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No mucho, pero el despertador sonó algo antes de lo acostumbrado porque al querer volver a Cobh, teníamos que retroceder un poco de terreno y queríamos llegar prontito. Para las 8 ya habíamos desayunado, recogido y estábamos sentados en el coche. Al salir al exterior nos encontramos con algo de sirimiri, cielo muy cubierto y 12ºC de temperatura.
Teníamos un poco de miedo a encontrarnos tráfico al pasar por el centro de Cork pero solo notamos más densidad en el sentido contrario al nuestro.
Teníamos un poco de miedo a encontrarnos tráfico al pasar por el centro de Cork pero solo notamos más densidad en el sentido contrario al nuestro.


Aparcamos en el parking gratuito que hay junto a la catedral y con media hora libre antes de que abriesen el museo del Titanic para callejear un poco y entrar en la catedral. Aquí las calles están en pendiente así que subes una, coges aire, y vuelves a bajar por la paralela para desembocar en el mar. La visita a la Catedral es gratuita, aunque aceptan donaciones.

El interior de la catedral de St. Coldman nos sorprendió gratamente, especialmente las vidrieras, la zona del altar mayor y el techo de madera.
Esta catedral católica se comenzó a construir a finales del siglo XIX por los arquitectos Edward Welby Pugin y George Ashlin y fue inaugurada en el año 1915. As que es relativamente nueva.
Esta catedral católica se comenzó a construir a finales del siglo XIX por los arquitectos Edward Welby Pugin y George Ashlin y fue inaugurada en el año 1915. As que es relativamente nueva.




Poco después de las 10h estábamos en las inmediaciones del museo del Titanic. A las 10:15 tenían programado el primer tour que era el que nos interesaba. La entrada tiene un precio de 10€ por persona. Cada billete representa uno de los auténticos que adquirieron los viajeros, en su día y llevan impresos su correspondiente nombre y apellidos. Al final del recorrido puedes comprobar si tu pasajero, murió o sobrevivió al naufragio. Nuestros pasajeros, una de cal y otra de arena.


Aunque el RMS Titanic se construyó en los astilleros Harland & Wolff de Belfast, el pueblo de Cobh reclamó su parte de gloria en la historia del Titanic, por ser la última escala antes de adentrarse en aguas del atlántico norte. En Queenstown (nombre que tuvo Cobh durante la segunda mitad del siglo XIX y hasta 1921) se subieron los últimos 123 pasajeros (113 de tercera clase, 7 de segunda y 3 de primera) al barco. También se bajaron 7 pasajeros.

Gracias al audio guía (incluida en el precio de la entrada) pude seguir todas las explicaciones que la guía nos fue dando. Anna prefirió oír las explicaciones en versión original, jejeje. Algunos datos curiosos que descubrimos durante la visita:



Además de un montón de información sobre todos los aspectos relacionados con el Titanic y su relación con Cobh, en la exposición se pueden ver dos reproducciones de las típicas habitaciones de primera y tercera clase. Creo que no es difícil diferenciar cuál es cual.
Es un museo de pequeñas dimensiones (comparándolo con el de Belfast) pero muy bien aprovechado, como se dice en estos casos. Mucho para leer, para interactuar y para disfrutar. Sí no tienes intención de pasar por el otro, este no te defraudará en absoluto.
Es un museo de pequeñas dimensiones (comparándolo con el de Belfast) pero muy bien aprovechado, como se dice en estos casos. Mucho para leer, para interactuar y para disfrutar. Sí no tienes intención de pasar por el otro, este no te defraudará en absoluto.


Una vez que terminó la visita guiada, pudimos recorrer a nuestro aire, algunas salas más con diferentes exposiciones con fotos, objetos, etc… Y para finalizar, un breve visita a la tienda de suvenires para comprar algún recuerdo. Preguntamos si las cosas que había en la tienda, también las había en Belfast y nos dijeron que no, que son dos entidades diferentes.
Después dimos un paseo por la zona del puerto tomando unos cafés que compramos cuando llegamos a Cobh. La vista de la ciudad desde el puerto es increíblemente bonita, con las fachadas de las casas de diferentes colores y de fondo… la catedral.
Después dimos un paseo por la zona del puerto tomando unos cafés que compramos cuando llegamos a Cobh. La vista de la ciudad desde el puerto es increíblemente bonita, con las fachadas de las casas de diferentes colores y de fondo… la catedral.

