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ASPECTOS LOGÍSTICOS PARA VIAJAR POR EL ÁFRICA AUSTRAL

ASPECTOS LOGÍSTICOS PARA VIAJAR POR EL ÁFRICA AUSTRAL ✏️ Diarios de Viajes de Africa Sur Africa Sur

VISADOS, PASAPORTE Y CARNÉ DE CONDUCIR.- Es Zimbabue el país de nuestro recorrido que, desde hace años, exige visado a los españoles (y a casi todos los demás países). Lo más fácil es hacerlo a nuestra llegada en las ventanillas de la aduana (de...
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VISADOS, PASAPORTE Y CARNÉ DE CONDUCIR.- Es Zimbabue el país de nuestro recorrido que, desde hace años, exige visado a los españoles (y a casi todos los demás países). Lo más fácil es hacerlo a nuestra llegada en las ventanillas de la aduana (de todos modos, se pierde un tiempo precioso en la frontera, porque hay unas colas tremendas). Para ello solo hace falta nuestro pasaporte (con 6 meses de vida y páginas en blanco). Allí mismo pagaremos las tasas (en efectivo, mejor importe exacto y en dólares americanos, que el funcionario pedirá que sean nuevos, pero al final, para no parar la cola, tomará casi cualquier billete). Serán 30 USD por persona por un visado único con entrada y salida por la misma localidad o de 50 USD si salimos por localidad distinta. Ambos por un máximo de 30 días.

Ni Sudáfrica, ni Botswana ni Zambia, exigen visado a los españoles y tan solo tendremos que pasar por inmigración con nuestro pasaporte para que nos sellen la entrada sin pago de tasa alguna. Además, en estos 3 países podemos entrar y salir varias veces (en 30 días) y por cualquier aduana.

Namibia es otro cantar. Hasta el 1 de abril aplicaba idéntica política migratoria que los 3 anteriores, pero desde esa fecha han querido ganar divisas a costa de los turistas (principalmente europeos y americanos) y obligan a una visa de hasta 30 días entrando y saliendo por cualquier frontera y previo pago de 1.600 dólares namibios (unos 80€ en nuestro caso, según el cambio vigente). Es conveniente hacerlo online (rápido y seguro) antes de volar, pues así ganaremos tiempo en la tediosa y poco eficiente aduana namibia. Nos llegará por correo electrónico un documento informativo y de petición, otro de pago y, por último, el visado, el cual deberemos imprimir (varias copias) y llevar para entregar, junto al pasaporte, en la aduana.

Como yo empecé a reservar vuelos y hoteles en enero, “me pilló” la tasa namibia, pues entramos allí el 20 de abril. También es mala suerte, porque además no es un visado barato.

En cuanto al carné de conducir, y al estar el nuestro en castellano, es necesario llevar el «internacional». Y si queremos alquilar un coche y pasar alguna frontera, tendremos que pedir a nuestra compañía (y pagar por ello) y con al menos 15 días de antelación (yo lo hice a 45 días vista), las diferentes autorizaciones para cada país (deben ir especificados todos los países por donde queremos circular).

En nuestro caso, alquilamos con Firefly-Hertz en el aeropuerto de JNB Tambo (Sudáfrica), por lo que nos entregaron sendas autorizaciones para Namibia y Botswana (a Zambia y Zimbabwe no solo no es recomendable pasar el coche, sino que el coste por hacerlo es muy elevado). Hertz nos cobró 2.000 rands (unos 93€ el día del pago) por el pase a ambos países y retorno a Sudáfrica.

Además, en cada aduana, nos cobrarán una tasa local para poder circular por el país (en Namibia fueron casi 400 ND, unos 20€ y en Botswana, una cantidad similar), justificante que deberemos llevar junto a la documentación del coche hasta que salgamos de cada país.

DINERO.- En Sudáfrica se utiliza el RAND (abreviado ZAR), con un cambio en aquellas fechas de unos 21 ZAR por euro, pero eso es pagando con tarjeta (cambio oficial) ya que al llegar a Tambo, deberemos morir en cualquier de las oficinas de cambio del aeropuerto, donde dan un buen bocado al cambio oficial, rebajando el real a solo 18 ZAR y pico por euro, así que lo mejor es pagar todo con tarjeta (gasolinas, hoteles, restaurantes, supermercados…) y cambiar lo mínimo para los gastos menores como propinas o peajes (importante: las autopistas no son caras pero solo se pagan en efectivo; para pagar estos peajes, hasta la frontera con Namibia sobrará con 200 ZAR y algo menos desde la de Botswana a JNB al regreso).

La moneda namibia es el dólar namibio (ND), con un cambio idéntico al rand sudafricano. Como no es nada fácil cambiar en la frontera, lo mejor es seguir utilizando los rands sobrantes en el primer día de Namibia para esos gastos menores (incluida la tasa de circulación del coche, pues admiten rands; las tasas del visado ya están pagadas desde España) y continuar pagando lo importante con tarjetas. Si bien el rand se puede utilizar en Namibia, el dólar namibio no es admitido en Sudáfrica. En nuestro caso no pudimos cambiar euros por ND hasta el tercer día en Luderitz (en un banco), pues no vimos casas de cambio (al menos abiertas) y otros cambios (gasolineras, comercios…) eran leoninos.

La moneda de Botswana es la PULA (1€ eran unas 14 pulas) y, al igual que en Namibia, no pudimos cambiar hasta el ¡cuarto día!, pues oficinas de cambio sí había, pero una estaba cerrada, otra no abrió a la hora indicada y en otras dos… ¡no tuvieron pulas en dos días seguidos! (digo yo, ¿para qué existen estas oficinas si nunca tienen la moneda del país?). Nos apañamos pagando con tarjetas o con algunos dólares “pequeños” que es conveniente traer desde España.

