Altitud: 3.399m. Temperatura máxima: 22º. Camiseta y forro polar al amanecer y al atardecer.
El viaje en bus ha sido tranquilo pero apenas he podido pegar ojo. Llegamos a la estación a las 04,30h, puntuales y confiados en que nos han enviado el taxi desde el Piccola Locanda (www.piccolalocanda.com/ ...a_esp.html ) pero a nuestra llegada no hay nadie esperándonos. La estación se vacía de pasajeros y el último taxi desaparece de la puerta. Nos ponemos en contacto con el hostal pero parecían haberse olvidado por lo que nos dicen que lo más rápido será que nosotros mismos cojamos un taxi en la estación. Suerte que aparece uno porque ya se habían marchado todos.
Indicamos al conductor la dirección y nos dice que no puede dejarnos en la misma puerta ya que la calle Resbalosa es peatonal y nos pide 10 soles por el trayecto. Pensamos que es más de lo que habíamos leído que se cobraba por un recorrido dentro de la ciudad, pero a esas horas estamos tan cansados que cualquier precio nos habría parecido bien. Lo que no nos pareció bien es que el muy cara, a pesar de vernos cargados con las mochilas, nos dejara junto a la calle del hostal, pero en la parte de abajo, diciendo que no había otro modo de acceder con coche a la misma. Días después comprobamos que cualquier transporte público podía dejar en el otro extremo de la calle desde el que sólo haría falta bajar las escaleras, no subir los pocos pero agotadores escalones. Consejo, si os alojáis en este hostal, pedid a los taxistas que os dejen en la parte de arriba, junto a la Iglesia de San Cristóbal.
Los del Piccola Locanda compensaron con mucho el olvido del taxi por el detalle que tuvieron. Llegamos al hostal sobre las 5 de la mañana y, aunque el check-in no se podía hacer hasta las 10, nos facilitaron un cuarto con dos camas, toallas limpias y jabón para que pudiéramos descansar hasta que nuestro dormitorio se hubiera quedado libre y lo hubieran limpiado. ¡Cómo lo agradecimos!
Estuvimos durmiendo hasta las 8 de la mañana y cuando abrimos la contraventana para ver las vistas…allí teníamos un primer plano de la plaza de Armas. ¡Qué bonito!.
Era domingo y nuestra intención era acudir a Pisac para ver el mercado y la misa en quechua. En recepción nos dijeron que podíamos dejar las mochilas en ese mismo cuarto y que ellos se encargarían de llevarlas al nuevo dormitorio.
Bajamos por la calle Resbalosa, continuamos por la calle Suecia y en menos de 5 minutos estábamos en la plaza de Armas. Toda está porticada y, a pesar de los numerosos locales y marcas comerciales, se respeta la estética y no se ven carteles publicitarios. Hasta el McDonald’s y el KFC quedaban disimulados. La plaza es bonita y grande.
Hacemos unas fotos pero no nos queremos entretener demasiado ya que queremos desayunar en el café Ayllu y luego ir en busca del combi para Pisac.
De la plaza de Armas, salimos a las Avda. del Ejército hasta que giramos en la calle Almagro. Allí encontramos el Ayllu. Habíamos leído que se trataba de un auténtico y antiguo café muy bohemio pero cuando llegamos no nos lo pareció, aunque sí es bonito, se desayuna fantásticamente bien y la solera del lugar la aportan los camareros.
En la carta hay varios menús desayuno para elegir. Nosotros pedimos 1 menú que incluía tostadas con mantequilla y mermelada, café, zumo de fruta natural y además una taza de leche y un cañoncito (una auténtica bomba de hojaldre rellena de dulce de leche). Delicioso. Pagamos 20,50 soles.
De aquí nos fuimos caminando a la calle Pavitos para coger uno de las combis que van al Valle Sagrado, pero desde allí sólo salen las que se dirigen a Urubamba y a Ollantaytambo. Las combis con dirección Calca y parada en Pisac salen cerca de la Avda. de la cultura, en la otra punta de la ciudad. El revisor de la estación que nos indicó que nos habíamos equivocado se encargó de parar un coche, decir la dirección donde queríamos ir y casi de empujarnos dentro del vehículo. En un visto y no visto estábamos circulando por la ciudad casi sin saber cómo ni cuánto íbamos a pagar definitivamente. El conductor, que no debía ser taxista sino un amiguete del revisor que quería ganar unos cuantos soles, tampoco era muy comunicativo. Tardamos más de 10 minutos en llegar a la otra estación y los 4 soles que nos cobró por el trayecto no nos parecieron exagerados.
