Dejamos la Región de La Araucanía para entrar en la Región de los Ríos, donde se enclava la Reserva Biológica Huilo-Huilo así como el volcán Mocho Choshuenco. Conoceremos nuevos ríos, lagos, volcanes y poderosas cascadas.
Partiendo de Pucón nos dirigimos a Villarrica para tomar la carretera a Lican Ray, gozando de excelentes vistas al volcán Villarrica. Percibimos un ambiente muy apacible en Lican Ray a orillas del lago Calafquén. También Coñaripe se baña en las aguas de este lago. Por su playa de ceniza roja paseamos con vistas a los volcanes Villarrica y Lanín. Coñaripe es también puerta de acceso a numerosas termas de los alrededores, entre las cuales las más famosas son las Termas Geométricas, inmersas en la naturaleza.
Por camino de ripio seguimos, subiendo y bajando la Cuesta Los Aniques con vistas al Lago Pellaifa, hasta que hace acto de presencia el lago Neltume. Me gusta especialmente la imagen de la mole blanca del Mocho-Choshuenco que emerge sobre el lago. El volcán no tiene reparo en mostrarnos su imperfección, la cual aplaudo después de haber estado ante los conos perfectos del Lonquimay, Llaima, Villarrica o Lanín.
Neltume es la localidad que da nombre al lago y es buena base para visitar Huilo Huilo y varios lagos de los alrededores. En este pueblo de calles de tierra y pequeñas casas de madera encontramos alojamiento en la hostería Bosque Encantado después de un par de frustrados intentos. Era sábado y estaba todo un poco más ocupado.
Todavía no existe carretera para bordear el lago Pirehueico en la ruta internacional Chile-Argentina, o sea que en Puerto Fuy se acaba la carretera. Las barcazas transportan vehículos por el lago para comunicar Puerto Fuy con San Martín de los Andes en una hermosa travesía lacustre. En estos momentos encontramos el lugar en plena efervescencia de pasajeros que van y vienen. Volvimos a Puerto Fuy a primera hora del día siguiente para poder visitarlo con más tranquilidad.



Reserva privada Huilo Huilo
La Reserva Biológica Huilo Huilo, de propiedad privada, engloba una amplia extensión de bosque nativo en la falda del volcán Mocho-Choshuenco. Es impresionante el caudal y la fuerza del río Fuy. Este río es el desagüe del Lago Pirehueico y atraviesa la Reserva Huilo-Huilo. Junto con otros afluentes, forma varias cascadas espectaculares: Salto La Leona, Salto Huilo Huilo y Salto El Puma. A cada una de las cascadas se accede por distintas entradas cerca de Neltume. Todas las entradas son de pago.
Los bosques de Huilo-Huilo son preciosos, parecidos a los patagónicos. Coigües, mañíos,……………… Lo que no termino de concebir es que las cascadas y los ríos sean propiedad privada. No sabría decir cuál de las cascadas es más bonita. Tal vez me decantaría por el salto Huilo Huilo, ya que, además de su estrepitosa potencia y del imponente escenario natural, perfila varios arcos-iris alrededor del agua pulverizada.





Reserva Nacional Mocho Choshuenco
A Choshuenco llegamos al día siguiente en pocos minutos desde Neltume por carretera asfaltada. El pequeño pueblo asentado a orillas del lago Panguipulli todavía dormitaba a esas horas mañaneras de domingo. Apenas un grupillo de jubilados departía en la playa contemplando el viejo barco de vapor que antiguamente transportaba madera por el lago.
La pista de ripio que transita paralela al río Enco hacia el lago Riñihue es la que tomamos para alcanzar nuestro objetivo, el Volcán Mocho Choshuenco. Los bosques de altísimos abetos nos fuerzan a mirar hacia arriba para creernos su elevadísima altura. Desaparecen las coníferas en cuanto ascendemos un poco, para dejar paso a especies nativas.
A algo más de 1000 m de altura nos detenemos en un par de miradores de reciente construcción. En un día tan despejado, el paisaje luce sus mejores galas. Los dos conos volcánicos del Mocho Choshuenco, de algo más de 2000 m de altura, muestran sus cimas heladas por encima de la línea de bosque.
Después del río ya no podemos continuar con nuestro peugeout 2008. La pista sigue 4 km más, pero ya sólo es apta para 4x4. Nuestra intención, al igual que la de 3 chilenos con los que coincidimos, era acercarnos al volcán todo lo posible, y a falta de indicaciones, echamos a caminar por la pista.
Por fortuna, nos tropezamos con el guardaparques de Conaf, quién nos invita a llevarnos en su camioneta hasta el Mirador Tumba del Buey. Era encantador el guardaparques de esta Reserva Nacional y nos explicó montones de cosas sobre el volcán.
Algo más arriba del Mirador Tumba del Buey existe otro nuevo mirador con plataforma que nos aporta unas vistas más cercanas a los volcanes y más amplias hacia los lagos, bosques y montañas que divisamos a lo lejos. Obtenemos una buena perspectiva de los Lagos Panguipulli y Riñahue, cuyas aguas descansan entre montañas forradas de bosque.
Todavía no me parecen lo bastante elevadas las vistas, por lo que decido continuar por el sendero que asciende al volcán hasta que alcanzo la nieve, a unos 1600 m de altura. Las vistas son excelentes.
En coche regresamos a Choshuenco para después bordear el Lago Panguipulli. En esta carretera asfaltada hay varios miradores con espléndidas vistas al lago. Sin duda, el lago Panguipulli es uno de los más escénicos de la zona, especialmente cuando tienes ante tus ojos el Mocho Choshuenco sobresaliendo por encima de sus aguas.
Panguipulli sería buen lugar para quedarnos a dormir, pero nos tentaba la idea de llegar a Frutillar, que tanto nos había gustado hace unos años. Rápidamente busqué un alojamiento en internet (Hotel Terrasur) y llamé por teléfono para reservar. La llegada a Frutillar resulta triunfal. Esa hilera de volcanes sobre el lago Llanquihue que no pudimos apreciar hace unos años, se dibuja ahora esplendorosa. El volcán Puntiagudo, el Osorno, el Tronador, el Calbuco, teñidos de rosado al atardecer provocan que nos abracemos con una sonrisa.





