Día muy esperado por las niñas, les había comentado que si teníamos suerte, encontraríamos una playa con estrellas de mar.
En el desayuno, Sonia nos hizo un zumo de una fruta llamada carambola que nos encantó, muy rico, no lo volvimos a probar en todo el viaje, una lástima.
Habíamos quedado con el taxista a las 8:00 a fuera de la casa, sobre las 8:05 salimos y aún no estaba nuestro taxista, pero si había 2 coches clásicos americanos.
Me acerqué a los coches para verlos de cerca, luego vi a un señor que supuse era uno de los dueños, resultó ser un taxista de La Habana y esos 2 coches 2 taxis.

Intenté que Sonia, pidiera a la casa de al lado si podíamos contactar con Aniel, pero no le gustó mucho la idea, dijo que los taxistas de La Habana no eran de fiar, que nos dejarían botados (tirados) si les salía un viaje mejor que el nuestro.
Según ella, era mejor preguntar en las casas, que allí donde estuviéramos siempre sería mejor reservar con un taxista de la zona. En parte tenía razón, pero después de mi experiencia, cuando preguntas precios de taxi, comida, bebida en las casas,veo que los precios son desorbitados, precio para turistas, cuando por la calle, si consigues encontrar al taxista adecuado o restaurante adecuado, consigues precios mucho mejores o eso nos dio la impresión a nosotros.

De camino a Cayo Jutías, pasamos por un pueblo cuyo nombre nos llamó mucho la atención.
Ese pueblo se llama Pons, igual que el apellido mas común en Menorca. Pons es en Menorca un apellido, como puede ser García o Pérez en la península.
Después de casi 2 horas de camino, en el que hay bastantes tramos en mal estado, llegamos a la playa.
En Cayo Jutías, hay un restaurante llamado El Ranchón en el que comimos bien y a buen precio, pero antes teníamos que encontrar las estrellas de mar.
Cuando llegamos, ya había bastantes familias de cubanos en la playa, cerca del restaurante, muchos con música a tope, su ron, comida etc... Eran bastante escandalosos. Si queréis mas tranquilidad, evitad ir en Sábado o Domingo, esos días, ellos también van a disfrutar de las aguas del cayo.
Nosotros fuimos en Domingo, en el parking había 4 autobuses de Transtur y bastantes coches, la zona de playa mas cerca del aparcamiento, estaba bastante llena, pero si te alejas de allí, tienes bastantes sitios chulos que descubrir.
Según leí en algunos blogs o no sé donde, las estrellas estaban en la parte derecha de la playa, caminando un buen tramo, pasando por los manglares.
Nos fuimos hacía esa parte de la playa, poco a poco nos fuimos alejando de la muchedumbre, pasamos por playitas y manglares, pero nada de estrellas.
Decidimos no seguir mas lejos, nos quedamos en una playita para nosotros solos, hasta la hora de comer.



Algunas familias, prefieren ir a sitios del cayo sin tanta gente y literalmente llegan en choche hasta la arena



Por lo que vimos, dejan bastante basura en los sitios donde quedan a comer y beber(latas de cervezas, bolsas, restos de comida)No vi una cultura de llevarse todo a casa después de la "fiesta".
Se lo comenté al taxista de vuelta a Viñales, me comentó que luego alguien recoge las latas, que luego vende, espero que sea verdad, por que vi algunas cosas que me parecieron una lástima si nadie lo recoge.
Al llegar a Viñales, Ariel y Sonia nos preguntaron que tal el día, a lo que respondimos que muy bien, pero que teníamos una espinita clavada, al no haber encontrado la playa de las estrellas, ellos se sorprendieron y me dijeron, que si había una playa con estrellas, que era muy fácil de ir, del restaurante el Ranchón, mirando hacía el mar, tenías que ir hacía la izquierda.
Vaya, la información que tenía de internet, era que tenía que ir hacía la derecha




En la playa si preguntamos a varias personas, pero nadie supo decirnos, incluso se sorprendieron con la pregunta, no conocían que hubiera una playa con estrellas.
Otros a los que preguntamos, mientras comíamos en El Ranchón, nos dijeron que ahora no era época, que en verano si se acercaban, pero que en invierno se iban lejos y no se veían.


Otra vez, ya tenemos excusa para volver a Cuba




Mañana sería otro día, teníamos que irnos de Viñales con un sabor agridulce, al no poder ver las estrellas, todo lo demás, nos había gustado bastante.