Si vamos a las cataratas Victoria, seguro que pasaremos a Zimbabwe, pues es el “lado” más extenso y donde mejor se ven. Este es un país “dolarizado”, es decir, todos los precios están en USD y solo se manejan estos dólares americanos (aprovechad para “colar” aquellos billetes viejos, feos o marcados, pues se lo tragan todo). Tuvieron una moneda, pero una extra-hiper-super-inflación de muchos ceros eliminó el “dólar zimbabuense” y luego (2024) hubo otro intento de implantar una nueva moneda (el ZIG), pero que duró lo que un helado al sol de agosto. Es posible adquirir unos impecables billetes de varios cientos de billones de ZIG como recuerdo (si son auténticos, se pueden pagar 100 pulas o 2-3 USD, por un lote de 4 o 5 de estos billetes).

Y si os decidís pasar a Zambia (merece la pena ver el otro lado de las Victoria y hacer una noche en Livingstone) allí os cambiarán vuestos euros o USD a KWACHAS (1€ son unos 30 kwachas).

Por último, en nuestro caso, al hacer escala con Ethiopian Airlines en Addis Abeba (aunque solo fueron 3 horas y por tanto no salimos del aeropuerto) nos hicimos con algunos billetes de la moneda local, el BIRR (no valen chistes fáciles: birrias), dándonos unos 150 birr por cada USD.

Solo encontraremos monedas metálicas en Sudáfrica, Namibia, Botswana y alguna en Zambia.
En la próxima etapa podemos ver fotos de algunos billetes

NIVEL DE VIDA.- En Sudáfrica ya estuvimos en 2016 (JNB, el PN Kruger, la costa sur y Ciudad del Cabo) y entonces el nivel de vida era algo mejor que ahora. Dicen las estadísticas que España tiene un PIB per cápita de 32.500€ frente a poco menos de 6.000€ en Sudáfrica (SMI en España de 1.381€ frente a 234€ en Sudáfrica).
Pero, como siempre, hay personas que ganan bastante más de lo oficial (aunque no pasan de los 600€ al mes en el mejor de los casos), especialmente el sector turístico, pues las propinas son obligadas (un 10% o en el caso de las gasolineras, como te atenderán hasta 4 chicos -el que echa combustible, el que limpia el cristal de delante, el del cristal de detrás y el que mira la presión de las ruedas- pueden repartirse un billete de 20 ZAR entre todos). Aun así, un litro de leche, el pan o la fruta básica cuestan en los supermercados como en España (hay muchos centros comerciales muy nuevos y bien surtidos) y la gasolina está a 21 ZAR el litro. Un restaurante turístico (2 personas, carne o pescado, cerveza y postre) costará entre 400 y 600 ZAR (lujos aparte). Un hotel de 2/3 estrellas (con baño privado y desayuno) oscilará entre los 500 y los 800 ZAR la doble por noche.

En Namibia los precios son similares, pero con el agravante de que el PIB per cápita es solo de 4.220€ al año. Aquí hay cadenas “locales” de hamburgueserías (“Hungry Lion”, por ejemplo) donde un menú típico (hamburguesa doble, patatas y refresco) nos costará menos de 100 ND por persona.

En Botswana el PIB per cápita sube a 7.200€ anuales, pero el SMI desciende, inexplicablemente, hasta menos de 150€ al mes. La gasolina rozando las 14 pulas.

En Zambia la cosa es peor, pues el PIB per cápita es solo de 1.230€ anuales y la gasolina está a 27 kwachas, mientras que en Zimbabwe ese PIB per cápita roza los 2.000€ al año.

En todo caso, en estos países (excepto en Sudáfrica) abundan los poblados de chozas de cañas y paja, o lo que es peor, de chapa y cartón, donde no suele haber agua ni electricidad y donde se palpa la necesidad más extrema, mientras nosotros, los guiris conductores de todoterrenos, pasamos veloces levantando polvaredas, pensando en la piscina del hotel y en la cena que nos vamos a dar.

SEGUROS DE VIAJE.- Viajar fuera de Europa (e incluso a algunos países europeos) sin un seguro complementario de viaje, es una temeridad, y no solo porque la sanidad en el país de destino sea mala o un desastre, sino porque, según la póliza contratada, tendremos aseguradas también las contingencias de anulación de viaje, repatriación o regreso anticipado, así como otras relacionadas con robo o pérdida de equipaje, responsabilidad civil, etc…

Desde hace unos diez años, nosotros venimos contratando con IATI, que tiene un teléfono 24 horas en español (y a cobro revertido), no exige anticipar cantidad alguna en destino y tiene tarifas muy competitivas. El viaje estaba previsto para 24 días, y así la póliza estándar de IATI (500.000€ en gastos) para esos días en ámbito “mundo” y con gastos de anulación, nos costó (con el famoso descuento del 5%) 251€ los dos, una cantidad importante a priori, pero que, en el contexto de un viaje que cuesta varios miles de euros, no deja de ser una partida muy asumible.