Allí ya había una familia europea haciendo cola para subir a una combi. Hay que estar atento porque estas salen cuando se llenan y los cusqueños son tan avispados que cuando te descuidas se han colado y te toca esperar el siguiente vehículo.
Pagamos 6 soles por persona. A nosotros nos pareció barato por más de ½ hora de viaje pero más de un local se quejó por el precio a lo que les respondían que era domingo y más caro. Creemos en realidad que como en el bus íbamos 8 turistas y sólo unos cuantos locales, querían hacer su agosto. No podían desaprovechar la oportunidad de cobrarnos de más aunque eso supusiera que los peruanos tuvieran que viajar más caro.
La combi sube como puede las empinadas cuestas de la ciudad. En el trayecto se circula por el parque arqueológico de Sacsayhuamán donde se encuentran las ruinas que Q’enqo, Pucapukara, hasta que llegamos al pueblo de Pisac.
El bus pasa de largo el mercado y deja en una de las calles de la localidad. Hay que volver sobre los pasos para regresar al centro pero no lleva más de 10 minutos caminando. El mercado es un hervidero de gente. Echamos una ojeada rápida y nos dirigimos a la iglesia. La sorpresa es que está cerrada por reformas. Preguntamos en un puesto y nos dicen que se hace en otra iglesia, más o menos a la altura de la parada del autobús. Llegamos allí a las 10,50h y la misa ya está más que empezada aunque habíamos leído que era a las 11h.
Resultó curioso escuchar los sermones en quechua pero esta misa se ha convertido en algo tan turístico que le restaba autenticidad. Terminamos sintiéndonos incómodos allí. Éramos tantos los turistas, algunos de ellos sentados en los bancos, que la gente local, bastante mayor en algunos casos, no encontraba lugar donde sentarse. No aguantamos más de 10 minutos por encontrarnos fuera de lugar, así que nos fuimos a pasear por el mercado. Hay muchos puestos y al cabo del rato todos acaban siendo iguales: camisetas, bolsos, plata, bordados y objetos decorativos. Compramos sólo unos imanes, unas camisetas y algo de fruta para comer y cuando pensamos que todo estaba visto, regresamos a la calle por la que circulan las combis. Este día no teníamos intención de visitar ninguna ruina. En los 4 días próximos nos íbamos al Camino Inca y en los 6 siguientes estaríamos en la selva, así que no podíamos comprar el boleto turístico ya que la validez era sólo de 10 días. Dejaríamos las visitas para el regreso de esos dos destinos.
Esperamos un rato y paró una combi. En esta nos pedían 2,5 soles por el regreso a Cusco. ¡Casi la mitad que a la venida! También es cierto que el bus estaba en peores condiciones, que realizaba muchas más paradas y que iba atestado de gente por lo que tardamos el doble de tiempo en llegar a Cusco.
El chófer nos dejó antes de llegar a la estación, en lo que suponía un lugar más cercano a la plaza de Armas. Aún así tardamos casi 10 minutos en localizarla, callejeando por calles con casas encaladas y bajos de piedra inca. Fue un paseo bonito.
De la plaza de Armas subimos al hostal. Madre mía, cómo costaban esos escalones. La calle es empinadísima y la altura de la ciudad no lo hacía más fácil. Era imposible subirla de un tirón o no llegar con la lengua fuera. Si el Camino Inca iba a ser así durante 3 días…¿íbamos a estar preparados?
En el Piccola Locanda ya tenían lista nuestra habitación por la que habíamos pagado 160 soles. Un precio algo elevado pero pagado con gusto ya que este alojamiento tiene mucho encanto, el trato es muy familiar y la habitación y el baño estaban genial (con estufa y secador incluidos).
Una buena ducha y directos a la oficina de Amazon Wildlife Perú donde habíamos quedado a las 17h para efectuar el resto del pago de nuestro viaje a la selva. Allí estuvimos por más de 2 horas ya que era imposible realizar el pago. Western unión no permitía hacer la transacción con ninguna de las tarjeta que llevábamos. El pago directo con tarjeta también salía denegado y nosotros no disponíamos de tiempo material para hacer nada ya que en unas horas salíamos para el Camino Inca, regresábamos en 4 días y unas horas después empezaba ya nuestro tour de la selva. Nos fuimos de la oficina agobiados y muy rápido, ya que a las 19,30 nos esperaba el guía del camino Inca en nuestro hostal para darnos las últimas indicaciones.
