Lunes, 14 de marzo de 2022
Poco se puede decir del regreso de un viaje que tanto tiempo había sido pensado, ansiado y soñado. Es una sensación rara de querer volver sin aún haberte ido. De no ser un adiós sino un hasta luego.
A las 2 de la mañana el taxi del hotel nos lleva hasta el aeropuerto de Lúxor ya que nuestro vuelo sale a las 5:30 con destino a El Cairo donde tomaremos otro ya destino a Madrid.

Control de acceso y equipajes lento y pesado, debe ser que no les sienta muy bien a los egipcios que desde tan temprano les estén tocando la moral que nos abren las mochilas e incluso nos revisan la cartera en busca de a saber que cosa.
Compra de últimos souvenirs (a precio razonable) en la única tienda que hay a esta hora abierta y ponemos rumbo a El Cairo donde vamos la escasa hora de vuelo dormidos. Nuevamente control de acceso lento y engorroso, papeleo vario y por fin accedemos al aeropuerto donde desayunamos, compramos unas cosas y a esperar para embarcar de vuelta.

El viaje de regreso más comodo ya que pillamos los asientos de la salida de emergencia. Nos dan la misma bandeja de comida que en el viaje de ida y entre lectura, jugar con la pantalla del asiento y medio dormir llegamos a Madrid donde llueve y hace frío ¡menuda diferencia!

Y hasta aquí este viaje de 10 días a Tebas (Luxor) a través de sus 100 puertas

