![]() ![]() 15 DIAS EN TREN POR EL NORTE DE LA INDIA ✏️ Blogs de India
15 días recorriendo el Norte de la India, por el Rajastan y el Ganges, con mi madre que siempre había soñado con visitar este país.Autor: Mundofila Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.8 (10 Votos) Índice del Diario: 15 DIAS EN TREN POR EL NORTE DE LA INDIA
01: ETAPA 0 . PREPARATIVOS
02: DIA 1. CAOTICA DELHI
03: DIA 2. ORCHHA-KHAJURAHO
04: DIA 3. KHAJURAHO
05: DIA 4. VARANASI
06: DIA 5. ADIOS A VARANASI
07: DIA 6. TAJ MAHAL
08: DIA 7. AGRA y JAIPUR
09: DIA 8. JAISALMER
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Etapas 10 a 12, total 17
Cruzado ya el ecuador del viaje mi madre se levanta con ligeras molestias gastrointestinales (lease diarrea), que no le abandonaran durante unos cuantos días. La verdad sea dicha, en el tema sanitario no estamos empleando mucho esfuerzo: ayer me acordé que traíamos el antimosquitos, lo de lavarse las manos antes de comer se hace cuando se puede (que no es muchas veces),... lo único que sí hacemos a rajatabla es lo de beber únicamente agua embotellada, que suele costar 12 rupias el litro. Tampoco creo que haya que obsesionarse, mosquitos haberlos haylos y algunos nos pican, pero tampoco hay que pensar que porque te pique un mosquito vas a pillar la malaria automáticamente, y en cuanto a la diarrea, yo también la sufrí aunque sólo durante una noche, pero no vas a morir de eso.
Hoy tenemos todo el día para disfrutar de Jaisalmer, quizá la ciudad en la que me he sentido mas cómodo de todas las que hemos visitado; quizás ayuda el hecho de no tener tanto tráfico, un aire mas limpio,... Subimos a la terracita del hotel con la intención de desayunar, y digo intención porque el fulano que nos atendió ayer en la recepción no ha vuelto a dar señales de vida, y desde entonces el hotel está regentado en su totalidad por un niño de unos diez años que no habla ni papa de inglés. Como somos los únicos huéspedes el pobre se afana en ser servicial, pero evidentemente no llega. Le pedimos un desayuno sencillito (tostadas y té) y tras esperar casi una hora nos trae todo diferente; además, a la hora de pagar, como no sabe leer la carta que viene en inglés, le tenemos que cantar nosotros los precios de lo que hemos tomado. Mi madre se indigna con el trato que, en general, se da a los niños, pero es lo que hay. Comenzamos nuestra visita a Jaisalmer por el interior del fuerte: una única y monumental entrada da acceso a un laberinto de estrechas callejuelas con bastante gracia para perderte un buen rato hasta encontrarte. Algunas casas pertenecen a las famosas havelis, con sus fachadas profusamente decoradas; se agradece el hecho de que muchas se estén restaurando siguiendo el estilo antiguo. *** Imagen borrada de Tinypic *** Calle del fuerte de Jaisalmer También dentro del recinto amurallado hay un conjunto de templos jainistas. La mejor hora para visitarlos es de 11 a 12, cuando todos están abiertos (tienen un horario bastante caprichoso). Están unidos unos con otros y, como siempre, están tallados hasta el último centímetro. En esta ocasión conseguimos ver, por fin, un templo jainista donde se está celebrando algo parecido al culto y es que, hasta ahora, siempre habíamos visto los templos jainistas vacíos. Tras visitar el interior toca recorrer el exterior del fuerte, siendo la parte mas interesante