux a Lucerna. No obstante en nuestro viaje cogeremos el tren en Montreux y lo dejaremos en Interlaken. La gran novedad de este año es que todo el viaje se realiza en vagones panorámicos (hasta hace poco sólo cubrían el tramo entre Montreux y Zweisimmen). También dos veces al día sale el Golden Pass Classic, un tren formado por vagones Belle époque con los que la compañía rinde homenaje a esta histórica línea, que empezó a operar en 1900. Éste sería el primero de los trenes panorámicos que cogeríamos en el viaje. Es una maravilla que se incluyan en la tarjeta. El motivo para ir a Interlaken no es otro que sus impresionantes cordilleras. Al sur de la ciudad se extiende el paisaje de montañas más impresionante del Oberland Bernés, en cuya centro se alza una gigantesca cordillera con tres cumbres: Eiger (3.970 m), Mönch (4.099 m) y Jungfrau (4.158 m). La excursión en tren más famosa de Suiza es la del Jungfraujoch. Este collado helado, que se alza justo debajo de la cima del Jungfrau, se denomina “la Cima de Europa” (“Top of Europe”). Su estación de tren, a 3.454 metros de altitud, es la más alta de Europa. Como existen dos rutas diferentes para ascender al Jungfraujoch, se puede hacer un recorrido circular. Los trenes salen de Interlaken en dirección al pueblo de Lauterbrunnen, donde se coge el funicular que atraviesa Wengen y llega hasta el puerto de montaña de Kleine Scheidegg, exactamente debajo de la cara norte del Eiger. Otra opción es ir desde Interlaken al pueblo de Grindelwald, donde también un funicular asciende hasta Kleine Scheidegg por la otra cara. En Kleine Scheidegg, una vía diferente sube hasta el propio Jungfraujoch, atravesando inclinados túneles excavados en las montañas Eiger y Mönch, durante 7 km. y venciendo un desnivel de 1.400 metros. Dos paradas dentro de la galería permiten contemplar a través de las ventanillas las espectaculares vistas de la pared norte del Eiger y del paisaje glaciar. Cuando llegamos a Interlaken, y sin perder más tiempo, dejamos las maletas en las consignas de la estación (7 CHF cada una) y fuimos a validar los billetes para subir al Jungfraujoch vía Grindelwald. A punto estuvimos de perder ese tren que nos interesaba por la lentitud del chico de la ventanilla. No me explicó por qué tardó tanto en darnos unos billetes que teníamos comprados y pagados (lo que demostraba claramente el “voucher”). En Kleine Scheidegg volvimos a hacer transbordo (sin dejar de ir mirando a lo alto, no sea que la niebla nos lo acabe de tapar todo) y allí ya cogimos el cremallera que nos sube a la estación de tren más alta de Europa, a 3454 metros, cosa que impresiona bastante. Se considera uno de los viajes en tren más magníficos del mundo. La inclinación del tren era en algúnos puntos del 35% de pendiente. Aún tendríamos que coger un tren con una inclinación mayor en Suiza. Los paisajes son preciosos. Suiza en estado puro. Al principio ves casitas, luego bosques de avetos y al final el blanco se apodera del entorno. La idea inicial era que el tren llegara hasta la cima de Jungfrau. No pudo ser. La muerte del artífice de la idea e ingeniero jefe, Adolf Guyer, truncó el proyecto y se quedó a 600 metros de la cima. Fue entonces cuando se decidió construir la famosa estación de trenes Jungfraujoch en un precioso valle, entre las cimas del Mönch y Jungfrau. Se inauguró el 1 de agosto de 1912, hace más de 100 años. He leído por ahí que es la estación de trenes más alta del mundo. No es verdad. La estación ferroviaria de Tangula, ubicada a una altura de 5,068 metros, es la más alta del mundo y para el tren que recorre el trayecto Qinghai–Tíbet. ![]() El tren tiene dos paradas intermedias para ver las vistas. En la primera simplemente se ve el valle pero en la segunda un paisaje blanco de glaciar se abre ante tus ojos y provoca unos “ohhhh” que vienen de muy dentro. En su recorrido de nueve kilómetros (siete bajo túnel) pasamos de los 2.061 metros de Kleine-Scheidegg a los 3.454 metros de la estación final. Son casi 1.400 metros de desnivel. Desde que sales el tren (y hay mucha gente) hasta que sales a la superficie, todavía quedan más de 100 metros de subida, que transcurren desde la cavidad donde se encuentra la estación hasta la plataforma exterior de observación. En el transcurso, tiendas, restaurantes y varias salas para conocer mejor el lugar. Hay hasta una tienda de Lindt. ¿Es barato?. Ni mucho menos. Es un tren carísimo. Hay varios trucos. O coges los primeros trenes de la mañana (regresando a mediodía) o usas la tarjeta famosa y tienes un descuento que, sin ser enorrme, es importante. Fue nuestra opción. ![]() Una vez arriba vimos un espectáculo audiovisual en 360º, subimos a la plataforma panorámica Sphinx para ver las vistas del glaciar de Alestch, el más grande de los Alpes, de 23 kilómetros nada menos, y del Mönch. También fuimos al Palacio de hielo (resbala mucho y hace mucho frío; los incautos acaban fácilmente en el suelo). Dentro hay figuras de hielo y pasadizos. ![]() Salimos a “pasear” sobre la nieve justo cuando empezó a nevar. No pudimos entrar en una de las tiendas porque cierran mucho antes del cierre normal y tampoco a la nueva de Lindt por el mismo motivo. Cuando volvimos a salir a la plataforma apenas se veía nada, sólo la nieve caer y un frío intenso en los huesos. ![]() Bajamos en el último tren, apurando al máximo y después de poner el correspondiente sello en el pasaporte, y recogimos las maletas de las consignas. Por cierto, la revisora nos obsequia a todos con una chocolatina. Compramos algo de comer en el COOP de la estación de Interlaken Ost y esperamos al bus para ir al centro de la ciudad. Llueve mucho. El autobús 102 tarda media hora en pasar pero deja muy cerca del hotel Weisses Kreuz, que está en la Höheweg, la calle principal de la ciudad. El hotel dispone de calentador de agua y microondas (que se puede usar a voluntad salvo que algún gracioso lo desconecte para enchufar su portátil). Etapas 4 a 6, total 15
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