3 de diciembre y tocaba realizar la excursión de día completo por el Parque Nacional Torres del Paine y la cueva del Milodón.
Desayuno a las 7 de la mañana y a las 7:30 pasaron a buscarme de Comapa para comenzar la excursión. La puntualidad fue absoluta. Estaba previsto que pasasen por el alojamiento entre las 7:30 y las 8:00 de la mañana.
El día no había salido demasiado bueno y estaba por ver si iba a llover y si la visibilidad sería suficiente para poder contemplar las Torres del Paine y los Cuernos del Paine. Hicimos una parada técnica en Villa Cerro Castillo, a unos 60 km de Puerto Natales. Poco a poco nos íbamos acercando a la entrada del parque nacional, con una panorámica de la sierra Baguales. Los baguales son animales normalmente domésticos que han crecido en libertad en estado salvaje, sobre todo caballos. De vez en cuando veíamos grupos de guanacos. Estos mamíferos son de la familia de las llamas, vicuñas y alpacas. Son hervíboros y alcanzan alturas de 1'60 metros. Durante la época de celo, entre noviembre y febrero, los machos se vuelven agresivos. Otros animales que vimos fueron los ñandús, aves endémicas del sur de América que se parecen a los avestruces y otro ave cuyo nombre es carancho.
Llegamos al lago Sarmiento y sólo se veían las montañas más bajas cercanas al lago, pero ni rastro de las Torres del Paine, a causa de la niebla. La vegetación alrededor es como la de la estepa patagónica, únicamente matorral bajo.
Hicimos una parada en una de las porterías para comprar las entradas al parque nacional, que no estaban incluidas en el precio de la excursión. El precio normal para turistas extranjeros es de $21000. Para discapacitados físicos pensaba que la tarifa era de $6000, pero luego de informarme, resulta que sólo tuve que pagar $3000, que es el precio de la entrada para adultos mayores chilenos, así que ahorré una buena cantidad. Sin rastro de las Torres del Paine.
Dejamos esta zona atrás y comenzamos a ascender por otra carretera en dirección al mirador Nordenskjöld, viendo lagunas pequeñas e incluso un par de cóndores que estaban posados en unas piedras. En el lago Nordenskjöld la visibilidad era aun peor. Comenzó a llover un poco y no había rastro alguno de los Cuernos del Paine.
El siguiente punto en el que teníamos que parar era en el lago Pehoe, desde donde íbamos a hacer una corta caminata hasta llegar al Salto Grande. Desde el aparcamiento se tardan unos 15 minutos en llegar por un sendero pedregoso. El salto es impresionante por la gran cantidad de agua que lleva. Esta cascada salva el desnivel entre los lagos Nordenskjöld y Pehoe.
A partir de este punto se observa el efecto del último incendio ocurrido en el año 2011 por causa de la imprudencia cometida por un turista al no cumplir las normas. Miles de hectáreas fueron arrasadas por el fuego. Nos detuvimos un rato después nuevamente junto al lago Pehoe para ir a comer a la hostería Pehoe. La hostería se encuentra en un bucólico e inigualable lugar, pues está construida sobre una pequeña isla en el lago y se alcanza cruzando una pasarela de madera. Alrededor se pueden observar muchas montañas, destacando los Cuernos del Paine.
Cuando llegamos estaban cubiertos, pero confiaba en que a lo mejor se despejase un poco el cielo. El menú concertado costaba 35$. Yo llevaba sin embargo el almuerzo picnic ($7000) que había pedido en el alojamiento. Comí rápidamente y al salir al exterior, tuve la fortuna de poder hacer una foto panorámica de la hostería, con el lago y más al fondo los Cuernos del Paine, justo en el momento en el que estaba levantando algo la niebla. No duró muchos minutos, así que estuve en el momento oportuno.
Saliendo de la hostería paramos en un tramo de subida de la carretera para ver un fósil que había en una roca. Desde ese lugar se podía ver otra preciosa estampa del lago Pehoe en altura y de la hostería.
Realizamos otra parada improvisada poco después porque comenzó a despejar y era posible ver los tres Cuernos del Paine.
Llegamos al aparcamiento de la guardería Grey e hicimos una pequeña caminata de unos 15 minutos cruzando por un puente colgante de madera sobre el río Grey (máximo de 6 personas en el puente) y a continuación atravesando un bosque para bajar hasta la orilla del lago Grey.
