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A estas alturas, no vamos a cambiar nuestros hábitos en nuestros viajes, así que el despertador suena a las 7h. Este B&B lo habíamos reservado con intención de pasar solo una noche así que la siguiente la haríamos cerca de Kilkenny.
Puntuales, nos acercamos al comedor para empezar el día de la mejor forma posible y como no podía ser menos: con un Irish Breakfast. Para mí, es el equivalente a dar el inicio oficialmente a las vacaciones. Porque obviamente, esto es algo que sólo me permito estos días.
Puntuales, nos acercamos al comedor para empezar el día de la mejor forma posible y como no podía ser menos: con un Irish Breakfast. Para mí, es el equivalente a dar el inicio oficialmente a las vacaciones. Porque obviamente, esto es algo que sólo me permito estos días.
Una vez dada cuenta a nuestros desayunos, cargamos todos los trastos de nuevo en el coche, nos despedimos de nuestro anfitrión y ponemos rumbo hacia la primera parada del día, el complejo monástico de Glendalough. Ha amanecido un poco nublado, sopla algo de viento y el termómetro marca 11ºC. Nada más abandonar el pueblo tomamos la carretera R755 hacia el norte, entrando de manera directa en calzadas estrechas, sombrías y libre de tráfico.
En el “valle de los dos lagos” o Glendalough está ubicado el monasterio del mismo nombre. Fundado en el siglo VI por el monje St. Kevin, aunque fue saqueado en varias ocasiones por los vikingos, mantuvo su actividad durante 600 años. Curiosamente, la decadencia del monasterio empezó alrededor de 1398 cuando tropas inglesas lo arrasaron parcialmente.
Aunque la visita a Glendalough es gratuita, el acceso al centro de visitantes cuesta 5€ y da acceso gratuito al parking. Si no, el parking cuesta 4€ por coche.
Aunque la visita a Glendalough es gratuita, el acceso al centro de visitantes cuesta 5€ y da acceso gratuito al parking. Si no, el parking cuesta 4€ por coche.
En la página web del Irish Heritage recomiendan comprar la tarjeta de fidelización en el primer sitio que se vaya a visitar, así que nada más entrar en el centro de visitantes, compramos las nuestras. El trámite es muy sencillo y apenas se tarda unos minutos.
Ofrecen la opción de ver un pequeño documental en un pequeño anfiteatro. Nosotros como vimos que justo delante nuestro había un grupo grande, decidimos visitar primero la exposición para descubrir entre otras historias la del fundador del monasterio, el monje St. Kevin. Este joven provenía de una familia noble de Leinster, sin embargo, renunció a su cómoda vida, se fue a vivir a una cueva en Glendalough y posteriormente, fundó el monasterio.
Se cuentan muchas leyendas sobre este personaje, quizás una de las más increíbles sea la que narra que vivió 120 años y la otra es que mientras rezaba con los brazos en cruz, un mirlo puso un huevo en su mano y el fraile se mantuvo en esa postura hasta que el polluelo rompió el cascarón. ¿improbable? ¡Es lo que tienen las leyendas!
Se cuentan muchas leyendas sobre este personaje, quizás una de las más increíbles sea la que narra que vivió 120 años y la otra es que mientras rezaba con los brazos en cruz, un mirlo puso un huevo en su mano y el fraile se mantuvo en esa postura hasta que el polluelo rompió el cascarón. ¿improbable? ¡Es lo que tienen las leyendas!
La exhibición nos resultó interesante, encontramos un montón de información sobre la historia de Glendalough, restos de piedras pertenecientes a antiguas tumbas y cruces celtas. En un rincón se puede ver un vídeo corto donde se explica los inicios de la escritura y cómo preparaban los pigmentos. Según parece, no existían libros en Irlanda antes de la llegada del cristianismo. Fueron los monjes, como en otros lugares, quienes empezaron a documentar la historia.
La edificación más famosa y por la que se reconoce el sitio de Glendalough es la torre circular que hacía las funciones de campanario "Cloigtheach" y que se levanta 33 metros sobre el suelo.
Su construcción data 1000 años de antigüedad. Realizada por los monjes del monasterio de San Kevin, el techo cónico tuvo que ser reemplazado en 1876 cuando fue alcanzado por un rayo. Este tipo de torres se utilizaban a veces como lugar de refugio para los monjes cuando el monasterio eran atacados y servían a su vez, como torres de observación.
