El Despertar del Aventurero (y su Vejiga)
¡Buenos días, Glacier! Hoy nos espera un "paseo" de solo 10 km. Vamos, lo que para nosotros ya es como ir al supermercado de la esquina.
A las 5:30 de la mañana, mi vejiga decide que es hora de una aventura en la penumbra. Me levanto, no sin antes echar un vistazo al lago por si hay algún alce dándose un baño de luna. Nada de alces, pero la luna llena está tan brillante que casi necesito gafas de sol.
Aunque intento volver a dormir, mi cerebro ya está en modo "¡Aventura!". Así que a las 9:30, tras un desayuno digno de reyes (si los reyes comieran galletas desmenuzadas y café instantáneo), nos ponemos en marcha hacia Mokowanis Lake Camp.
A las 5:30 de la mañana, mi vejiga decide que es hora de una aventura en la penumbra. Me levanto, no sin antes echar un vistazo al lago por si hay algún alce dándose un baño de luna. Nada de alces, pero la luna llena está tan brillante que casi necesito gafas de sol.

Aunque intento volver a dormir, mi cerebro ya está en modo "¡Aventura!". Así que a las 9:30, tras un desayuno digno de reyes (si los reyes comieran galletas desmenuzadas y café instantáneo), nos ponemos en marcha hacia Mokowanis Lake Camp.
El Sendero del Aburrimiento (y los Regalitos de Oso)
El camino... bueno, digamos que no va a ganar el premio al sendero más emocionante del año. La mayor parte del tiempo estamos metidos en un bosque más denso que el pelo de un oso, con un camino que parece que la vegetación se lo quiere comer. Eso sí, las vistas ocasionales son como para quedarse boquiabierto.
Ah, y hablando de osos... ¡Madre mía, la de "regalitos" que nos han dejado al principio del camino! Creo que hemos visto más pilas de excremento de oso que árboles. Es como si hubieran organizado un concurso de "Quién deja el mojón más grande".
Paramos en varios campamentos de mochileros por el camino. El de Glenns Lake Foot, meh, pasable. Pero el de Glenns Lake Head... ¡Guau! Con el Pyramid Peak de fondo, parece sacado de una postal. Lástima que los mosquitos hayan decidido celebrar allí su convención anual.
Vistas desde Glenns Lake Head, con Pyramid Peak (centro) Mt. Kipp (izquierda) y Cathedral Peak (derecha)
Llegamos al cruce hacia nuestro campamento y más adelante cruzamos un "puente" sobre Pyramid Creek.
Y entonces, ¡boom! Mokowanis Lake aparece ante nosotros como si alguien hubiera derramado un bote gigante de pintura azul brillante a los pies del Pyramid Peak. Con Stoney Indian Peaks y el Mt. Cleveland (el pico más alto del parque, nada menos) asomando a lo lejos, casi me da un ataque de belleza paisajística.
Mokowanis Lake con Pyramid Peak a la izquierda y al fondo Stoney Indian Peak y Mt. Cleveland a la derecha con sus 3190 metros
Montamos la tienda en una parcela que parece el paraíso de los mosquitos y nos vamos a comer algo mientras jugamos a "Quién aguanta más sin rascarse".
Los que parece como lucecitas en el árbol en realidad es un enjambre de mosquitos con los que tuvimos que lidiar en la zona

Ah, y hablando de osos... ¡Madre mía, la de "regalitos" que nos han dejado al principio del camino! Creo que hemos visto más pilas de excremento de oso que árboles. Es como si hubieran organizado un concurso de "Quién deja el mojón más grande".
Paramos en varios campamentos de mochileros por el camino. El de Glenns Lake Foot, meh, pasable. Pero el de Glenns Lake Head... ¡Guau! Con el Pyramid Peak de fondo, parece sacado de una postal. Lástima que los mosquitos hayan decidido celebrar allí su convención anual.

Llegamos al cruce hacia nuestro campamento y más adelante cruzamos un "puente" sobre Pyramid Creek.

Y entonces, ¡boom! Mokowanis Lake aparece ante nosotros como si alguien hubiera derramado un bote gigante de pintura azul brillante a los pies del Pyramid Peak. Con Stoney Indian Peaks y el Mt. Cleveland (el pico más alto del parque, nada menos) asomando a lo lejos, casi me da un ataque de belleza paisajística.

Montamos la tienda en una parcela que parece el paraíso de los mosquitos y nos vamos a comer algo mientras jugamos a "Quién aguanta más sin rascarse".

La Búsqueda del Lago Perdido (y Casi Nos Perdemos Nosotros)
A las 15:30, como masoquistas que somos, decidimos buscar Margaret Lake. Spoiler: no hay camino oficial. Nos adentramos en la maleza como exploradores del siglo XIX, spray antiosos en mano y gritando como si fuéramos a un concierto de heavy metal.
De repente, ¡zas! Una cascada doble aparece ante nosotros tan impresionante que casi se nos cae la mandíbula al suelo. Seguimos buscando un camino subiendo por un cauce medio seco hasta que... ¡pum! Me pego un resbalón digno de los mejores vídeos de YouTube. Decidimos que quizás no es el mejor día para convertirnos en cabras montesas y volvemos al campamento.
Cascada doble. En lo alto de la cascada debe estar Margaret Lake. Volviendo por el “camino”
Ya de vuelta, nos damos un chapuzón en el lago (porque claramente no teníamos suficientes picaduras de mosquito) y nos refugiamos en la tienda a "dormitar" (léase: rascarnos como locos).

De repente, ¡zas! Una cascada doble aparece ante nosotros tan impresionante que casi se nos cae la mandíbula al suelo. Seguimos buscando un camino subiendo por un cauce medio seco hasta que... ¡pum! Me pego un resbalón digno de los mejores vídeos de YouTube. Decidimos que quizás no es el mejor día para convertirnos en cabras montesas y volvemos al campamento.



Ya de vuelta, nos damos un chapuzón en el lago (porque claramente no teníamos suficientes picaduras de mosquito) y nos refugiamos en la tienda a "dormitar" (léase: rascarnos como locos).
La Cena con Sorpresa Ursina
Para cenar, sorpresa: ¡tenemos vecinos! Una pareja que nos cuenta, tan tranquila, que un oso negro ha pasado a 10 metros de ellos mientras cenaban. ¡Como quien ve pasar un perro grande! Claro, resulta que el tipo ha trabajado en el parque durante años y la parienta es nativa de la zona de Yellowstone. Para ellos, un oso negro es como para nosotros una ardilla en el parque.
Y así, con la adrenalina por las nubes (¿será por el oso o por las 5000 picaduras de mosquito?), nos vamos a dormir. Mañana nos esperan dos puertos de montaña. ¡Que los dioses del senderismo nos acompañen!
Y así, con la adrenalina por las nubes (¿será por el oso o por las 5000 picaduras de mosquito?), nos vamos a dormir. Mañana nos esperan dos puertos de montaña. ¡Que los dioses del senderismo nos acompañen!