Al haber llovido relativamente poco el nivel del agua era bajo y era posible cruzar por diferentes puntos del lago. Se veían algunos icebergs descarriados a lo lejos. Según me comentaron, se podía llegar a un mirador desde el que se observaba el glaciar Grey.
En cualquier caso, desde el principio del lago el paisaje era de gran belleza y todo lo que no se habían dejado ver las Torres del Paine, lo estaban haciendo los Cuernos del Paine.
Durante el trayecto de salida del Parque Nacional Torres del Paine por la portería Serrano aproveché para hacer varias fotos del paisaje desde la furgoneta, pero sin duda, la mejor fue en una parada que hicimos una vez fuera del parque en un apartado de la carretera junto al lago Toro. No sólo veíamos este lago, sino que al fondo estaba el macizo de Torres del Paine, con los Cuernos, incluso con una parte de la Torre Central sobresaliendo entre las nubes y el glaciar Grey. Una estupenda imagen para despedirse del lugar.
La última parada de la excursión fue en la cueva del Milodón.
La entrada para adultos extranjeros tiene un valor de $4500, aunque yo tuve suerte y me libré de pagar. La cueva no vale demasiado la pena. Hay un sendero habilitado para recorrer el interior, pero pienso que desde la entrada se ve casi igual de bien. Hay algunos paneles explicativos de la cueva y el milodón y algún monigote de cartón-piedra. La cueva tiene unas dimensiones de 200 m de fondo, 80 m de anchura y 30 m de altura. A finales del siglo XIX fue descubierta y en las exploraciones realizadas se encontraron 3 estratos diferentes: el superior, con restos de asentamientos humanos; el intermedio, con huesos de animales ya extinguidos; el inferior, con restos de milodontes. El milodonte fue un perezoso gigante que habitó exclusivamente en Sudamérica hasta hace 10000 años.
Al volver a Puerto Natales fui a cenar a la cafetería The Living, en la calle Arturo Prat, 156. Es en la Plaza de Armas. El restaurante es vegetariano y pedí lo siguiente:
- Zumo natural de zanahoria
- Panqueques rellenos de espinacas
- Porción de tarta Sacher
El zumo y la tarta estaban bien, pero los panqueques los encontré demasiado sosos. Aparte, encontré el servicio un poco lento. La cuenta fue de $11000.
www.el-living.com/
Desayuno a las 7 de la mañana y a las 7:30 pasaron a buscarme de Comapa para comenzar la excursión. La puntualidad fue absoluta. Estaba previsto que pasasen por el alojamiento entre las 7:30 y las 8:00 de la mañana.
El día no había salido demasiado bueno y estaba por ver si iba a llover y si la visibilidad sería suficiente para poder contemplar las Torres del Paine y los Cuernos del Paine. Hicimos una parada técnica en Villa Cerro Castillo, a unos 60 km de Puerto Natales. Poco a poco nos íbamos acercando a la entrada del parque nacional, con una panorámica de la sierra Baguales. Los baguales son animales normalmente domésticos que han crecido en libertad en estado salvaje, sobre todo caballos. De vez en cuando veíamos grupos de guanacos. Estos mamíferos son de la familia de las llamas, vicuñas y alpacas. Son hervíboros y alcanzan alturas de 1'60 metros. Durante la época de celo, entre noviembre y febrero, los machos se vuelven agresivos. Otros animales que vimos fueron los ñandús, aves endémicas del sur de América que se parecen a los avestruces y otro ave cuyo nombre es carancho.
Llegamos al lago Sarmiento y sólo se veían las montañas más bajas cercanas al lago, pero ni rastro de las Torres del Paine, a causa de la niebla. La vegetación alrededor es como la de la estepa patagónica, únicamente matorral bajo.
Hicimos una parada en una de las porterías para comprar las entradas al parque nacional, que no estaban incluidas en el precio de la excursión. El precio normal para turistas extranjeros es de $21000. Para discapacitados físicos pensaba que la tarifa era de $6000, pero luego de informarme, resulta que sólo tuve que pagar $3000, que es el precio de la entrada para adultos mayores chilenos, así que ahorré una buena cantidad. Sin rastro de las Torres del Paine.
Dejamos esta zona atrás y comenzamos a ascender por otra carretera en dirección al mirador Nordenskjöld, viendo lagunas pequeñas e incluso un par de cóndores que estaban posados en unas piedras. En el lago Nordenskjöld la visibilidad era aun peor. Comenzó a llover un poco y no había rastro alguno de los Cuernos del Paine.
