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El despertador volvió a sacarnos de la cama a las 7h y tras asearnos y dejar recogida la habitación, bajamos a desayunar. La dueña, al oírnos entrar en el comedor, salió de la cocina para indicarnos cuál era la mesa que habían preparado para nosotros (y ya sería la misma el resto de mañanas). La buena mujer, le preguntó a Anna sí había cambiado de opinión con respecto al desayuno, pero la respuesta era que no había cambio de parecer. Dijo que le volvería a preguntar al día siguiente, por si acaso …. ¡pobre! ¡era una batalla perdida de antemano! . Casualidad que coincidimos con una familia italiana que también estuvo en el B&B de Killarney.
A las 9h dejamos el B&B y pusimos rumbo a nuestra primera del día. El complejo monástico de Clonmacnoise, en el condado de Offaly, a una hora de Kinvara. El termómetro del coche marcaba 10 °C con nubes y claros en el cielo.
De Kinvara, salimos hacia el norte por la M18 hasta que nos cruzamos con la M6 (de pago 1,90€) a la altura de Athenry.
A las 9h dejamos el B&B y pusimos rumbo a nuestra primera del día. El complejo monástico de Clonmacnoise, en el condado de Offaly, a una hora de Kinvara. El termómetro del coche marcaba 10 °C con nubes y claros en el cielo.
De Kinvara, salimos hacia el norte por la M18 hasta que nos cruzamos con la M6 (de pago 1,90€) a la altura de Athenry.
A las 10h llegamos a Clonmacnoise y tras validar las entradas con nuestras tarjetas OPW, pasamos a una pequeña sala donde vimos un audiovisual con un resumen de la historia de este monasterio. El precio de la entrada si no se tiene la tarjeta OPW es de 8€ por persona. El parking es gratuito.
Tras el breve video, dimos comienzo la visita en una sala anexa donde se encuentra una exposición con piezas originales como son la Cruz Sur y la Cruz de las Escrituras. La de la Escrituras (foto de la izquierda), de origen celta, es una de las cruces originales mejor conservadas de Irlanda. El pie y la corona, en forma de aro, se tallaron a partir de un bloque de arenisca alrededor del año 900 y en ella se pueden ver escenas religiosas como la crucifixión, el juicio final o Cristo en el sepulcro. ¡Una maravilla!
La Cruz Sur también de origen celta está tallada en piedra arenisca con adornos bastante abstractos entrelazados. En el pie de la cruz hay una representación de la crucifixión de Cristo, cosa extraña porque este tipo de escenas, se suelen colocar en la parte de la corona. Se cree que esta cruz pudo ser tallada en el siglo IX.
La Cruz Sur también de origen celta está tallada en piedra arenisca con adornos bastante abstractos entrelazados. En el pie de la cruz hay una representación de la crucifixión de Cristo, cosa extraña porque este tipo de escenas, se suelen colocar en la parte de la corona. Se cree que esta cruz pudo ser tallada en el siglo IX.
Una vez que salimos al exterior, nos dedicamos a recorrer el complejo monástico. No habían llegado aún los grupos así que más o menos, pudimos hacer la visita sin mucho agobio.
Hay dos torres circulares dentro del monasterio. Una de ellas está anexa a los restos del Templo de Finghin. La Torre Circular (principal) perdió gran parte de la parte superior debido a la caída de un rayo en el año 1135. Aun así, sigue siendo un buen ejemplo de campanario, elemento típico de las iglesias irlandesas.
La Catedral, que es la iglesia más grande de Clonmacnoise, fue construida en el año 909 por Flann Sinna, rey de Tara y por Colmán, abad de Clonmacnoise. Aunque el edificio está bastante deteriorado, tiene bien conservado el muro norte, construido con piedras de arenisca. Las cruces que se pueden ver en el exterior son réplicas de las expuestas en el museo del centro de visitantes y trasladadas a una atmosfera controlada para poder preservarlas de las inclemencias climatológicas y de los otros posibles deterioros.