Además, también contratamos un seguro anual para afrontar los posibles daños al vehículo. Funciona así: se contrata este seguro por un año en la web de “cover4rentals.com” (está en inglés). Este año hemos pagado 66€ con ámbito “mundial” y clase “oro” (son mejores coberturas: ver en la web). No hay límite de alquileres al año, pero cada alquiler no puede ser superior a 31 días, los vehículos deben tener menos de 10 años, un valor inferior a 65.000€ y no se admiten autocaravanas ni 4x4. Es obligatorio que en el contrato de cada alquiler vaya el nombre del titular del contrato de fianzas (de 25 a 84 años y residente en la UE; además, se pueden poner hasta otros 5 conductores adicionales). Cubren hasta 10.000€ de daños (las fianzas de las empresas de alquiler normalmente son de 1.000 a 4.000€, según países y modelos), incluyendo cristales, bajos, techo, etc… Nosotros llevamos contratándolo desde 9 años o así, y solo lo hemos usamos una vez (nos dieron un golpe por detrás estando estacionados; hubo que aportar denuncia policial, atestado, fotos, factura de la Hertz…), respondiéndonos positivamente y reintegrándonos el dinero que cobró la Hertz. De esta forma evitar contratar el seguro a todo riesgo en cada alquiler porque ya “lo llevas” para todo el año. Es muy interesante.

ROPA Y CALZADO.- Viajaríamos en los meses de abril y mayo, que son el otoño austral y, además, al hacer escala en Etiopía, podemos decir que tendríamos un único ámbito climático, con días soleados y calurosos y noches frescas, todo ello sin previsión importante de lluvias.
Ello permitió que viajásemos, cada uno, con una maleta mediana (unos 60 litros) y una mochila igualmente mediana, ya que la ropa sería de manga corta (más alguna camisa ligera por los mosquitos) y bermudas combinando con pantalones largos de trekking. Unas buenas zapatillas (gore-tex) y unos zapatos cómodos para descansar de las primeras en las ciudades grandes. Un polar de bajo peso (que al final usamos alguna noche), chubasqueros/cortavientos de calidad y dos “bolsas de basura” de colorines y amorfas, para visitar las Victoria (de esas que también tapan la mochila y te dan una pinta de lo más innoble) con sus correspondientes chanclas y un par de toallas de microfibra (para secarnos en las cataratas y porque nunca se sabe lo que te vas a encontrar en alguno de esos hotelitos de dios…). No olvidemos las prendas necesarias para protegernos del sol en la cabeza y un pañuelo para evitar el polvo del camino. Para las dos noches previstas en Windhoek (coincidentes con la mitad del viaje) buscamos un apartamento con lavadora para así poder lavar al menos una vez, lo que redujo también nuestra carga de ropa en las maletas.

VUELOS.- Aplicando el refrán ese de que “a quien madruga…” en enero busqué las opciones para llegar a Windhoek (volaríamos a mitad de abril), comprobando que no había vuelos directos (había que hacer escala) desde España y que los precios por persona oscilaban en los 800/900€.

Por el contrario, volar a Johannesburgo (aeropuerto ya conocido) reducía la factura en 200€ o más por pasajero. Si a eso le sumábamos que alquilar el coche en Namibia era mucho más oneroso que hacerlo en el JNB Tambo, al final compramos dos pasajes en Ethiopian Airlines MAD-ADD-JNB y regreso, dando un voto de confianza a esta compañía que dicen es la mejor de África.

Salida de Madrid por la tarde (con una escala técnica en Marsella) para llegar a Addis Abeba de madrugada y, tras unas 3 horas de escala, salir de ADD a primera hora para llegar a JNB hacia el mediodía. Regreso saliendo a mediodía de Tambo, llegada por la noche a ADD (otras 3 horas de escala), salida de madrugada (de nuevo la escala técnica en Marsella) y llegada a Barajas (T1) hacia las 8 de la mañana. Tiempos de vuelo similares a las demás aerolíneas, relativamente rápidos y parecían tener un nivel estándar.

Los billetes, en clase turista, incluían 2 maletas facturadas por pasajero (23 +23 kg) más un equipaje de mano de 8 kg y selección de asientos. Todo eso por la muy interesante cantidad de 526€ por pasajero. Elegimos asientos en las primeras filas de turista y todo fue bastante normal, hasta el último tramo ADD-MAD, del que ya hablaré en su momento.

Al residir en provincias nos quedaba la duda de ir en AVE a Madrid o hacerlo en nuestro propio coche. Con tantas noticias repetidas de retrasos en los trenes y ante el riesgo de quedarnos tirados en una vía durante horas, nos decantamos por castigar al planeta y tirar de gasolina privada, garantizándonos así llegar a tiempo al vuelo, aunque el coste fuera muy superior, pues, además del combustible, los 24 días de parking de AENA… fueron casi 125€, ¡una barbaridad!

COCHE DE ALQUILER.- Desde el primer momento sabíamos que haríamos los recorridos con un vehículo alquilado, primero por la independencia que da este método y segundo, porque me encanta conducir (recuerdo con mucho agrado las interminables carreteras de Alaska, las de la Patagonia, las de Arabia Saudí o las de Nueva Zelanda…).

Ahora bien, ¿un 4x4 u otro coche?

Vistos los mil comentarios de “Los Viajeros” y otras webs (muchas gracias a las chicas de “Zona de Tránsito” que se aventuraron con un SUV y les salió genial) pusimos en un platillo de la balanza la seguridad que da un 4x4 (bueno, supuesta seguridad, porque de todo hemos leído) y en el otro la economía de un vehículo 4x2 (con un coste 8 veces más económico, un consumo 3 veces menor y una fianza hasta 5 veces por debajo) y anticipándome a que, viajando solos (es decir, sin otra pareja en otro 4x4 al lado), no me atrevería a meterme por las grandes pistas de arena de Botswana ¡ni con un 8x8! En esta comparación, el otro platillo, el económico del 4x2, se quedaba muy arriba en nuestra virtual balanza.

