Cuando te levantas con estas vistas, automáticamente empiezas el día de buen humor:
Buenos días
El segundo día a bordo es más bien una mañana larga, así que había que empezar prontito para aprovechar, y a las 7 ya estábamos en cubierta preparados para desayunar. De nuevo, nada del otro mundo pero correcto. El plan del día era sencillo: kayak, baño y navegación. La primera parada fue para hacer nuestra segunda ruta de kayak, de nuevo en kayaks dobles y entrando a lagunas preciosas a través de cuevas imposibles. En una de las lagunas incluso vimos (y oímos, sobre todo) una familia de monos saltando de rama en el rama en la pared verde vertical que teníamos enfrente.
Más kayaking
Tras otra hora y media guiados por el simpático Mr Tung, volvimos al barco para que nos llevaran a la segunda parada del día: otra playa desierta para pasar un rato en el agua. Suena repetitivo, y en realidad el segundo día es muy parecido al primero, pero nosotros nos alegramos de haber pasado la noche a bordo en lugar de hacer solo el crucero de un día. Fueron dos días de relax, sin tener que preocuparnos de nada más allá de qué bañador ponernos. Llevábamos mucha tralla ya en el viaje y este parón nos vino genial para reponer fuerzas para lo que nos quedaba por delante. Además, este segundo día vimos lo que para mí fue la zona más bonita del crucero (y una de mis fotos favoritas del viaje):
Relax en Lan Ha Bay
Después del baño volvimos al barco para nuestra última comida, y pusimos rumbo de vuelta a Cat Ba. Justo antes de llegar al puerto volvimos a atravesar el pueblo flotante que habíamos visto el día anterior, pero esta vez sin lluvia. En él viven pescadores que suministran pescado no sólo a Cat Ba sino a todo el país. Viven, literalmente, flotando, y es curioso ver hasta perros y gallinas en las plataformas.
Pueblo flotante
El crucero había sido todo un éxito! Sé que hay otros muchos cruceros (particularmente los que salen de Halong City) que ofrecen más actividades (pesca de calamar, taichí al amanecer…) pero en el fondo a nosotros solo nos interesaba lo que hicimos: kayak, baño y relax. A cambio, fuimos en un grupo muy pequeño, con un guía muy majo, en un barco prácticamente nuevo y por zonas muy poco transitadas. A nosotros nos mereció mucho la pena hacerlo así, desde Cat Ba, en lugar del típico crucero que te venden todas las agencias de Hanoi.
A las 3:30 desembarcamos en el muelle donde habíamos embarcado el día anterior, y una furgoneta nos llevó de vuelta a la oficina en la calle principal de Cat Ba Town. Allí recogimos las mochilas y nos acercamos a la oficina de Hoang Long, desde donde a las 4 saldría el bus que nos llevaría de vuelta a Hai Phong. Tardamos 45 minutos en atravesar Cat Ba y llegar al muelle del ferry “malo”, que salió a las 5. Era el mismo barco que a la ida, y tardó 20 minutos en cruzar a Hai Phong. Aquí llegó la sorpresa: la chica de Hoang Long nos había dado a entender que tendríamos un taxi esperando nada más bajar del ferry, en Dinh Vu, pero allí no había nadie más que un bus que te llevaba a Ben Binh, exactamente la ruta inversa que habíamos hecho el primer día. Bueno, no pasa nada, tenemos tiempo, son las 5:20 y el bus a Ninh Binh sale a las 7. Con lo que no contábamos fue con el tráfico infernal que había a esa hora en Hai Phong. Tardamos más de una hora y yo ya estaba de los nervios pensando que todavía teníamos que coger un taxi (suponiendo que estuviera allí esperándonos, porque ya cualquier cosa) y llegar a la estación, y con ese tráfico me veía perdiendo el bus. Cuando llegamos a Ben Binh allí estaba el taxi esperando (menos mal!), y nos llevó directos a la estación de bus (Niem Nghia), por suerte con menos tráfico. En 15 minutos estábamos entrando en la estación para preguntar cuál era nuestro bus, que salía en 10 minutos. Llegamos por los pelos pero llegamos. Conclusión: el hydrofoil hubiera sido mucha mejor opción, aunque nos hubiera sobrado tiempo y hubiéramos tenido que buscar un taxi nosotros mismos para que nos llevara a la estación de bus.