Su construcción data 1000 años de antigüedad. Realizada por los monjes del monasterio de San Kevin, el techo cónico tuvo que ser reemplazado en 1876 cuando fue alcanzado por un rayo. Este tipo de torres se utilizaban a veces como lugar de refugio para los monjes cuando el monasterio eran atacados y servían a su vez, como torres de observación.
Uno de los edificios principales del recinto es la Catedral, la más grande de las siete iglesias de Glendalough. Fue construida en varias fases desde el siglo X hasta principios del siglo XIII. La cancillería, la sacristía y la puerta norte se añadieron a finales del siglo XII y principios del XIII. La puerta norte de la nave también data de este período. En el centro del patio se encuentra la llamada casa de los curas. Pueden verse las losas deterioradas de varios clérigos enterrados ahí y al levantar la vista, se ven los restos de un arco decorado.
La Iglesia de San Kevin, más conocida como St. Kevin's Kitchen es un templo de nave del siglo XII. Debe su peculiar nombre a que la gente creía que el campanario era una chimenea de una cocina, pero en realidad nunca se cocinó comida allí. Éste, con su tapa cónica y cuatro pequeñas ventanas se eleva desde el extremo oeste del techo de piedra en forma de torre cilíndrica en miniatura.
Tras la visita al monasterio, cruzamos el puente sobre el río Glenealo para acceder al sendero que lleva a los dos lagos, inferior (lower) y superior (upper). Nosotros hicimos sólo el recorrido hasta el primero y tardamos apenas 15 minutos. El paseo es apto para todos los públicos y transcurre por un pequeño bosque hasta llegar al lago inferior. Han instalado paneles explicativos (en inglés), a modo de guía, para saber más acerca de la fauna y flora que se puede ver en el entorno.
Ambos lagos están ubicados en las montañas Wicklow. El superior es de origen glaciar y su tamaño también es mayor. Coincidimos con bastante gente y chavalería
Serían sobre las 12h cuando decidimos finalizar la visita a Glendalough. En el parking intentamos realizar el pago que teníamos pendiente de la M50. Lamentablemente la cobertura del móvil no nos da opción y decidimos buscar un sitio para comer e intentarlo en otra zona que nos ofreciese más cobertura.
Pasando por Laragh, vimos una gasolinera con un pequeño supermercado McCoy’s y decidimos parar: dos "paninis" calentitos, unos yogures y unos refrescos por 16,54€.
Íbamos pendientes de la conexión y decidimos parar en un parking. Tras varios intentos, la app del móvil nos daba error, y no teníamos mejor suerte al hacer el trámite directamente por la web. Aún teníamos tiempo, pero no queríamos apurarlo para no pagar el pato.
Pensamos que igual podríamos hablar con nuestro banco por sí el problema podía ser nuestro. Y voilá, así nos lo confirmaron. El banco estaba rechazando el pago por considerarlo una operación no segura. Lo solucionaron bajándonos temporalmente la seguridad de la tarjeta para hacer la operación y volverla a restablecer.
Con este asunto resuelto y prácticamente, de la misma, cogimos la R115 para recorrer lo que nos diese tiempo de la Old Military Road, una carretera panorámica que atraviesa las montañas Wicklow.
La primera parada la realizamos a la altura de las cataratas Glenmacnass,. A pesar de que tiene 80m de altura, más que un salto, es un torrente de agua que baja por una ladera. No obstante, el entorno que la rodea tiene su interés.
Pasando por Laragh, vimos una gasolinera con un pequeño supermercado McCoy’s y decidimos parar: dos "paninis" calentitos, unos yogures y unos refrescos por 16,54€.
Íbamos pendientes de la conexión y decidimos parar en un parking. Tras varios intentos, la app del móvil nos daba error, y no teníamos mejor suerte al hacer el trámite directamente por la web. Aún teníamos tiempo, pero no queríamos apurarlo para no pagar el pato.
Pensamos que igual podríamos hablar con nuestro banco por sí el problema podía ser nuestro. Y voilá, así nos lo confirmaron. El banco estaba rechazando el pago por considerarlo una operación no segura. Lo solucionaron bajándonos temporalmente la seguridad de la tarjeta para hacer la operación y volverla a restablecer.
Con este asunto resuelto y prácticamente, de la misma, cogimos la R115 para recorrer lo que nos diese tiempo de la Old Military Road, una carretera panorámica que atraviesa las montañas Wicklow.