Así que de los más 120€ diarios de un Hillux, 15-18 litros de gasolil cada cien y 4.000€ de depósito en caso de daños, nos quedamos, gracias a una oferta imbatible encontrada por la sempiterna Skyscanner (a través de StressFreeCarRental), con un pequeño SUV exclusivo de Sudáfrica (Toyota Starlet Cross) a recoger en Fyrefly-Hertz del JNB Tambo, para 21 días, con dos conductores, seguros normales y los dos permisos para cruzar a Namibia y Botswana, todo por solo… 411€ y solo 700€ de fianza por daños (mis cálculos de un 4x4 se iban a más de 2.700€ en la empresa más económica).

Elegí este crossover conocedor de que está fabricado en Sudáfrica solo desde el verano de 2024, es decir, no podía ser muy viejo (y menos en la Hertz). Efectivamente este simpático “4 metros” (algo parecido al afamado Suzuki Jimny, que es dos palmos más corto, tiene algún centímetro más de altura al suelo, sus ruedas son 205 y, sobre todo, es un 4x4), solo tenía 5 meses de vida y menos de 11.000 km, así que, aunque era la versión básica (manual de 5 marchas, motor de 1.5 litros con 4 cilindros, y muchos extras: luces led, ABS, EDB, VSC y HAC, ordenador, cámara trasera y avisadores de parking, pantalla de 8 pulgadas, aire acondicionado, cierre, retrovisores eléctricos, protector delantero de cárter y trasero para la rueda de respuesto – que era de tamaño normal-, 170 mm de altura libre al suelo, maletero de más de 300 litros, asientos muy cómodos y envolventes…) se portó como un león por casi 2.000 km de pistas de tierra y piedras (y también alguna con más arena de la cuenta) completando 8.132 km en total con un consumo medio de 5,7 litros a los cien y, gracias a que sus ruedas (195-60-R16, hubieran estado mejor las 205 del Jimny…) eran y estaban nuevas (y a que hicimos una conducción prudente)… ¡ni un pinchazo!

Solo echarle en cara, al pobre, que su blanco resplandeciente dejó de serlo a los pocos kilómetros, recuperándolo tras un completo lavado en Pretoria el día que lo devolvimos, para que la Hertz no nos dijera (y cobrara): oiga, ¿qué color es ésto que nos trae?

Posiblemente un 4x4 tipo Hillux nos hubiera adentrado algo más en algunos caminos del P.N. Ethosa, nos hubiera permitido ir a 50 en vez de a 30 en los durísimos pedragales del Fish River Canyon o en la carretera-ruina de Nata a Gweta, pero ni con un 4x4 me hubiera metido (yo solo) por las barrancas, arenales y precipicios que atravesamos (lo que sí hicimos con un 4x4 de ruedas enormes y un experimentado “ranger” del parque al volante) entre Mmatshumo y la Isla Kubu, pues no olvidemos que estaba recién terminada la temporada de lluvias, y los caminos “todavía” presentaban grandes deformidades causadas por las aguas y, de hecho, encontramos alguna pista cerrada por cursos de agua insalvables ni con un camión.

ASPECTOS LOGÍSTICOS PARA VIAJAR POR EL ÁFRICA AUSTRAL - 24 DÍAS POR LIBRE: SUDÁFRICA, NAMIBIA, BOTSWANA, ZAMBIA Y ZIMBABWE (1)

CARRETERAS Y TRÁFICO.- Al final recorrimos esos referidos 8.132 kilómetros, de los cuales más de 1.800 fueron por pistas de tierra, piedras o arena, y el resto por asfalto, desde las autopistas de peaje blando de Sudáfrica, hasta las estrechas carreteras namibias tipo B y las nada confiables nacionales de Botswana, donde los “potholes” son espléndidos y pueden destrozarte el coche en un segundo de despiste (también a un 4x4 y hasta a un camión, pues vimos más de uno tirado en las cunetas).

Las carreteras tipo C de Namibia estaban razonablemente bien, pudiendo circular casi siempre a 80 km/h o más, salvo al cruzarnos con otro vehículo (mejor reducir un poco y ajustarnos a nuestra izquierda, para evitar las piedras que el otro pudiera lanzarnos en el cruce) o en los cambios de rasante. Al haber poco tráfico en estas pistas, no había mayor problema (siempre con muchísimo cuidado) en elegir el lado derecho de la carretera (parece que éste, siempre estaba mejor que el nuestro, el izquierdo) ya que era fácil saber si venía alguien de frente, por las enormes polvaredas que todos levantábamos. Algunos tramos de estas C, ya están asfaltados y en buenas condiciones. Igualmente recorrimos algunos kilómetros por pistas tipo D, cuya principal diferencia con las C, es que eran más estrechas. No deja de ser peligroso conducir así, puesto que cuando te cruzas con uno de esos enormes camiones con remolques, que a malas penas caben en su carril, no tienes la opción de pisar el arcén, porque simplemente no existe. Pero, con prudencia y mucho cuidado, no pasó nada en los más de 8.000 km recorridos. Anecdóticamente, hay un tramo tipo A, en perfecto estado, que no es otro que la autopista (gratuita) que va desde Okahandja a Windhoek.

En Botswana, salvo algunos tramos cortos, siempre circulamos por asfalto, aunque como he referido, antes, nunca podías fiarte, ya que en cualquier momento aparecían los enormes “potholes” que había que esquivar, y aplicando la Ley de Murphi, siempre que nos encontrábamos uno, venía en sentido contrario el único camión en 10 km a la redonda.

Las carreteras de Sudáfrica (aparte de las autopistas) están en buen estado y, aunque no es practicable, suelen tener arcén de “labely”.

En las ciudades tuvimos de todo (de los pueblos, ni hablo), pero normalmente (excepto en Windhoek y alguna gran ciudad), solo las calles principales están debidamente asfaltadas y en cuanto te pasas a una bocacalle, te encuentras tierra o algo peor. Y encima, sin farolas de noche.