Hay dos torres circulares dentro del monasterio. Una de ellas está anexa a los restos del Templo de Finghin. La Torre Circular (principal) perdió gran parte de la parte superior debido a la caída de un rayo en el año 1135. Aun así, sigue siendo un buen ejemplo de campanario, elemento típico de las iglesias irlandesas.
La Catedral, que es la iglesia más grande de Clonmacnoise, fue construida en el año 909 por Flann Sinna, rey de Tara y por Colmán, abad de Clonmacnoise. Aunque el edificio está bastante deteriorado, tiene bien conservado el muro norte, construido con piedras de arenisca. Las cruces que se pueden ver en el exterior son réplicas de las expuestas en el museo del centro de visitantes y trasladadas a una atmosfera controlada para poder preservarlas de las inclemencias climatológicas y de los otros posibles deterioros.
El 30 de septiembre de 1979, el Papa Juan Pablo II visitó Clonmacnoise y celebró una misa multitudinaria donde acudieron más 30000 fieles.
Vimos que el recinto se empezaba a llenar de gente así que pensamos en volvernos al museo para poder ver el resto de piezas con tranquilidad. En las siguientes fotos se pueden ver algunas de las lápidas con inscripciones celtas.
Para acabar la visita, una pasadita por la tienda para hacer alguna comprilla y tomarnos dos hot chocolates no muy buenos. Salimos hacia nuestra segunda parada del día sobre las 11:30, el Parque Nacional El Burren.
Tuvimos que deshacer gran parte del recorrido que habíamos hecho para llegar a Clonmacnoise, pagando de nuevo los 1,90€ para circular por la autopista M6 hasta Athenry. Paramos también en la intersección con la autopista M5, cerca de Vermont, para echar gasolina 27,95L x 1,449€ = 40,50€ y comprar la comida. Dos bocatas con refrescos por 13,00€. Como no queríamos perder mucho tiempo sentándonos a comer, lo hicimos de camino al Burren. Aprovechamos también para comprar la cena. Dos “wraps” y fruta por 14,40€.
Tuvimos que deshacer gran parte del recorrido que habíamos hecho para llegar a Clonmacnoise, pagando de nuevo los 1,90€ para circular por la autopista M6 hasta Athenry. Paramos también en la intersección con la autopista M5, cerca de Vermont, para echar gasolina 27,95L x 1,449€ = 40,50€ y comprar la comida. Dos bocatas con refrescos por 13,00€. Como no queríamos perder mucho tiempo sentándonos a comer, lo hicimos de camino al Burren. Aprovechamos también para comprar la cena. Dos “wraps” y fruta por 14,40€.
Una vez que abandonamos la autopista M8, y cogimos la carretera R460 en dirección a Corofin, pueblo donde se encuentra el centro de visitantes del Parque Nacional El Burren. Antes de llegar pasamos por el pueblo de Grot, y aunque no paramos, sacamos una foto desde el coche del monasterio del Kilmacduagh con su torre circular, una de las más altas de Irlanda y datada a finales del siglo XI.
Sabemos de la tradición católica y lo religiosos que son en este país. A nosotros nos sigue llamando la atención ver a la salida/ entrada de un montón de pueblos, estatuas de la Virgen en pequeños altares, o también puedes encontrártelas en rotondas como por ejemplo la de Corofin.
Sabemos de la tradición católica y lo religiosos que son en este país. A nosotros nos sigue llamando la atención ver a la salida/ entrada de un montón de pueblos, estatuas de la Virgen en pequeños altares, o también puedes encontrártelas en rotondas como por ejemplo la de Corofin.
A las 13h30 llegamos al centro de visitantes del parque y ¡qué casualidad! Estaba cerrado porque era la hora de comer. Como todavía quedaba media hora para que volvieran a abrir, decidimos que no merecía la pena esperar y nos fuimos al parking desde donde sabíamos que comienzan las caminatas.