Cuando llegamos al Piccola, Rosel, que sería nuestro guía los próximos días, ya nos estaba esperando. Nos explicó en qué iba a consistir la ruta, cuánto caminaríamos cada día, nos aconsejó coger un porteador pero no queríamos que se nos disparara más el presupuesto. Lo único que alquilamos fueron los dos sacos de dormir (25$ por persona o 75 soles). Quedaron en recogernos a las 5,30 del día siguiente.
La reserva del Camino Inca la hicimos en el mes de marzo, con 5 meses de antelación. El acceso al Camino tradicional está regulado por el Gobierno peruano. Sólo se permite el acceso a 200 turistas diarios a los que obligatoriamente acompañan guías y personal de apoyo (porteadores y cocineros). Pedimos precios a varias empresas, todas carísimas y finalmente nos decidimos por Camping Tours (www.campingtoursperu.com/ ...ndexes.htm ) porque era de las agencias más económicas (400$ por persona la excursión de 4 días y 3 noches) pero con buenas referencias. Estuvimos en contacto con Marcos que resolvió todas nuestras dudas por correo. En el momento que confirmamos nuestra reserva, tuvimos que efectuar una transferencia a través de Wester Union de la mitad del precio, el resto lo pagamos del mismo modo unos días antes de comenzar la excursión ya que nos resultaba más cómodo que viajar con tanto dinero encima.
Acabamos la charla una hora después, momento que aprovechamos para subir a la habitación, lavar unas cuantas cosas y perder tanto el tiempo que cuando decidimos ir a cenar era un poco tarde. Bajamos por la calle Resbalosa y nos topamos con un coche rodeado de policías. Se me ocurrió preguntar a uno de ellos si esa zona era peligrosa y nos dijo que sí, que no saliéramos de noche y que las cámaras de vigilancia no llegaban hasta la puerta del hostal. En ningún momento habíamos notado inseguridad en la ciudad, pero con el miedo que nos metió en el cuerpo, se nos quitaron las ganas de entretenernos por el centro. Si a esto sumamos que eran casi las 10 de la noche, no teníamos muchas opciones donde cenar así que, muy a nuestro pesar y aunque nos avergüence decirlo…acabamos comprando en el McDonald’s dos menús por 34,20 soles y salimos pitando hacia el hostal.
Cenamos como pudimos en la habitación y también dormimos como pudimos con la humedad de la ropa que se secaba en la estufa y el olor a comida basura. ¡Jajaja!
El viaje en bus ha sido tranquilo pero apenas he podido pegar ojo. Llegamos a la estación a las 04,30h, puntuales y confiados en que nos han enviado el taxi desde el Piccola Locanda (www.piccolalocanda.com/ ...a_esp.html ) pero a nuestra llegada no hay nadie esperándonos. La estación se vacía de pasajeros y el último taxi desaparece de la puerta. Nos ponemos en contacto con el hostal pero parecían haberse olvidado por lo que nos dicen que lo más rápido será que nosotros mismos cojamos un taxi en la estación. Suerte que aparece uno porque ya se habían marchado todos.
Indicamos al conductor la dirección y nos dice que no puede dejarnos en la misma puerta ya que la calle Resbalosa es peatonal y nos pide 10 soles por el trayecto. Pensamos que es más de lo que habíamos leído que se cobraba por un recorrido dentro de la ciudad, pero a esas horas estamos tan cansados que cualquier precio nos habría parecido bien. Lo que no nos pareció bien es que el muy cara, a pesar de vernos cargados con las mochilas, nos dejara junto a la calle del hostal, pero en la parte de abajo, diciendo que no había otro modo de acceder con coche a la misma. Días después comprobamos que cualquier transporte público podía dejar en el otro extremo de la calle desde el que sólo haría falta bajar las escaleras, no subir los pocos pero agotadores escalones. Consejo, si os alojáis en este hostal, pedid a los taxistas que os dejen en la parte de arriba, junto a la Iglesia de San Cristóbal.
Los del Piccola Locanda compensaron con mucho el olvido del taxi por el detalle que tuvieron. Llegamos al hostal sobre las 5 de la mañana y, aunque el check-in no se podía hacer hasta las 10, nos facilitaron un cuarto con dos camas, toallas limpias y jabón para que pudiéramos descansar hasta que nuestro dormitorio se hubiera quedado libre y lo hubieran limpiado. ¡Cómo lo agradecimos!
Estuvimos durmiendo hasta las 8 de la mañana y cuando abrimos la contraventana para ver las vistas…allí teníamos un primer plano de la plaza de Armas. ¡Qué bonito!.
