- 6 de septiembre -
Cuando nos ponemos en pie en la habitación sin vistas notamos que nuestro optimismo viajero ha regresado.
y recogemos con ganas el equipaje pensando en la nueva etapa que nos espera y que nos hace mucha ilusión.
Hace unos años habíamos hecho en tren nocturno la etapa Agra-Benarés y me había quedado un vacío apetecible entorno a los nombres de Gwalior, Orchha y Khajuraho. Ahora encontré el momento de llenar este vacío.
Y fué una buena idea.
En 2020, cuando tuvimos que anular el viaje, existía un vuelo Benarés-Khajuraho que hacía muy fácil cubrir la primera parte de esta ruta.
Pero este año, al intentar reservar de nuevo comprobé que ya no existía este vuelo y, al principio, me tambaleó un poco el plan de ruta. Pero, teniendo en cuenta que nos encanta viajar por carretera por paisajes nuevos y que esta parte del viaje iba a ser una mini road trip hasta Delhi, ... ¿ Por qué no empezar la road trip en Benarés ??.
En el foro no encontré gente que lo hubiera hecho porque parecía un tramo demasiado largo. Pero al comentarlo con los chicos de Panipuri enseguida me ofrecieron un coche dispuesto a llevarnos por menos dinero que el avión y de hotel a hotel con lo que ahorras taxis y esperas en el aeropuerto.
Al final hicimos el viaje en 7 horas. Fué una buena decisión.
Pero todavía estamos en Benarés. Estamos en la preciada terraza del Palace on Ganges tomando un ligero y reconfortante desayuno. Estamos contemplando la ya familiar imagen del Assi Gath en su quehacer matutino, cuando un chico del hotel sube a avisarnos de que el taxista nos espera.
Y ahora maletas al pequeño taxi. Tan pequeño que una maleta va a viajar en el techo y la otra de copiloto.
Y dejamos el entrañable Assi Gath con muy buen recuerdo a pesar del parón. Con la sensación de haber encontrado un hueco para nosotros en la mítica y ajetreada Benarés.

Y empezamos ilusionados la ruta hacia la India más rural.
El menudo y callado chofer conduce bien y tranquilo. Sin prisa y sin pausa por las tierras húmedas del valle del Ganges en tiempo de monzones.


Verdes intensos en la tierra, y en el cielo grises nubarrones que se abren de vez en cuando soltando algún corto chaparrón.
Y lo que tanto nos gusta de India. La vida a los lados de la carretera. Los coloridos saris que nos siguen. Los niños uniformados yendo y viniendo de la escuela. Los pequeños pueblos con las hileras de tiendas exponiendo sus mercancías junto a la carretera ... Y por fin las vacas !!!. Las sabias y sagradas vacas indias ocupando campos, arcenes y carreteras.
Creo que cambiamos de estado dos veces y en cada una había que parar para ir a pagar unas tasas de entrada y salida en unas rudimentarias oficinas.
El chofer hacía bien su trabajo. Nosotros estirábamos las piernas. Con su mínimo inglés nos preguntaba si necesitábamos algo o si queríamos parar. Como le decíamos que no hacia falta y él era un resistente, conducía incansable y yo veía en el mapa como la distancia que nos separaba de Khajuraho se iba reduciendo más rápido de lo esperado.
Las carreteras en buen estado. A veces de 4 carriles.
Cerca ya de Khajuraho fué curioso cruzar por el interior del Parque Natural de PANNA, una de las reservas de tigres de India. La carretera estrecha y adaptada al terreno cruza por el interior de la reserva entre bosques frondosos donde se supone que vive el felino. No vimos ninguno pero se respiraba un ambiente salvaje muy auténtico y algo inquietante.
A las 3 de la tarde el sonriente conductor sin nombre aparca el coche en Khajuraho, a la puerta del hotel. Y nos confesó feliz que ahora regresaba a su casa en Benarés. Buen trabajo !!!.
Nosotros nos instalamos en nuestra nueva casa
- HOTEL HARMONY -
El hotel tranquilo en la calle principal, con una gran y cómoda habitación sobre el patio interior, con un restaurante dispuesto a servirte lo que les pidas a cualquier hora del día y con un personal muy amable y comunicativo. Relación calidad precio excelente.


Nos instalamos, comemos y escuchamos caer el chubasco del día.
Y ya con ganas salimos a pisar las calles de
- KHAJURAHO -
El pueblo grande que tiene el privilegio de albergar una de las mayores y mejores colecciones de esculturas del mundo.
Esculturas que, según nos contó Hanirvan en Calcuta, estuvieron a punto de desaparecer por el puritanismo radical de Gandhi que las consideraba demasiado obscenas. Y parece que fué una carta firmada por Tagore y otros intelectuales bengalís que consiguió detener la masacre.
Realmente el espectáculo de los Templos de Khajuraho es una visita estrella.
Hoy nos toca conocer las calles del privilegiado pueblo. Pueblo rural, sencillo, un poco aturdido por el patrimonio que debe gestionar.



Las mojadas calles de Khajuraho estan llenas de vida, llenas de vacas y de cazaturistas


Las motos nos pitan y los tuc tucs nos ofrecen sus servicios. Se hace difícil andar solo por la calle. Por lo visto les recordamos tiempos pasados cuando los turistas occidentales llenaban todos los días las calles del pueblo. Ahora somos una rara excepción.
Llegamos hasta el gran estanque lleno de nenúfares.


Contemplamos los viejos edificios cubiertos de humedades y nos acercamos poco a poco al Gran Templo de SHIVA.
- MATANGESHVARA TEMPLE -
El único templo de Khajuraho que aún se utiliza para el culto. Construido en el año 900 en honor al dios Shiva, contiene en su interior un gran lingam de 2,5 metros de altura que cada día recibe el entusiasmado fervor de los fieles seguidores de Shiva.


Andamos siguiendo a la gente. Junto a la cerca metálica que cierra el espacio de los templos de pago. Andamos hasta las escaleras empinadas que conducen al interior del templo.
Contemplamos la evocadora silueta en el húmedo atardecer. En el más puro estilo de templo hindú ( de Tamil Nadu, de Angkor, de Prambanan ).


Rodeamos la esbelta pirámide de piedra mientras la luz del día se vuelve muy débil. Y charlamos con los jóvenes ociosos que quieren practicar idiomas y que, curiosamente, todos tienen una tienda para visitar. Y esperamos tranquilamente la hora de la PUJA.



A las 7 en punto se percibe una ligera agitación entre la gente. Y ya nos apretujamos todos alrededor del robusto lingam. Y ya suenan insistentes las campanilles, las palmas y los rezos y cánticos fervorosos en honor del Gran Shiva.
Una ceremonia sencilla pero muy auténtica y cargada de verdad que nos ayuda a sentirnos muy bien en Khajuraho.
Y volvemos despacio al hotel compartiendo la calle con las vacas noctámbulas.
Cena ligera en el solitario restaurante y buen descanso escuchando la lluvia monzónica caer sobre Khajuraho.