El día prometía ¡¡¡Era primera vez que nos íbamos a acercar a un glaciar!!!! Al final decidimos no contratar la excursión para caminar por el glaciar (estas rutas las dirigen las empresas Briksdal Adventure y Olden Aktiv) porque llovía, así que después de disfrutar de nuestro primer desayuno gratuito en este viaje, nos abrigamos bien y bajamos a la estación de autobuses acompañados de una chica francesa que también estaba allí alojada y que se vino con nosotros. De Stryn salía a las 9.30 horas el Glacier bus que nos llevaba allí directamente (126 NOK- 16 EUROS entre los dos con carné de estudiante). También hay excursiones y autobuses que salen desde Olden, que está más cerca del glaciar. Quizás es más interesante alojarse aquí que en Stryn si lo que se quiere hacer es ver el glaciar.
Una vez allí nos dimos cuenta de lo turístico que era aquello. Había un montón de jubilados montados en una especie de carritos de golf que te acercaban al glaciar, aunque la mayoría de la gente sube andando, se tarda menos de una hora. Nuestra compañera de viaje no tuvo más remedio que subir en uno de ellos porque tenía dolorido el tobillo, pero nosotros preferimos subir caminando y disfrutar del paisaje. Y vaya si lo hicimos, porque todo aquello era también espectacular. Os dejamos una muestra de los primeros minutos de subida, en los que vimos varias cascadas enormes. Precioso. Por cierto, subir andando al glaciar es gratuito. Sólo se paga si subes en el cochecito.



Durante el trayecto subes unas cuantas cuestas. Pero tranquilos, que se sube bien... aunque nosotros después de subir al Preikestolen ya hacemos lo que nos echen!! jajajaja.



A la hora de subir hay un camino alternativo que señala una cascada. Nos metimos por allí y el camino era a través de monte, más complicado. Estuvimos andando un rato, nos metimos por barro y todo para poder continuar, pero al final nos dimos la vuelta. Nos quedamos con ganas de seguir por allí (eso sí, no había ni un alma) porque era muy chulo pero no sabíamos qué distancia nos quedaba para llegar y el camino se estaba complicando demasiado con riachulelos y un montón de piedas. Así que, media vuelta, y al camino de toda la vida. En el camino nos encontramos hasta ovejas y cabras.




Poco a poco fuimos subiendo, y cuando llegamos allí lo que más nos llamó la atención fue el color azul del glaciar....y también lo grande que era. Y es que si ya nos parecía grande, eso era sólo la lengua, así que imaginaos cómo tiene que ser entero. Eso sí, a lo lardo del camino unos carteles explicaban hasta dónde había llegado el glaciar....y en los últimos años ha ido derritiéndose y reduciendo su tamaño de una forma escandalosa. El calentamiento global y la mano del hombre tendrá mucho que ver en todo esto... Estas son algunas de las decenas de fotos que hicimos allí. ¡Estábamos solos, había que aprovechar! Por cierto, había una señal que prohibía acercarse más al glaciar y también grupos de chavales en botes hinchables yendo de excursión al glaciar. La verdad es que también tenía que ser una experiencia chula. Nos apenó mucho no haber podido hacer la excursión para caminar por el glaciar porque realmente es una pasada!!



Nos dimos la vuelta y a las 13.40 horas cogimos el autobús a Olden. No hay autobuses directos a Stryn, así que en Olden había que esperar unos 15 minutos y entonces llegaba otro bus de línea y te llevaba a Stryn. Hasta ahí bien. La teoría la entendimos, pero en la práctica hubo un pequeño problema. No entendimos bien al conductor dónde paraba el siguiente bus y pasó delante de nuestras narices y ni siquiera paró porque no había nadie en la parada, y ninguno la habíamos visto. El caso es que el siguiente bus pasaba a las 18.30 horas y no nos quedó otro remedio que sacar la cartera y coger un taxi. Mientras venía, aprovechamos para hacer estas fotos de Olden. Si ya es bonito en foto, imaginaos en la realidad!!!!




Por un recorrido de 18 kilómetros hasta Stryn nos cobraron 330 NOK (44 euros) y como éramos tres, cada uno pagó 110 NOK (15 euros). Para un día que pensábamos que no íbamos a gastar mucho...!!!
Como seguía lloviendo, la tarde la pasamos calentitos en el acogedor salón del albergue, charlando, leyendo y en internet. Una delicia. Estuvimos muy a gusto.