Samburu
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Dia 25
Salimos de Nakuru a las 7 de la mañana, para hacer un larguísimo desplazamiento de 7 horas, aunque habíamos quedado que no quería desplazamientos tan largos... Llegamos a las 2 de la tarde. La furgo no da mas de si. Los años no pasan en balde y los vehículos de otras agencias nos adelantan constantemente. Es lo que hay.
La Kenia que yo he visto, aparte de los parques, es bastante deprimente. En su mayoría son secarrales poblados de alguna de las muchas variedades de acacias del pais.
Por ello, visto el suelo y visto el cielo, siempre que pueda, los desplazamientos en este país, es mejor hacerlos por el aire. Claro que esto, parece ser, que a la agencia no le interesa y nos contarán mil historias para convencerte de lo contrario: que si no hay vuelos, falso. Que si sale mas caro, falso, etc, etc
Antes de llegar, cruzamos dos o tres veces el ecuador, con el cartelito correspondiente y la oferta de demo, para ver el agua como gira en sentido horario o anti horario, en función de si estás en el hemisferio norte o sur. Declinamos la oferta por parecernos una turistada de muy poco nivel.
Pero esto, es suficiente motivo para poner una tiendecilla de venta de artesanía de baja calidad y precio por las nubes. Eso si, dice Mwasi que esperan que regatees. Pero por mucho que bajes los precios, siempre son caros. Entre otros motivos, porque tienen que dejar la correspondiente comisión al guía que te ha llevado hasta allí.
Nosotros paramos en dos o tres Curio Shop, que tenía la pinta de ser la misma empresa, ya que tenían el mismo nombre, el mismo género y los mismos precios.
Le dije al guía, varias veces, desde el primer día, que quería comprar una pieza de artesanía local de buena calidad. Pues no hubo forma de que me llevara a ningún otro sitio mas que a los Curio Shop de al pie de carretera. Y me tuve que volver con las ganas.
Porque si no, el se quedaba sin comisión!!
Debido a que el Sopa está dentro del parque, nos encontramos los primeros animales antes de llegar a nuestro alojamiento.
Este parque es muy pequeñito, apenas 168 km. cuadrados. Pero a pesar de ello está densamente poblado de animales. Solo os diré, que el segundo día en Samburu lo acabé con mas de 2000 fotos. Si, ya se, de esas solo aprovecharé 150 ó 200. Es lo que tiene disparar ráfagas. Pero con todo y eso, son muchas fotos.
Una de las características del parque es la tierra roja que lo domina todo, incluso los animales que se revuelcan o se dan baños de polvo, quedan teñidos del mismo tono.
Al llegar al Sopa, hacemos el chek-in, comida y siesta, para reponernos del machacante viaje. Y a las 4,30h nos espera el guía para un safari de tarde.
En Samburu tenía depositadas muchas esperanzas. Y aunque allí me decepcionó un poco al principio, la verdad es que al final la valoración es buena. Lo que le ocurre es que sucumbe al síndrome Masai Mara. El hecho de ser tan pequeñito, hace que al final acabes repitiendo algún camino y pienses que ya lo has visto todo. Que tampoco es cierto. Pero lo que si es cierto es que la visita de ese día fué de 1 hora y media. Otro día que sale muy cara la visita. Y van tres.
Masai Mara sigue marcando diferencias. Y es que las comparaciones son odiosas.
De entrada, al tener una vegetación mas tupida y mas alta, tienes menos visión. Los árboles no te dejan ver el bosque. Por otra parte, el tener que ajustarse a caminos muy marcados, sin poder salirte, hace que esto parezca un poco, un gran zoo o mas bien parque temático, con el turista siguiendo la ruta marcada, como ya nos pasó en Nakuru.
Hay muchísimas jirafas reticuladas, una especie endémica de esta zona y para mi gusto mucho mas bonita que la jirafa Masai.
Una de las curiosidades de las jirafas es que al andar mueven, a la vez, las dos patas del mismo lado. Las dos de la izquierda o las dos de la derecha, como se ve con claridad en esta foto.
Aunque se ven por todo el país, en este parque son muy abundantes los árboles con nidos de pájaros tejedores. Algunos dejan una bonita estampa.
Magnífico macho de gacela jirafa o Gerenuk. Evidentemente ese nombre viene del larguísimo cuello, que explota para conseguir los brotes mas tiernos. Sobre todo cuando se levanta y se queda sobre las patas traseras.
La cebra de Grevi, también es endémica del norte del país. Es un poco mas grande, tiene las rayas mas finas y la barriga blanca. Nosotros la bautizamos como cebra código de barras..
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Preciosa estampa.
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P1310594
Los termiteros, en este parque, son diferentes a los que habíamos visto con anterioridad.
P1310648
Tucán
P1310679
Y este es un Dik Dik. El antílope mas pequeño. Este pobre, pasó un rato agobiado por un pajarillo, empeñado en desparasitarlo. No sabía como sacárselo de encima.
P1310685
P1310707
P1310723
P1310725
También encontramos una manada de leones devorando una cebra, de la que solo dejaron los hueso pelados. Pero este detalle no lo veríamos hasta el día siguiente.
