Cuevas Dambulla y templo de oro, Mathale Hindu Templo y Kandy ✏️ Diarios de Viajes de Sri Lanka

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Como el día anterior habíamos ido con tantas prisas y estrés, y queríamos aprovechar el último día con conductor al máximo, le dijimos a Pradeep que nos recogiera antes. Todos los días nos recogía a las 9h y nos insistió en recogernos a las 9h, pero nos negamos y le dijimos que antes.... Sólo rascamos media hora y finalmente nos recogió a las 8.30h, pero por lo menos algo de tiempo ganamos y fue un día mucho más productivo de lo que pensábamos!!

La primera parada del día fue las cuevas y templo Dambulla (4.000 rps). Es una visita que se puede hacer en aproximadamente 1 hora y nos gustó mucho.

Luego pusimos rumbo a Kandy y por el camino paramos en el templo hindú Matale (1.000 rps). Era el primer templo hindú que veíamos y la verdad es que es de lo más llamativo... nos gustó mucho ver algo tan distinto y por el precio merece mucho la pena!!

De vuelta al coche, Pradeep paró en un puesto de la carretera para comprar una fruta de lo más curiosa (durian) que huele increíblemente mal (en muchos países la han prohibido llevar en transporte público por el olor y es que es normal, el olor era insoportable) y que quería llevar a sus padres que vivían en Kandy. Como paramos, quisimos probarla también nosotros, pero no nos entusiasmó (la textura es un poco desagradable) y Pradeep nos pidió por el durian 1.000 rps (casi 3€!!!!). Sinceramente, creemos que no pagamos un durian sino que pagamos todos los durians que compró “Pradera” para su familia.... Nos cuesta mucho pensar que un solo durian (en un puesto de carretera) pueda costar casi 3€, pero como fuera de Kandy ya no vimos más puestos... nos quedamos con ganas de preguntar en otro por el precio y con la duda de si una vez más “Pradera” nos había “timado” o no...

Tras la compra de los durians, ahora ya sí que sí pusimos rumbo a Kandy y llegamos muy pronto, y como Pradera llevaba durians en la bolsa, el coche olía fatal, pero nos lo tomamos con humor, porque es curioso que esa fruta huela literalmente a basura en el contenedor. Directos al hotel en el que pasaríamos esa noche que, por cierto, muy probablemente el mejor hotel del viaje. Apuntad el nombre porque merece la pena: The SkyDeck Kandy. Es un hotel precioso en una de las colinas con unas vistas espectaculares a Kandy, con unas habitaciones y baños super modernos (la ducha tenía una cristalera impresionante a Kandy, de verdad que increíble) y limpios y una terraza espectacular. Además, como habían cancelado ese día una habitación de categoría superior, el dueño del hotel nos pasó a esa habitación sin coste alguno. No podíamos estar mejor!!!

Dejamos las cosas en la habitación y como era la hora de comer y teníamos “contratado” a Pradeep ese día también, le pedimos que nos llevara a comer algo y luego al jardín botánico Peradeniya y que ahí ya nos dejara y no hacía falta que nos viniera a buscar (no estaba por la labor, la verdad que se notaba que como ya estaba en su ciudad quería perdernos de vista cuanto antes y la verdad es que nosotros a él también jejeje).

Total que nos llevó a un hotelazo al lado de los jardines super pichi que pensábamos que nos iban a clavar un ojo de la cara por una comida típica buffet. La verdad es que ya estábamos muy hartos de siempre comer lo mismo en los típicos buffets y no poder elegir algo más a nuestro aire. Además, ese buffet no nos gustó especialmente porque sólo había cosas picantes.... Era gracioso porque “Pradera” elegía los sitios y nos llevaba directamente sin preguntarnos siquiera qué nos apetecía comer o si teníamos hambre o queríamos algo rápido... y allí en los restaurantes una vez que estábamos sentados y con el dueño delante nos preguntaba que si estábamos happy con el sitio... como para decirle que no cuando ya estás en el local y sentado... en fin, que esas cosas no nos gustaron nada de Pradeep y es una de las razones principales por las que no lo recomendaríamos.

La comida, aunque bastante floja porque no había muchas opciones y todas picaban demasiado, no resultó tan cara como esperábamos y fueron unas 6.000 rps. los dos buffets con una cerveza grande que compartimos y un agua. No recordamos el nombre del sitio, pero como no nos gustó y no lo recomendaríamos, pues ni siquiera nos hemos molestado en buscarlo...

Tras la comida, Pradera nos llevó a los jardines y ahí nos despedimos de él. La despedida fue de lo más fría, pero es que él insistió en que le escribiéramos desde Nuwara Eliya para seguir el viaje con él que nos iba a llevar a un orfanato de elefantes y no se qué....(además como sólo teníamos los billetes de tren de ida y no de vuelta, nos dijo que nos podía conseguir los billetes por 3000!!! Rps, pero le dijimos que no hacía falta y él nos insistió de una forma un tanto alterada y la verdad que demasiado incómoda). Pero nosotros teníamos claro que lo queríamos perder de vista cuanto antes porque no nos habían gustado muchas cosas y por fin empezaba nuestro viaje de mochileros más real!!

