![]() ![]() EL FIN DE LA AVENTURA. ÁFRICA EN EL RECUERDO. ✏️ Diarios de Viajes de Tanzania
El viaje nos convierte en seres libres, hace posible que nos veamos detenidos en el espejo del tiempo mientras el mundo corre a nuestro lado. Creo que algunos, y éste es mi caso, no viajamos para escribir luego, sino que encontramos en la...![]() Diario: Viaje al sur de Tanzania y Malawi⭐ Puntos: 5 (8 Votos) Etapas: 22 Localización:![]() "El viaje nos convierte en seres libres, hace posible que nos veamos detenidos en el espejo del tiempo mientras el mundo corre a nuestro lado. Creo que algunos, y éste es mi caso, no viajamos para escribir luego, sino que encontramos en la escritura un hermoso pretexto para viajar siempre. Y viajar es bailar, como bien dicen los chichewas, acompasar tu paso al de los otros, girar en el vacío siguiendo los sonidos y los ritmos que no conocías antes, sordo a todo aquello que no sea el son de una canción ignorada." Javier Reverte, de su libro Vagabundo en África. 14 de agosto de 2010. Toda historia tiene un principio y un final y la nuestra, para bien o para mal, acaba aquí. Acaba en Madrid, en el aeropuerto de Barajas, esperando en la cinta transportadora de equipajes, una máscara de madera un tanto pesada cuya aparición era celebrada entre los aplausos de los expedicionarios. Acaba en Jaén, ciudad de origen de muchos de los expedicionarios, en una reunión improvisada bajo el único pretexto de alargar lo inevitable. Pero sobre todo acaba en África, en Tanzania, en todas y cada una de las vivencias y paisajes que nos trajimos para acá los expedicionarios y que hoy día revivimos con alegría. En cierto modo, las palabras de Javier Reverte que dan comienzo a esta entrada en el blog responden fielmente al espíritu que me ha impulsado durante estos seis meses a escribir sobre todo aquello que sentimos y vivimos en África, en aquellos meses de julio y agosto. El blog no ha sido más que una excusa, una justificación para poder volver a vivir mis experiencias y continuar viajando a África un día más, con cada línea y con cada fotografía que incluía en la web. Bajo un prisma personal, pero siempre veraz, me acercaba cada día a la belleza de los paisajes africanos y sus gentes, alejándome con decisión de las frías pero útiles guías de viajes. Porque ese era mi propósito, que esto no fuera un compendio de datos y nombres, carente de vida y sensaciones. Para eso ya estaba Lonely Planet, que lo hacía mucho mejor que yo. Pero lo que tenía claro era que Lonely Planet no podía hacer una cosa mejor que yo: relatar aquello que yo mismo había experimentado, porque esas eran y, aún hoy son, mis vivencias y las de aquellos que compartieron su tiempo conmigo. Y aunque existen errores ortográficos, construcciones gramaticales incorrectas o simples redudancias, todo lo que aquí hay responde siempre a eso, a una visión personal y un tanto edulcorada de la realidad de nuestro viaje. Aquel catorce de agosto volvía a Madrid y lo hacía cambiado. Cambiado porque mi visión del Mundo y de África ya no era la misma. Ahora sabía que otras realidades eran posibles y que los prejuicios que acarreaba hasta allí, no eran más que eso, prejuicios. Identificaba la pobreza de muchos tanzanos pero también su bondad y su ímpetu por sobreponerse a las adversidades, con un carácter conformista pero digno, muy alejado de la realidad occidental. Los suyos si eran verdaderos problemas y no aquellos de los que nos quejamos a diario, desde la comodidad de nuestras jaulas de oro. Atisbaba la falta de medios e infraestructuras básicas, pero también la belleza de la naturaleza que aún no ha sido destruida por la mano del hombre. Y respiraba un cierto aire de libertad en aquellos africanos que solo se preocupaban de sobrevivir, fomentando las relaciones sociales y sorprendiéndose de nuestras ansias por atesorar posesiones, acaso creyéndonos que somos una especie de seres inmortales que siempre permaneceremos en este mundo. Volvía cansado pero feliz y contento, dejando atrás algo más de dieciséis mil kilómetros en avión, dos mil kilómetros de pistas polvorientas y carreteras asfaltadas en precarias condiciones, avionetas, ferrys, barcos, ngalawas y transbordadores que nos habían transportado hacia el sueño de África. Dejaba atrás una bonita aventura que continuaba bullendo en mi cabeza y que hacía más evidente el mal que me aquejaba, el mal de África, ese misterioso influjo que deja nuestro corazón prendido en las espinas de las acacias. Volvía agradecido. Agradecido a todas y cada una de las personas que integraron la aventura de África. A Pedro, a Julia, a Pili, a José, a Celia, a Kiki, a Eva, a Tole, a Cristina, a Amparo, a Celia, a María del Mar, a Amparito, a Diosdado, a Tere, a Pedro Herreros... Ellos eran la causa principal del feliz desenlace de la expedición. Su compañerismo y buen hacer