El Burren abarca el 1% de la superficie terrestre de Irlanda y tiene tamaño aproximado de 360 kilómetros cuadrados. La mayor parte del Burren está protegido como un espacio especial de conservación por contener un hábitat extremadamente inusual. El Parque Nacional El Burren se encuentra en la esquina sureste del Burren y tiene aproximadamente 1500 hectáreas (15 kilómetros cuadrados) de tamaño. El terreno del Parque fue comprado por el Gobierno para la conservación de la naturaleza y el acceso público. Dentro del parque se pueden ver los principales hábitats del Burren: piedra caliza, pastizales calcáreos, bosques de cenizas/avellanas, lagos, y acantilados.
De las diferentes rutas que se pueden hacer, nosotros elegimos la de color azul. La verdad es que quitando las rutas naranja y blanca, que no suben hasta la cima de Mullaghmore, las otras tres (roja, azul y verde) son bastante parecidas y lo que las diferencia es el camino de vuelta. La ruta roja no es circular y va hasta Coolorta. La verde, una vez en la cima, regresa por el mismo camino. Y la azul, después de coronar la cima, la rodea haciendo que el camino de vuelta sea algo diferente.
Tenemos que avisar que las rutas verdes, roja y azul están marcadas como difíciles, con un recorrido entre 6,5 y 7,5 kilómetros y con una duración aproximada de unas tres horas. Nosotros, que nos consideramos sólo unos senderistas entusiastas, no tuvimos problemas para hacer la ruta azul, pero si tenemos que decir que, debido al tipo de roca, es necesario llevar unas buenas zapatillas de trecking. Y tomarlo con calma para disfrutar de lo curioso del paisaje y el entorno.
El Burren abarca el 1% de la superficie terrestre de Irlanda y tiene tamaño aproximado de 360 kilómetros cuadrados. La mayor parte del Burren está protegido como un espacio especial de conservación por contener un hábitat extremadamente inusual. El Parque Nacional El Burren se encuentra en la esquina sureste del Burren y tiene aproximadamente 1500 hectáreas (15 kilómetros cuadrados) de tamaño. El terreno del Parque fue comprado por el Gobierno para la conservación de la naturaleza y el acceso público. Dentro del parque se pueden ver los principales hábitats del Burren: piedra caliza, pastizales calcáreos, bosques de cenizas/avellanas, lagos, y acantilados.
De las diferentes rutas que se pueden hacer, nosotros elegimos la de color azul. La verdad es que quitando las rutas naranja y blanca, que no suben hasta la cima de Mullaghmore, las otras tres (roja, azul y verde) son bastante parecidas y lo que las diferencia es el camino de vuelta. La ruta roja no es circular y va hasta Coolorta. La verde, una vez en la cima, regresa por el mismo camino. Y la azul, después de coronar la cima, la rodea haciendo que el camino de vuelta sea algo diferente.
Tenemos que avisar que las rutas verdes, roja y azul están marcadas como difíciles, con un recorrido entre 6,5 y 7,5 kilómetros y con una duración aproximada de unas tres horas. Nosotros, que nos consideramos sólo unos senderistas entusiastas, no tuvimos problemas para hacer la ruta azul, pero si tenemos que decir que, debido al tipo de roca, es necesario llevar unas buenas zapatillas de trecking. Y tomarlo con calma para disfrutar de lo curioso del paisaje y el entorno.
Todo el recorrido está convenientemente señalado y es imposible perderse (por lo menos, con buen tiempo). Lo únicos que hay que hacer es no salirse de los caminos marcados con postes con los círculos de colores.
En la serie de fotografías que viene a continuación os enseñamos los paisajes que pudimos ver disfrutar mientras hicimos el recorrido. Para hacer los 7,5 kilómetros de la ruta azul, nosotros tardamos aproximadamente dos horas y media y eso que somos de los que paramos para sacar fotos. Eso sí… como parte de la vuelta era terreno conocido, volvimos más “ligeritos”.
