Con la visita de la ciudad de Salta se acababa nuestro periplo por el NOA. Pedimos un taxi para el aeropuerto de Salta, de donde nuestro vuelo a Buenos Aires salía sobre las 9 de la noche. Creo recordar que no salió con retraso y el vuelo transcurrió con total normalidad. Hasta ahora no he mencionado en este diario los piscolabis con los que nos agasajó Aerolíneas Argentinas en los 6 vuelos internos que realizamos con ellos. Teniendo en cuenta que el alfajor es el postre que más identificamos con Argentina, uno podría pensar que sin duda alguna es una de las cosas que nos ofrecerían, al menos en una ocasión. Pero no. En todos y cada uno de los vuelos nos dieron una cajita que contenía una bolsa de galletitas saladas de tomate y hierbabuena (supuestamente), una galleta rellena de limón y otra de chocolate. ¡Artificial totalmente! Estaba ya harto de tanta galleta. En fin, que me pareció pésimo.
Al llegar al Aeroparque, se supone que un conductor tenía que ir a buscarnos para llevarnos al hotel, pero nadie apareció por allí en la media hora que estuve mirando todos los cartelitos con los nombres de hoteles y viajeros. Al final no me quedó más remedio que comprar 2 billetes de remis con Manuel Tienda León. No recuerdo el precio total, pero pudo ser algo comprendido entre los 130 y los 180 $. Nos dijeron que tendríamos que esperar por lo menos 45 minutos, pero afortunadamente en 10 minutos nos avisaron.
Cuando llegamos al hotel, nuevamente el Europlaza Suites, iba dispuesto a reclamar lo que había pagado por contratar el traslado de ese día, pero me dijeron que les había llegado información de que el vuelo se había cancelado y se retrasaba al día siguiente. Yo me quedé atónito y comprobé las notificaciones que Aerolíneas Argentinas me había enviado a mi correo electrónico. Como ya había comunicado una semana antes al hotel, habían retrasado la salida del vuelo desde las 18:00 hasta las 21:00 aproximadamente. De lo que no me había dado cuenta y por lo tanto no avisé al hotel, fue que Aerolíneas había cambiado el número de vuelo. Al final sabía que tanto cambio de horarios no podía traer nada bueno. Al margen de este incidente, del que sólo yo tuve la culpa, no tengo nada más que comentar de este hotel, salvo constatar que después de alojarme en unos cuantos a lo largo del viaje, éste sin duda me pareció el que ofrecía una mejor relación calidad-precio: por económico (sin pagar IVA), buena y cómoda habitación, ubicación, personal amable y hasta por el desayuno.
Visitas:
Aunque al comienzo del viaje me había comprado en un kiosco de Buenos Aires la guía-T para el transporte público, con la intención de utilizarla el último día de viaje, realmente no me apetecía lidiar con las diferentes líneas de autobús y como el recepcionista del hotel recomendó utilizar los taxis, pues no me lo pensé dos veces. Este fue el recorrido que hicimos:
Teatro Colón:
Se realizan visitas guiadas para conocer el que se considera uno de los tres teatros con mejor acústica del mundo, sólo por detrás de La Scala de Milán y creo que la Ópera de París. Fue construido sobre 1886. La visita dura poco más de media hora y tiene un económico precio de 130 $. Pudimos ver
- la escalinata de mármol de Carrara
- la cúpula del teatro
- el pasillo de los Bustos con esculturas de diferentes compositores
- el Salón Dorado, una sala de inspiración francesa ricamente decorada con lámparas de araña, mobiliario clásico, vidrieras, espejos, columnas talladas, etc... Esta sala que quizás tuvo función de reunión durante los entreactos de las obras representadas en el teatro, ahora es lugar de conciertos de música de cámara, exposiciones y conferencias.
- la sala del teatro: Fue nuestra gran decepción porque debido a que estaban realizando pruebas de iluminación para una futura ópera o ballet, estaba totalmente a oscuras y sólo de vez en cuando se encendía una luz tenue de color verde que permitía apenas vislumbrar la forma del teatro. Supongo que por eso nos enseñaron el Salón Dorado.
Al llegar al Aeroparque, se supone que un conductor tenía que ir a buscarnos para llevarnos al hotel, pero nadie apareció por allí en la media hora que estuve mirando todos los cartelitos con los nombres de hoteles y viajeros. Al final no me quedó más remedio que comprar 2 billetes de remis con Manuel Tienda León. No recuerdo el precio total, pero pudo ser algo comprendido entre los 130 y los 180 $. Nos dijeron que tendríamos que esperar por lo menos 45 minutos, pero afortunadamente en 10 minutos nos avisaron.
