Perú: incas y paisajes ✏️ Blogs de Peru

AREQUIPA, días 17 y 18.
Arequipa fue fundada el 15 de agosto de 1540, sobre un asentamiento Preinca, bajo la denominación de «Villa Hermosa de Nuestra Señora de la Asunta» y el 22 de setiembre de 1541 Carlos V en Cédula Real ordena que se le llamé «Ciudad de Arequipa». La Ciudad Blanca está rodeada de varios volcanes: El Chachani cubierto de nieve y bastante alejado, PichuPichu ya apagado y el protagonista indiscutible, el monarca que preside la ciudad con una mezcla belleza y amenaza. El Misti de 5820 ms, se encuentra a 17km de la plaza de armas de Arequipa y a 10 de los asentamientos urbanos más recientes. Es un volcán activo, a tenido varias erupciones pequeñas durante el siglo XX y una gran erupción en el siglo XV, que afectó a una zona de 25 km a la redonda.
Llegamos muy temprano, después de haber viajado durante la noche así que teníamos todo el día para empezar a conocer la ciudad. Muy cerca del hotel, la catedral, plaza de armas y calles adyacentes son muy agradables para pasear, tomar una cerveza o uno de los ricos zumos que saben preparar en todo el Perú.
Lo primero que visitamos: El Monasterio de Santa Catalina, en el vivieron, monjas de clausura, con sus propias casas y sirvientes, es como una pequeña ciudad, ampliamente descrito en este foro, está muy bien conservado, la visita es muy interesante de ver y pasamos una agradable mañana.


Hay guías disponibles después del control de entrada, a nosotros nos toco toda una experta que hizo que no perdiéramos ni un sólo detalle. Al terminar la visita, para mi gusto demasiado rápida, continuamos dentro, hicimos más fotos, paseamos por unas calles y rincones muy semejantes a calles de Córdoba.
Por último en un bonito patio muy acogedor, tomamos unas cervezas y unas pastas que hacen las mojas que todavía habitan en una zona aparte del monasterio.
El City tour (40 soles) Lo contratamos en una agencia, consistía en una visita por los alrededores de la Ciudad. No me extiendo con esto, fue absolutamente decepcionante, visitamos un mirador a los volcanes lo único que me gustó, una tienda taller de ropa de lana de alpaca, barrios. La guía hablaba todo el rato de la guerra del Pacífico (1879 a 1884 entre Chile, Bolivia y Perú), sus héroes, las frases que dijeron antes de morir, y cuando pensábamos que no podíamos aburrirnos más entramos en el museo del Toro. Dedicado a los toros de pelea es un lugar con una estatua a un toro campeón, fotos y un aburridísimo vídeo, no se lo recomiendo a nadie.

Catedral y Torre. Se puede visitar la Catedral por libre, pero es mejor hacerlo con una visita guiada, podrás ver las torres, el órgano Holandés y más curiosidades.

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TREKKING DEL COLCA: 2D, 1N.
Lo contratamos en una agencia (190 soles), nada caro, incluye alojamiento, 2 desayunos, una comida y una cena.

Día 1. El tour comienza a las 4.00 de la mañana, nos recogen en un mini bus. Creo fueron más de tres horas de viaje hasta Chivay, todo el rato fuimos durmiendo. Después de tomar un abundante desayuno, iniciamos la marcha hacia la cruz del cóndor por el Valle del Colca primero y el Cañón del Colca después, todo espectacular.
Llegamos a la cruz del cóndor en unos 45 minutos. Hay bastante gente pero tenemos sitio para acercarnos sin problemas y contemplar a varios cóndor, unos volando y otros posados en unas rocas por debajo de nosotros. Estuvimos como media hora viendo el vuelo de hasta 10 ejemplares a la vez, es un vuelo elegante con las alas extendidas sin esfuerzo aprovechando las térmicas, aunque el día esta claro a las 8 de la mañana hace un poco de fresco.
Continuamos en dirección Cabanaconde, paramos en una especie de local, bar, tienda, baños por un sol como de costumbre. Allí esperamos a nuestro guía que se retrasa un buen rato, primero pensamos cualquier cosa, cuando llegó nos explico que venía de subir del Oasis de Sangalle. Es decir se había levantado a las 4.30h había subido 1000ms de desnivel y allí que estaba otra vez para bajar al cañón.

Entre unas cosas y otras comenzamos el trekking pasadas la 10 de la mañana con bastante calor. Íbamos 6 en el grupo, mi mujer, yo, un chico francés, tres chicas inglesa, a una se le veía bastante apurada a pesar de que el primer tramo es todo bajada, los paisajes del cañón son como todo en Perú impresionantes.

