Viaje de 20 días al país del kimchi y la dinastía Joseon, entre el 20 marzo de 2025 y el 10 abril 2025. Autor:Highlands_2003Fecha creación:⭐ Puntos: 5 (5 Votos)
Último madrugón en Busan. El termómetro marcaba 7 °C y el cielo estaba parcialmente nublado. Hoy nos íbamos hacia Gyeongju, pero antes, queríamos visitar el templo de Haedong Yonggungsa, famoso, entre otras cosas, por estar a orillas del mar.
Tras desayunar, nos despedimos de las personas de recepción agradeciéndoles el trato que nos habían dispensado y recogimos las llaves del coche. Sin lugar a dudas ha sido el alojamiento con mejor calidad/precio del viaje, sobre todo, teniendo en cuenta que Busan, es la segunda ciudad más importante de Corea del Sur.
Lo primero que nos sorprendió al llegar al templo de Haedong Yonggungsa, fue la cantidad de gente que había. Aunque eran poco más de las 9h30 y entre semana, las escaleras que bajaban hacia el templo estaban “petadas”.
El templo Haedong Yonggungsa, fue fundado por el gran monje Naong en el año 1376, quien fue consejero del rey Gongmin. Mientras practicaba el ascetismo (práctica espiritual o filosófica que consiste en renunciar voluntariamente a los placeres materiales y a las comodidades del mundo con el fin de alcanzar una vida más pura y disciplinada) en el templo Bunhwang de Gyeongju, una gran sequía asoló el país: los cultivos se secaron y la gente sufrió hambre, lo que provocó gran inquietud y reproches hacia los dioses por no enviar lluvia.
Un día, un Dios marino se le apareció a Naong en sueños y le dijo que, si construían un templo en el borde del monte Bongrae y oraban allí, todas estas dificultades desaparecerían y volvería la felicidad. Desafortunadamente, el templo fue destruido por un incendio durante la invasión japonesa, pero fue reconstruido por el monje Ungang del templo Tongdo a principios de los años 30 del siglo XX.
El lema del templo Haedong Yonggungsa es: “Al menos uno de tus deseos será concedido aquí mediante tus oraciones sinceras.”
Justo frente al edificio principal del templo se encuentra una pagoda de tres pisos con 4 leones. Originalmente, este lugar se llamaba Yongduam (la roca con forma de cabeza de dragón), donde se encontraba imponente la llamada roca Mireuk. Sin embargo, debido a la invasión japonesa que destruyó el templo y la posterior instalación de una línea defensiva tras el armisticio de la guerra de Corea, el templo y sus peculiares formaciones rocosas cayeron en ruinas, quedando la roca Mireuk y Yongduam como antiguas leyendas.
Haesu Gwaneum Daebul representa a la Gran Diosa Buda de la Misericordia que habita el mar.
Según los sutras budistas, esta deidad vive sola, en un lugar solitario cerca del mar. Se dice que puede manifestarse ante las personas de 33 formas distintas, y que simplemente repetir su nombre con devoción ayuda a alcanzar los objetivos deseados. Se cuenta que donde reside la Diosa Buda, la nieve nunca se acumula espesa y florecen flores de kudzu (raíz de flecha) incluso en invierno, como símbolo de su gracia.
En el tercer día tras la entronización de la estatua, una luz brillante de cinco colores iluminó a la Diosa, dejando boquiabiertos a quienes presenciaron el fenómeno. Este suceso milagroso se propagó rápidamente y, desde entonces, muchos visitantes acuden desde todos los rincones del país para ver la estatua y rendirle culto.
Como sugiere su nombre, el Buda Sanador Yacksayeorae posee el poder de curar enfermedades físicas y mentales. Su estatua está ubicada en un lugar auspicioso según la teoría Feng Shui (una doctrina oriental que decide los lugares más propicios para construcciones, casas o tumbas), y gracias a su energía milagrosa, numerosos devotos budistas han reportado haber sanado aquí.
La escultura del “Buda que concede un hijo” en el templo Haedong Yonggungsa tiene un significado profundamente simbólico dentro del budismo popular coreano. Aunque no hay una leyenda oficial única, su presencia está ligada a creencias tradicionales sobre la fertilidad, la abundancia y la protección familiar.
A las 11h acabamos la visita y aprovechamos que había unos puestos de comida en el parking para almorzar. Unas brochetas de pastel de pescado y unos refrescos por 12.000 krw (7,85 €).