encerró el secreto del éxito. Pero sobre todo, volvía agradecido a Ángel, nuestro Malaika. Su increible capacidad de organización, lo convertía en el auténtico creador del sueño africano y en el impulsor de todo cuanto habíamos vivido aquellos días. Las horas que robó al sueño y sus desvelos, apurado por innumerables preparativos, se veían al fin compensados con nuestra felicidad. Volvía a casa. Volvía a la seguridad y comodidad del hogar, a la rutina de las obligaciones, a las preocupaciones del mundo globalizado... Y era ese mismo mundo el que me hacía buscar incansablemente el antídoto para superar esa realidad, por culpa de ese mal que recorría mis venas, llenándolo todo de recuerdos. Y no había otra solución que esa, la de recordar. En ese recuerdo, reviviría junto a los expedicionarios, una y otra vez,aquellos días de calor en que los hipopótamos del Rufiji distraerían nuestro sueño.... contaríamos historias de leones sanguinarios junto a la hoguera.... bailaríamos al ritmo de Malaika en su versión más cañí, impulsador por el sonido de una turuta.... nos emocionaríamos al ver enloquecer a un tanzano, que corre raudo y veloz con su pelota recién estrenada..... volveríamos el tiempo del revés para acercarnos de nuevo a las montañas Udzungwa y tener la ocasión de bañarnos en las cataratas Sanje. Si, un baño más vendría bien... lucharíamos con los temidos conductores tanzanos de autobuses por colarnos entre las barreras que delimitaban las obras de la carretera del Baobab Valley.... regresaríamos al lago Malawi olvidando que alguna vez nos sentimos indispuestos, porque en la lejanía del recuerdo todo parece mejor...... jugaríamos con los niños y sus peonzas en las estribaciones de Kande Beach, recordando la fuerza que tiene una sonrisa...... aprenderíamos la forma de esquivar esas vacas asesinas que se interponían en nuestro camino, delimitando el que algún día fue su terreno....... recorreríamos la interminables pistas de Ruaha en busca de un león oculto entre la maleza que entretiene sus horas aterrorizando a los incautos turistas.......... saltaríamos aún más alto intentando emular al mzungu masai, en una noche de ensueño..... estremeceríamos a los impalas con el vuelo de nuestra avioneta..... sobrevolaríamos África intentando alcanzar el Índico y sus arrecifes de coral, abosortos con su belleza....... compartiríamos el amor de dos expedicionarios llenando de pétalos la lisa arena de Jambiani al son de unos timbales...... nos sumergiríamos en las aguas del Índico, jugando con los peces payaso y buscando allí la verdadera tranquilidad... volveríamos a pasear por las estrechas calles de Stone Town, renegociando con los comerciantes el precio de una máscara que ya no es tan pesada.... tomaríamos un ferry con pasaporte a la ciudad de la paz donde los bajajs arrancarían una sonrisa más con un nuevo adelantamiento... nos mezclaríamos una vez más con el ritmo de vida tanzano, saboreando sus frutas y verduras, su estilo de vida, su simpatía y cercanía...... dejaríamos que Keops fuera testigo de nuestro paso por su más célebre construcción piramidal empapándonos de una nueva civilización... y volveríamos a cenar en el Trastevere para despedirnos de los nuevos amigos brindando con limoncello.... Y todo esto lo haríamos para no despertar del sueño de vivir la que un día fue .......LA AVENTURA DE ÁFRICA. Espero que les haya gustado. Todas las fotos y videos del viaje y mucho más podrás verlo en: viajaraafrica.blogspot.com/ Índice del Diario: Viaje al sur de Tanzania y Malawi
01: VIAJE AL SUR DE TANZANIA Y MALAWI. AEROPUERTOS.
02: ROMA, OSTIA ANTICA Y AEROPUERTO DE EL CAIRO
03: DE DAR ES SALAAM A SELOUS GAME RESERVE
04: RESERVA DE CAZA DE SELOUS Y SABLE MOUNTAIN LODGE
05: DE SELOUS A MOROGORO. LAS MONTAÑAS ULUGURÚ Y SUS GENTES
06: LAS MONTAÑAS UDZUNGWA Y LAS CATARATAS SANJE. TANZANIA.
07: AMANECER EN SANJE Y RUMBO A IRINGA.
08: EL LARGO CAMINO A MALAWI. EL SANTUARIO DE SANGILO.
09: NOS DIÓ UN RAYITO EN MALAWI; DE CHILUMBA A CHINTECHE (KANDE BEACH).
10: A TODO CERDO LE LLEGA SU KANDE BEACH. EL LAGO MALAWI Y SUS GENTES.
11: EL REGRESO A TANZANIA (MBEYA). EL CAMINO HACIA EL PARQUE NACIONAL DE RUAHA.
12: UN GAME DRIVE POR EL PARQUE NACIONAL DE RUAHA (TANZANIA)
13: UN LEÓN RONDANDO NUESTRA TIENDA. RUAHA NATIONAL PARK. EL MZUNGU MASAI.
14: SOBREVOLANDO TANZANIA. NUESTRO PRIMER DIA EN ZANZIBAR.
15: JAMBIANI, UN PARAJE PARADISIACO EN LA ISLA DE ZANZÍBAR (TANZANIA)
16: DE BODA EN ZANZÍBAR. LA BODA SWAHILI DE KIKI Y EVA.
17: LA RESACA POST-BODA DE JAMBIANI.
18: AMARGO ADIÓS A JAMBIANI. UNA TARDE EN STONE TOWN.
19: DESPIDIÉNDONOS DE ZANZÍBAR. UNA TARDE EN EL CAIRO.
20: LAS PIRÁMIDES DE EL CAIRO Y EL MUSEO EGIPCIO.
21: REGRESANDO A ESPAÑA. VISITA EXPRESS A ROMA, LA CIUDAD ETERNA.
22: EL FIN DE LA AVENTURA. ÁFRICA EN EL RECUERDO.
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