El siguiente punto en el que teníamos que parar era en el lago Pehoe, desde donde íbamos a hacer una corta caminata hasta llegar al Salto Grande. Desde el aparcamiento se tardan unos 15 minutos en llegar por un sendero pedregoso. El salto es impresionante por la gran cantidad de agua que lleva. Esta cascada salva el desnivel entre los lagos Nordenskjöld y Pehoe.
A partir de este punto se observa el efecto del último incendio ocurrido en el año 2011 por causa de la imprudencia cometida por un turista al no cumplir las normas. Miles de hectáreas fueron arrasadas por el fuego. Nos detuvimos un rato después nuevamente junto al lago Pehoe para ir a comer a la hostería Pehoe. La hostería se encuentra en un bucólico e inigualable lugar, pues está construida sobre una pequeña isla en el lago y se alcanza cruzando una pasarela de madera. Alrededor se pueden observar muchas montañas, destacando los Cuernos del Paine.
Cuando llegamos estaban cubiertos, pero confiaba en que a lo mejor se despejase un poco el cielo. El menú concertado costaba 35$. Yo llevaba sin embargo el almuerzo picnic ($7000) que había pedido en el alojamiento. Comí rápidamente y al salir al exterior, tuve la fortuna de poder hacer una foto panorámica de la hostería, con el lago y más al fondo los Cuernos del Paine, justo en el momento en el que estaba levantando algo la niebla. No duró muchos minutos, así que estuve en el momento oportuno.
Saliendo de la hostería paramos en un tramo de subida de la carretera para ver un fósil que había en una roca. Desde ese lugar se podía ver otra preciosa estampa del lago Pehoe en altura y de la hostería.
Realizamos otra parada improvisada poco después porque comenzó a despejar y era posible ver los tres Cuernos del Paine.
Llegamos al aparcamiento de la guardería Grey e hicimos una pequeña caminata de unos 15 minutos cruzando por un puente colgante de madera sobre el río Grey (máximo de 6 personas en el puente) y a continuación atravesando un bosque para bajar hasta la orilla del lago Grey.
Al haber llovido relativamente poco el nivel del agua era bajo y era posible cruzar por diferentes puntos del lago. Se veían algunos icebergs descarriados a lo lejos. Según me comentaron, se podía llegar a un mirador desde el que se observaba el glaciar Grey.
En cualquier caso, desde el principio del lago el paisaje era de gran belleza y todo lo que no se habían dejado ver las Torres del Paine, lo estaban haciendo los Cuernos del Paine.
Durante el trayecto de salida del Parque Nacional Torres del Paine por la portería Serrano aproveché para hacer varias fotos del paisaje desde la furgoneta, pero sin duda, la mejor fue en una parada que hicimos una vez fuera del parque en un apartado de la carretera junto al lago Toro. No sólo veíamos este lago, sino que al fondo estaba el macizo de Torres del Paine, con los Cuernos, incluso con una parte de la Torre Central sobresaliendo entre las nubes y el glaciar Grey. Una estupenda imagen para despedirse del lugar.
La última parada de la excursión fue en la cueva del Milodón.
La entrada para adultos extranjeros tiene un valor de $4500, aunque yo tuve suerte y me libré de pagar. La cueva no vale demasiado la pena. Hay un sendero habilitado para recorrer el interior, pero pienso que desde la entrada se ve casi igual de bien. Hay algunos paneles explicativos de la cueva y el milodón y algún monigote de cartón-piedra. La cueva tiene unas dimensiones de 200 m de fondo, 80 m de anchura y 30 m de altura. A finales del siglo XIX fue descubierta y en las exploraciones realizadas se encontraron 3 estratos diferentes: el superior, con restos de asentamientos humanos; el intermedio, con huesos de animales ya extinguidos; el inferior, con restos de milodontes. El milodonte fue un perezoso gigante que habitó exclusivamente en Sudamérica hasta hace 10000 años.
Al volver a Puerto Natales fui a cenar a la cafetería The Living, en la calle Arturo Prat, 156. Es en la Plaza de Armas. El restaurante es vegetariano y pedí lo siguiente:
- Zumo natural de zanahoria
- Panqueques rellenos de espinacas
- Porción de tarta Sacher
El zumo y la tarta estaban bien, pero los panqueques los encontré demasiado sosos. Aparte, encontré el servicio un poco lento. La cuenta fue de $11000.
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