Antes de abandonar Cobh definitivamente, volvimos al sitio del delito de la tarde anterior. Hablando en términos de luz, no era el mejor momento porque el sol lo teníamos prácticamente de frente, concluyendo que “la foto” es de atardecer. Pero ya de estar, buscamos algún que otro encuadre para aprovechar el momento.
Este lugar nos ha conquistado así que confesamos que nos alegramos enormemente de haber seguido el consejo de alanxelmundo.
Este lugar nos ha conquistado así que confesamos que nos alegramos enormemente de haber seguido el consejo de alanxelmundo.

Ya en las afueras, paramos en un supermercado para comprar las provisiones del día (16,74€). En el exterior, pudimos ver una lavandería automática, que no sería la última y que siempre está bien tener de referencia porque en algún momento sabemos que tendremos que buscar una.

Para dirigirnos a nuestro siguiente destino, tuvimos que deshacer los kilómetros que previamente habíamos añadido para llegar a Cobh. Volvimos a pasar por Clonakilty (donde habíamos dormido la noche anterior) y nos pareció una buena hora para hacecer una parada técnica y repostar (25,6L x 1,398€ = 35,87€).
Llegamos al faro de Galley Head y aunque sabíamos de antemano que no era un visitable, queríamos acercarnos porque el entorno natural invitaba a dar un paseo por los alrededores.
El faro de Galley Head fue construido en 1875, y en su día fue el faro con la luz más potente del mundo. En 1969 se electrificó y en 1979 se automatizó definitivamente. Se dice que, con tiempo despejado, la luz original se podía ver hasta una distancia de 30 kms.
Llegamos al faro de Galley Head y aunque sabíamos de antemano que no era un visitable, queríamos acercarnos porque el entorno natural invitaba a dar un paseo por los alrededores.
El faro de Galley Head fue construido en 1875, y en su día fue el faro con la luz más potente del mundo. En 1969 se electrificó y en 1979 se automatizó definitivamente. Se dice que, con tiempo despejado, la luz original se podía ver hasta una distancia de 30 kms.


Teníamos cerca de media hora de viaje hasta el círculo megalítico de Drombeg así que aprovechamos para ir comiendo por el camino. Antes de llegar al propio acceso al recinto hay un pequeño parking donde dejar el coche. Ambos son gratuitos.

El círculo megalítico de Drumbeg, también conocido como El Altar del Druida, consta de 17 piedras y está considerados como el círculo de piedras más famoso de Irlanda. Ha sido datado entre 153 a. C. y 127 d. C. Las excavaciones realizadas en mitad del siglo XX revelaron huesos quemados en una especie de olla deliberadamente rota a propósito envuelta con tela gruesa y enterrada cerca del centro del círculo.

La anécdota de nuestra visita es que al llegar había dos chicas en el centro preparando lo que parecía algún tipo de ritual (porque ya lo dice la frase popular: “yo no creo en las meigas, pero haberlas, haylas”). El caso es que nos apetecía tener una foto del lugar sin gente y paciencia tenemos un rato. Como parecía que el tema iba para largo, nos dedicamos a visitar el resto de conjuntos que hay dentro del perímetro.
Dos de estos añadidos son los restos de lo que parecen ser dos cabañas hechas de piedra unidas por una hilera de piedras. En una de las cabañas hay lo que se llama Fulacht fiadh (pozo de cocina) y se cree que se podía utilizar para hervir el agua que luego utilizaban para cocinar alimentos.
Dos de estos añadidos son los restos de lo que parecen ser dos cabañas hechas de piedra unidas por una hilera de piedras. En una de las cabañas hay lo que se llama Fulacht fiadh (pozo de cocina) y se cree que se podía utilizar para hervir el agua que luego utilizaban para cocinar alimentos.