Era domingo y nuestra intención era acudir a Pisac para ver el mercado y la misa en quechua. En recepción nos dijeron que podíamos dejar las mochilas en ese mismo cuarto y que ellos se encargarían de llevarlas al nuevo dormitorio.
Bajamos por la calle Resbalosa, continuamos por la calle Suecia y en menos de 5 minutos estábamos en la plaza de Armas. Toda está porticada y, a pesar de los numerosos locales y marcas comerciales, se respeta la estética y no se ven carteles publicitarios. Hasta el McDonald’s y el KFC quedaban disimulados. La plaza es bonita y grande.
Hacemos unas fotos pero no nos queremos entretener demasiado ya que queremos desayunar en el café Ayllu y luego ir en busca del combi para Pisac.
De la plaza de Armas, salimos a las Avda. del Ejército hasta que giramos en la calle Almagro. Allí encontramos el Ayllu. Habíamos leído que se trataba de un auténtico y antiguo café muy bohemio pero cuando llegamos no nos lo pareció, aunque sí es bonito, se desayuna fantásticamente bien y la solera del lugar la aportan los camareros.
En la carta hay varios menús desayuno para elegir. Nosotros pedimos 1 menú que incluía tostadas con mantequilla y mermelada, café, zumo de fruta natural y además una taza de leche y un cañoncito (una auténtica bomba de hojaldre rellena de dulce de leche). Delicioso. Pagamos 20,50 soles.
De aquí nos fuimos caminando a la calle Pavitos para coger uno de las combis que van al Valle Sagrado, pero desde allí sólo salen las que se dirigen a Urubamba y a Ollantaytambo. Las combis con dirección Calca y parada en Pisac salen cerca de la Avda. de la cultura, en la otra punta de la ciudad. El revisor de la estación que nos indicó que nos habíamos equivocado se encargó de parar un coche, decir la dirección donde queríamos ir y casi de empujarnos dentro del vehículo. En un visto y no visto estábamos circulando por la ciudad casi sin saber cómo ni cuánto íbamos a pagar definitivamente. El conductor, que no debía ser taxista sino un amiguete del revisor que quería ganar unos cuantos soles, tampoco era muy comunicativo. Tardamos más de 10 minutos en llegar a la otra estación y los 4 soles que nos cobró por el trayecto no nos parecieron exagerados.
Allí ya había una familia europea haciendo cola para subir a una combi. Hay que estar atento porque estas salen cuando se llenan y los cusqueños son tan avispados que cuando te descuidas se han colado y te toca esperar el siguiente vehículo.
Pagamos 6 soles por persona. A nosotros nos pareció barato por más de ½ hora de viaje pero más de un local se quejó por el precio a lo que les respondían que era domingo y más caro. Creemos en realidad que como en el bus íbamos 8 turistas y sólo unos cuantos locales, querían hacer su agosto. No podían desaprovechar la oportunidad de cobrarnos de más aunque eso supusiera que los peruanos tuvieran que viajar más caro.
La combi sube como puede las empinadas cuestas de la ciudad. En el trayecto se circula por el parque arqueológico de Sacsayhuamán donde se encuentran las ruinas que Q’enqo, Pucapukara, hasta que llegamos al pueblo de Pisac.
El bus pasa de largo el mercado y deja en una de las calles de la localidad. Hay que volver sobre los pasos para regresar al centro pero no lleva más de 10 minutos caminando. El mercado es un hervidero de gente. Echamos una ojeada rápida y nos dirigimos a la iglesia. La sorpresa es que está cerrada por reformas. Preguntamos en un puesto y nos dicen que se hace en otra iglesia, más o menos a la altura de la parada del autobús. Llegamos allí a las 10,50h y la misa ya está más que empezada aunque habíamos leído que era a las 11h.
Resultó curioso escuchar los sermones en quechua pero esta misa se ha convertido en algo tan turístico que le restaba autenticidad. Terminamos sintiéndonos incómodos allí. Éramos tantos los turistas, algunos de ellos sentados en los bancos, que la gente local, bastante mayor en algunos casos, no encontraba lugar donde sentarse. No aguantamos más de 10 minutos por encontrarnos fuera de lugar, así que nos fuimos a pasear por el mercado. Hay muchos puestos y al cabo del rato todos acaban siendo iguales: camisetas, bolsos, plata, bordados y objetos decorativos. Compramos sólo unos imanes, unas camisetas y algo de fruta para comer y cuando pensamos que todo estaba visto, regresamos a la calle por la que circulan las combis. Este día no teníamos intención de visitar ninguna ruina. En los 4 días próximos nos íbamos al Camino Inca y en los 6 siguientes estaríamos en la selva, así que no podíamos comprar el boleto turístico ya que la validez era sólo de 10 días. Dejaríamos las visitas para el regreso de esos dos destinos.