Pero las aventuras del día no habían terminado. Habíamos insistido mucho a la chica de Hoang Long que nos vendió los billetes en Cat Ba para que nos diera por escrito la dirección exacta donde nos dejaría el bus en Ninh Binh, porque así podían ir a recogernos los del homestay. Llamó por teléfono para confirmarlo, y nos dio un papel con una dirección, que yo pasé a los del homestay y me dijeron que nos recogerían allí a las 9:30, la hora a la que se supone que llegaba el bus. El bus salió puntual, a las 7, y era un sleeper bus que había visto mejores tiempos. Fue nuestra única experiencia en sleeper bus y me alegré mucho de no haber tenido más. Cada “asiento” era en realidad una cama con un colchón (colchoneta) de dudosa limpieza, organizados en literas. Te tienes que quitar los zapatos al entrar, y te dan una manta (también de dudosa limpieza). La cama es muy cortita y si eres medianamente alto lo pasarás mal. Hay tres filas de literas (una a cada lado del bus, y una en el centro), con dos pasillos, pero a medida que el bus avanza va recogiendo más gente que camas hay disponibles, y algunos acaban echando colchonetas al pasillo y tirándose allí a dormir. El equivalente del overbooking, supongo.
Yo iba comprobando en el móvil por dónde íbamos con el gps, y viendo que no íbamos a llegar a las 9:30 ni de broma, escribí por wasap a la chica del homestay para avisarla, y me dijo que su marido ya había salido para ir a buscarnos pero que no pasaba nada. A las 10 de la noche estábamos a 20 km de Ninh Binh y el bus paró y se bajaron los conductores. Dijeron algo en vietnamita y yo pensé que igual iban a cambiar de conductor o algo, pero viendo que pasaban 10 y 20 minutos y no volvían, empecé a mosquearme, hasta que vi que estaban cenando en un restaurante frente a donde estábamos parados. La gente del bus estaba en su mayoría dormida (supongo que porque iban a pasar toda la noche allí, seguramente llegando hasta Hue) y nadie parecía preocupado, pero yo solo quería llegar ya al homestay y aquella parada me tocó mucho las narices. Claramente, la puntualidad no es el fuerte de esta gente. Finalmente, a las 11 de la noche, hora y media más tarde de lo que nos habían dicho, nos dijeron que habíamos llegado. Cómo? Pero si no estamos donde nos habían dicho que nos iban a dejar! Yo le enseñaba al conductor el papel donde tenía escrita la dirección que me habían dado, diciendo que teníamos que ir allí porque nos estaban esperando, pero él señalaba al suelo y decía “Ninh Binh, Ninh Binh!”. Vamos, que nos bajáramos. Estábamos tirados en medio de una carretera en una zona industrial, a las 11 de la noche, sin casi iluminación, a 5 km de donde nos estaba esperando nuestro conductor, con las mochilas a cuestas y sin haber cenado. Imaginaos el cabreo. En ese momento me alegré muchísimo de tener la sim con datos. Escribí un wasap a la del homestay, le mandé la ubicación, y ella mandó a su marido a buscarnos. Entre tanto, un par de coches pararon a preguntarnos si queríamos ir a algún sitio, y uno de ellos pasó repetidas veces mirándonos mucho. Fueron 10 minutos un poco tensos pero al final llegó el conductor a recogernos y nos llevó al homestay, que estaba a una media hora de donde estábamos. Habíamos elegido un alojamiento fuera de la ciudad, en mitad de los arrozales, para movernos en moto por la zona. El conductor no hablaba mucho inglés, pero creo que entendió cuando le pedimos perdón repetidas veces por haberle tenido hora y media esperando y encima en el sitio que no era. Cuando llegamos al homestay nos ofreció prepararnos algo de cenar, y aunque era tardísimo aceptamos porque estábamos muertos de hambre. Unos noodles rápidos y a la cama! Al día siguiente empezaríamos a explorar Ninh Binh.