Los padres dormían profundamente después de comer hasta reventar. Y los cachorros, ya grandes, se quedaban dormidos encima de la cebra entre bocado y bocado. Todo un espectáculo. A mi me recordaba a una película francesa de principios de los 70, La Grand Bouffe. La comilona, creo que se tituló en castellano. En esta película, cuatro amigos, amantes de la buena comida, se juntan para comer hasta morir. Es aquello de que si comemos para vivir, porque no vivir para comer hasta morir. Os la recomiendo. Creo que es de Marco Ferreri, con Mastroniani, M. Pícoli, Ugo Tognazi y Philip Noiret.
Pues aquí, pasa lo mismo. Las leonas adultas estaban completamente dormidas tratando de digerir el pastel que se habían metido. Y ahora les tocaba el turno a cinco cachorros ya grandecitos, que por el bulto de sus tripas, ya no les cabía nada mas. Pero seguían comiendo.
Se dio la circunstancia de que tenían tanto sueño, que uno a uno se fueron durmiendo encima de la comida. Por eso, la secuencia de fotos es un poquito larga, pero no tiene desperdicio.
Una por aquí.
Otra leona por allá.
Y ahora los cachorros. Uno
otro
Y otro. El del fondo, aunque tenga los ojos abiertos, está grogui.
Otro mas.
Y aquí, la madre mira el panorama.
Si, si. Todos dormidos. Incluido el que está con la lengua fuera y los ojos semiabiertos. Seguro que está soñando con una cebra.
Y mientras, este pajarito, seguro que espera algún despojo.
P1310770
Para rematar la tarde, nos encontramos un magnífico macho de guepardo, que iba de caza. Pero se lo tomaba con calma.
P1310926
Los últimos rayos de sol nos dejaba unos preciosos preciosos tonos amarillos.
P1310949
P1310960
Se encontró con un enorme varano, pero ese dia, no le apetecía lagarto para cenar.
P1310968
No pudimos seguirlo, para ver que cazaba. El no poder salirse de los caminos es un gran handicap, que te deja con la miel en los labios.
Pero un poco mas adelante, encontramos una hembra con sus dos cachorros creciditos, que también parecía que tenían hambre.
P1310979
Para la cámara, cada vez quedaba menos luz.
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Pero esta vez fué el guía, que sin mediar palabra, arrancó la furgo y nos fuimos.
Las 6 de la tarde.
Había acabado su jornada laboral. O había llegado la hora de cerrar el parque. Tanto da. Nos quedamos por segunda vez consecutiva a dos velas.
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Dia 25
Salimos de Nakuru a las 7 de la mañana, para hacer un larguísimo desplazamiento de 7 horas, aunque habíamos quedado que no quería desplazamientos tan largos... Llegamos a las 2 de la tarde. La furgo no da mas de si. Los años no pasan en balde y los vehículos de otras agencias nos adelantan constantemente. Es lo que hay.
La Kenia que yo he visto, aparte de los parques, es bastante deprimente. En su mayoría son secarrales poblados de alguna de las muchas variedades de acacias del pais.
Por ello, visto el suelo y visto el cielo, siempre que pueda, los desplazamientos en este país, es mejor hacerlos por el aire. Claro que esto, parece ser, que a la agencia no le interesa y nos contarán mil historias para convencerte de lo contrario: que si no hay vuelos, falso. Que si sale mas caro, falso, etc, etc
Antes de llegar, cruzamos dos o tres veces el ecuador, con el cartelito correspondiente y la oferta de demo, para ver el agua como gira en sentido horario o anti horario, en función de si estás en el hemisferio norte o sur. Declinamos la oferta por parecernos una turistada de muy poco nivel.
Pero esto, es suficiente motivo para poner una tiendecilla de venta de artesanía de baja calidad y precio por las nubes. Eso si, dice Mwasi que esperan que regatees. Pero por mucho que bajes los precios, siempre son caros. Entre otros motivos, porque tienen que dejar la correspondiente comisión al guía que te ha llevado hasta allí.
Nosotros paramos en dos o tres Curio Shop, que tenía la pinta de ser la misma empresa, ya que tenían el mismo nombre, el mismo género y los mismos precios.
Le dije al guía, varias veces, desde el primer día, que quería comprar una pieza de artesanía local de buena calidad. Pues no hubo forma de que me llevara a ningún otro sitio mas que a los Curio Shop de al pie de carretera. Y me tuve que volver con las ganas.
Porque si no, el se quedaba sin comisión!!
Debido a que el Sopa está dentro del parque, nos encontramos los primeros animales antes de llegar a nuestro alojamiento.
Este parque es muy pequeñito, apenas 168 km. cuadrados. Pero a pesar de ello está densamente poblado de animales. Solo os diré, que el segundo día en Samburu lo acabé con mas de 2000 fotos. Si, ya se, de esas solo aprovecharé 150 ó 200. Es lo que tiene disparar ráfagas. Pero con todo y eso, son muchas fotos.
Una de las características del parque es la tierra roja que lo domina todo, incluso los animales que se revuelcan o se dan baños de polvo, quedan teñidos del mismo tono.