Cuando llegamos al hotel, nuevamente el Europlaza Suites, iba dispuesto a reclamar lo que había pagado por contratar el traslado de ese día, pero me dijeron que les había llegado información de que el vuelo se había cancelado y se retrasaba al día siguiente. Yo me quedé atónito y comprobé las notificaciones que Aerolíneas Argentinas me había enviado a mi correo electrónico. Como ya había comunicado una semana antes al hotel, habían retrasado la salida del vuelo desde las 18:00 hasta las 21:00 aproximadamente. De lo que no me había dado cuenta y por lo tanto no avisé al hotel, fue que Aerolíneas había cambiado el número de vuelo. Al final sabía que tanto cambio de horarios no podía traer nada bueno. Al margen de este incidente, del que sólo yo tuve la culpa, no tengo nada más que comentar de este hotel, salvo constatar que después de alojarme en unos cuantos a lo largo del viaje, éste sin duda me pareció el que ofrecía una mejor relación calidad-precio: por económico (sin pagar IVA), buena y cómoda habitación, ubicación, personal amable y hasta por el desayuno.
Visitas:
Aunque al comienzo del viaje me había comprado en un kiosco de Buenos Aires la guía-T para el transporte público, con la intención de utilizarla el último día de viaje, realmente no me apetecía lidiar con las diferentes líneas de autobús y como el recepcionista del hotel recomendó utilizar los taxis, pues no me lo pensé dos veces. Este fue el recorrido que hicimos:
Teatro Colón:
Se realizan visitas guiadas para conocer el que se considera uno de los tres teatros con mejor acústica del mundo, sólo por detrás de La Scala de Milán y creo que la Ópera de París. Fue construido sobre 1886. La visita dura poco más de media hora y tiene un económico precio de 130 $. Pudimos ver
- la escalinata de mármol de Carrara
- la cúpula del teatro
- el pasillo de los Bustos con esculturas de diferentes compositores
- el Salón Dorado, una sala de inspiración francesa ricamente decorada con lámparas de araña, mobiliario clásico, vidrieras, espejos, columnas talladas, etc... Esta sala que quizás tuvo función de reunión durante los entreactos de las obras representadas en el teatro, ahora es lugar de conciertos de música de cámara, exposiciones y conferencias.
- la sala del teatro: Fue nuestra gran decepción porque debido a que estaban realizando pruebas de iluminación para una futura ópera o ballet, estaba totalmente a oscuras y sólo de vez en cuando se encendía una luz tenue de color verde que permitía apenas vislumbrar la forma del teatro. Supongo que por eso nos enseñaron el Salón Dorado.
En resumen, la visita nos pareció excesivamente cara para lo que se permitió ver, lo que no quita que el teatro me pareciera elegante.
Cementerio de La Recoleta:
Desde el Teatro Colón no costó más de 30 $. El Cementerio de La Recoleta fue construido en la década de 1820 en unos terrenos que correspondían a los huertos de la Congregación Franscicana. En la década de 1880 se hizo la primera reforma, adquiriendo el aspecto que tiene actualmente, con las diferentes calles pavimentadas y el pórtico de la entrada en estilo griego clásico. Este cementerio destaca por todas las personalidades famosas que están enterradas en él, aunque a mí sólo me sonaba Eva Perón y algún que otro presidente o militar argentino cuyo nombre había aprendido después de estar viajando por el país. Al margen de esto, ¡vaya lápidas y panteones que hay en el cementerio!. Compiten en lujo y elegancia entre sí. Unas cuantas de ellas están declaradas Monumento Histórico Nacional. A la entrada te venden un mapa "turístico" para no ir más perdido que una aguja en un pajar y por lo menos así saber quién y dónde está enterrado en cada lugar. No me acuerdo del precio del mapa, pero era inferior a 10 $. También creo que se podía contratar a algún guía privado o quizás hubiese también voluntarios.
