La ruta prevista para nuestro tercer día con conductor era la siguiente:
Bali: Ruta Norte
Como veis, era una ruta ambiciosa, sobre todo porque algunos de los trayectos, concretamente el camino entre Batukaru y Jatiluwih, eran muy malos. El conductor había accedido a la ruta de este día meses antes cuando lo cerramos todo por email, pero esa mañana empezó a hacer comentarios del tipo “bueno, ya veremos si nos da tiempo a llegar a Batukaru…” porque decía que la carretera era mala y no quería meter el coche por ahí, y porque íbamos a tardar muchísimo. Nos recomendó empezar por lo más lejano, el famoso templo del lago Bratan, para evitar las masas de turistas que van llegando en bus a lo largo de la mañana, y ya desde allí ir bajando. Nos pareció bien, pero le dejamos claro desde el primer momento que queríamos llegar a Batukaru sí o sí, y que quitaríamos algo del medio sobre la marcha si hacía falta.
Tardamos como hora y media en llegar desde Ubud hasta el Pura Ulundanu Bratan (entrada: 30.000Rp/persona), posiblemente el templo más famoso y fotografiado de la isla, que además aparece en los billetes de 50.000Rp. La verdad es que el templo es bonito, pero la combinación de gente (que a pesar de llegar más o menos pronto no habíamos podido evitar) y que suele estar muy nublado y con bruma lo desluce un poco. No diré que nos decepcionó, pero sí que quizás hay lugares menos conocidos pero más auténticos en la isla.
Bali: Pura Ulundanu Bratan
El templo no es muy grande y se visita rápido, aunque si quieres fotos más o menos con poca gente tendrás que tomártelo con calma. El lugar es muy bonito, con el lago de fondo, y si encima os hace buen día es súper fotogénico.
Desde aquí teníamos que seguir un poco más hacia el norte para ver los lagos gemelos y la cascada Munduk. Sobre el papel (o mejor dicho, en google maps) este trayecto no parecía muy largo, pero en la práctica se nos hizo larguísimo. Para ver los lagos gemelos hay varios miradores en la carretera que va hacia la cascada, y es cuestión de parar en alguno y hacer las fotos de rigor:
Bali: Twin Lakes
Desde ahí nos quedaba otro ratito hasta la cascada, pero el conductor iba pisando huevos (algo raro en él), y empezamos a pensar que estaba haciéndolo a propósito para que no nos diera tiempo de ir a Batukaru. Llegamos a la cascada Munduk (entrada: 5.000Rp/persona) y el conductor aparcó y nos dijo que nos esperaba en el coche. Desde el parking hay un paseíto de unos 10 minutos cuesta abajo que obviamente luego hay que subir… pero merece la pena!
Bali: Munduk Waterfall
Por lo visto en la zona hay otra cascada muy cerca, pero nuestro maravilloso conductor no nos comentó nada y nosotros nos enteramos después. Cuando volvimos al coche y vimos que empezaba a ser tarde, le dijimos que seguíamos teniendo intención de ir a Batukaru, y entonces nos confirmó nuestras sospechas anteriores: la vuelta desde Munduk fue mucho más rápida que la ida, debía estar ya asumiendo que íbamos a ir sí o sí, así que cuanto antes llegáramos antes se iría él a casa!
La siguiente parada en teoría eran los jardines botánicos de Bedugul. No estábamos seguro de si merecía la pena perder tiempo aquí, así que le preguntamos. Por supuesto no tenía ni idea, ni de cuánto costaba la entrada (nos habíamos dado cuenta de que los precios de la guía estaban bastante desfasados) ni de qué se podía ver allí. Como no supo decirnos nada, decidimos seguir con el plan inicial y entrar. La entrada para los dos y el coche (que se paga aparte) nos costó 48.000Rp, un pastón para lo que hicimos allí. Se suponía que había una zona con orquídeas, pero cuando llegamos no vimos ni una, debe ser que no era época (como curiosidad, diré que en el aeropuerto de Singapur, donde yo había hecho escala de camino a KL, había un orquidiario en uno de los pasillos que ya les gustaría a los de Bedugul…). Una decepción. Lo más interesante fue un pequeño invernadero de cactus de todos los tamaños y formas, y la famosa estatua de Kumbhakarna en la entrada de los jardines:
Bali: Bedugul Botanical Gardens
Un poco decepcionados, pusimos rumbo a Jatiluwih (entrada: 20.000Rp/persona), donde veríamos las famosas terrazas de arroz declaradas patrimonio de la humanidad por la Unesco. Tardamos como una hora en llegar desde Bedugul. Ya os habréis dado cuenta de que no nos estaba haciendo un día precisamente soleado, y aquí tampoco cambió. En la época que fuimos (finales de julio), las terrazas estaban bastante inundadas y no se veía el verde tan espectacular que se ve en algunas fotos por ahí. Nos gustó mucho, pero no nos impresionaron demasiado ya que en los días anteriores habíamos visto varias terrazas de arroz diseminadas por la isla (por ejemplo, las de Gunung Kawi) que sin ser patrimonio de la humanidad sí que eran muy bonitas, y encima gratis. Es verdad que Jatiluwih es muy grande en extensión y en ese sentido es diferente, pero creo que aquí también se aprovechan un poco de la fama para atraer a los turistas.
Bali: Jatiluwih rice terraces
Comimos babi guling buenísimo (95.000Rp) en un warung que venía recomendado en la Lonely en la propia carretera que atraviesa los arrozales, os podéis imaginar las vistas desde la mesa!
A partir de aquí la carretera hasta Batukaru era horrorosa, en eso tenía razón el conductor. Después de toda nuestra insistencia por llegar, tuvimos que darle la razón y entendimos por qué no quería meter el coche por ese camino de cabras. No tardamos mucho (una media hora o poco más) pero el camino se hizo muy pesado porque íbamos muy despacio por las malas condiciones de la carretera. Finalmente llegamos a Pura Batukaru (entrada: 20.000Rp/persona), un templo en medio de la montaña, poco frecuentado, todo verde y lleno de musgo, que emanaba espiritualidad y paz. Este es uno de los sitios que os comentaba más arriba que son menos conocidos, menos visitados pero quizás más auténticos que los más famosos. Éramos cuatro gatos visitándolo (curiosamente otra pareja de españoles, unos alemanes y nosotros), y se veía auténtico por la gente que estaba allí rezando. Sí, en Besakih también habíamos visto mucha gente rezando, pero la proporción de turistas/creyentes era mucho más alta allí. Os dejo unas fotos del templo, pero os aseguro que no le hacen justicia, ya que no pueden captar la atmósfera de paz que se respiraba allí:
Bali: Pura Batukaru
Como curiosidad, en este templo vimos un cartel en la entrada con restricciones sobre quién podía entrar y quién no. Nos pareció exagerado rozando en lo absurdo, ya que aparte de los típicos “visitantes sin sarong” o “mujeres con el período” había otros como “gente muriéndose” o “mujeres cuyos hijos aún no tienen dientes”:
Bali: Pura Batukaru
Como veis, la visita a la cascada Ngungngung se quedó en el tintero, pero pudimos hacer lo demás que teníamos propuesto ese día. Desde Batukaru fuimos ya a Ubud y esa tarde nos fuimos a dar una vuelta por el centro con la moto, nos tomamos unas cervezas y finalmente cenamos en un warung cerca de la villa (105.000Rp). El día siguiente era nuestro último día con el conductor (que a estas alturas estaba ya hasta el moño de nosotros!) y veríamos el sur de la isla.
Próxima etapa: Bali – Ruta Sur