De camino a Gyeongju, y tras dejar atrás Ulsan, hicimos una parada técnica y también llenamos el depósito del coche, 63.000 krw (40,97 €)
Antes de ir al hotel en Gyeongju, fuimos a visitar la Yangdong Village, una aldea con casas tradicionales coreanas que fue declarada en 2010, junto con la aldea de Hahoe en Andong, Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.
Yangdong Village es la aldea de clanes más grande de Corea. Está compuesta por más de 150 edificaciones construidas en el estilo tradicional coreano, incluyendo casas, santuarios, pabellones, salas de estudio y más. Fue fundada a finales del siglo XV por el Clan Son de Gyeongju y el Clan Yi de Yeoju. Su origen y disposición representan el modelo típico de aldeas de clanes coreanas. Los habitantes han mantenido viva la herencia espiritual original realizando rituales y costumbres tradicionales de las familias aristocráticas del periodo Joseon hasta hoy. Por estos motivos, la Aldea Yangdong fue inscrita en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO en 2010.
Como eran las 13h30, no quisimos empezar la visita antes de comer, porque nos conocemos y no es la primera vez que nos quedamos sin comer o cenar por habernos liado en algún sitio. Al principio del recorrido, vimos una señal que llevaba a un restaurante y no nos lo pensamos dos veces. No sabemos si hay más restaurantes en el complejo, pero los grupos organizados que vimos, fueron a comer allí.
La comida, simplemente espectacular. Lo que veis en las fotos, nos salió por 30.000 krw (19,52 €).
Para “bajar” la comilona que nos acabábamos de meter empezamos el recorrido. Como sabíamos que no nos iba a dar tiempo a ver todo (nos habría llevado todo el día), intentamos seguir el mapa, buscando las casas más significativas.
Durante el periodo Joseon (1392–1910), los clanes se fundaban por un patriarca y estaban conformados por sus descendientes. El linaje principal, formado por los primogénitos varones, llamados "familia principal", vivía en la aldea del clan, que funcionaba como centro para la educación confuciana y los rituales ancestrales del grupo. Las familias principales de Yangdong se establecieron cuando Son So (1433–1484) del Clan Son de Gyeongju se mudó al área tras casarse con una mujer del Clan Ryu de Pungdeok que vivía allí. Las familias principales de estos dos linajes siguen viviendo en Yangdong hasta hoy, manteniendo sus tradiciones familiares.
Su disposición es típica de las aldeas de clanes coreanas: las casas de los sirvientes de baja clase están en la entrada, cerca del río y los campos agrícolas, mientras que las casas de los miembros aristocráticos están en la parte trasera, protegidas por la montaña.
Como hemos comentado en el cuadro resumen, la mayoría de las casas estaban cerradas y sólo las pudimos ver desde fuera. Igual es porque vinimos con otra idea, pero la visita nos dejó con ganas de más. ¿El sitio es bonito y merece la pena visitarlo? Por supuesto que sí, pero nos habría gustado poder entrar, si no a las habitaciones (que también), por lo menos, a los patios interiores, por ejemplo.
Tras acabar la visita, pusimos rumbo a Gyeongju, donde dormiríamos los tres días siguientes. Nada más llegar al hotel, les explicamos (gracias al traductor del móvil) porqué teníamos dos reservas diferentes y si era posible que no tuviéramos que cambiar de habitación. Nos dijeron que no había ningún problema.
Del hotel de Gyeongju, sólo podemos decir que fue el mejor de todo el viaje. No tenía el desayuno como el de Busan, pero la habitación era enorme, súper bien equipada y la tv era de, por lo menos, 65”. Ahhhhh y la cama tenía una manta eléctrica. Por las noches daba gusto meterse en la cama, jejeje.
Aunque no solemos poner de los baños en nuestros diarios, esta vez va a ser una excepción, porque éste, fue el único hotel donde tuvimos un inodoro como los de Japón.
En cuanto estuvimos instalados, dejamos el hotel y fuimos al Woljeonggyo Bridge, donde teníamos planificado fotografiar el atardecer. Habíamos visto muchas fotos en internet, pero no estábamos seguros de si lo iluminaban todas las noches.