Aparcar no es problema, pues suele haber sitios preparados en todas las atracciones y lugares de interés (la mayoría son de pago o te pedirán propina) donde dejar el coche mientras haces la visita, con total seguridad, aunque vaya con equipaje (nunca a la vista, claro). Solo recuerdo algunas plazas en la capital con parquímetros. Todos nuestros alojamientos disponían de plazas de estacionamiento dentro de los recintos (algunos solo para 4 o 5 coches) y la mayoría de centros comerciales, también. Todo muy ordenado y relativamente seguro.

El parque automovilístico es variado, pero los vehículos nuevos suelen estar en manos de los guiris (muchos conducen como locos), siendo lo normal mucha pick-up y pequeños coches japoneses de quinta mano y con muchos años, no siempre en buen estado (luces, frenos, ruedas, sobrecarga…). Abundan los camiones de varios ejes, con enormes y abultadas cargas y con remolques (los más grandes llevan carteles con la palabra “abnormal”), especialmente en las fronteras, pues el 90% de los productos se importan desde Sudáfrica, algunos autobuses (unos nuevos y otros para desguace) y los taxis compartidos, que son furgonetas de hasta 15 plazas (pero donde viajan todos los que quepan) que van muy rápidas y que, sin avisar, se paran de golpe en cualquier parte para que bajen o suban viajeros. Algo realmente peligroso. Motos hay muy pocas y lo que si veremos son bicicletas que circulan por donde quieren y que en carretera suelen ir por el “otro lado” en contradirección (supongo que para que no los arrollen). En las zonas rurales, veremos algún carro con tracción animal (en Mmatshumo, lo habitual eran “cuádrigas”, es decir, un carrito de dos ruedas grandes con 4 mulos tirando).

En las ciudades (y en las fronteras, algunos más grandes tipo minivan) encontraremos pequeños taxis, Toyotas de 5 puertas, pequeños y con muchos años, traídos de Japón, porque la mayoría todavía llevan las instrucciones de airbags y radios, en… japonés. Aunque algunos lleven la “capillita” con la palabra taxi en el techo, otros un número en la puerta o son de igual color (para diferenciarlos de los coches normales), pero ninguno lleva taxímetro, por lo que tendremos que regater el precio de la carrera, bajando a un tercio de lo que nos pidan (nos pedirán mucho ya que somos blancos y guiris). Por ejemplo, de la frontera de Kazungula (Botswana) a Linvingstone (Zambia), donde hay unos 65 km, nos pedirán 90 o 100 USD, siendo un precio razonable (si el taxi es para nosotros solos) unos 25 o 30 USD por todo nuestro grupo. Si es una furgoneta compartida, podemos bajar a 10USD por persona. Y en la propia Livingstone, para ir del centro a la frontera de Zimbabwe (unos 12 km) nos pedirán 300 kwachas (10 USD), siendo razonable pagar 100 kwachas (poco más de 3 USD, incluida propina) por trayecto. Sabiendo que la gasolina y el gasoil cuestan más o menos 1 euro el litro, no creo que debamos regatear mucho más allá de estos precios, razonables para nosotros y que permitirán ganar algo a estos taxistas. Dicen que hay autobuses urbanos para ese trayecto que cuestan 50 ngwee (medio kwacha, es decir, nada), pero no vimos ninguno.

Lo habitual, sobre asfalto, era circular a los permitidos 120 km/h con lo que se conseguían medias bastante altas. La excepción eran los pueblos (hay bastantes) donde hay que reducir a 80 o a 60 km/h (en todo el viaje, vimos una docena de policías a las entradas con “radares de mano”, tipo “secador de cabello”, enfocando la carretera) y, por supuesto, aquellos tramos (normalmente había señales de aviso) donde el firme estaba lleno de grandes agujeros (a veces, el asfalto desaparecía totalmente, como saliendo de Nata, donde era mejor ir por la pista de tierra paralela) y entonces había que reducir a 40 o menos. En cambio, en Namibia recorrimos pistas de tierra en muy buen estado donde se podía ir a 100 km/h (o incluso a 120) sin problemas.

Vaya por delante que, como ya he referido antes, a mi me encanta conducir por carreteras “desoladas” y exóticas, por lo que, en mis previsiones, ya contaba con acercarme a los 8.000 km totales, kilómetros que dividos por 21 días de alquiler, daban una media de casi 400 km diarios (como ir todos los días de Madrid a Córdoba, Badajoz, Murcia, Ponferrada o Pamplona).

Y así el día más duro fueron 750 los kilómetros recorridos (por todo tipo de caminos) entre Grunau y Luderitz (madrugando un poco para poder visitar el Fish River Canyon y el bosque Quiver en Keetmanshoop y llegar con luz a la costa).

Luego tres de 600 km (de Bloemfontein a Augrabies; de Rundu a Kasane, incluida la frontera de Botswana; y de Kasane a Maun, por las no-carreteras de Nata a Gweta).

Otro de 500 km (de Serowe a Pretoria, incluida la frontera de Sudáfrica).

Cuatro de 400 km (de Johannesburgo a Bloemfontein, todo por autopistas; de Augrabies a Grunau, incluyendo la visita a las cataratas Augrabies y la frontera de Ariamsvlei; de Swakopmund a Windhoek, con la parada en Okahandja y los casi 100 km de autopista A1; y de Widhoek a Outjo)

Seis de 300 o poco más (Luderitz a Maltahöhe, incluyendo la visita al pueblo fantasma de Kolmanskoop; de Maltahöhe a Solitaire, con las visitas a Sesriem, las dunas y Sossusvlei y el Sesriem Canyon; de Walvis Bay a cerca de Torra Bay y hasta Henties Bay, parando en Cape Cross y otros lugares de la Costa de los Esqueletos; de Outjo a Tsumeb, incluyendo el recorrido por el PN Ethosa; de Tsumeb a Rundu, con la visita al meteorito Hobas en Grootfontein; y de Maun a Letlhakane).