Esperamos un rato y paró una combi. En esta nos pedían 2,5 soles por el regreso a Cusco. ¡Casi la mitad que a la venida! También es cierto que el bus estaba en peores condiciones, que realizaba muchas más paradas y que iba atestado de gente por lo que tardamos el doble de tiempo en llegar a Cusco.
El chófer nos dejó antes de llegar a la estación, en lo que suponía un lugar más cercano a la plaza de Armas. Aún así tardamos casi 10 minutos en localizarla, callejeando por calles con casas encaladas y bajos de piedra inca. Fue un paseo bonito.
De la plaza de Armas subimos al hostal. Madre mía, cómo costaban esos escalones. La calle es empinadísima y la altura de la ciudad no lo hacía más fácil. Era imposible subirla de un tirón o no llegar con la lengua fuera. Si el Camino Inca iba a ser así durante 3 días…¿íbamos a estar preparados?
En el Piccola Locanda ya tenían lista nuestra habitación por la que habíamos pagado 160 soles. Un precio algo elevado pero pagado con gusto ya que este alojamiento tiene mucho encanto, el trato es muy familiar y la habitación y el baño estaban genial (con estufa y secador incluidos).
Una buena ducha y directos a la oficina de Amazon Wildlife Perú donde habíamos quedado a las 17h para efectuar el resto del pago de nuestro viaje a la selva. Allí estuvimos por más de 2 horas ya que era imposible realizar el pago. Western unión no permitía hacer la transacción con ninguna de las tarjeta que llevábamos. El pago directo con tarjeta también salía denegado y nosotros no disponíamos de tiempo material para hacer nada ya que en unas horas salíamos para el Camino Inca, regresábamos en 4 días y unas horas después empezaba ya nuestro tour de la selva. Nos fuimos de la oficina agobiados y muy rápido, ya que a las 19,30 nos esperaba el guía del camino Inca en nuestro hostal para darnos las últimas indicaciones.
Cuando llegamos al Piccola, Rosel, que sería nuestro guía los próximos días, ya nos estaba esperando. Nos explicó en qué iba a consistir la ruta, cuánto caminaríamos cada día, nos aconsejó coger un porteador pero no queríamos que se nos disparara más el presupuesto. Lo único que alquilamos fueron los dos sacos de dormir (25$ por persona o 75 soles). Quedaron en recogernos a las 5,30 del día siguiente.
La reserva del Camino Inca la hicimos en el mes de marzo, con 5 meses de antelación. El acceso al Camino tradicional está regulado por el Gobierno peruano. Sólo se permite el acceso a 200 turistas diarios a los que obligatoriamente acompañan guías y personal de apoyo (porteadores y cocineros). Pedimos precios a varias empresas, todas carísimas y finalmente nos decidimos por Camping Tours (www.campingtoursperu.com/ ...ndexes.htm ) porque era de las agencias más económicas (400$ por persona la excursión de 4 días y 3 noches) pero con buenas referencias. Estuvimos en contacto con Marcos que resolvió todas nuestras dudas por correo. En el momento que confirmamos nuestra reserva, tuvimos que efectuar una transferencia a través de Wester Union de la mitad del precio, el resto lo pagamos del mismo modo unos días antes de comenzar la excursión ya que nos resultaba más cómodo que viajar con tanto dinero encima.
Acabamos la charla una hora después, momento que aprovechamos para subir a la habitación, lavar unas cuantas cosas y perder tanto el tiempo que cuando decidimos ir a cenar era un poco tarde. Bajamos por la calle Resbalosa y nos topamos con un coche rodeado de policías. Se me ocurrió preguntar a uno de ellos si esa zona era peligrosa y nos dijo que sí, que no saliéramos de noche y que las cámaras de vigilancia no llegaban hasta la puerta del hostal. En ningún momento habíamos notado inseguridad en la ciudad, pero con el miedo que nos metió en el cuerpo, se nos quitaron las ganas de entretenernos por el centro. Si a esto sumamos que eran casi las 10 de la noche, no teníamos muchas opciones donde cenar así que, muy a nuestro pesar y aunque nos avergüence decirlo…acabamos comprando en el McDonald’s dos menús por 34,20 soles y salimos pitando hacia el hostal.
Cenamos como pudimos en la habitación y también dormimos como pudimos con la humedad de la ropa que se secaba en la estufa y el olor a comida basura. ¡Jajaja!