Cuando llegamos todavía había mucha luz, así que aprovechamos para dar un paseo por Gyochon Traditional Village, aunque a decir verdad, no nos llamó demasiado la atención porque la mayoría de las casas, estaban anunciadas como negocios de restauración. También tuvimos la oportunidad de ver un reportaje de pre-boda. Los novios iban vestidos con los trajes tradicionales coreanos.
Como no sabíamos lo que nos íbamos a entretener con las fotos del puente, aprovechamos que vimos una tienda de conveniencia para comprar algo para merendar. Unos cafés fríos y unas galletas por 9.600 krw (6 €).
Sobre las 18h vimos que se encendían las luces del puente, así que volvimos a la zona del puente para buscar el sitio perfecto para fotografiar el puente iluminado durante la “hora azul”. Con alguna nube habría estado mejor, pero así todo, creo que las fotos quedaron bastante bien.
Cuando el cielo se empezó a oscurecer, recorrimos el interior del puente (es gratis) y también subimos a la segunda planta de una de los edificios, donde había una pequeña exposición.
A las 19h30 apenas había luz ya, así que recogimos todos los “bártulos” y nos dirigimos hacía el hotel, aunque antes todavía nos dio tiempo a sacar una última foto del puente desde otra perspectiva.
Como en este alojamiento no estaba incluido el desayuno, antes de ir al hotel pasamos por un Nice2CU para comprar la cena y el desayuno para el día siguiente. Nos gastamos 20.300 krw (13,20 €). El cielo estaba completamente despejado y la temperatura, algo más templada que en Busan, alrededor de los 9 ° C
Para nuestro segundo día en Gyeongju, teníamos planificada la visita al templo de Haeinsa, situado en Hapcheon, provincia de Gyeongsangnam del sur. Como desde nuestro hotel, teníamos unas 2h de viaje aproximadamente, decidimos madrugar un poco más de lo habitual y a las 8h15, ya estábamos aseados, desayunados y listos para marchar.
Hasta ahora, no habíamos comentado una cosa que habíamos visto mientras conducíamos por Corea y que nos llamó mucho la atención. Lo altas que son las protecciones anti-ruido en las autopistas coreanas. Fijaos en el tamaño de los coches y camiones con respecto al muro.
Sobre las 9h45 pasamos por el peaje de Haeinsa, en la autopista 12, y quince minutos más tarde, llegamos a la entrada del templo. Una vez atravesamos la puerta de la entrada, seguimos la carretera hasta que el final y aparcamos el coche en un parking bastante grande que había. Nos sorprendió que no había muchos coches, pero pensamos que como eran poco más de las 10h, igual no habían empezado a llegar los visitantes.
Después de dar varias vueltas por los alrededores, no acabamos de encontrar la entrada y de repente, vimos una señal que indicaba el templo, pero en dirección a donde habíamos venido por la carretera.
Cogimos el coche y deshicimos parte del camino que acabábamos de hacer. Suponemos que, a la ida no la habíamos visto, pero había una entrada en la carretera que iba hacia el templo. El problema es que había un “paisano” que nos dijo que por ahí sólo podían entrar vehículos autorizados, pero que había un parking cerca (otro, no el de antes) y que desde allí había que caminar 1 km hasta la entrada del templo.
Nos dio un poco de rabia el tiempo que habíamos perdido, porque entre localizar el parking y el km que tuvimos que andar, llegamos al templo pasadas las 11h. Por lo menos, el paseo estuvo bien y pudimos sacar alguna foto interesante. En el camino había habías carteles explicativos sobre la fauna y flora del lugar.
Haeinsa es uno de los templos budistas más importantes de Corea del Sur y está ubicado en el monte Gayasan. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1955 debido a su valor histórico, cultural y artístico.
Desde el periodo de los Tres Reinos, el budismo ha sido fundamental en la formación cultural y espiritual coreana y Haeinsa es un símbolo destacado de esa herencia.
El nombre Haeinsa puede traducirse como “Templo del Reflejo del Mar en Calma”, un símbolo de las enseñanzas budistas que reflejan la realidad con claridad y serenidad. Una leyenda cuenta que dos monjes, Suneung e Ijeong, curaron milagrosamente a la reina del rey Aejang. Siguiendo sus instrucciones con un hilo de colores atado a un árbol y al dedo de la reina, ella sanó y el árbol se marchitó. Como agradecimiento, el rey donó el terreno en el año 802 y ordenó la construcción del templo.