Dos con 200 km o menos (de Solitaire a Walvis Bay y de Letlhakane a Serowe, sin contar los casi 100 de ida y vuelta de la excursión en 4x4 a Kubu Island, ya que no fueron con nuestro Toyota)

Otros dos de menos de 100 km (de Henties Bay a Swakopmund y de Pretoria a Tambo, por autopista).

Y en cinco días, no hicimos uso del coche, ya que o estábamos parados o utilizamos taxis (Windhoek, Kasane, Livingstone y Mmatshumo).

Todo bastante llevadero y razonablemente factible, pues solo el día de Bloemfontein (tuvimos un retraso al recoger el coche en Tambo) llegamos con las luces encendidas a nuestro destino (no debemos circular de noche, ya que es realmente muy peligroso, pues, además de animales -no pensemos en elefantes, que alguno hay, sino en perros, cabras, ovejas y vacas, abundantísimas-, suele haber peatones y coches sin luces.). Es importante reseñar que allí funcionábamos con el sol, es decir, a las 6 nos levantábamos para tomar carretera sobre las 7 u 8 y procurar llegar entre las 2 y las 4 a nuestros destinos (a las 6 anochecía), donde podíamos hacer alguna visita, comprar en el supermercado o salir a cenar, de modo que a las 9 o como mucho a las 10 de la noche, ducha y a dormir, para tener esas 7-8 horas de descanso y sueño.

¿Cómo conducen estas gentes? Pues hay pocos locos al volante (tampoco el estado de los coches da para mucho), pero tienen algunas costumbres que pueden ser peligrosas. Además de ir “por el lado que no es” (es decir, por la izquierda) también hay que ser prudentes en los cruces, pues si hay semáforo (están en lo alto y al otro lado del cruce) se suele respetar y si no lo hay, todos paran, es decir, nadie se atreve a salir (ni derechas, ni preferencias…) salvo que sea el más grande (camiones…), siendo normal que todos los conductores nos miremos a los ojos y, tácitamente, acordemos quien pasa primero. A pesar de este singular sistema nunca tuvimos problema alguno en los cruces. Otra cosa son los “ceda el paso” y los “stops” que no están en cruces urbanos, pues es habitual que los hagan “de aquella manera”, incluso si te has parado, te sobrepasen por tu izquierda o tu derecha mientras miras y te lo piensas. Suelen respetar las velocidades máximas (sobre todo en ciudad y poblados) excepto en autopistas, donde los más potentes sobrepasan los 150 km/h con alegría, quitándote de en medio si vas a lo legal. Y algo realmente peligroso es que no guardan la distancia de seguridad, pues se te pegan a pocos metros para adelantarte (ya sea autopista o carretera por donde solo circulamos los dos), te sobrepasan a solo un palmo de tu puerta y, rápidamente, se meten en el carril izquierdo, obligándote a veces a frenar para no darles.

ASPECTOS LOGÍSTICOS PARA VIAJAR POR EL ÁFRICA AUSTRAL - 24 DÍAS POR LIBRE: SUDÁFRICA, NAMIBIA, BOTSWANA, ZAMBIA Y ZIMBABWE (2)

Reseñar en este apartado que en todas las carreteras por las que hemos conducido (especialmente en Namibia y Botswana), hay infinitas aldeas en los márgenes, a veces de un tamaño suficiente para colocar una señal de “60” a la entrada (normalmente, había aviso de una escuela), y otras con tan pocas chozas que las atravesabas si obligación de reducir oficialmente la velocidad. Aldeas compuestas por singulares cabañas de barro y adobe con techo de paja o fibras, rodeadas de empalizadas de estacas para, supongo, proteger al ganado de ataques de alimañas, donde la mayoría de veces no había agua ni luz (fueron muchas las personas, sobre todo mujeres y niñas, que iban y venían por las carreteras con bidones en la cabeza, de 15 o 20 kg, para ir a buscar agua quien sabe donde) y que daban un bonito aspecto étnico a los paisajes; si bonito, pero ¡a qué precio social y personal!

En otras ocasiones, especialmente en la periferia de las ciudades y pueblos grandes, los elementos de construcción pasaban a ser la chapa y el cartón, mucho menos fotográficos, pero seguramente más asequibles y duraderos.

Quien haya visitado estos países (u otros africanos similares) habrá vuelto a la comodidad de su casa con algunos conceptos básicos cambiados: qué es lo normal, qué lo necesario, qué lo imprescindible… y yo, a la vista de lo anterior, me permito afirmar ¡qué suerte hemos tenido de haber nacido en España!

ASPECTOS LOGÍSTICOS PARA VIAJAR POR EL ÁFRICA AUSTRAL - 24 DÍAS POR LIBRE: SUDÁFRICA, NAMIBIA, BOTSWANA, ZAMBIA Y ZIMBABWE (3)

También veremos infinitos termiteros, algunos de más de 2 metros de altura, o curiosos nidos, de gran tamaño, que algunos pájaros construyen aprovechando los postes de la luz (al final destrozan el cableado) o en árboles que terminan sucumbiendo al peso de tan inmensas pajareras.