la que se encuentra en la zona norte de la ciudad, donde se pueden ver las mas hermosas havelis, con unas fachadas impresionantes, de lo más bonito que yo ví en todo el viaje. *** Imagen borrada de Tinypic *** Fachada de una haveli Hay tres o cuatro havelis principales y a la mayoría puede entrarse pagando una módica entrada; desgraciadamente, por dentro están casi todas abandonadas, pero se pueden visitar todas sus plantas y admirar el trabajo de las fachadas de cerca. En las zonas oscuras hay legiones de murciélagos y en las iluminadas, palomas. Esto es común en casi toda la India, la mayoría de sus monumentos están en un estado lamentable de abandono. También es de lamentar el hecho de que no haya ninguna restricción al tráfico rodado, sobre todo a las motos, que se meten hasta la cocina con sus constantes pitidos; da igual lo estrecha que sea la calle, siempre encontrarás una moto tratando de pasar. *** Imagen borrada de Tinypic *** Vista del fuerte desde la azotea de una haveli Tras patearnos las calles de Jaisalmer nos dirigimos a ver el lago que se encuentra a un kilómetro escaso, el Gadi Sagar, que tiene algún edificio construído en sus márgenes, pero bastante poca cosa. Nuestro tren para Jodhpur sale a media tarde, así que aprovechamos nuestras últimas horas en Jaisalmer para hacer algunas compras. Hay muchas tiendas de telas vistosas que afirman ser tejidas a mano por artesanos desfavorecidos del Rajastan, pero viendo que las mismas telas se repiten por todas las ciudades y todos los puestos, parece difícil de creer. En la zona norte encontramos una especie de cooperativa textil donde venden cosas a precio fijo muy baratas, quizás no tan bonitas como las de los puestos callejeros, pero por unos céntimos te llevas lo que quieras. Mi madre se compra un mantel de algodón bordado a mano de 5 x 2 metros por cuatro o cinco euros. Nos despedimos de Jaisalmer como llegamos, andando por la carretera a la estación. Mi madre se queja de vez en cuando de que andamos demasiado, pero es curioso, a mí me parece que no andamos lo suficiente. Yo no soy de los que cogen la guía y se dedican a ver todos y cada uno de los monumentos, museos, templos,... que aparecen, prefiero pasear y pasear, perderme y ver calles anónimas. Nuestro tren sale puntual, esta vez tenemos un trayecto de cinco horas en sleeper. Es la primera vez que cogemos esta clase y está bastante bien para viajes por el día: vale, las ventanas no cierran bien, los materiales no están cuidados, de vez en cuando entran nubes de polvo en el vagón, hay incluso ratoncillos corriendo por el suelo,... pero tiene otra vidilla. *** Imagen borrada de Tinypic *** Casi no se ve, pero en el círculo hay un ratón de la clase sleeper A eso de las diez de la noche llegamos a Jodhpur, donde nos apeamos es una estación previa a la de la ciudad ya que el hotel que tenemos reservado, el Durag Niwas, queda mas cerca de esta estación. Es noche cerrada, no hay casi luces, y nos cuesta encontrar el hotel en cuestión, pero al final damos con él. 500 rupias por una habitación limpia, amplia y con baño. A dormir. Etapas 10 a 12, total 17
Me levanto, como prácticamente todos los días, muy descansado. Casi todos los hoteles tienen unas camas superduras en las que no hay sábanas, de hecho mi madre varios días ha usado un ligero saco que traemos, pero yo estoy durmiendo como un niño.