Desde el Teatro Colón no costó más de 30 $. El Cementerio de La Recoleta fue construido en la década de 1820 en unos terrenos que correspondían a los huertos de la Congregación Franscicana. En la década de 1880 se hizo la primera reforma, adquiriendo el aspecto que tiene actualmente, con las diferentes calles pavimentadas y el pórtico de la entrada en estilo griego clásico. Este cementerio destaca por todas las personalidades famosas que están enterradas en él, aunque a mí sólo me sonaba Eva Perón y algún que otro presidente o militar argentino cuyo nombre había aprendido después de estar viajando por el país. Al margen de esto, ¡vaya lápidas y panteones que hay en el cementerio!. Compiten en lujo y elegancia entre sí. Unas cuantas de ellas están declaradas Monumento Histórico Nacional. A la entrada te venden un mapa "turístico" para no ir más perdido que una aguja en un pajar y por lo menos así saber quién y dónde está enterrado en cada lugar. No me acuerdo del precio del mapa, pero era inferior a 10 $. También creo que se podía contratar a algún guía privado o quizás hubiese también voluntarios.
A la Iglesia de Nuestra Señora del Pilar, que está al lado del cementerio, sólo entramos de pasada.
Jardín Japonés:
Está en el barrio de Palermo. Llegar aquí creo que fueron 33 $ desde el cementerio. Este jardín fue construido en 1967 con el objetivo de perdurar como una señal de amistad entre Japón y Argentina, en el mismo año en el que los príncipes herederos de Japón, Akihito y su esposa Michiko, visitaron Argentina. La entrada cuesta 32 $ (dato obtenido de la página web www.jardinjapones.org.ar/, puesto que no recuerdo personalmente el precio). El jardín es bonito, con su estanque, el típico puente curvado de madera, los peces, las linternas de piedra, la torii, la Casa de Té, etc..., pero después de haber viajado por Japón, obviamente no me sorprende. Además, quizás por su pequeño tamaño no se deja de escuchar en ningún momento el tráfico de coches que hay en el exterior (que no es poco precisamente), por lo que no se llega a desconectar y a sentir una sensación de paz y tranquilidad, que supongo es lo que deben transmitir los jardines japoneses. Hay un restaurante japonés en el interior, pero el precio es muy caro.
Está en el barrio de Palermo. Llegar aquí creo que fueron 33 $ desde el cementerio. Este jardín fue construido en 1967 con el objetivo de perdurar como una señal de amistad entre Japón y Argentina, en el mismo año en el que los príncipes herederos de Japón, Akihito y su esposa Michiko, visitaron Argentina. La entrada cuesta 32 $ (dato obtenido de la página web www.jardinjapones.org.ar/, puesto que no recuerdo personalmente el precio). El jardín es bonito, con su estanque, el típico puente curvado de madera, los peces, las linternas de piedra, la torii, la Casa de Té, etc..., pero después de haber viajado por Japón, obviamente no me sorprende. Además, quizás por su pequeño tamaño no se deja de escuchar en ningún momento el tráfico de coches que hay en el exterior (que no es poco precisamente), por lo que no se llega a desconectar y a sentir una sensación de paz y tranquilidad, que supongo es lo que deben transmitir los jardines japoneses. Hay un restaurante japonés en el interior, pero el precio es muy caro.
El Rosedal:
Está a poca distancia del Jardín Japonés. Aún así, la de vueltas que tuvimos que dar para localizarlo, a pesar de llevar un mapa y de preguntar a unas cuantas personas. Si lo llego a saber voy en taxi. El Rosedal forma parte del Parque 3 de Febrero y recibe ese nombre por la colección de más de 18000 rosales que hay. Otros elementos destacados que hay son: el Patio Andaluz, el Jardín de los Poetas (con esculturas de varios poetas célebres, no necesariamente argentinos) y un lago con patos.
Está a poca distancia del Jardín Japonés. Aún así, la de vueltas que tuvimos que dar para localizarlo, a pesar de llevar un mapa y de preguntar a unas cuantas personas. Si lo llego a saber voy en taxi. El Rosedal forma parte del Parque 3 de Febrero y recibe ese nombre por la colección de más de 18000 rosales que hay. Otros elementos destacados que hay son: el Patio Andaluz, el Jardín de los Poetas (con esculturas de varios poetas célebres, no necesariamente argentinos) y un lago con patos.
Puerto Madero:
Fuimos a primera hora de la tarde tras hacer una pausa para la comida. Se supone que es una de las zonas más de moda de Buenos Aires, con un gran número de restaurantes para comer.