La puerta Iljumun es la primera puerta de entrada al templo y se llama así porque, al verla de lado, las columnas están alineadas en una sola fila. Al pasar por esta puerta, se debe dejar atrás los deseos mundanos y la ira, abandonando las perturbaciones de la mente.
Para conmemorar la fundación del templo, se plantó un árbol especial muy cerca de la entrada. Este árbol vivió aproximadamente 1.200 años, testigo silencioso de siglos de historia, devoción y transformación espiritual. Finalmente, se secó y murió en 1945, el mismo año en que Corea fue liberada del dominio japonés. Hoy solo queda la base del tronco, un símbolo tangible de la larga trayectoria del templo.
En la Sala del Campanario se pueden ver cuatro instrumentos rituales: el campanario (범종), el gong de Dharma, el pez de madera y la campana de viento (운판). El campanario se toca para transmitir el eco del Dharma a los seres atrapados en el sufrimiento del infierno. El gong de Dharma se golpea para liberar a los animales de la tierra. El pez de madera se usa para aliviar el sufrimiento de los seres que viven en los ríos o en el mar y finalmente la campana de viento, que se toca para reducir el sufrimiento de los seres que surcan los cielos.
La pagoda que se ve en la siguiente fotografía, fue construida durante la fundación de Haeinsa y sigue el estilo típico de las pagodas de la dinastía Silla. Durante las reparaciones de la pagoda, en junio de 1926, se encontraron 9 estatuas de Buda en la plataforma superior, las cuales se conservaron y se colocaron nuevamente en su lugar.
Y si por algo es famoso el [align=justify]templo de Heinsa
, es por contener la Tripitaka Coreana, una de las colecciones más completas y mejor conservadas de las escrituras budistas Mahayana, talladas en más de 81,000 bloques de madera con más de 52 millones de caracteres. La siguiente fotografía no es nuestra, sino que es una foto de un poster que había en la entrada de los pabellones y es que no está permitida la entrada a los edificios que contienen las “tablillas”.[/align]
¿Qué es lo que ha permitido que la Tripitaka de Haeinsa, completada en 1251, haya conservado su forma original casi 800 años después?
El secreto se encuentra en la Sala de los Tablones de la Tripitaka, que es una concentración de técnicas y dedicación para preservar los tablones de la Tripitaka a través de siglos de historia y guerras. La Sala de los Tablones es el único edificio del mundo diseñado específicamente para almacenar la Tripitaka, y fue construido en el estilo tradicional de la arquitectura de madera de principios de la dinastía Joseon. No solo es un edificio hermoso, sino que ha sido diseñado para ofrecer una ventilación adecuada, control de temperatura y humedad, funciones que permiten su conservación natural.
Aunque no se sabe con exactitud cuándo se construyó, se sabe que en 1457, durante el reinado del rey Sejo de Joseon, por orden real, se añadió una sección de unos 40 compartimentos al edificio. Más tarde, durante el reinado de Seongjong, el monje Hakjo, con el patrocinio de la familia real, construyó 30 compartimentos adicionales y los denominó "Sala de los Tablones de Seguridad".
Como hemos comentado, la entrada a los salones no está permitido (por razones obvias), pero tras pedir permiso, lo que sí pudimos hacer, fue sacar unas fotos desde fuera que, aunque no son muy buenas, nos sirven de recuerdo de haber podido estar frente a semejante maravilla.
De camino hacia la salida, todavía nos dio tiempo para fotografiar algunos rincones que nos llamaron la atención. Al mirar el reloj, nos dimos cuenta de que llevábamos 3h dentro del templo. Y es que, cuando estás haciendo algo que te gusta, el tiempo vuela.
Igual es porque el templo está un poco alejado de las ciudades donde más suelen ir los turistas o porque era entre semana, pero la verdad es que no hubo mucha gente, por lo que disfrutamos mucho de la visita.
Antes de finalizar la visita, entramos brevemente en el museo donde, entre otras cosas, pudimos ver una réplica en bronce de uno de los tablones de la Tripitaka coreana. Parece increíble que pudieran hacer eso a mano, tallando la madera.
Eran las 14h45 cuando volvimos al primer parking que habíamos estado por la mañana y buscamos un sitio para comer. Igual es que fuimos un poco tarde, pero todo el restaurante fue para nosotros. La comida nos salió por 25.000 krw (16,28 €).