Total que a pesar de todo no quisimos quedar mal y con eso de que las tips son típicas, pues le dimos una propina de 5.000 rps. que, sinceramente, ahora (viendo todo el viaje en perspectiva y teniendo en cuenta sus servicios y sus comportamientos) dudamos bastante en si le dejaríamos la misma propina o nada....

Ya libres de nuestro “Pradera” compramos los tickets para el jardín botánico (6.000 rps) y nos decidimos a pasear un ratito tranquilamente por los jardines que habíamos leído que eran muy bonitos y la verdad es que sí, son muy bonitos y muy grandes. Puedes perderte en ellos todo el tiempo que quieras. Ahí tuvimos la primera tormenta del viaje (habíamos estado 4 días enteros sin lluvia!!!), pero fueron apenas 10 minutos y nos resguardamos bajo un árbol enorme así que no hubo ningún problemas. También en los jardines vivimos nuestra primera experiencia con los niños de colegio, había muchos grupos de niños con los uniformes y todos nos saludaban con una sonrisa y los más valientes nos pedían una foto con ellos. Fue muy curioso que pidieran fotos como si fuéramos famosos. No sé cuantísimas fotos nos llegamos a hacer, pero llegó un momento que fue incluso agobiante y tuvimos que intentar huir jejej. También fue nuestra primera mala experiencia con los monos, porque mi novio que tenía la cámara en la mochila, fue a sacarla a hacer unas fotos y un mono fue directo hacia él con cara de pocos amigos (imagino que sería por el hecho de abrir la mochila, ya que piensan que les vas a dar comida), pero un paisano que estaba por ahí, logró ahuyentarlo.

Tras un par de horas de visitas y como todavía era pronto, decidimos poner rumbo al Templo del diente de Buda. A la salida, negociamos el precio con un tuk tuk (nuestro primer tuk tuk, qué ilusión!!!) y conseguimos el precio de 500 rps. hasta el templo. Por el trayecto el conductor fue majísimo y no paró de darnos conversación (igualico que nuestro “Pradera” jiji) y nos insistió en que aún era pronto y que nos podía llevar antes al Templo del Buda Gigante de Kandy (en lo alto de la montaña) y luego nos acercaba al Templo del Diente e insistió en que llegaríamos a mejor hora al templo del diente porque veríamos la ceremonia. Nos cayó tan bien, que aceptamos su consejo y nos llevó primero al Templo del Buda Gigante (600 rps) que nos gustó mucho porque lo visitamos solos y las vistas eran muy bonitas. Así nos hicimos una idea del tamaño de la ciudad. Además, el hombre que estaba en la taquilla hablaba un poquito español y no pudo ser más simpático y amable.

Luego nuestro conductor de tuk tuk nos llevó al Templo del diente y como estábamos tan contentos por haber visto el Templo del Buda Gigante, decidimos darle 800 rps en vez de las 500 rps acordadas inicialmente. Además, como nos pareció tan majo, acordamos que al día siguiente nos recogiera en el hotel para hacer un tour de unas 2 horas por la ciudad y nos dejase en la estación de tren para nuestro próximo destino.

Entramos al Templo del diente (4.000 rps) y la verdad que fue muy agobiante. Como había ceremonia, había muchísima gente (tanto turistas como ceilandesas) y hacía mucho calor, por lo que, aunque es bonito y tiene mucha historia, no fue una visita muy agradable.
Cuando salimos ya había anochecido y paseamos un poco por la ciudad, pero la verdad es que no estaba iluminada y todas las tiendas cerradas, nos pareció un poco triste ver la ciudad así... como sin vida y eran apenas las 19.30- 20h. Como no teníamos nada más hacer, decidimos ir a cenar a un sitio muy local que me había recomendado un amigo desde España: Balaji dosai (muy cerca del Templo del Diente) y que estaba a rebosar de gente también, pero pedimos y conseguimos una mesa en la terraza de arriba. Pedimos un par de dosas con cheese y onion y un par de zumos naturales porque no tenían cervezas. La comida estaba rica y por fin era algo distinto a todos los buffets típicos que nos tenía acostumbrados “Pradera”, pero la verdad es que para mi gusto las salsas picaban mucho y comer la dosa sin salsa no tiene mucha gracia... así que tampoco nos encantó. El precio fue de 3.150 rps.

Tras la cena, nos quedamos con ganas de probar un postre porque habíamos leído que Kandy era muy famoso por sus pasteles así que fuimos al local de enfrente, un café moderno y europeizado (tanto el estilo de la decoración como los precios) y cogimos un “rock brownie” (una especie de brownie con dulce de leche y caramelo que tenía una pinta muy muy buena) que nos costó 750 rps. Sin duda fue el dulce más rico que probamos en todo el viaje!!!!! Además, nos lo llevamos al hotel y lo disfrutamos en nuestra terraza enorme con vistas a una Kandy iluminada. Fue un momento muy tranquilo y especial, disfrutando del hotelazo que teníamos y que no olvidaremos nunca.

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