- 5 de septiembre -
Descansamos hasta las 8 de la mañana sin que los cánticos y las campanillas del aarti del amanecer que escuchamos desde la habitación nos motiven a levantarnos de la cama. Posiblemente ya estemos un poco tocados ...
El solitario desayuno en la terraza frente al Ganges es perfecto. Contemplamos durante un rato la sinfonía de grises en un ambiente muy cálido, húmedo y pesado. Parece que se hace difícil respirar.

Teníamos la idea de pasar la mañana caminando los gaths junto al río. Pero ayer ya nos dimos cuenta de que esto en época de monzones es del todo imposible. Las aguas del Ganges cubren gran parte de los gaths. Y como andar por las calles interiores no nos apetecía nada, pasamos a la segunda opción.
A mitad del corto camino del hotel al rio ya teníamos al moreno barquero ofreciendo lo que buscábamos : Dos horas de tranquila navegación por el Ganges. Hasta el puente nuevo y volver. Con todo el tiempo necesario para fotos y relax. Pagamos 2500 rupias y una pequeña propina.



Y nos acomodamos en el barco, nosotros dos y los dos solícitos acompañantes que nos iban recitando el nombre de cada uno de los gaths de Benarés y haciéndonos montones de fotos con mucha paciencia.
Fueron dos horas muy intensas y relajantes a la vez.



Tuvimos el tiempo suficiente para captar muchos detalles de los rincones que en el anterior viaje se nos escaparon y ahora grabarlos en la memoria.
Y tuvimos tiempo para sacar una enorme colección de fotos pese a que la luz no era muy buena.



Y pudimos observar la cotidianeidad de las orillas del Ganges que nos parecieron tranquilas y próximas. Mucho más civilizadas, menos salvajes de como las recordábamos.
Aunque, sin duda, su belleza plástica sigue siendo totalmente única.



Llegamos hasta el gran puente de hierro por donde cruzan el Ganges tanto el tren como la ininterrumpida hilera de vehículos.
Allí, pasado el puente, en 2019 un nuevo gath nació en Benarés. En el punto más alejado del Assi Gath, en una zona que había sido muy desolada, pobre y poco visitada, nació el
- NAMO GATH -
El " namasté ", la moderna escultura de las manos juntas y los cuidados jardines de alrededor ofrecen un espacio con un ambiente de modernidad que gusta mucho a los nuevos habitantes de Benarés.


Y volvimos a contemplar perfectas imágenes y entrañables rincones de la orilla que ya se han convertido en nuestros favoritos.


Y volvimos al punto de partida navegando por las aguas abundosas del rio.


En el Assi Gath, fuera de la barca, el bochorno es casi inrrespirable.
A medio gas decidimos coger un tuc tuc para echar un vistazo al corazón de Benarés
- DASHASHWAMEDH GATH -
Un pequeño paseo para refrescar las imágenes guardadas en la memoria de la zona más bulliciosa de Benarés..
Y realmente nos encontramos una Benarés mucho más pulcra y ordenada dentro de su propio caos. Y sin ninguna vaca ocupando las calles !!!.



Los edificios rosados de la calle que lleva al rio, limpios y relucientes. Muy pocos sadhus y muchos indios de vacaciones. Las tiendas muy bien surtidas y tentadoras. Aunque todavía encontramos la pequeña tienda de juguetes de madera que descubrimos en el anterior viaje.
Llegamos a sentarnos un rato en las escaleras del Gath.
Compartimos muchas fotos con indios risueños y nos bebimos muchas botellas de agua ...


Pero algo no iba bien y volvemos al hotel sin fuerzas para seguir.
Y el resto de nuestra estancia en Benarés quedó reducida al pequeño espacio de nuestra habitación cerca del Ganges.
Larga tarde de descanso, de tés con limón y algún paracetamol.
Larga tarde dejando pasar el tiempo e imaginando el Ganges tan cerca y tan lejos a la vez.
Larga tarde escuchando otra vez los sonidos del Aarti y poniéndoles las conocidas imágenes de ayer.
Larga tarde en la habitación sin vistas escuchando truenos y fuertes chubascos que aliviaron un poco la pesadez del ambiente.
Larga tarde de incertidumbres y de evitar pensar en mañana.
Pero la tarde acabó y llegó la noche y todo se fué poniendo en orden.
Y escuchando el Aarti del amanecer ya estábamos seguros de haber superado la prueba.
Y así fué nuestra segunda visita a Benarés. Sin grandes emociones pero con una buena colección de imágenes y un largo y, seguramente, necesario descanso.