Como queríamos hacer otra actividad por la tarde, no nos entretuvimos demasiado con la comida (aunque si la disfrutamos) y poco antes de las 15h30, nos pusimos en marcha, de regreso a Gyeongju.
Llegamos al templo de Bulguksa a las 17h15 y en el parking apenas quedaban coches ya. De marzo a septiembre abren hasta las 18h, así que todavía estábamos a tiempo de visitarlo.
La construcción del templo de Bulguksa, fue iniciada por el Primer Ministro Gim Dae-seong en el año 751, el décimo año del reinado del Rey Gyeongdeok, y finalizada en el año 774, el décimo año del Rey Hyegong. El templo sirvió como centro del budismo Silla y como lugar de oración para proteger al país de invasiones extranjeras.
Durante las invasiones japonesas en 1593, el templo fue incendiado y destruido por completo ya que que se utilizaba como base de la milicia voluntaria. Aunque el salón principal y algunos otros edificios principales fueron reconstruidos, no fue hasta 1969–1973 cuando fue completamente restaurado tras investigaciones, estudios y excavaciones en el sitio del antiguo templo.
Entre los bienes culturales importantes del periodo de Silla Unificado que se encuentran en el recinto se incluyen las dos pagodas de piedra Seokgatap y Dabotap, los puentes Yeonhwagyo y Cheongungyo, la puerta Anyangmun, la estatua de Amitābha sentado en bronce dorado en el pabellón Geungnakjeon, y la estatua sentada de Vairocana en bronce dorado en el pabellón Birojeon.
A las 18h30 acabamos la visita y podemos decir que, prácticamente, cerramos nosotros el templo porque ya no quedaba nadie en el parking, jejeje
Al volver al hotel, buscamos una lavandería para hacer la colada y también compramos la cena para ese día (cenamos en el hotel) y también el desayuno para el día siguiente. La lavandería nos costó (con secadora incluida), 9.000 krw (5,90€) y la comida 38.700 krw (25,2 €).
Nuestro último día en Gyeongju nos lo tomamos con calma a la hora de levantarnos y es que la primera actividad del día, estaba muy cerca del hotel. El cielo, una mañana más, estaba despejado y la temperatura… más bien fresquita, 5 °C
Aunque no lo traíamos planificado desde España, estando en Gyeongju vimos que, en la otra orilla del río Namcheon, había una avenida con un montón de cerezos, así que, pensamos que sería buena idea verlo un día a primera hora de la mañana, antes de que se llenara de gente.
Según pasamos por la avenida con el coche, vimos que era un sitio bastante turístico ya que tenían “conos” en los bordes de la carretera para que la gente no se parase en la mitad a sacarse fotos.
Al ir a primera hora, pudimos aparcar sin problema en un parking (gratuito) cercano y disfrutamos de un paseo muy agradable y saludable entre unos preciosos árboles de cerezo en plena floración.
Sobre las 10h el sitio se empezó a llenar de gente e incluso llegaron un par de autobuses y ya os podéis imaginar lo que empezó a pasar. Gente corriendo entre coches para hacerse un selfi o coches yendo prácticamente parados porque iban grabando videos. Afortunadamente, nosotros ya habíamos hecho el trabajo. En fotografía, como en muchas otras cosas, se cumple el dicho “Al que madruga, Dios le ayuda”, jejeje
Una cosa muy bonita de ver en directo fue cuando se levantaba un poco de brisa y caían las hojas de los árboles. Parecía que estaba nevando. Para los que veis series coreanas, ¿os suena?
Nuestra siguiente actividad (esta sí que la traíamos planificada) era visitar el complejo de tumbas de Daereungwon. Como es un sitio bastante turístico no encontramos sitio para aparcar y tuvimos que dejar el coche en uno de los parkings habilitados (pago por uso). Por cuatro horas, pagamos 3.000 krw (1,95 €). Un precio más que razonable y además, estábamos al lado de la entrada.
Lo primero que hicimos antes de entrar en faena fue almorzar unas ricas salchichas rebozadas y nos cafés. 9.800 krw (6,40 €). También compramos unos dorayakis en una tienda famosa que los hace artesanales (venían en caja y se supone que eran para regalar, pero no llegaron a España) 18.000 krw (11,77 €).