Las vistas desde la cima de Mullaghmore nos dejaron sin respiración ¡literal!, aunque igual era porque el último tramo de subida fue “complicadillo”, jejeje. En cualquier caso, eran impresionantes.
Tenemos que decir que el Burren era un lugar que no habíamos visitado en 2006 y la verdad es que nos gustó mucho. Supongo que también tuvo que ver que tuvimos un día perfecto: buena temperatura para caminar, nada de lluvia y unas bonitas nubes salpicando el cielo de las fotos.
Tenemos que decir que el Burren era un lugar que no habíamos visitado en 2006 y la verdad es que nos gustó mucho. Supongo que también tuvo que ver que tuvimos un día perfecto: buena temperatura para caminar, nada de lluvia y unas bonitas nubes salpicando el cielo de las fotos.
Terminado el recorrido y de vuelta en el coche nos pusimos en movimiento. Tras una breve parada técnica cerca de Doolin, llegamos al aparcamiento de los Acantilados de Moher sobre las 17h15. El precio de la entrada es de 8€ por persona, aunque creemos que lo que se paga es el parking y el acceso al centro de visitantes (donde están los baños, por cierto), porque cuando se accede a la zona de los acantilados, no hay nadie que te pida la entrada. Una forma de ahorrarse unos €urillos es sacar las entradas anticipadamente por internet ya que el descuento es del 50%. El precio de la entrada da acceso durante un tiempo limitado y te avisan de que, si vas fuera de tu hora, te pueden exigir pagar 4€ adicionales. Nosotros, como teníamos claro que queríamos visitar los acantilados al atardecer, sacamos nuestras entradas para la franja comprendida entre las 16h y las 19h (hora a la que cierra el centro de visitantes). Nosotros teníamos miedo de que cerraran también el parking, pero preguntamos y nos dijeron que el parking no cierra para que los visitantes puedan irse a la hora que quieran.
Los precios de las entradas se emplean para cubrir los gastos derivados de mantener y mejorar las instalaciones, además se realiza una importante contribución a la preservación del medio ambiente.
Los precios de las entradas se emplean para cubrir los gastos derivados de mantener y mejorar las instalaciones, además se realiza una importante contribución a la preservación del medio ambiente.
Los Acantilados de Moher son la atracción natural más visitada de Irlanda. Se extienden a lo largo de ocho kilómetros y la altura máxima es de 214 metros. El nombre de los acantilados viene de las ruinas de un fuerte llamado “Mothar” y que fue demolido durante las guerras napoleónicas para dejar sitio a la torre de señales en Hag’s Head.
Hace 320 millones de años (casi nada…), durante el periodo denominado “carbonífero superior”, la zona era mucho más cálida. Estaba situada en la desembocadura de un gran río que fluía arrastrando gran cantidad de barro y arena que fueron acumulándose a las orillas del cauce formando las capas de rocas que pueden verse en la actualidad.
Los acantilados son el hogar de la mayor colonia de aves de Irlanda y en ellos anidan unas 20 especies de aves, entre la cuales están los araos aliblancos, fulmares y hasta una pareja de halcones peregrinos. Además, también hay una colonia bastante abundante de nuestros amigos, los frailecillos, que anidan en Goat Island. Desgraciadamente, en septiembre estas aves ya han partido hacia el norte.
Cuando visitamos los acantilados en 2006 estaba todo como más “virgen” y no había tantos visitantes. Incluso había una plataforma de piedra que hacía las veces de mirador. Esa plataforma no tenía ningún tipo de protección y suponemos que habrá habido algún que otro accidente, razón por la cual, ya no se puede acceder (sin saltarse la normas, claro).