ASPECTOS LOGÍSTICOS PARA VIAJAR POR EL ÁFRICA AUSTRAL - 24 DÍAS POR LIBRE: SUDÁFRICA, NAMIBIA, BOTSWANA, ZAMBIA Y ZIMBABWE (4)

ASPECTOS LOGÍSTICOS PARA VIAJAR POR EL ÁFRICA AUSTRAL - 24 DÍAS POR LIBRE: SUDÁFRICA, NAMIBIA, BOTSWANA, ZAMBIA Y ZIMBABWE (5)

Aparte de las habituales de limitación de velocidad, por aquí abajo se pueden ver señales de lo más curioso y variado: prohibido hacer autostop; prohibda la venta ambulante; fin de carretera asfaltada y comienzo de tierra; peligro, paso de animales, por la noche, y, por tanto, mejor no pasar de 100 km/h; etc.

ASPECTOS LOGÍSTICOS PARA VIAJAR POR EL ÁFRICA AUSTRAL - 24 DÍAS POR LIBRE: SUDÁFRICA, NAMIBIA, BOTSWANA, ZAMBIA Y ZIMBABWE (6)

GASOLINA.- Todo el mundo dice que hay que repostar cuando bajas del medio depósito. Es un buen consejo, pero supongo que pensando en los Hillux que se tragan 20 litros a los cien y no en un mecherito como nuestro Starlet. Excepto en un par de recorridos por pleno desierto namibio, no es tan necesario, especialmente si, como le pasaba a nuestro Toyota, el depósito solo tiene 36 litros (yo repostaba al bajar de un cuarto, entrando unos 28-30 litros y quedándome gasolina todavía, según el ordenador, para 150 km). Hay gasolineras por todas partes, y es habitual que en pueblos menores haya al menos 2 o 3. Otra cosa es que estuvieran cerradas (una de cada 10 solía estarlo, como si llevase tiempo sin funcionar) o que no les quedara combustible (solo nos pasó en dos ocasiones). También es importante saber los horarios de apertura (la mayoría cierra a las 21 o 22 horas).

Siempre nos servirá gasolina un empleado (que nos llamará por gestos desde su surtidor en cuanto vea nuestra intención de repostar), y otro (o dos) se pondrán a limpiar los cristales (delantero, trasero y hasta los laterales) pues suelen ir llenos de barro y polvo. A todas estas personas hay que darles propina (nosotros dábamos el equivalente a 1€ para repartir) y más, si revisamos el aire de las ruedas (debemos hacerlo cada 2-3 días y especialmente tras un recorrido largo e intenso por pistas de tierra), lo que otro empleado hará allí mismo, pues cada surtidor tiene inflador y manómetro. Podremos pagar (excepto lógicamente, las propinas) con tarjeta (datáfono) o en efectivo, pero solo en la moneda del país.

Todas las gasolineras (o casi) tienen aseos separados por género. En Sudáfrica y Namibia (en Botswana, no siempre) hay que pagar unas monedas (2-3 ZAR o ND -10 céntimos de euro-, que solo nos cobran a los guiris) en un torno de acceso o a una encargada, pero que garantizan cierta limpieza y que los baños estén en condiciones. También suele haber una tienda, bastante completa y ordenada, donde comprar, como aquí, lo básico: pan (de molde), patatas fritas, refrescos, caramelos, agua… y a veces, algo de comer, como empanadillas, fruta o algún dulce. También pequeños accesorios y repuestos para el coche. Los precios asequibles. Hay marcas locales (Engen, Namcor…) y las habituales internacionales: Shell, Total, Galp, BP… (en éstas los datáfonos funcionan siempre) y los precios no suelen variar de unas a otras (o muy poco). En algunas (o al lado) encontraremos también talleres para ruedas (pinchazos…) y mecánica sencilla.

SUPERMERCADOS.- En todas las ciudades de algunos miles de habitantes, siempre encontraremos un centro comercial relativamente nuevo, con al menos un gran supermercado y muchas tiendas (casi de lujo) que aglutinan todo el comercio del pueblo. Los horarios suelen de 8 a 7 los supermercados (abren los domingos, pero menos tiempo) y algo más reducidos las tiendas. Al lado suele haber restaurantes de comida rápida (salvo en Sudáfrica, la conocida “M” amarilla/roja no la encontraremos), ya sean locales o internacionales, con amplios horarios y precios asequibles. Aunque hay hamburguesas, abunda más el pollo en todas sus versiones que el vacuno. Cosa curiosa es que el alcohol de graduación solo se puede comprar en tiendas específicas (con horarios más reducidos). Por la calle puede haber pequeños puestecillos donde adquirir algo de fruta, agua, un refresco (caliente) o caramelos a granel. También algún tipo de comida (buñuelos, empanadillas, bocadillos…) pero sin garantías higiénicas.

HOTELES.- Siguiendo nuestra costumbre, intentamos siempre reservar en alojamientos locales (las cadenas internacionales, además de ser más caras, dejan menos beneficios a la población del país) y cuando es para más de dos noches, por comodidad, preferimos apartamentos. Normalmente nuestra forma de reserva es por medio de Booking o similar, y siempre, con cancelación gratuita y baño privado.

En el caso de Sudáfrica reservamos una noche en Bloemfontein, otra en Augrabies y, la última del viaje, en Pretoria.

Para Namibia, reservamos en Grunau, Luderitz, Maltahöhe, Solitaire, Walbis Bay, Henties Bay, Swakopmund, Windhoek (2 noches), Outjo, Tsumen y Rundu.

En Botswana nos alojamos en Kazungula-Kasane (3noches), Maun, Letlhakane y Serowe.

Y, aunque teníamos 3 noches en Kasane, una de ellas (la de enmedio) la “utilizamos” solo para dejar el coche y el equipaje y “escaparnos” a dormir a la ciudad de Livingstone en Zambia.