El hotel Durag Niwas está bien, el personal es enrollado, ni siquiera te dan candado para la habitación (en la India no saben lo que es una cerradura, todo lo cierran con candados) de forma que la habitación queda abierta cuando te vas,... pero está muy lejos del centro, a una media hora andando. *** Imagen borrada de Tinypic *** Vista desde el hotel del fuerte de Meherangarh Tras desayunar decidimos visitar una zona cercana al hotel, Palace Road, donde hay tiendas de antigüedades, por curiosidad mas que nada. Es una calle donde se suceden establecimientos que exponen algo que no sé distinguir: si son auténticas, como lo parecen, las cosas que tienen expuestas es un auténtico expolio de todos los palacios del Rajastan: puertas monumentales, ventanas gigantescas, tallas de madera de 2 metros de alto,..., y si son imitaciones bien hechas, un timo. También visitamos unos cercanos "grandes almacenes" a modo de El Corte Inglés, pero a lo indio. Cuando menos, curioso. Enfrente nuestro podemos divisar el Umaid Bhawan Palace, un descomunal palacio actual residencia del maharaja. Tras estas visitas tomamos un rickshaw que nos lleva a la Torre del Reloj, centro neurálgico de la ciudad de Jodhpur, desde donde, tras un paseo por los bullicosos mercados, comenzamos a subir hacia el fuerte de Meherangarh, al que llegamos sin demasiados esfuerzos. Tras pagar las 250 rupias de la entrada, que da derecho a tomar una amena audioguía narrada por un lutier, comenzamos nuestra visita al fuerte atravesando varias puertas monumentales tras las cuales se encuentran varios edificios cuyo interior puede visitarse; como parece que el maharaja del lugar habitó este lugar hasta el siglo XX, las salas y habitaciones están en buen estado de conservación y puede apreciarse la exhuberante decoración que tenían. Otras salas están dedicadas a pequeñas exposiciones de armas, palanquines, etc... y todo el fuerte da unas bonitas vistas de la ciudad azul de Jodhpur; así, entre una cosa y otra, pasas una visita que se hace agradable. Al final hay una pequeña tienda muy elegante (y cara) donde mi madre vuelve a picar. *** Imagen borrada de Tinypic *** Vista de Jodhpur Tras esta visita vamos caminando hasta el cercano Jaswant Thada, un edificio de marmol blanco cercano que no es nada del otro mundo, y desde aquí bajamos de nuevo a la zona de la torre del reloj con la intención de comer algo, que el día va avanzando. La calle principal del centro está saturada de tráfico, pero al final encotramos un chiringuito mas o menos agradable para comer. Como a mi madre las diarreas no le abandonan y Jodhpur parece tener poco mas que ofrecer, nos volvemos al hotel a descansar. A media tarde haremos una nueva visita para callejear un poco por la zona de mercados y contratar los servicios de un taxi que nos lleve a Udaipur el día siguiente. En cuanto anochece, los arcenes (porque aceras no hay) se llenan de gente durmiendo, lo que unido a la nula iluminación y la basura acumulada por todas partes confiere a las calles un aspecto un tanto amenazador que no es real; la India me pareció un sitio muy seguro donde, aparte de pequeños timos, uno puede pasear sin preocuparse de nada. Viendo a toda esa gente durmiento en la calle uno piensa que: 1) No tienen casa, de lo contrario no dormirían en la calle, y 2) Si no tienen casa, quiere decir que llevan consigo todas sus pertenencias, y éstas son la ropa que llevan puesta. Y sin embargo ahí están, no voy a decir que tan felices porque no sé si lo son o no, pero tampoco se les nota vivir desencantados, parecen sumergidos en una especie de apatía continua,... que me sigue desconcertando. Quizás tenga que ver con su religión, donde lo máximo que uno puede esperar es a morir confiando en reencarnarse en algo mejor. Curiosamente hay otro grupo, también numeroso, de indios que son, hablando claro, unos peseteros que sólo piensan en ganar dinero y tener éxito profesional; de hecho las preguntas que te hacen siempre son: primero ¿de donde eres? y luego, inevitablemente, ¿en qué trabajas? ¿qué tal te va en el trabajo?. Regresamos al hotel, donde cenamos, pagamos la habitación, y nos dormimos. Etapas 10 a 12, total 17
A la hora acordada, las nueve de la mañana, salimos del hotel donde nos espera puntual nuestro taxi para acompañarnos durante casi todo el día; son unos 300 kms., que al ritmo que se lleva aquí más las paradas, calculamos que nos dejará en Udaipur a eso de las siete de la tarde.