El complejo de Tumbas Daereungwon, está en pleno centro de la ciudad de Gyeongju, y es el lugar donde se encuentran antiguas tumbas del período Silla. Estos túmulos funerarios son montículos distintivos sobre terreno llano, característicos únicamente del período Silla. La superficie total es de aproximadamente 600.423 m2 y alberga 50 tumbas de reyes, reinas y miembros de la alta sociedad de aquel período.
Debido a su significancia histórica y características especiales, en 2011, la Administración del Patrimonio Cultural decidió integrar todos estos túmulos y declararlos “sitio histórico”.
Las tumbas grandes son cámaras funerarias revestidas de madera con montículos de piedra, mientras que las pequeñas ni siquiera tienen montículos. Dentro del complejo de Daeneungwon se encuentran las tumbas de Michuwangneung, Cheonmachong y Hwangnamdaechong.
En 1973 se encontraron una corona y numerosos objetos antiguos en la tumba Cheonmachong. Recibió ese nombre porque se halló un caballo alado pintado en el colgante de una silla de montar (“Cheonmachong” significa Tumba del Caballo Celestial). La tumba tiene 47 metros de diámetro y 12,7 metros de altura.
La tumba de Hwangnamdaechong fue excavada entre 1973 y 1975. Tiene un largo de 120 metros de sur a norte, un ancho de 80 metros de este a oeste y una altura de 23 metros.
Nada más comenzar la visita, nos encontramos con dos chicos catalanes que también estaban recorriendo Corea del Sur. Estuvimos un rato muy agradable intercambiando experiencias. Si por casualidad están leyendo este diario, les mandamos un saludo.
Como no podía ser de otra manera, en una de las zonas, dentro del complejo, había un lugar para que la gente se sacara fotos con las tumbas de fondo. Como se puede ver en la foto, también había su correspondiente cola.
Como el lugar nos pareció bonito, nos pusimos al final de la cola y esperamos nuestro turno. La diferencia entre nuestra foto y la de los demás, es que en la nuestra, no sale nadie, jejeje
El complejo está perfectamente señalizado y preparado para que todo el mundo pueda disfrutar un agradable paseo entre “montañas” con siglos de historia. Siguiendo el mapa, intentamos que no se nos quedara ninguna en el tintero.
Después de una hora de visita, llegamos a una de las tumbas principales, ahora convertida en museo. Para acceder, hay que sacar una entrada aparte, que cuesta 3.000 krw (1,95 €) por persona.
En la tumba Cheonmachong en Hwangnam-dong, fue donde se descubrieron una corona de oro, brazaletes y otras reliquias durante la excavación realizada en 1973. El nombre de la tumba proviene de una pintura de un caballo blanco volador sobre una solapa protectora de silla de montar que cuelga a ambos lados. En la pintura, el caballo vuela hacia el cielo con la cola apuntando hacia arriba; sus patas delanteras y traseras tienen ganchos en forma de anillo y su lengua parece sobresalir, lo que expresa un espíritu divino.
Esta imagen representa al caballo celeste blanco, el dios de los animales, que posiblemente actúa como guía para llevar a los difuntos al cielo. Es una de las pocas pinturas conservadas del periodo Silla, junto con la pintura Avatamska de la época del rey Gyeongdeok, y se considera de gran valor histórico y artístico.
La corona de oro, encontrada junto al cuerpo enterrado que la llevaba puesta, es una corona típica del reino Silla, excavada en Cheonmachong, y mide 32,5 cm de alto. Fuera del ataúd se hallaron gorros interiores y ornamentos diademáticos para la corona, junto con otros objetos funerarios. Tiene una banda circular con tres puntas en la parte frontal y dos ornamentaciones traseras en forma de astas de ciervo. Las tres puntas frontales, en forma del carácter chino 山 (“montaña”), tienen tres niveles y están decoradas con motivos similares a capullos a lo largo de sus bordes.
La corona entera está adornada con placas redondas de oro y jade curvado del que cuelgan hilos de oro trenzado, firmemente sujetos con placas doradas. A cada lado de la corona cuelgan dos colgantes de cadena de oro con lentejuelas en forma de hoja.
En uno de los rincones del museo, había un espacio audio visual donde pudimos ver demostraciones del proceso de restauración de piezas tan valiosas como el sudadero o mantilla de los caballos de la realeza de la época.
A pesar de tener que pagar un suplemento a la entrada general, a nosotros nos gustó mucho y creemos que merece la pena la visita. Nota: aunque en el cuadro resumen, hemos puesto que no hay información en español, estos vídeos, en concreto, sí que se podían poner en nuestro idioma.