Es una zona muy castigada por los terremotos, con unas laderas impresionantes que vamos contemplando en los diferentes miradores que vamos encontrando a lo largo del descenso. Al llegar al fondo del cañón un letrero en un puente colgante nos da la bienvenida “Bienvenidos al Distrito de Tapay”.

Desde ese puente a San Juan de Chucho, sólo es un paseo. Aquí hacemos la comida y un poco de descanso. A continuación continuamos el trekking pero por el fondo del cañón hasta el llamado Oasis de Sangalle, otra opción sería subir un poco más pasando por Chivay, Coshñirwa y Malata, hay trekking mas largos y de más días.
El fondo del cañón es bastante abrupto, con espectaculares formaciones de basalto, tumbas incas y plantas curiosas que el guías nos va mostrando.

En total unas tres horas con subidas y bajadas hasta Sangalle, todo el camino acompañados por tres perros, que se nos unieron en San Juan de Chucho.
En Sangalle hay varios alojamientos con piscina de agua caliente que sale de una catarata, bueno más bien templada. Aunque ya no había sol cuando llegamos nos dimos un buen baño.
Durante la cena el guía le propuso a la chica inglesa que subiera en mula, hasta Cabanaconde, pero ella se negó, entonces el guía les propuso que salieran un poco antes, para que no les pillara el calor.
2º Día. A las 4,30h estamos como un clavo mi mujer y yo según lo acordado, falta un chico francés que se ha quedado dormido y que tenemos que llamar. Las tres chicas ya hace rato que han comenzado la subida. La subida es un constante zigzag con fuerte pendiente, por el que vamos ganando altura rápidamente, el amanecer en el cañón es una maravilla, colores, paisajes y vegetación que nunca habíamos visto. La subida no se nos hace muy larga y llegamos a Cabanaconde sobre las 8 de la mañana.
Cabanaconde es una pueblo pequeño, tiene bastantes locales de comida pero todos muy modestos, la gente como en todo Perú amables y siempre atentos. Desayunamos en un sitio de lo más típico, paredes de piedra, bancos de madera, mermelada, mantequilla y un pan buenísimo hecho en el momento, en realidad todo lo preparan sobre la marcha y en plan casero, no es de extrañar que tarden.

El minibús nos recoge en la modesta plaza de armas de Cabanaconde, desde lo alto del cañón hacemos varias paradas para ver el bonito Valle del Colca. En el pueblo de Yanque de camino a las termas, veo a lo lejos un volcán soltando humo, el guía nos dijo que se trata del Sabancaya, lleva años soltando cenizas y algunas explosiones de vez en cuando, pero ellos lo ven como algo normal y no le dan mucha importancia.

Y como sobra tiempo antes de la comida visitamos los baños termales de Chacapi. Las piscinas de agua caliente tienen diferentes temperaturas que van desde los 46 grados a totalmente frías. El agua tan caliente te deja relajado o agotado, no estoy muy seguro.
De vuelta hacia Arequipa, paramos en el mirador de los Andes a 4950 ms, desde donde se ven varios volcanes y nevados. Y otra parada que hicimos en unas formaciones rocosas no recuerdo el nombre, también observamos rebaños de llamas, y un poco más escasas y difíciles de ver vicuñas en libertad y en estado salvaje. Este tour fue muy interesante y completo.

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PARACAS. 21, 22, 23, mayo de 2022

Nos apetecía unos días de relax en alguna playa elegimos Paracas. Y desde allí visitar Huacachina. Cogimos un bus nocturno de Arequipa hasta Ica, Cruz del Sur (120 soles) dormimos toda la noche.
Desde Ica en una furgoneta compartida, nosotros cuatro y una pareja de americanos que conocimos en la estación y que también querían ir a Paracas.
Paracas es conocida, por el candelabro, las islas Ballestas y el desembarco de San Martín que culminó con la liberación del Perú.
Las playas están muy descuidadas, el pueblo no tiene ningún interés, nos quedan las islas Ballestas y el Oasis de Hucachina en la vecina Ica.