La primera parada la realizamos a la altura de las cataratas Glenmacnass,. A pesar de que tiene 80m de altura, más que un salto, es un torrente de agua que baja por una ladera. No obstante, el entorno que la rodea tiene su interés.
Un poco más adelante, encontramos un hueco perfecto para estacionar el coche y comer disfrutando de las vistas. Tuvimos la visita de unas ovejas, pero hicieron caso omiso a nuestra presencia para seguir con su tarea.
Tras reponer fuerzas, seguimos camino y giramos hacia el este, hacia la carretera R759 (Wicklow Mountains National Park).
Aquí el paisaje se transforma: árido e inhóspito. Donde las carreteras discurren durante kilómetros y kilómetros sin cruzarte con nadie. Y con la facilidad, de pararte en aquel punto que simplemente, llame la atención a tu vista y admirar lo que te rodea. Respirando tranquilidad y sosiego.
Aquí el paisaje se transforma: árido e inhóspito. Donde las carreteras discurren durante kilómetros y kilómetros sin cruzarte con nadie. Y con la facilidad, de pararte en aquel punto que simplemente, llame la atención a tu vista y admirar lo que te rodea. Respirando tranquilidad y sosiego.
Terminamos por llegar a uno de los puntos que teníamos señalados en nuestro itinerario. El lago Tay es, junto con Glendalough, uno de los lugares más fotografiados del condado de Wicklow. Se trata de un paisaje rodeado de montañas y recibe sus aguas del río Cloghoge para desembocar en el lago Dan, situado al sur. En el lado norte del lago hay una playa de arena blanca brillante y aunque está dentro de una propiedad privada, tiene acceso hasta la orilla. Las tierras donde se encuentra el lago, fueron compradas por la familia Guinness. Se dice, se rumorea, que la forma del lago y su arena blanca en el parte superior, se dan un “aire” a una pinta de su famosa cerveza. ¡Juzgar vosotros mismos! Pero vamos, que hay que echarle bien de imaginación.
La mejor manera de ver el lago es desde el mirador que hay en la carretera R759 que atraviesa las Wicklow Mountains National Park. Nosotros llegamos a esta altura del recorrido en plena solana y con pocas posibilidades de sacar fotos así que no nos entretuvimos tampoco mucho. Además del mirador, existe un pequeño camino que te lleva un poco más cerca del borde de la ladera donde las vistas del lago, son más chulas. Lo que sí notamos es que el viento, aquí, sopla de lo lindo.
La mejor manera de ver el lago es desde el mirador que hay en la carretera R759 que atraviesa las Wicklow Mountains National Park. Nosotros llegamos a esta altura del recorrido en plena solana y con pocas posibilidades de sacar fotos así que no nos entretuvimos tampoco mucho. Además del mirador, existe un pequeño camino que te lleva un poco más cerca del borde de la ladera donde las vistas del lago, son más chulas. Lo que sí notamos es que el viento, aquí, sopla de lo lindo.
Nuestro siguiente punto de parada era el embalse de Roundwood Vartry. Aunque el mayor atractivo de esta zona son los senderos (os dejamos un enlace para que los podáis consultar), la zona del embalse tiene unas torres de piedra muy fotogénicas.
Desgraciadamente no pudimos acceder a la zona de la presa ya que las carreteras de entrada estaban cerradas por obras. Lo intentamos por ambos lados, pero el resultado fue el mismo. Tal vez hubiésemos podido acercarnos andando, pero no encontramos ningún sitio para dejar el coche y decidimos poner rumbo al próximo destino.
Paramos en un supermercado Centra de Roundwood para comprar unos “hot chocolates” con unos scones (bollos típicos) y la cena del día. Nos costó 17,55€.
Nos dirigimos hacia el este durante algo más de 30 minutos, donde teníamos plantificado fotografiar el faro de Wicklow. Wicklow proviene de la palabra vikinga Wykylo o Viking's Loch. Su torre de piedra octogonal fue transformada por Irish Landmark Trust y ahora alberga 6 habitaciones independientes donde los visitantes pueden disfrutar de la experiencia de vivir como lo hacían los antiguos fareros (¡salvando las distancias!) Lo que si van a poder hacer los afortunados que se alojen aquí es disfrutar de un entorno y vistas impresionantes.