Para acabar la visita al complejo, fuimos a la tumba del rey Michu Isageum (r. 262–284), el primer rey del clan Kim y el decimotercer monarca del período Silla, quien impidió varias invasiones por parte de Baekje y promovió el cultivo agrícola. Esta tumba, de 12,4 metros de altura y 56,7 metros de diámetro, es un túmulo circular de tierra con una cerca que rodea todo el sepulcro como medida de protección. Frente a la tumba se encuentra el Santuario Sunghyejeon, donde se realizaban servicios conmemorativos. Fue incendiado durante la Guerra Imjin en 1592 y reconstruido en 1794.
Según una leyenda, en el año 14 del reinado del rey Yurye (297), cuando Silla era atacada por Iseoguk, aparecieron soldados con hojas de bambú en las orejas que repelieron a los invasores y luego desaparecieron. Alguien vio hojas de bambú apiladas sobre la tumba del rey Michu y pensó que su espíritu había ayudado a Silla a derrotar a Iseoguk. Por ello, la tumba también se conoce como Jukjangneung o Jukhyeongneung.
Una vez terminamos la visita y antes de recoger el coche, buscamos un sitio para comer. Esta vez porque igual era un poco pronto (apenas eran las 13h30), el restaurante fue para nosotros solos. Pedimos bulgogi, que por cierto, nos encantó. 34.000 krw (22,25 €).
Para bajar la comida, pensamos que lo mejor era dar un paseo por la historia milenaria de Silla, que reinó en la península de Corea durante más de mil años (57 a.C. – 935 d.C.) y cuya capital, precisamente, fue Gyeongju. Y qué mejor, que el Gyeongju National Museum.
La Sala de Historia de Silla presenta la historia del Reino de Silla, una civilización que floreció durante mil años, desde el 57 a.C. hasta el 935 d.C., en la parte sureste de la península de Corea. Esta sala está compuesta por tres galerías:
• Galería 1: Introduce el surgimiento de Silla como reino.
• Galería 2: Destaca la tradición de la orfebrería en oro del reino.
• Galería 3: Se centra en la unificación de los Tres Reinos (Goguryeo, Baekje y Silla) y la rica cultura del período de Silla Unificada.
Sala de Arte de Silla. Esta sala presenta el esplendor del arte y la cultura budista del Reino de Silla. La Galería de Esculturas Budistas, ubicada en la primera planta, expone la belleza y diversidad de las esculturas de Silla. Está organizada en torno a tres grandes temas: historia, leyendas y la Tierra Pura.
En la segunda planta se encuentra la Galería de Templos Budistas, que presenta objetos como relicarios, tejas de techos y ladrillos decorativos de pared excavados en templos renombrados de Gyeongju, como Hwangnyongsa, Bunhwangsa y Gameunsa.
Fuera de los edificios principales, pudimos ver la Gran Campana del Rey Seongdeok, una de las piezas más emblemáticas del Museo Nacional de Gyeongju y una verdadera maravilla de la metalurgia antigua coreana. Se construyó en bronce, en el año 771, durante el reinado del Rey Hyegong, en honor a su padre, el Rey Seongdeok. Mide 3.33 mt, tiene un diámetro: 2.27 mt y pesa alrededor de 18.9 ton.
La decoración destaca por contener motivos florales, figuras celestiales y dragones que simbolizan sabiduría y protección. También está presente el Taeguk (símbolo del equilibrio) y el loto, que representan el cosmos y la pureza espiritual. Esta campana, está considerada como la mayor campana sobreviviente de Corea y un Tesoro Nacional. Su sonido era usado tanto para ceremonias religiosas como para marcar acontecimientos importantes del estado.
Nuestra visita continuó por la biblioteca y por el almacén (al otro lado del río), donde pudimos ver salas con miles de objetos, algunos pendientes de clasificar y otros que se usan para ir cambiando las exposiciones del museo.
Tras la “obligada” visita a la tienda del museo, cogimos el coche y nos fuimos hasta el Donggung Palace and Wolji Pond (Anapji), donde queríamos fotografiar el atardecer.