La zona más concurrida de los acantilados está protegida con unas losas de piedra (que tampoco había antes) situadas de forma que impiden que los visitantes se acerquen demasiado al borde. Esta zona es famosa por los fuertes vientos, que pueden provocar caídas inesperadas. Pero siempre hay gente a la que el riesgo “le mola”. Es una batalla perdida por que los selfies “al límite” son lo más …
Hace 320 millones de años (casi nada…), durante el periodo denominado “carbonífero superior”, la zona era mucho más cálida. Estaba situada en la desembocadura de un gran río que fluía arrastrando gran cantidad de barro y arena que fueron acumulándose a las orillas del cauce formando las capas de rocas que pueden verse en la actualidad.
Los acantilados son el hogar de la mayor colonia de aves de Irlanda y en ellos anidan unas 20 especies de aves, entre la cuales están los araos aliblancos, fulmares y hasta una pareja de halcones peregrinos. Además, también hay una colonia bastante abundante de nuestros amigos, los frailecillos, que anidan en Goat Island. Desgraciadamente, en septiembre estas aves ya han partido hacia el norte.
Cuando visitamos los acantilados en 2006 estaba todo como más “virgen” y no había tantos visitantes. Incluso había una plataforma de piedra que hacía las veces de mirador. Esa plataforma no tenía ningún tipo de protección y suponemos que habrá habido algún que otro accidente, razón por la cual, ya no se puede acceder (sin saltarse la normas, claro).
La zona más concurrida de los acantilados está protegida con unas losas de piedra (que tampoco había antes) situadas de forma que impiden que los visitantes se acerquen demasiado al borde. Esta zona es famosa por los fuertes vientos, que pueden provocar caídas inesperadas. Pero siempre hay gente a la que el riesgo “le mola”. Es una batalla perdida por que los selfies “al límite” son lo más …
Mientras llegaba la hora del atardecer, aprovechamos para dar un paseo a lo largo de los acantilados. Primero hacia la torre O'brien, el punto más alto y después hacia el lado opuesto, hacia la zona conocida como plataforma sur.
Como queríamos tener un buen sitio donde disfrutar del atardecer, regresamos a la zona de las escaleras y “nos plantamos” junto a uno de esos catalejos que suele haber en las zonas turísticas. El peldaño nos servía para tener un punto de vista un poco más alto. Según se iba acercando la hora del atardecer, las escaleras se fueron llenando de visitantes y nosotros aprovechamos para cenar tranquilamente.
Pocos minutos antes de las 20h, el sol comenzó a ocultarse por el horizonte y el cielo se tiñó de dorado. Sí a todo esto le unes el sonido de una gaita irlandesa sonando de fondo, el momento resultó un precioso espectáculo.
Pocos minutos antes de las 20h, el sol comenzó a ocultarse por el horizonte y el cielo se tiñó de dorado. Sí a todo esto le unes el sonido de una gaita irlandesa sonando de fondo, el momento resultó un precioso espectáculo.
Y espectáculo, el que montó también un grupo numeroso que llegó en los últimos momentos y que iban a cenar en el centro de visitantes. Con gran alboroto y follón, gritos y carreras de un lado a otro para sacarse selfies sin ton ni son, rompieron un poco la magia. Rematándolo todo con subidas a las losas y haciendo que los vigilantes acudiesen a pedirles que bajasen. Tal cual llegaron en montonera, marcharon. Un grupo de percusión estuvo por los alrededores amenizando y entreteniendo al personal.
Camino del parking la luna casi llena, estaba especialmente grande y de un color amarillo intenso.
Camino del parking la luna casi llena, estaba especialmente grande y de un color amarillo intenso.
Sobre las 21h nos despedimos de los acantilados y regresamos al B&B. Por el camino paramos a comprar unos cafés para ir con el estómago calentito a la cama, jejeje. Cuando llegamos a la casa y mientras descargábamos las fotos, hicimos una valoración de un día que resultó ¡redondo!
*** final del día 10 ***
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