Al llegar al Sopa, hacemos el chek-in, comida y siesta, para reponernos del machacante viaje. Y a las 4,30h nos espera el guía para un safari de tarde.
En Samburu tenía depositadas muchas esperanzas. Y aunque allí me decepcionó un poco al principio, la verdad es que al final la valoración es buena. Lo que le ocurre es que sucumbe al síndrome Masai Mara. El hecho de ser tan pequeñito, hace que al final acabes repitiendo algún camino y pienses que ya lo has visto todo. Que tampoco es cierto. Pero lo que si es cierto es que la visita de ese día fué de 1 hora y media. Otro día que sale muy cara la visita. Y van tres.
Masai Mara sigue marcando diferencias. Y es que las comparaciones son odiosas.
De entrada, al tener una vegetación mas tupida y mas alta, tienes menos visión. Los árboles no te dejan ver el bosque. Por otra parte, el tener que ajustarse a caminos muy marcados, sin poder salirte, hace que esto parezca un poco, un gran zoo o mas bien parque temático, con el turista siguiendo la ruta marcada, como ya nos pasó en Nakuru.
Hay muchísimas jirafas reticuladas, una especie endémica de esta zona y para mi gusto mucho mas bonita que la jirafa Masai.
Una de las curiosidades de las jirafas es que al andar mueven, a la vez, las dos patas del mismo lado. Las dos de la izquierda o las dos de la derecha, como se ve con claridad en esta foto.
Aunque se ven por todo el país, en este parque son muy abundantes los árboles con nidos de pájaros tejedores. Algunos dejan una bonita estampa.
Magnífico macho de gacela jirafa o Gerenuk. Evidentemente ese nombre viene del larguísimo cuello, que explota para conseguir los brotes mas tiernos. Sobre todo cuando se levanta y se queda sobre las patas traseras.
La cebra de Grevi, también es endémica del norte del país. Es un poco mas grande, tiene las rayas mas finas y la barriga blanca. Nosotros la bautizamos como cebra código de barras..
P1310527 2
Preciosa estampa.
P1310561 2
P1310594
Los termiteros, en este parque, son diferentes a los que habíamos visto con anterioridad.
P1310648
Tucán
P1310679
Y este es un Dik Dik. El antílope mas pequeño. Este pobre, pasó un rato agobiado por un pajarillo, empeñado en desparasitarlo. No sabía como sacárselo de encima.
P1310685
P1310707
P1310723
P1310725
También encontramos una manada de leones devorando una cebra, de la que solo dejaron los hueso pelados. Pero este detalle no lo veríamos hasta el día siguiente.
Los padres dormían profundamente después de comer hasta reventar. Y los cachorros, ya grandes, se quedaban dormidos encima de la cebra entre bocado y bocado. Todo un espectáculo. A mi me recordaba a una película francesa de principios de los 70, La Grand Bouffe. La comilona, creo que se tituló en castellano. En esta película, cuatro amigos, amantes de la buena comida, se juntan para comer hasta morir. Es aquello de que si comemos para vivir, porque no vivir para comer hasta morir. Os la recomiendo. Creo que es de Marco Ferreri, con Mastroniani, M. Pícoli, Ugo Tognazi y Philip Noiret.
Pues aquí, pasa lo mismo. Las leonas adultas estaban completamente dormidas tratando de digerir el pastel que se habían metido. Y ahora les tocaba el turno a cinco cachorros ya grandecitos, que por el bulto de sus tripas, ya no les cabía nada mas. Pero seguían comiendo.
Se dio la circunstancia de que tenían tanto sueño, que uno a uno se fueron durmiendo encima de la comida. Por eso, la secuencia de fotos es un poquito larga, pero no tiene desperdicio.
Una por aquí.
Otra leona por allá.
Y ahora los cachorros. Uno
otro
Y otro. El del fondo, aunque tenga los ojos abiertos, está grogui.
Otro mas.
Y aquí, la madre mira el panorama.
Si, si. Todos dormidos. Incluido el que está con la lengua fuera y los ojos semiabiertos. Seguro que está soñando con una cebra.
Y mientras, este pajarito, seguro que espera algún despojo.
P1310770
Para rematar la tarde, nos encontramos un magnífico macho de guepardo, que iba de caza. Pero se lo tomaba con calma.
P1310926
Los últimos rayos de sol nos dejaba unos preciosos preciosos tonos amarillos.
P1310949
P1310960
Se encontró con un enorme varano, pero ese dia, no le apetecía lagarto para cenar.
P1310968
No pudimos seguirlo, para ver que cazaba. El no poder salirse de los caminos es un gran handicap, que te deja con la miel en los labios.
Pero un poco mas adelante, encontramos una hembra con sus dos cachorros creciditos, que también parecía que tenían hambre.
P1310979
Para la cámara, cada vez quedaba menos luz.
P1320017
Pero esta vez fué el guía, que sin mediar palabra, arrancó la furgo y nos fuimos.
Las 6 de la tarde.
Había acabado su jornada laboral. O había llegado la hora de cerrar el parque. Tanto da. Nos quedamos por segunda vez consecutiva a dos velas.
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