Tras unos primeros kilómetros intentando dejar atrás Jodhpur y su caótico tráfico, pasamos a carreteras más, como decirlo, "rápidas": prácticamente un sólo carril, arcenes inexistentes, baches continuos, camioneros de conducción agresiva, bocinazos constantes... vamos, lo de siempre. Para colmo, a la media hora o así aparece un camión accidentado que ha volcado y tapona casi toda la carretera y, a pesar de que ha llegado la "autoridad", es un absoluto caos. En lugar de organizar turnos para pasar por el estrecho hueco que deja el camión volcado, todos los conductores, tanto los que van en un sentido como en otro, se agolpan para intentar pasar, provocando un atasco de órdago. Nadie cede, todos meten el morro centímetro a centímetro y cuando parece que te acercas a pasar aparece frente a tí un camión dando luces para que te apartes. Es la ley del mas fuerte, y por supuesto, todo en medio de un concierto continuo de claxones e improperios varios. Yo me bajo del coche y me siento en un campo cercano para ver el espectáculo con perspectiva. ¡Qué desastre! Finalmente, nuestro conductor consigue meter el morro un poquito más que los demás y consigue pasar; me reubico en mi asiento y seguimos viaje. Tras un lapso de tiempo que no recuerdo llegamos a Ranakpur, el enésimo templo jainista, pero ahora en versión marmol blanco. Mas grande que los anteriores que visitamos y con mucho público; en los templos jainistas hay que entrar descalzo, sin prendas de cuero ni alimentos y... no pueden entrar mujeres que tengan la regla. La entrada es gratuita, pero se pagan 50 rupias por la cámara. *** Imagen borrada de Tinypic *** Vista del templo de Ranakpur A partir de este punto entramos en un paisaje montañoso que, sin ser nada del otro mundo, por lo menos es mas agradable a la vista; pequeñas colinas teñidas de verde, algún riachuelo,... Nuestro siguiente destino es el fuerte de Kumbalgarh, perdido en mitad de ninguna parte, y al que tardamos en llegar cerca de una hora desde Ranakpur, tras pasar por el asombroso resturante "Casa Manolo", en el que no paramos. La entrada al fuerte cuesta 100 rupias y cuenta con, según reza un letrero que tienen allí bien grande, la segunda muralla mas grande después de la Gran Muralla china. Hombre, a lo mejor es cierto, pero la comparación no ha lugar. El lugar es curioso: un recinto de treinta y tantos kilómetros de perímetro coronado por el típico fuerte y con un terreno amplísimo ocupado actualmente por restos de templos y edificaciones varias que aparecen salpicados entre la vegetación. Como la zona es muy amplia y mi madre no está dispuesta a caminar mucho, decidimos olvidarnos de subir al fuerte propiamente dicho y dedicar el rato (no sin antes comer en un chiringuito que hay allí mismo) a pasear por una sendas marcadas que nos llevan entre ruinas y templos abandonados. Yo disfruto porque es lo mas cerca que hemos estado en todo el viaje de la naturaleza; no es que sea la selva, pero podemos pasear viendo curiosos árboles, algunos pájaros y pequeños animales,... me sigue llamando la atención la ausencia de prácticamente cualquier tipo de insectos. Además, estamos más solos que nunca, ya que no vemos a nadie en todo el paseo. *** Imagen borrada de Tinypic *** Columpiándome en lianas Tras un buen rato caminando llegamos a una zona donde hay varios templetes abandonados ocupados por monos, es muy parecido a las escenas de "El libro de la selva" y sólo falta que aparezcan por allí Mowgli y Balú. Por cierto que algunos monos se ponen algo agresivos y decidimos sabiamente esquivar alguna zona para no molestarlos en exceso. *** Imagen borrada de Tinypic *** Templos abandonados Tras completar el recorrido circular por la zona baja llegamos de nuevo al inicio donde mi madre abandona la idea de subir al fuerte que se encuentra encaramado en lo alto de un risco. Otra vez será, aunque tampoco creo que sea nada del otro mundo. *** Imagen borrada de Tinypic *** El fuerte A la salida retomamos nuestro viaje en taxi hasta Udaipur, a donde llegamos ya de noche. El hotel de Udaipur es el más lujoso de todo el viaje, el Mewar Haveli, de casi 2000 rupiazas la noche; a mí me parece innecesario pero a mi madre le gusta que la habitación tenga bonita decoración, un baño limpio y reluciente, con ¡papel higiénico! (novedad hasta ahora), vistas al lago, mozos que te suben las maletas y hasta ascensor para subir a los pisos superiores. Cenamos en la terraza del hotel, con vistas al lago de Udaipur, en un restaurante algo caro y malo, y nos vamos a dormir Etapas 10 a 12, total 17
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