Al volver a la zona central, allí seguían nuestras amigas/meigas medio en trance. Así que decidimos subir a un pequeño promontorio para poder tener una vista más elevada y estar preparados para cuando diesen por terminada la ceremonia. Sí, al final, se fueron. Y nosotros sacamos la foto a toda velocidad porque además de ellas, al sitio no le faltan visitantes.
Total, que la visita duró algo más de lo que habíamos planificado de antemano y serían las 16h cuando salimos hacia nuestra última parada del día: el anillo de Beara, una carretera panorámica que rodea la península del que toma su nombre.
Aunque se encuentra contiguo al anillo de Kerry es menos conocido, pero está considerado una de las joyas del suroeste de Irlanda. Igual de espectacular, pero con algo menos de visitantes. Como curiosidad es la única península del país que atraviesa dos condados, el de Cork y el de Kerry.
Al llegar desde el este, empezamos nuestro recorrido por la localidad de Glengarriff y al ir sin prisa ninguna, nos fuimos dando el gusto de parar en todos aquellos sitios que desde el coche nos iban llamando la atención.
En medio de la bahía de Bantry, pudimos ver varias islas, grandes como la de Whiddy y otras más pequeñas como la de Roancarrigmore que tiene un faro. Tras 165 años de funcionamiento, en 2012 el viejo faro fue sustituido por uno nuevo alimentado por energía solar y totalmente automático.
Total, que la visita duró algo más de lo que habíamos planificado de antemano y serían las 16h cuando salimos hacia nuestra última parada del día: el anillo de Beara, una carretera panorámica que rodea la península del que toma su nombre.
Aunque se encuentra contiguo al anillo de Kerry es menos conocido, pero está considerado una de las joyas del suroeste de Irlanda. Igual de espectacular, pero con algo menos de visitantes. Como curiosidad es la única península del país que atraviesa dos condados, el de Cork y el de Kerry.
Al llegar desde el este, empezamos nuestro recorrido por la localidad de Glengarriff y al ir sin prisa ninguna, nos fuimos dando el gusto de parar en todos aquellos sitios que desde el coche nos iban llamando la atención.
En medio de la bahía de Bantry, pudimos ver varias islas, grandes como la de Whiddy y otras más pequeñas como la de Roancarrigmore que tiene un faro. Tras 165 años de funcionamiento, en 2012 el viejo faro fue sustituido por uno nuevo alimentado por energía solar y totalmente automático.

Sobre las 18h llegamos Castletownbere, unn bonito pueblo pesquero situado en frente de la isla de Bere. Aunque sigue teniendo una importante actividad pesquera, el turismo está sustituyéndola como fuente de ingresos de la zona. Nos pareció un buen sitio para hacer una parada y dar un paseo por la zona del puerto.



Seguimos camino por Beara y antes de llegar a Eyeries, giramos a la izquierda por la carretera R575 hacia Allihies. Allí teníamos pensado hacer el atardecer en un sitio, donde la naturaleza y la fuerza del agua había moldeado la costa de una manera diferente y muy atractiva fotográficamente hablando.


Hay que reconocer que costó un poco dar con el rincón y el atardecer no fue especialmente espectacular, pero mereció la pena salirnos de la ruta. A veces, estos sitios más escondidos cumplen con tus expectativas y otras no, pero siempre merece la pena el viaje hasta allí.

Teníamos por delante hora y media hasta el alojamiento y el primer día siempre tratamos de no llegar muy tarde. Así que, recogimos trastos y nos pusimos en marcha. Después de pasar Kenmare, a la altura de Kilgarvan, hicimos una parada técnica y aprovechamos para tomar un par de chocolates calientes (4,70€).

No fue intencionado pero el camino al B&B se alargó algo más de lo previsto así que llegamos pasadas las 21:30. Encontramos una nota de los dueños a nuestro nombre indicándonos cuál era nuestra habitación y sin mucho más, nos metimos en ella para descansar.
*** Final del día 6 ***
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