El 10 de octubre de 1836, un rayo cayó sobre la torre y aunque el exterior resistió (los muros tienen un metro de grosor), el interior fue destruido. Sin embargo, se decidió mantener la torre, ya que constituía un buen punto de referencia.
Un par de datos para los más curiosos: desde el suelo hasta la cocina, hay 109 escalones y la luz original del faro eran 20 velas de grasa animal colocadas contra un gran reflector de espejo. Un nuevo faro, de 14 metros de altura, fue construido en el siglo XIX ladera abajo y justo en el cabo, cuando las autoridades se dieron cuenta de que los faros situados en zonas superiores o en altura, ya no eran eficaces para los marineros debido a que a menudo estaban cubiertos por la densidad de la niebla anulando su cometido. El 31 de marzo de 1994 el faro actual se automatizó y se gestiona desde el centro de control dependiente del gobierno de Irlanda.
Desgraciadamente no pudimos acceder a la zona de la presa ya que las carreteras de entrada estaban cerradas por obras. Lo intentamos por ambos lados, pero el resultado fue el mismo. Tal vez hubiésemos podido acercarnos andando, pero no encontramos ningún sitio para dejar el coche y decidimos poner rumbo al próximo destino.
Paramos en un supermercado Centra de Roundwood para comprar unos “hot chocolates” con unos scones (bollos típicos) y la cena del día. Nos costó 17,55€.
Nos dirigimos hacia el este durante algo más de 30 minutos, donde teníamos plantificado fotografiar el faro de Wicklow. Wicklow proviene de la palabra vikinga Wykylo o Viking's Loch. Su torre de piedra octogonal fue transformada por Irish Landmark Trust y ahora alberga 6 habitaciones independientes donde los visitantes pueden disfrutar de la experiencia de vivir como lo hacían los antiguos fareros (¡salvando las distancias!) Lo que si van a poder hacer los afortunados que se alojen aquí es disfrutar de un entorno y vistas impresionantes.
El 10 de octubre de 1836, un rayo cayó sobre la torre y aunque el exterior resistió (los muros tienen un metro de grosor), el interior fue destruido. Sin embargo, se decidió mantener la torre, ya que constituía un buen punto de referencia.
Un par de datos para los más curiosos: desde el suelo hasta la cocina, hay 109 escalones y la luz original del faro eran 20 velas de grasa animal colocadas contra un gran reflector de espejo. Un nuevo faro, de 14 metros de altura, fue construido en el siglo XIX ladera abajo y justo en el cabo, cuando las autoridades se dieron cuenta de que los faros situados en zonas superiores o en altura, ya no eran eficaces para los marineros debido a que a menudo estaban cubiertos por la densidad de la niebla anulando su cometido. El 31 de marzo de 1994 el faro actual se automatizó y se gestiona desde el centro de control dependiente del gobierno de Irlanda.
Nos estábamos aproximando al faro cuando vimos un par de señales. Sin bajarnos del coche nos pareció leer que estaba prohibido el acceso, pero teníamos un coche detrás con algo de “prisa” y continuamos un poco más hacia delante.
Con la torre ya en nuestro campo de visión, aparcamos en un hueco que vimos en un lado de la carretera (no hay parking habilitado como tal). No las teníamos todas con nosotros y nos acercamos a la entrada a pie. Y, efectivamente, el paso está prohibido.
Ya de estar allí, aprovechamos para merendar. Entretanto, una pareja que venía paseando, hizo caso omiso a las señales y continuaron su camino por dentro del terreno vallado. No terminábamos de decidirnos a pasar nosotros también cuando vimos a otra pareja acercándose y decidimos preguntarles directamente sobre el tema. Nos explicaron que, efectivamente, la torre/faro estaba en terreno privado pero que se podía pasar para acceder a los senderos que hay por la zona. Y que la gente de allí, lo hacía sin ningún tipo de problema. ¡No se hable más! Mochilas al hombro y a dar nuestro paseo que duró aproximadamente una horita con unas vistas que nos merecieron completamente la pena. Pero ya sabéis que a nosotros nos ponen un faro delante y no necesitamos mucho más para disfrutar del entorno.
Con la torre ya en nuestro campo de visión, aparcamos en un hueco que vimos en un lado de la carretera (no hay parking habilitado como tal). No las teníamos todas con nosotros y nos acercamos a la entrada a pie. Y, efectivamente, el paso está prohibido.