El estanque Anapji estaba originalmente ubicado cerca del palacio Banwolseong. Después de la caída de Silla, el estanque quedó abandonado durante muchos siglos. El nombre Anapji aparece en un documento de la era Joseon del siglo XVI llamado Encuesta Ampliada de la Geografía de Corea, con la explicación de que el Rey Munmu creó el estanque con estética taoísta.
Como parte del proyecto de restauración de sitios históricos en Gyeongju, Anapji fue dragado y reconstruido en 1974. El proyecto de excavación a largo plazo, que tuvo lugar entre marzo de 1975 y diciembre de 1986, sacó a la luz una gran cantidad de reliquias del estanque. Las investigaciones revelaron que el estanque había estado rodeado por muros de piedra, y que cinco edificios se alzaban desde el lado oeste hasta el lado sur del estanque. También se detectaron sistemas de canales.
Se excavaron cerca de 33.000 piezas históricas, entre ellas tejas de techo únicas, materiales arquitectónicos, cerámica, figuras de Buda en bronce dorado, joyas, adornos y objetos cotidianos.
Poco antes de las 18h30, cuando el sol estaba a punto de esconderse, disfrutamos de un espectacular atardecer con tonos dorados y magentas increíbles.
Y como “guinda del pastel”, encendieron la iluminación de los edificios. No podíamos pedir más: palacios iluminados, reflejo en el agua y hora azul. Postal garantizada.
Cuando el cielo perdió el color azul y se volvió negro, la mayoría de la gente que estábamos dentro del recinto, fuimos saliendo (aunque la entrada está abierta hasta las 21h30) y seguñia entrado gente. Aprovechando que, junto al parking, había puestos de comida callejera, degustamos unos ricos taoyakis, unas brochetas de salchicha y pastel de arroz y también unas brochetas de pollo. Todo nos salió por 19.000 krw (12,50 €).
A las 20h15 nos retiramos al hotel. En la calle había 7 °C y en el cielo, se habían disipado las nubes que habíamos visto durante el atardecer y sólo se veían las estrellas. Compramos unos cafés y unos yogures para completar la cena. 8.600 krw (6,28 €).
Espectacular ¡Vaya viajazo...! Las fotos son fabulosas. Corea del Sur me llama mucho la atención. Tengo que decir que, por las fotos, me recuerda mucho a Taiwan (no he estado ni en Japón ni en Corea)
Yo también soy de Bilbao y cuando lo menciono me han mencionado a los hermanos Williams... e incluso a Valverde (en Grecia porque entrenó al Olympiakos)
Gracias por compartir. 5* y te sigo leyendo.
Gracias gadiemp por tu commentario. Nos alegra que te gusten las fotos y que te esté gustando el diario. Qué de voy a decir de los de Bilbao ¿verdad? jajaja
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Gracias JoanM86. El tema de alquilar coche es porque somos 3 o quizá 4 personas y me parece más cómodo el coche que estar los 4 con las respectivas maletas entre buxea, tacos o trenes.
Por otro lado, tengo una rodilla ahecha papilla y también sería más cómodo para mí ir en coche que subir y bajar del transporte público.
Dicho esto, añado otro día a buscan y meto Suw9n. Lo de l isla lo tengo que pensar porque he visto que coger ferry se lleva mucho tiempo, ir en avión no me apetece mucho y encima alquilar otro coche allí....
Lo consultaré con la familia.b
Todavía no he comprado los... Leer más ...
A Jeju fuimos en avión desde Busan y hasta Seúl. Muy barato, con Korean Air, y super bien. En general se conduce bien por la isla.
Los vuelos desde aquí los cogimos con bastante antelación, aunque viajamos en Agosto, temporada alta. Fuimos también con Korean Air directos desde Barcelona. Posiblemente la mejor compañía con la que he viajado. Avión muy cómodo, buena comida, buen entretenimiento a bordo. Para un vuelo de 14h se agradece
A busan le daría más rato k 2 días. 2,5 o 3. De busan iría a gyengjou y después Daegu. Sino das más vuelta. El interes de Daegu es ir templo Haeinsa, en si, la ciudad no tiene mucho k ver.,un saludo.
Después de darle una vuelta a vuestras recomendaciones, he hecho este plan. Creo que va un poco apretado.
10 a 13 SEÚL
A busan le daría más rato k 2 días. 2,5 o 3. De busan iría a gyengjou y después Daegu. Sino das más vuelta. El interes de Daegu es ir templo Haeinsa, en si, la ciudad no tiene mucho k ver.,un saludo.