Día 22/05/2022 islas Ballesta.
A las 9 de la mañana el embarcadero es un hervidero de barcas que van y vienen. Encontramos a la persona con la que hemos quedado el día anterior y después de una larga espera embarcamos.
Y nos dirigimos al famoso candelabro el guía habla por un micrófono bastante estridente y cuando estamos frente al candelabro, empieza hacer elucubraciones sobre quién los construyó, y habla el tío desde extraterrestres hasta piratas. No me imagino a los piratas cavando con un pico y una pala, pero todo es posible.
En las Ballestas vemos un arco de roca, la cara de cristo, por el otro lado la cara de cristo con la lengua fuera. A parte de las figuras imaginarias en la isla hay pingüinos (vimos 2), vimos algunas focas nadando en el mar, varios leones marinos, millones de pájaros, y el olor del guano.
La excursión duró unas dos horas, y no me pareció para nada interesante. De vuelta nos dirigimos a una agencia y contratamos la visita al Oasis de Huacachina para por la tarde. Entramos en una pollería “La Marinera” y nos resarcimos de la mañana aburrida que habíamos tenido, comimos estupendamente bien.

OASIS DE HUACACHINA.
Habíamos quedado con el dueño de la agencia que nos recogería un taxista, que resultó ser el mismo. El vehículo bastante viejo pero súper limpio y el taxista, no recuerdo su nombre, todo un experto conocedor de la zona y buena gente. De Paracas a Ica hay algo así como una hora. Pero antes paramos en una bodega, nos sientan en unas sillas y nos dan a probar varios vinos y licores, con cada chupito de aquello, nos hacían recitar una frase, las chica muy simpática tenía un largo repertorio, salimos algo achispados, compramos una botella del vino que más nos gusto, nos lo tomamos luego en la terraza del hotel.

En Ica paramos a cambiar dinero, el taxista nos llevó a un cambista callejero que nos hizo un buen cambio. Y sin más nos dirigirnos al Oasis de Hucachina que está a 5 km de Ica.
Ingenuamente me imaginé un Oasis en mitad del desierto, por el contrario es una zona de hoteles, negocios y demás. Aún así es un lugar de esos que hay que ver.
Lo que no me defraudó si no más bien todo lo contrario, fue el desierto, es inmenso con gigantescas dunas una de ellas muy cerca de Ica.
Llegamos al que iba a ser nuestro vehículo un buggy de 8 plazas y los hay más grandes, el conductor un chico joven Venezolano (Venezuela debe estar quedándose vacía).
Nos empieza a tantear para ver cuales son nuestros gustos, le explicamos que queremos recorrer el desierto y ver la puesta de sol, lo de lanzarnos con la tabla es secundario. Empezó a correr a toda leche por las dunas, parecía una montaña rusa, peraltajes, cambios de rasante, mi única preocupación es que hubiera otro coche detrás de uno de aquellos cambios de rasantes. Pero el chico sabía lo que se hacía, así que disfruté del momento y me despreocupe.
Contemplamos la puesta de sol sobre el inmenso desierto sin fin, una maravilla, fue uno de esos momentos…
Cuando el sol se puso nos llevó a una duna, le puso cera a las tablas, nos explico la técnica que básicamente consiste en tumbarse sobre la tabla, agarras unas cintas con las manos y arrastras levemente la puntera de los pies para que la tabla baje recta. Nos tiramos todos y al momento ya estaba abajo recogiendo la tablas. Le decimos que somos esquiadores y que la cosa no nos ha impresionado mucho, que si no hay otra duna más grande, el chaval pone cara de “ya veréis” y dice que esta es para niño, ahora os llevo a otra de verdad. Es casi de noche cuando coronamos una pedazo de duna, nos tiramos los cuatro, esta vez fue una bajada larga y a toda leche, al final yo intenté dar algunas curvas, frenando alternativamente con uno y otro pie, buena ostia que me dí, me entró arena por todas partes. Llegamos al Oasis siendo ya de noche, nos despedimos del chaval con una bien merecida propina. Y volvimos al hotel donde dimos cuenta de la botella de vino y unos aperitivos que compramos sobre la marcha.

Día 23, nos levantamos tarde, hoy será un día tranquilo. Ya conocemos un local donde tomamos un largo desayuno (tienen hasta café) pero lo mejor son los zumos de mango.
Andando porque está relativamente cerca, vamos hasta la estación de la Cruz del Sur, con la idea de comprar el billete hasta lima para por la tarde y en la misma estación enlazar con un nocturno hasta Huaraz , no queríamos hacer noche en Lima. No fue tan fácil, no funciona internet, después no quedaban billetes en el horario que deseábamos. No es buena idea dejar la compra de los billetes para última hora, tuvimos que coger un bus que salía mucho antes de lo deseado y esperar mucho rato en la Estación de Diego Prado en Lima antes de enlazar con el nocturno a Huaraz.

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