Ya de estar allí, aprovechamos para merendar. Entretanto, una pareja que venía paseando, hizo caso omiso a las señales y continuaron su camino por dentro del terreno vallado. No terminábamos de decidirnos a pasar nosotros también cuando vimos a otra pareja acercándose y decidimos preguntarles directamente sobre el tema. Nos explicaron que, efectivamente, la torre/faro estaba en terreno privado pero que se podía pasar para acceder a los senderos que hay por la zona. Y que la gente de allí, lo hacía sin ningún tipo de problema. ¡No se hable más! Mochilas al hombro y a dar nuestro paseo que duró aproximadamente una horita con unas vistas que nos merecieron completamente la pena. Pero ya sabéis que a nosotros nos ponen un faro delante y no necesitamos mucho más para disfrutar del entorno.
Queríamos hacer aún una última visita antes de llegar al alojamiento. Nos separaban casi una hora y media de viaje hasta llegar hasta allí.
Poco antes de las 19h llegamos al dolmen de Brownshill. Esta tumba megalítica está situada a 3 kms. de Carlow en el condado del mismo nombre. Su principal característica es la piedra de granito que hace de tejado, que tiene un peso estimado de 150 toneladas, pudiendo ser la más pesada de Europa. Está considerado monumento nacional.
Este enterramiento fue construido entre 4000 y 3000 a.C. y junto con la gran piedra horizontal, se pueden ver dos piedras verticales (llamadas ortostatos) que sostienen la lápida de granito de la cámara.
Junto a los restos humanos, se hicieron hallazgos de objetos variados: vasos de cerámica, puntas de flecha de sílice y adornos personales (alfileres de hueso, colgantes y cuentas de piedra).
Poco antes de las 19h llegamos al dolmen de Brownshill. Esta tumba megalítica está situada a 3 kms. de Carlow en el condado del mismo nombre. Su principal característica es la piedra de granito que hace de tejado, que tiene un peso estimado de 150 toneladas, pudiendo ser la más pesada de Europa. Está considerado monumento nacional.
Este enterramiento fue construido entre 4000 y 3000 a.C. y junto con la gran piedra horizontal, se pueden ver dos piedras verticales (llamadas ortostatos) que sostienen la lápida de granito de la cámara.
Junto a los restos humanos, se hicieron hallazgos de objetos variados: vasos de cerámica, puntas de flecha de sílice y adornos personales (alfileres de hueso, colgantes y cuentas de piedra).
Tuvimos la impresión de que a pesar de que es una tumba bastante relevante, no es muy conocida fuera del entorno de Kilkenny. Entre eso y la hora que era, no vimos a nadie por los alrededores, así que pudimos disfrutar del dolmen para nosotros solos. El acceso a la tumba es gratuito.
A las 20h llegamos al que iba a ser nuestro alojamiento para los próximos tres días. El Ashbrook house B&B, cerca de Kilkenny. Nuestro anfitrión, Dermot, nos enseñó nuestra habitación y el salón donde se servía el desayuno. Desde el primer momento nos pareció todo un personaje y lo pudimos confirmar durante toda la estancia.
Ya en la habitación, cenamos lo que habíamos comprado en el supermercado de Roundwood y nos pusimos con la rutina de todas las noches: saludar a la familia, descargar las fotos, hacer copia de seguridad y subir alguna foto a las redes sociales. Por último, repasamos un poco el itinerario para el día siguiente. A las 23h nos fuimos a dormir, que el día había sido largo y sólo era el segundo día de nuestro viaje.
A las 20h llegamos al que iba a ser nuestro alojamiento para los próximos tres días. El Ashbrook house B&B, cerca de Kilkenny. Nuestro anfitrión, Dermot, nos enseñó nuestra habitación y el salón donde se servía el desayuno. Desde el primer momento nos pareció todo un personaje y lo pudimos confirmar durante toda la estancia.
Ya en la habitación, cenamos lo que habíamos comprado en el supermercado de Roundwood y nos pusimos con la rutina de todas las noches: saludar a la familia, descargar las fotos, hacer copia de seguridad y subir alguna foto a las redes sociales. Por último, repasamos un poco el itinerario para el día siguiente. A las 23h nos fuimos a dormir, que el día había sido largo y sólo era el segundo día de nuestro viaje.
*** final del día 2 ***
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