Puerto Madero limita con el barrio de San Telmo, el barrio de la Boca y el río de la Plata entre otros. Se comenzó a construir en 1887 como solución al problema de atraco de grandes barcos que había en la ciudad de Buenos Aires, que se debía a la poca profundidad del río. El proyecto de Puerto Madero consistía en la construcción de 4 diques y 2 dársenas de acceso. Sin embargo, pocos años después de finalizada la obra, la infraestructura ya estaba obsoleta y era insuficiente, por lo que se tuvo que iniciar un nuevo proyecto de puerto. Esto supuso el inicio de la decadencia de Puerto Madero, que durante varias décadas fue un área bastante deteriorada y abandonada. En las últimas décadas se empezó a recuperar esta zona, se construyeron varios edificios de gran altura, varios de los docks o almacenes existentes a los lados de los diques se convirtieron en restaurantes y tiendas y también se construyó el Puente de la Mujer, obra del polémico arquitecto español Santiago Calatrava.
Por la noche, si están iluminados todos los edificios, quizás se vea más bonito. De día a mí particularmente no me pareció que lo fuera y algún que otro edificio me dio la impresión como de estar abandonado.
Fuimos a primera hora de la tarde tras hacer una pausa para la comida. Se supone que es una de las zonas más de moda de Buenos Aires, con un gran número de restaurantes para comer.
Puerto Madero limita con el barrio de San Telmo, el barrio de la Boca y el río de la Plata entre otros. Se comenzó a construir en 1887 como solución al problema de atraco de grandes barcos que había en la ciudad de Buenos Aires, que se debía a la poca profundidad del río. El proyecto de Puerto Madero consistía en la construcción de 4 diques y 2 dársenas de acceso. Sin embargo, pocos años después de finalizada la obra, la infraestructura ya estaba obsoleta y era insuficiente, por lo que se tuvo que iniciar un nuevo proyecto de puerto. Esto supuso el inicio de la decadencia de Puerto Madero, que durante varias décadas fue un área bastante deteriorada y abandonada. En las últimas décadas se empezó a recuperar esta zona, se construyeron varios edificios de gran altura, varios de los docks o almacenes existentes a los lados de los diques se convirtieron en restaurantes y tiendas y también se construyó el Puente de la Mujer, obra del polémico arquitecto español Santiago Calatrava.
Por la noche, si están iluminados todos los edificios, quizás se vea más bonito. De día a mí particularmente no me pareció que lo fuera y algún que otro edificio me dio la impresión como de estar abandonado.
Galerías Pacífico y calle Florida:
Más o menos fueron unos 20 $ desde Puerto Madero. Galerías Pacífico parece que es uno de los centros comerciales más lujosos de Buenos Aires, construido a finales del siglo XIX a imitación de galerías europeas como la Vittorio Emanuele II de Milán. Las galerías no tienen mala pinta, desde luego. En cuanto a la adyacente calle Florida, es una calle peatonal con una gran cantidad de comercios y de "arbolitos".
Más o menos fueron unos 20 $ desde Puerto Madero. Galerías Pacífico parece que es uno de los centros comerciales más lujosos de Buenos Aires, construido a finales del siglo XIX a imitación de galerías europeas como la Vittorio Emanuele II de Milán. Las galerías no tienen mala pinta, desde luego. En cuanto a la adyacente calle Florida, es una calle peatonal con una gran cantidad de comercios y de "arbolitos".
Esta fue la última visita que hicimos en Buenos Aires, ya que consideramos que no nos daba tiempo a ver nada más antes de salir del hotel hacia el aeropuerto a las 19:30. Para un solo día pienso que no estuvo nada mal el número de lugares a los que fuimos.
Restaurantes:
Pizzería Guerrín: No fuimos muy originales que digamos, ya que como nos había gustado el primer día, teníamos claro que repetiríamos al final del viaje si se daban las circunstancias.
- Pizza de la casa pequeña: La primera vez pedimos una grande y fue demasiado.
- 1 empanada de carne
- 2 porciones de torta gateaux: Demasiado empalagosa.
Con la bebida, un total de 211 $.
Restaurantes:
Pizzería Guerrín: No fuimos muy originales que digamos, ya que como nos había gustado el primer día, teníamos claro que repetiríamos al final del viaje si se daban las circunstancias.
- Pizza de la casa pequeña: La primera vez pedimos una grande y fue demasiado.
- 1 empanada de carne
- 2 porciones de torta gateaux: Demasiado empalagosa.
Con la bebida, un total de 211 $.