Lo normal eran reservas en alojamientos pequeños, tipo guesthouse o B&B, pero todos con baño privado y parking. Solo tuvimos hoteles “de verdad” en Winhdoek, Serowe y Pretoria. Siempre reservados a través de Booking.com o de Hoteles.com. En 11 de ellos el pago se hizo con tarjeta antes de llegar y en los otros 9, con tarjeta o efectivo en el check-in, según indicaré en cada día.

El nivel de calidad, comodidad y limpieza en general fue variado: muy bueno, bueno o simplemente aceptable, excepto en Maun, donde no nos quedamos en el que habíamos reservado y tuvimos que improvisar sobre la marcha, encontrando sustituto fácilmente y de cierta calidad.

Cuando la reserva incluía desayuno (9 de 20), éstos eran buenos o simplemente aceptables (nunca fueron espléndidos), y cuando no, las instalaciones del apartamento permitían preparar fácilmente nuestros propios desayunos (o cenas), pues tenían hervidor de agua con té, café…, nevera y, casi siempre, microondas y menaje de cocina.

Los baños, todos privados (excepto en Augrabies, pero como si lo fuera) fueron variopintos, siendo algunos muy buenos, otros normalitos, y alguno muy de circunstancias. Lo mismo ocurría con las duchas, pues lo visto en fotos no siempre se correspondía con la realidad (cortinas de plástico en vez de mamparas…), teniendo unos días agua caliente con fuerza y otros un hilillo que no servía ni para llenar un vaso. La ropa de cama y toallas también fue de lo más diverso, disfrutando alguna noche de magníficas sábanas blancas y edredones impecables, con mullidas y buenas toallas y otras con trapos de colores amarillentos donde era mejor acostarse sin luz (para evitar ver no sabemos qué…) o alojamientos donde todas las toallas, por pésimas y viejas, parecían ser las de los pies para la ducha. Algunos nos facilitaban secador de cabello, agua de cortesía y “amenities” de cierta calidad para el baño, otros solo distribuidores de gel en la pared y, los menos, ni eso. Más adelante leeremos la descripción diaria de cada alojamiento.

Lo que si puedo afirmar es que la mayoría del personal de los alojamientos (salvo alguna excepción) fue amable, sonriente y, en cierta medida, resolutivo.

NÚMEROS.-

Con un mínimo de orden y método, no es complicado calcular a posteriori los gastos totales del viaje, pues aparecerán en los comprobantes de las tarjetas de crédito, tanto los realizados antes de salir (vuelos, seguros…) como los que me fueron entregando en cada pago a lo largo del viaje (hoteles, gasolineras, restaurantes, supermercados, parkings…).
A esto hay que sumar los tiques de los pagos realizados en efectivo (entradas a sitios, visados, impuestos…) y los apuntes diarios (sencillo: en una libretita, cada noche antes de que se nos olviden) de los pagos menores (refrigerios, taxis…).
Por último, añado una estimación de las propinas dadas y la suma de las comisiones bancarias por el cambio de divisas en las tarjetas. Y así es fácil saber lo que nos hemos gastado realmente en el viaje.

Hemos realizado 4 vuelos (2 de ida y 2 de regreso) con un coste de 1.052€ los dos pax**
Hemos pagado 22 noches de hotel (1 no utilizada) en 20 alojamientos con un coste de 892€ (40,5€ por noche).
Pagado en supermercados (para 11 desayunos, agua, comida, fruta y otros artículos…) 274€.
Hemos gastado en restaurantes (16 almuerzos y 14 cenas) un total de 592€ (19,7€ por comida).
Hemos gastado en refrigerios callejeros (cafés, refrescos, dulces, helados…) 194€.
Hemos gastado en propinas 74€ (aproximadamente).
Para recorrer los 8.132 km hemos repostado 17 veces con un coste de 432€ (0,053€ por kilómetro).
El coche de alquiler costó 411€ en total (19,57€ por día, incluyendo 2º conductor y cruces de fronteras) **
Pagado en visados 130€ (Namibia y Zimbabwe).
Pagado en impuestos para circular por Namibia y Botswana, 40€ (y, de momento, ninguna multa).
Hemos pagado en entradas a 14 sitios de interés, 298€.
Hemos gastado en taxis y otros transportes en África (incluidos los 4x4 a Sossusvlei y isla Kubu), 234€.
Hemos gastado en seguros de viaje y similares, 327€.
Hemos gastado en ir y volver de Madrid, 234€ (gasolina, parking AENA y otros).
Hemos tenido un gasto en comisiones bancarias por cambio de divisas de 31,12€.
Por tanto, habiendo sobrepasado ampliamente los 5.000€, hemos tenido un gasto diario de unos 226€.
No computo lo pagado en recuerdos, regalos y otros gastos menores (sim, libros, billetes para colección…).

** Podemos afirmar que los vuelos y el alquiler del coche han sido más económicos de lo habitual, cuantías que han influido mucho en nuestra decisión de hacer este viaje al permitir reducir los costes considerablemente (suelen ser los dos conceptos más onerosos). También cabe decir que los alojamientos han oscilado en un precio medio-bajo (aunque algunos tuvieron una calidad demasiado justa) y que comer ha sido bastante barato, si bien no siempre fue en restaurantes y a veces ni podíamos sentarnos a una mesa (bocadillos). Igualmente, la gasolina ha sido económica, con una media de 0,97€ por litro. En resumen, un viaje por estos países (hablamos siempre de 3 o más semanas, pues en menos días creo que es imposible recorrerlos mínimamente) puede resultar asequible si aprovechamos las ofertas y nos atrevemos a hacerlo con un SUV 4x2.


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Imagen: Oblomgo  oblomgo  08/06/2025 20:21   📚 Diarios de oblomgo
Qué buen inicio!!!

Tiene muy buena pinta, espero las siguientes etapas.

Gracias por campartir.

Salud y estrellas.
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